martes, 19 de abril de 2011

perfect lover-cap-64

selena dejó escapar el aire lentamente mientras observaba a nick, que contemplaba cómo miley se alejaba de ellos. Su cuerpo estaba totalmente rígido y tenía un tic en la mandíbula.
— Donde pone el ojo, pone la bala. Un golpe directo al corazón. Una herida en carne viva.
nick la dejó clavada con una mirada francamente hostil.
— Dime, Oráculo. ¿Cuáles deberían haber sido mis palabras?
selena barajó sus cartas.
— No lo sé —le contestó melancólicamente—. Imagino que no te habría ido tan mal si hubieses sido honesto.
nick se frotó los ojos y se sentó en la silla, frente a selena. No había tenido intención de herir a miley.
Y jamás podría olvidar esa mirada, mientras le escupía las horribles palabras: «No me toques. Me das asco.»
Se esforzó por seguir respirando, aguantando la agonía. Las Parcas seguían burlándose de él.
Debían tener un día aburrido en el Olimpo.
— ¿Quieres que te lea las cartas? —le preguntó selena, devolviéndolo al presente.
— Claro, ¿por qué no? —contestó. No iba a decirle nada que no supiera ya.
— ¿Qué quieres saber?
— ¿Alguna vez…? —se detuvo antes de formular la misma pregunta que hiciera, siglos atrás, al Oráculo de Delfos— ¿…conseguiré romper la maldición? —preguntó en voz baja.
selena barajó las cartas, y sacó tres de ella. Abrió unos ojos como platos.
Zac no necesitaba que las interpretara. Ya lo veía por sí mismo: una torre destrozada por un rayo, un corazón atravesado por tres espadas, y dos personas encadenadas y arrastradas por un demonio.
— No pasa nada —le dijo a selena—. Jamás he pensado que pudiese salir bien.
— Eso no es lo que nos dicen las cartas —susurró—. Pero tienes toda una batalla por delante.
nick soltó una amarga carcajada.
— Manejo bien las batallas —era el dolor que sentía en el corazón lo que iba a acabar con él.

miley se limpió las lágrimas de la cara mientras entraba en el camino de acceso al jardín. Apretó los dientes al bajarse del coche, y cerró la puerta con un fuerte golpe.
Al infierno con nick. Podía quedarse atrapado en el libro para toda la eternidad. Ella no era un trozo de carne a su entera disposición.
¿Cómo pod…?
Buscó en el bolsillo las llaves de la entrada.
— ¿Y cómo no iba a hacerlo? —murmuró. Sacó la llave y abrió la puerta.
La ira la consumía. Estaba siendo irrazonable, y lo sabía. Zac no tenía la culpa de que Drew hubiese sido un cerdo egoísta. Como tampoco era culpable de que ella temiese ser utilizada.
Estaba culpando a nick por algo en lo que no había participado, pero aún así…
Sólo quería a alguien que la amara. Que alguien quisiera quedarse a su lado.
Y había esperado que al ayudar a nick se quedara cerca y…
Cerró la puerta y meneó la cabeza. Por mucho que deseara que las cosas fuesen distintas, nada iba a cambiar, puesto que no estaba escrito que fuesen de otro modo. Había escuchado lo que Ben contó acerca de la vida de nick. La historia que el mismo nick contó a los niños sobre la batalla.
Recordaba el modo en que había cruzado la calle como una exhalación para salvar al niño.
Él había nacido para liderar un ejército. No pertenecía a esta época. Pertenecía a su mundo antiguo.
Era muy egoísta por su parte intentar mantenerlo a su lado, como si fuese una mascota que acabase de rescatar.
Subió las escaleras penosamente, con el corazón destrozado. Tendría que alejarse de él. Era todo lo que podía hacer. Porque, en el fondo, sabía que cuanto más supiese acerca de nick, más cariño le cogería. Y si él no tenía intención de quedarse, acabaría muy herida.
Había subido la mitad de la escalera, cuando alguien llamó a la puerta principal. Por un instante, se le levantó el ánimo al pensar que podía ser nick; hasta que llegó a la puerta y vio la silueta de un hombre bajito esperando en el porche.
Entreabrió la puerta y emitió un jadeo.
Era Rodney Carmichael.
Llevaba un traje marrón oscuro, con una camisa amarilla y corbata roja. Se había peinado hacia atrás el pelo corto y negro, y le dedicaba una radiante sonrisa.
— ¡Hola miley!
— Señor Carmichael —lo saludó glacialmente, aunque el corazón le latía a toda prisa. Había algo definitivamente espeluznante en este tipejo delgado—. ¿Qué está haciendo aquí?
— Pasaba por aquí y me detuve para saludar. Se me ocurrió que pod…
— Tiene que marcharse.

Él frunció el ceño.
— ¿Por qué? Sólo quiero hablar contigo.
— Porque no atiendo a mis pacientes en casa.
— Vale, pero yo no soy…
— Señor Carmichael —le dijo con brusquedad—. Tiene que marcharse. Si no lo hace, llamaré a la policía.
Sin hacer mucho caso a la ira de miley, asintió con la cabeza, demostrando tener la paciencia de un santo.

2 comentarios:

Niley Obsesiones dijo...

Me encanto el capi.. espero el el otro yaaaaaaaa.. jajaja mentira pero espero y lo subas pronto un besoo gandote ... ajajja loquita!!!

:)gaby dijo...

ME ENCANTO PERO NOS
ABANDONASTE...
:( tienes q poner capis
MAÑANA o me suicido...
jajaja ok muy dramatica...
jajaja pero buehh bye
Loquis...