lunes, 11 de abril de 2011

-EL hijo de otra--cap-34

Entonces, si sabía que no sentía nada por ella, ¿por qué le permitía ser dueño de su cuerpo noche tras noche? ¿Estaba loca? ¿Era una pervertida? ¿En tan poca consideración se tenía que le permitía utilizarla?
Porque nick la utilizaba sin amor, sin cariño, incluso quizás sin respeto. ¿Cómo la iba a respetar si, tras haberle dicho que lo que esperaba de aquel matrimonio era fidelidad y por encima de todo sexo, ella lo había aceptado gustosa?
La respuesta a todas las preguntas era que lo amaba y estaba dispuesta a sacrificarlo todo con tal de tenerlo a su lado.
Una mañana, la llamó su madre y le dio una buena noticia que miley llevaba mucho tiempo esperando oír: su padre se había recuperado y podía viajar.
-Van a intentar sacar billetes para la próxima semana -le dijo a nick.
-Ya me encargo yo -contestó.
Y, efectivamente, se encargó y, así, los padres de miley llegaron una semana después con billetes de primera clase pagados por él.
-¡No se pueden imaginar lo bien que hemos venido! -les dijo su madre en el aeropuerto -. ¡Cuando se enteren mis amigas del club náutico! nick, muchísimas gracias.
miley se dio cuenta de que su madre, tan elegante como siempre, ya había caído cautivada por su yerno.
-Alma tiene razón -dijo su padre estrechándole la mano a nick-. Queríamos venir cuanto antes y gracias a ti el viaje ha sido maravilloso. No sabes cuánto te lo agradezco.
-Ha sido todo un placer -les aseguró nick muy sonriente poniendo el equipaje de sus suegros en un carrito y saliendo de la terminal.
El padre de miley se disculpó por no poder ayudar.
-No pasa nada, vas a necesitar toda la energía que tengas porque tu hija tiene un montón de planes -contestó nick mirando a miley.
Mientras andaban hacia el coche, Alma se colocó al lado de nick y no paró de hablar con él y miley se quedó atrás con su padre.
-Me alegro mucho de verte -le dijo sinceramente agarrándose a su brazo.
-Yo también -contestó Martín Talbot con ternura-. En unas semanas más estaré como nuevo. Tu pobre madre está esclavizada conmigo y no sabes lo bien que me está cuidando. Ella también te ha echado, mucho de menos.
 -Para eso están los cónyuges -contestó miley emocionándose de repente y teniendo que evitarla mirada de su padre.
-¿Qué tal están los niños? –preguntó su madre una vez en el coche-. ¡No me puedo creer que tenga otro nieto! Estoy deseando conocer a Jack. Las cosas no podrían haber salido mejor, ¿verdad?
miley recordó lo mal que le había sentado a su madre su anuncio de boda y sonrió para sus adentros.
-No sabes lo agradecidos que te estamos porque te ocupes de nuestra hija -le dijo su madre a nick-. ¿Se está portando bien?
miley miró a nick a los ojos a través del retrovisor.
-No tengo ninguna queja.
«No, estoy cumpliendo perfectamente tanto de noche como de día», pensó miley con tristeza mirando por la ventana y fijándose en que las hojas de los árboles, ya amarilleaban porque había llegado septiembre.

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