-¿Cuántos años tienes? -preguntó nick, un poco molesto por la mirada distante de sus ojos. No estaba acostumbrado a que una mujer no le prestara el cien por cien de su atención.
-Veintidós...
-¿Estás ocupada? -preguntó nick. Quizá estuviera con otro hombre. Aquello explicaría que no estuviera interesada en él.
La pista estaba llena de gente, pero, tras mirarlo a los ojos, miley solo oyó el frenético palpitar de su corazón y sintió el creciente deseo de su cuerpo.
-¿Ocupada?
-Da igual, vas a ser mía -contestó él abrazándola.
Con la misma seguridad y agarrándola de la cintura, nick la condujo escaleras arriba.
«Vas a ser mía». Los hombres no solían dirigirle semejantes comentarios y, si lo hubieran hecho, miley se habría muerto de risa. Se llevaba bien con los hombres, pero no la solían ver como un objeto de deseo. Sus amigos la trataban como a una hermana mayor. Probablemente porque era mucho más alta que la mayoría de ellos, era explosiva en vez de sutil, no se asustaba jamás y siempre era la primera en ofrecer su hombro para llorar.
Hasta que llegó Joe, sus relaciones habían sido muy normalitas, más de amistad que de otra cosa, y se habían terminado sin que ninguna de las dos partes sufriera demasiado… hasta que llegó Joe no supo lo que era que la trataran mal, no había conocido el dolor ni la humillación. miley se dijo que nick o como se apellidara, era lo que su ego necesitaba.
La llevó a una sala vip donde solo podía entrar gente de élite. Aquello no hizo sino convencerla todavía más de que era el dueño del local. miley observó el lujoso lugar con sofás de cuero y un bar en el rincón.
-Aquí arriba se oyen hasta los pensamientos del otro -comentó nick.
miley lo miró y se dio cuenta de lo bien vestido que iba con un maravilloso traje gris a medida.
-¿Este sitio es tuyo?
-No -contestó él, sorprendido.
-Entonces, ¿quién eres para que te presten tanta atención?
-¿No lo sabes? -preguntó él, divertido. Aquello de que no lo reconocieran era nuevo para él-. Soy empresario.
-No leo la sección de economía de los periódicos.
-Para qué, ¿verdad? miley se sonrojó.
-No soy una cabeza de chorlito.
Su padre, un hombre duro y hecho a sí mismo, no la había permitido meterse en la empresa constructora de la familia. miley le había dicho que quería estudiar empresariales para ayudarlo, pero Martin Dentón se había reído a carcajadas. Se solía enorgullecer de haber educado a su hija como a una señorita y de no dejarla trabajar. Eso había sido antes, claro.
-Eres muy guapa... sobre todo cuando te pones roja y se te notan todas las pecas -bromeó nick.
-Para... -contestó ella tapándose la cara.
nick le tendió un vaso y ella lo agarró fascinada por su cara. ¿De verdad le parecería guapa? Se moría por creerlo. Normalmente, le decían que era muy divertida y una gran deportista. Se llevó el vaso a la boca y se bebió el contenido aunque la cabeza le estaba dando ya vueltas.
-Muy guapa y muy callada.
-A los hombres os suele gustar que os dejen hablar... y yo sé escuchar -contestó miley -. ¿Qué ha sido lo más emocionante que te ha pasado esta semana?
-Una cosa que me dijo una persona después de un entierro.
miley abrió la boca, sorprendida, pero la volvió a cerrar.
-En el entierro de Joe Morgan... -añadió dejando el nombre en el aire. Vio cómo miley se tensaba y se ponía pálida-. ¿Lo conocías?
-Me temo que nunca llegué a conocerlo bien -contestó consiguiendo mantener la compostura.
Y era cierto. No se había molestado en rascar para ver qué había tras aquel hombre extrovertido, nunca pensó que la fuera a engañar sin el menor remordimiento.
-Yo tampoco... -comentó nick con gravedad. miley sintió un escalofrío en la columna vertebral.
-Prefiero no hablar de ello... -apuntó preguntándose si nick sabría los rumores que corrían por ahí.
nick sabía que debería estar intentando sonsacar a la castaña linda y voluminosa que había engañado a su hermano, pero no podía dejar de mirar a aquella belleza. Se fijó en su elegante cuello y fue bajando la mirada hasta encontrarse con dos delicados pechos. En aquel momento, toda su atención se concentró allí. Se dio cuenta de que los pezones intentaban asomar bajo la tela y la excitación que ya sentía se convirtió en dolorosa. Sin pensarlo, dejó el vaso y la agarró.
miley lo miró a los ojos y se sorprendió ante el deseo que vio en ellos. Tembló y sintió que se le aceleraba el corazón. Sorprendida, comprobó que lo deseaba y aquello la confundió. Tenía la boca seca, el pulso a mil por hora, las rodillas temblorosas. Sintió la mano de nick deslizarse hasta su trasero y apretarla contra su cuerpo. Al sentir la dureza de su miembro, se estremeció y, al comprobar que su cuerpo estaba igual de excitado, se avergonzó.
-Eso me gusta... -dijo él con voz grave. Estaba claro que se había dado cuenta de su estado, de su respiración acelerada y de cómo lo miraba.
-No te conozco -dijo miley, más para sí misma que para él. No le valió de nada. Estar tan cerca de él era como estar en una montaña rusa justo en el momento en el que el coche se va a precipitar por la cuesta más empinada. No quería perdérselo.
-Yo te enseñaré a conocerme... -dijo nick atravesándola con la mirada-. Te enseñaré todo lo que necesites saber.
-Me gusta ir despacio...
-A mí me gusta ir rápido -contestó él. Sin dudarlo, le acarició un mechón de pelo y le pasó el dedo por el labio inferior-. Tan rápido como para que te deje sin aliento y sigas pidiendo más.
A miley le temblaron los labios. Le costaba pensar. Sus hormonas se lo impedían. Lo único que quería era que la besara. Se tuvo que contener para no ser ella la que empezara. Nunca había sentido nada parecido. Era como estar soñando.
1 comentario:
aaaaaa
me encantooo
jejejeje
esta genial sis
Publicar un comentario