domingo, 3 de abril de 2011

perfect lover-cap-38

— Bueno, en realidad, no es mi paciente —prosiguió sin detenerse—. Jamás habría aceptado a un hombre así, pero Luanne, la doctora Jenkins, no es tan selectiva. La semana pasada tuvo que marcharse de la ciudad a toda prisa, por una emergencia familiar. Así es que Beth y yo tuvimos que repartirnos sus pacientes para atenderlos mientras ella está fuera. Aún así, no quise quedarme con este hombre tan horripilante, pero Beth no pasa consulta los viernes, y él tiene que acudir los miércoles y los viernes debido al régimen de libertad condicional.
miley lo miró con el pánico reflejado en sus pálidos ojos grises.
— Pero yo no quise atenderlo, y el supervisor de su caso me juró que no habría ningún problema. Dijo que el tipo no representaba una amenaza para nadie.
nick sentía que le palpitaba la cabeza por la cantidad de información que miley estaba soltando, y que él era incapaz de comprender en su mayor parte.
— ¿Eso es un problema?
— Es un poquito espeluznante —dijo con las manos temblorosas—. Es un acosador. Acaban de darle el alta de un hospital psiquiátrico.
— ¿Un acosador? ¿Un hospital psiquiátrico? ¿Qué es eso?
Al escuchar la explicación, nick no pudo evitar quedarse con la boca abierta.
— ¿Permitís que estas personas se muevan a su antojo?
— Bueno, sí. La idea es ayudarlos.
Zac estaba horrorizado. ¿Qué clase de mundo era ése en el que los hombres se negaban a proteger a sus mujeres y niños de la depravación?
— En mi época, no permitíamos que personas así se acercaran a nuestras familias. Nos asegurábamos de que no andaran sueltos por nuestras calles.
— ¡Bienvenido al siglo veintiuno! —exclamó miles con amargura—. Aquí hacemos las cosas de un modo… distinto.
nick movió la cabeza, ensimismado, mientras pensaba en todas las cosas de ésta época que le resultaban extrañas. No podía entender a esta gente, ni su modo de vida.
— No encajo en este mundo —masculló.
— nick…
Se alejó cuando vio que miley se acercaba a él.
— miley, sabes que es así. Supongamos que rompemos la maldición; ¿de qué me va a servir? ¿Qué se supone que voy a hacer aquí? No puedo leer tu idioma, no sé conducir y no tengo posibilidades de trabajar. Hay demasiadas cosas que no entiendo. Me siento perdido…
Ella se estremeció ante la evidente angustia que nick intentaba ocultar con todas sus fuerzas.
— Sólo estás un poco agobiado. Pero lo haremos pasito a pasito. Te enseñaré a conducir y a leer. Y con respecto al trabajo… sé que eres capaz de hacer muchas cosas.


— ¿Como qué?
— No lo sé. Además de ser un soldado, ¿a qué otra cosa te dedicabas en Macedonia?
— Era un general, miley. Lo único que sé hacer es dirigir a un antiguo ejército en una batalla. Nada más.
miley tomó su cara entre las manos y lo miró con dureza.
— No te atrevas a abandonar ahora. Me has dicho que no tenías miedo a luchar, ¿cómo puedes asustarte por esto?
— No lo sé, pero me asusta.
Algo extraño ocurrió entonces; mley percibió que nick le había permitido acercarse. No de forma muy íntima, pero por la expresión de su rostro se daba cuenta de que estaba admitiendo su vulnerabilidad ante ella. Y, en el fondo, sabía que no era el tipo de hombre que admite fácilmente ese hecho.
— Yo te ayudaré.
La duda que reflejaban los ojos azules hizo que se le revolviera el estómago.
— ¿Por qué?
— Porque somos amigos —le respondió con ternura, mientras le acariciaba la mejilla con el pulgar—. ¿No fue eso lo que le dijiste a Cupido?
— Ya escuchaste su respuesta. No tengo amigos.
— Ahora sí.
Él se inclinó y la besó en la frente, atrayéndola hacia su cuerpo para darle un fuerte abrazo. El cálido aroma del sándalo la inundó mientras escuchaba cómo el corazón de nick latía frenéticamente bajo su mejilla rodeada por sus bíceps tostados por el sol. Fue un gesto tan tierno que a miley le llegó al alma.
— De acuerdo, miley—le dijo en voz baja—. Lo intentaremos. Pero prométeme que no dejarás que te haga daño.
Ella lo miró ceñuda.
— Estoy hablando en serio. Una vez que me pongas los grilletes, no me sueltes bajo ninguna circunstancia. Júralo.
— Pero…
— ¡Júralo! —insistió él con brusquedad.
— Muy bien. Si no puedes controlarte, no te liberaré. Pero yo también quiero que me prometas una cosa.
Él se apartó un poco y la miró con escepticismo. No obstante, siguió abrazándola.
— ¿Qué?
miley apoyó las manos sobre sus fuertes bíceps y sintió cómo la piel de nick se erizaba bajo su contacto. Él bajó la mirada hacia sus manos, con una de las expresiones más tiernas que ella había visto nunca.


— Prométeme que no vas a desistir —le dijo—, que vas a intentar acabar con la maldición.
La miró con una sonrisa extraña.
— Está bien. Lo intentaré.
— Y lo lograrás.
nick sonrió al escuchar su comentario.
— Tienes el optimismo de una niña.
miley le devolvió la sonrisa.
— Como Peter Pan.
— ¿Peter qué?
Ella se alejó de sus brazos de mala gana. Tomándolo de la mano, lo llevó hasta la puerta del dormitorio.
— Acompáñame, esclavo macedonio mío, y te contaré quiénes son Peter Pan y los Niños Perdidos.
— Entonces, ¿ese chico nunca se hizo mayor? —preguntó Julian mientras preparaban la cena.
miley estaba muy sorprendida, ya que él no se había quejado cuando le pidió que se encargara de la ensalada. Parecía bastante acostumbrado a usar cuchillos para cortar comida.
Sin muchas ganas de investigar aquella pequeña peculiaridad, se concentró en la salsa para los tallarines.
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este capi va dedicado para aracely

5 comentarios:

briannamichelle_07_Mitchie dijo...

me encantooo♥

Niley Obsesiones dijo...

hermoso capi espero el próximo....

Cαrσσ'H ♥ dijo...

awwww
qe lindozzz
x fin Nick ezta teniendo qonfianza qon Miley
ziiiiiiiiiiii!!!
Preziozo!!!
Ezpero el proximo
;D
Cuidateee
xoxoxooxoxoxoxooxxoo

Anónimo dijo...

muy bonito espero con ganas el otro

Anónimo dijo...

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