lunes, 11 de abril de 2011

perfect lover-cap-47

Se apartó de ella parpadeando. Alzó las manos y las observó como si fuesen dos apéndices extraños que no hubiese visto jamás. Después clavó los ojos en miley.
— ¿Te he hecho daño?
— No, estoy bien. ¿Y tú?
Él no contestó.
— ¿nick? —dijo mientras le tocaba.
Se alejó de ella como si se apartase de una criatura venenosa.
— Estoy bien. Era un mal sueño.
— ¿Un mal sueño o un mal recuerdo?
— Un mal recuerdo que me persigue en sueños —murmuró con la voz cargada de dolor, y se levantó—. Debería dormir en otro sitio.
miley lo cogió por el brazo antes de que pudiera marcharse y lo acercó de vuelta a la cama.
— ¿Eso es lo que siempre hiciste en el pasado?


Él asintió.
— ¿Le has contado tus pesadillas a alguien?
nick la miró horrorizado. ¿Por quién lo había tomado?
¿Por un niño llorón que necesitaba a su madre?
Siempre había guardado la angustia en su interior. Como le habían enseñado. Sólo durante las horas de sueño los recuerdos podían traspasar las barreras que él mismo había erigido. Sólo cuando dormía era débil.
En el libro no había nadie que pudiera resultar herido cuando le asaltaba la pesadilla. Pero una vez liberado de su confinamiento, sabía que no era muy inteligente dormir al lado de alguien que podía acabar inadvertidamente herido mientras estaba atrapado en el sueño.
Podría matarla de forma accidental.
Y esa idea lo aterrorizaba.
— No —susurró—. No se lo he contado nunca a nadie
— Entonces, cuéntamelo a mí.
— No —respondió con firmeza—. No quiero volver a vivirlo.
— Si lo revives cada vez que sueñas, ¿cuál es la diferencia? Déjame entrar en tus sueños, nick. Déjame ayudarte.
¿Podría hacerlo? ¿Podría tener esperanza?
Sabes que no.
Pero aún así…
Quería purgar los demonios. Quería dormir una noche completa libre del tormento, con un sueño tranquilo.
— Cuéntamelo —insistió suavemente.
miley percibía su renuencia mientras se unía a ella en la cama. Permaneció sentado en el borde, con la cabeza entre las manos.
— Ya me has preguntado qué hice para que me maldijeran. Lo hicieron porque traicioné al único hermano que jamás he conocido. La única familia que he tenido en la vida.
La angustia de su voz caló muy hondo en miley. Deseaba desesperadamente acariciarle la espalda, para reconfortarlo, pero no se atrevió por si él volvía a apartarse de nuevo.
— ¿Qué hiciste?
miley se mesó el cabello y dejó enterrado el puño en él. Con la mandíbula más rígida que el acero y la mirada fija en la alfombra contestó:
— Permití que la envidia me envenenase.
— ¿Cómo?
Permaneció callado un rato antes de volver a hablar.
— Conocí a Jasón poco después de que mi madrastra me enviase a vivir a los barracones.
miley apenas si recordaba una conversación con selena en la que le explicaba que los barracones espartanos eran los lugares donde se obligaba a vivir a los niños, alejados de sus hogares y de sus familias. Siempre se los había imaginado como una especie de internado.
— ¿Cuántos años tenías?
— Siete.
Incapaz de imaginar que la obligaran a apartarse de sus padres a esa edad, miley jadeó.
— No había nada de raro en la decisión —dijo él sin mirarla—. Y era grande para mi edad. Además, la vida en los barracones era infinitamente mejor que la que llevaba junto a mi madrastra.
miley percibía el veneno que destilaba su voz y se preguntó cómo habría sido la mujer.
— ¿Entonces, Jasón vivía contigo en los barracones?
— Sí —murmuró él—. Cada barracón estaba dividido en grupos, y cada uno elegía a un líder. Jasón era el líder de mi grupo.
— ¿Qué hacían esos grupos?
— Éramos una especie de unidad militar. Estudiábamos, limpiábamos nuestro barracón, pero sobre todo, nos las apañábamos entre todos para poder sobrevivir.
miley se sobresaltó ante esa palabra tan dura.
— ¿Sobrevivir a qué?
— Al estilo de vida espartano —contestó nick con voz áspera—. No sé si conoces algo sobre las costumbres de la gente de mi padre, pero no vivían con los lujos habituales del resto de los griegos.


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