Cuando sintió sus labios juguetones y expertos, se dio cuenta de que aquello no era para nada un sueño. Su cuerpo nunca había experimentado nada igual. Se apretó contra el cuerpo de él y lo abrazó con fuerza, emitiendo un gemido desde lo más hondo de su ser porque ya no aguantaba más.
nick reaccionó con furia incandescente. Le dio lo que miley tanto ansiaba sin ni siquiera saberlo. Al sentir su lengua dentro de su boca, el erotismo fue total, sintió como si todas las células de su cuerpo explotaran de pasión. Su propia excitación la asustó porque era la primera vez que sentía algo así en brazos de un hombre.
-Theos mou
-gimió nick levantando la cabeza-. Me estás poniendo a mil...
miley parpadeó confundida. Solo entonces se dio cuenta de que sus pezones competían por salirse del top y de las pulsaciones que sentía entre las piernas. La sorprendió el agradable dolor que le provocaban ambas sensaciones. Era como si su cuerpo hubiera dejado de ser suyo, no paraba de lanzar señales indicadoras de que el único lugar donde quería estar era pegado al cuerpo de nick.
nick la arqueó hacia atrás y observó la tentación de sus senos. miley se agitaba como si estuviera en mitad de una tormenta. Había un sofá muy cerca. nick no podía esperar. La quería poseer allí y ya, quería poseerla con fuerza para aplacar su deseo. De repente, consiguió controlarse y decidió que prefería llevarla a su casa y tomarse su tiempo porque ya sabía que con una vez no sería suficiente.
miley dejó de besarlo y tomó aire. Llegar hasta la mesa donde nick había dejado su copa fue todo un esfuerzo. Tomó la copa y se la llevó a los labios mientras intentaba dilucidar qué le estaba pasando. Quería saberlo todo de él, desde el mismísimo momento de su nacimiento. Quería conocerlo como nadie nunca lo hubiera conocido. Al mirarlo, sintió una loca felicidad.
-Nunca me he sentido así -rio.
-No quiero que me cuentes cómo te has sentido con otros -la advirtió él-. Vamos... -añadió tendiéndole la mano.
miley le dio la suya.
-¿Siempre eres así de mandón?
-¿Por qué lo dices? -susurró nick en tono de broma. La verdad era que miley había obedecido sin pensarlo. Como todas las demás, claro. En toda su vida, ninguna mujer lo había despreciado.
La condujo escaleras abajo, donde unas cuantas personas los miraron con curiosidad, hacia la salida. miley sentía las emociones a flor de piel. Al recordar la fuerza de sus manos sobre sus pechos, se sonrojó. Normalmente, no permitía a un hombre esas confianzas. ¿Qué estaba haciendo? ¿Dónde la llevaba? nick la encontraba guapa y quería estar con ella. Era la única persona en el mundo, de hecho, porque su padre y sus amigos la habían abandonado.
Una vez en la acera, el conductor de uniforme abrió un paraguas para protegerlos de la lluvia y les abrió la puerta de la limusina plateada. Miles decidió no pensar demasiado lo que estaba haciendo y miró a nick. El sentimiento de que estaba haciendo lo correcto la volvió a invadir.
-¿Dónde has nacido? -le preguntó.
-En una isla tan grande como un sello que está en el mar Egeo. ¿Y tú? -contestó nick sonriendo mientras la abrazaba.
-En Devon -contestó miley, encandilada con su sonrisa-. Mis padres se vinieron a vivir a Londres cuando yo era muy pequeña.
-Fascinante -bromeó él acariciándole el pelo y besándola. miley se dejó llevar por su olor y sabor. Echó la cabeza hacia atrás y dejó que nick le lamiera el cuello.
En algún momento, salieron del vehículo, subieron unas escaleras y atravesaron un vestíbulo. De repente, miley se encontró tropezándose en una escalera.
-¿Estás bien? -le preguntó nick sujetándola.
-Son estos zapatos... -contestó ella, mortificada, quitándose las sandalias de tacón allí mismo.
-¿Has bebido mucho? -le preguntó él con los ojos entornados.
-Casi nada -contestó miley haciendo un esfuerzo sobrehumano para que no se le trabara la lengua. De repente, sintió un terrible pánico. No quería que la rechazara como habían hecho todos los demás.
nick la condujo a un enorme dormitorio con una magnífica cama en el centro. miley se preguntó qué iba a hacer. No conocía a aquel hombre y era virgen. Nunca se había sentido sexualmente atraída por ningún hombre hasta que había conocido a Joe. Había querido que él fuera el primero. Al recordar el momento en el que se lo encontró en la cama con su madrastra, todos sus prejuicios y temores se evaporaron. Por culpa de esos mismos prejuicios, no se había dado cuenta de que la falta de apetito sexual de Joe era sospechosa. Claro, no tenía ninguna experiencia en el tema.
Se dio la vuelta y se quedó mirando a nick con sus enormes ojos verdes brillando en mitad de la oscuridad como dos esmeraldas. Aquel hombre era realmente guapo y aquella noche era suyo y solo suyo. Nunca había conocido a alguien como él. Era un hombre muy seguro de sí mismo que la atraía sin remedio, como si tuviera un imán. Miley echó la cabeza hacia atrás y sacudió su cabellera de color de canela.
-Puedes besarme otra vez —le dijo.
nick se rio y obedeció con tanta vehemencia, que la dejó sin aliento. La tomó en brazos y la depositó en la cama. ¿Qué tenía aquella mujer que la hacía diferente a todas las demás? De repente, se mostraba callada y misteriosa y, al minuto siguiente, era apasionada e incitante.
-¿Se te da todo lo demás tan bien como besar? Nick dejó la chaqueta en una silla, encantado por la pregunta.
-¿Tú qué crees?
miley no podía pensar.
1 comentario:
jejejeje
me encantooo
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