domingo, 24 de abril de 2011

perfect lover-cap-73

miley le sonrió.
— Bueno, en estas calles no estamos en guerra.
Con una mirada escéptica, él le respondió:
— Yo no diría eso después de haber visto las noticias de la noche. —Apagó el motor—. Creo que dejaré que conduzcas un rato.
— Muy inteligente por tu parte. No puedo permitirme comprar un coche nuevo de ninguna forma.
Salió del coche para cambiar de asiento; pero al cruzarse a la altura del maletero, nick la sostuvo para darle un beso tan tórrido que ella acabó mareada. Él le cogió las manos y las sostuvo sobre sus estrechas caderas mientras mordisqueaba sus labios.
¡Santo Dios! Una mujer podía acostumbrarse a eso con mucha facilidad. Mucha, mucha facilidad.
nick se separó.
— ¿Quieres llevarme a casa para que te mordisquee otras cosas?
Sí, eso era lo que quería. Y por eso no se atrevía. De hecho, el beso la había dejado tan trastornada que no podía ni hablar.
nick sonrió ante la mirada extraviada y hambrienta de miley. Estaba observando sus labios como si aún pudiese saborearlos. En ese momento, la deseó más que nunca. Deseó poder arrancarle la goma del pelo y dejar que su melena se desparramara sobre su pecho, una vez estuviera tendida sobre él.
Cómo deseaba estar de regreso en su casa donde pudiese quitarle los pantalones cortos y escuchar sus dulces murmullos de placer mientras él le…
— El coche —dijo ella, parpadeando como si despertara de un sueño—. Íbamos a entrar en el coche.
nick le dio un pequeño beso en la mejilla.
Una vez dentro del coche y con los cinturones de seguridad abrochados, miles  lo miró de soslayo.
— ¿Sabes una cosa? Creo que hay dos cosas en Nueva Orleáns que deberías experimentar.
— En primer lugar, tengo que poseerte en un…
— ¿Es que no vas a parar?
nick se aclaró la garganta.

— Está bien. ¿Cuál es tu lista?
— Bourbon Street y la música moderna. Y de una de ellas nos podemos encargar ahora mismo. —Y puso la radio.
Se rió al reconocer Fuego de RBD. Qué apropiado, dado su pasajero.
nick lo escuchó, pero no pareció muy impresionado.
miley cambió la emisora.
Él frunció el ceño.
— ¿Qué has hecho?
— He cambiado de emisora. Lo único que hay que hacer es apretar los botones.
Él jugueteó y cambió de emisora un rato, hasta que encontró Todo cambio de Camila.
— Vuestra música es interesante.
— ¿Te hace añorar la tuya?
— Dado que la mayoría de la música que escuchaba procedía de las trompetas y los tambores que nos acompañaban a la batalla, no. Creo que soy capaz de apreciar esto.
— ¿El qué? —preguntó ella juguetona—. ¿La música o el hecho de que el amor hace daño?
El rostro de nick adquirió una expresión seria, dejando de lado el humor.
— Puesto que no he conocido nunca lo que es el amor, no sabría decirte si hace daño o no. Pero me imagino que ser amado no debe hacer tanto daño como el no serlo.
El pecho de miley se encogió ante sus palabras.
— Entonces —dijo ella cambiando de tema—, ¿qué quieres hacer cuando regreses a tu casa?
— No lo sé.
— Probablemente irás a darle una buena patada en el trasero a Escipión, ¿verdad?
Él se rió ante la idea.
— Ya me gustaría.
— ¿Por qué? ¿Qué te hizo?
— Se cruzó en mi camino.
Vale, no era eso lo que ella esperaba escuchar.
— Y a ti no te gusta que nadie se cruce en tu camino, ¿cierto?
— ¿Te gusta a ti?
Ella sopesó la pregunta antes de responder.
— Supongo que no.
Para cuando llegaron a Bourbon Street, la calle había sido invadida por la multitud típica de un domingo por la tarde. miley se abanicó el rostro, luchando contra el intenso calor.

Miró a nick, que apenas si sudaba; las gotitas de sudor le conferían un nuevo atractivo. El pelo húmedo se le rizaba alrededor de la cara y con esas gafas oscuras… ¡Ooooh, Señor!
Por supuesto que su atractivo quedaba aún más enfatizado gracias a la camiseta blanca, de mangas cortas, que se le adhería a los hombros y a la tableta de chocolate que tenía por abdominales. Mientras dejaba que su mirada vagara hasta el botón de sus vaqueros, deseó haberle comprado unos más anchos.
Pero dado su seductor modo de andar, que decía mucho acerca de su confianza en sí mismo, miley dudaba mucho de que unos vaqueros más anchos pudiesen ocultar tan tremenda sensualidad.
nick se detuvo al pasar junto a un club de striptease. A su favor miley tuvo que admitir que ni siquiera jadeó al mirar a las mujeres tan escandalosamente vestidas, que se contoneaban tras el cristal, pero su sorpresa fue bastante evidente.
Mirándole como si quisiera devorarlo, una exótica bailarina se mordió el labio inferior y se pasó la lengua por él de forma sugerente, mientras se tocaba los pechos. Le hizo un gesto con un dedo para que entrara al local.
nick se dio la vuelta.
— Nunca habías visto algo así, ¿verdad? —preguntó miley, intentando disimular el malestar que sentía ante los gestos de la mujer, y el alivio que la invadió al ver la reacción de nick.
— Roma —contestó simplemente.
Ella se rió.
— No eran tan decadentes, ¿o sí?
— Te sorprendería saber cuánto. Por lo menos aquí nadie hace una orgía en… —y su voz se perdió al pasar junto a una pareja que se lo estaba montando en una esquina—. Déjalo.
miley se rió a carcajadas.
— ¡Ooooh Señor! —exclamó una prostituta, al pasar junto a otro club, haciendo un gesto a nick—. Entra y te lo hago gratis.
Él meneó la cabeza sin detenerse. miley lo cogió de la mano y lo detuvo.
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bueno chicas les dejo capis por los dias que me ire que son tres
los dos primeros son
el de ayer y hoy y los otros por
los dias que me ire
:) las voy a extranar muxoooooothee

1 comentario:

Cαrσσ'H ♥ dijo...

Ummm parece
qe te vaz baztante
tiempo
weno pz cuidate
ii te voii a extrañar un egg
ii ze qe todaz lo aran
xD