— ¿Ahora me vas a decir dónde vas? —le preguntó.
Por primera vez, desde que la policía se marchó, miley sintió que podía respirar. Con la presencia de nick, el miedo se desvaneció como la niebla bajo el sol.
Se sentía segura.
— ¿Recuerdas lo que te conté sobre Rodney Carmichael?
Él asintió.
— Estuvo aquí hace un rato. Él… él me inquieta.
La expresión gélida y severa que adoptó el rostro de nick la dejó atónita.
— ¿Dónde está ahora?
— No lo sé. Se esfumó al llegar la policía. Por eso me marchaba. Iba a quedarme en un hotel.
— ¿Todavía quieres marcharte?
miley negó con la cabeza. Con él allí, se sentía completamente a salvo.
— Cogeré tu bolsa —le dijo. La sacó y cerró el maletero.
miley se encaminó hacia la casa.
Pasaron el resto del día en una apacible soledad. Al llegar la noche, se tumbaron delante del sofá, reclinados sobre los cojines.
miley apoyó la cabeza en el duro vientre de nick mientras acaba de leerle Peter Pan y hacía todo lo posible para no distraerse con el maravilloso olor que desprendía su cuerpo. Y con lo maravillosamente bien que estaba, apoyada sobre sus abdominales.
Tenía que echar mano de toda su fuerza de voluntad para no darse la vuelta y explorar los firmes músculos de su torso con la boca.
nick le acariciaba lentamente el pelo mientras la observaba. Señor, sus manos hacían que le ardiera la piel. Le hacían desear arrancarle la ropa y saborear cada centímetro de su cuerpo.
— Fin —dijo ella, cerrando el libro.
La abrasadora mirada de nick le quitó el aliento.
Se estiró y arqueó levemente la espalda, apoyándose con más fuerza sobre él.
— ¿Quieres que te lea algo más?
— Sí, por favor. Tu voz me relaja.
Ella lo miró fijamente por un instante y, después, sonrió. No recordaba que ningún otro cumplido hubiese significado tanto para ella como aquél.
— Tengo la mayoría de los libros en mi habitación —le dijo mientras se ponía en pie—. Vamos, te enseñaré mi tesoro escondido y encontraremos algo que nos guste.
La siguió escaleras arriba.
miley notó que nick observaba la cama con deseo y después la miraba a ella.
Fingió no darse cuenta y abrió la puerta del enorme vestidor. Encendió la luz y pasó una mano con cariño por las estanterías que su padre había colocado tantos años atrás.
Su padre y su mejor amigo se lo habían pasado en grande mientras colocaban las estanterías. Los dos eran profesores, y tenían la habitación hecha un desastre. Su padre acabó con dos uñas negras antes de que todo estuviese terminado. Su madre no había dejado de reírse y de llamar a su marido «carpintero profesional», pero a él no parecía importarle. La expresión de orgullo en su rostro cuando todo estuvo terminado, y los libros de miley colocados en las estanterías, quedó impresa para siempre en el corazón de su hija.
Cómo adoraba esa estancia. Aquí era donde realmente sentía el amor de sus padres. Aquí se refugiaba y huía de los problemas y sufrimientos que la perseguían.
Cada libro guardado allí era un recuerdo especial, y todos ellos formaban parte de su mundo. Miró a su izquierda y vio Shanna, con la que había comenzado su afición a la novela romántica. The Wolfling, la había introducido en la ciencia ficción. Y su adorado Bimbos del Sol Muerto, su primera novela de misterio.
También estaban allí las viejas novelas de sus padres, y las tres copias de los libros de texto que su padre había escrito antes de que ella naciera.
Éste era su santuario y nick era, sin contar a sus padres, la primera persona que ponía un pie en él.
— Llevas tiempo coleccionando libros —comentó él mientras echaba un vistazo a las estanterías.
Ella asintió.
— Fueron mis mejores amigos mientras crecía. Creo que el amor por la lectura es el mejor regalo que mis padres me han dado —alzó el libro de Peter Pan—. Éste era de mi padre, de cuando era niño. Es mi posesión más preciada.
Lo devolvió a una de las estanterías y cogió un ejemplar de Belleza Negra.
— Mi madre me leía éste una y otra vez.
Hizo un pequeño recorrido, mostrándole sus libros.
— Rebeldes —susurró con adoración—. Era mi libro favorito en el instituto. ¡Ah!, junto con éste, ¿Puedes demandar a tus padres por abuso de autoridad?
nick se rió.
— Ya veo que significan mucho para ti. Se te ilumina el rostro cuando hablas de ellos.
Algo en su mirada le dijo a miley que él estaba pensando en otro modo de hacer que se iluminara…
Tragando saliva ante la idea, se dio la vuelta y rebuscó en la estantería de la derecha, donde guardaba los clásicos, mientras nick seguía mirando los de la izquierda.
— ¿Qué te parece éste? —le preguntó él, con una de sus novelas románticas en la mano.
miley soltó una risita nerviosa al ver a la pareja que se abrazaba medio desnuda en la portada.
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espero y les guste el capii y perdon por no ponerles ayer bueno ahora subo el siguienteee
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