viernes, 22 de abril de 2011

sleeping with someone who hates me-cap-2

-Lo siento -contestó ella, dolida-. Lo siento... mucho.
-Un poco tarde, ¿no? Lo que no te puedo perdonar es la vergüenza pública que le estás haciendo pasar a tu madrastra. Anoche, Mabel y yo teníamos que haber cenado con los Jurgen, pero cancelaron la cena con una excusa cualquiera. Todo el mundo dice que tu crueldad acabó literalmente con el joven Morgan y a nosotros nos empiezan a tratar como a apestados...
-Papá...
-Hannah Jurgen quería mucho a Joe, como mucha otra gente. Mabel se llevó un disgusto de muerte cuando cancelaron la cena. ¡Desde que los detalles habían comenzado a filtrarse en la prensa, Mabel no dormía!
Pálida como la leche, miley desvió la mirada con un gran nudo en la garganta. Le podría decir que su joven y bella mujer, el centro de su universo, no dormía porque temía que la descubrieran; pero, ¿qué derecho tenía a jugar a ser Dios con el matrimonio de su padre? ¿Qué derecho tenía a hablar y a destruir aquel matrimonio y la seguridad del hijo que iba a nacer?
-¿Crees que una mujer embarazada puede vivir así, viendo cómo sus amistades le dan la espalda porque tú te hayas convertido por méritos propios en una paria?
-Solo dejé a Joe. No hice nada más -contestó miley temblando. No estaba acostumbrada a que su padre le hablara con tanta frialdad. Estaba tan dolida, que no encontraba las palabras para defenderse-. No soy culpable de su muerte -juró fervientemente-. ¡Tenía problemas que no tenían nada que ver conmigo!
-Esta mañana, Mabel se ha ido a la casa de campo a descansar -dijo su padre como si estuviese dictando una condena-. Quiero que vuelva a mi lado, donde debe estar, debo cuidarla. Por eso he tomado una decisión que, de hecho, tendría que haber tomado hace tiempo: voy a dejar de pagar tus gastos y quiero que te vayas.

miley no pudo abrir la boca de la conmoción. La iban a arrojar a los lobos por culpa de su madrastra. Miró con incredulidad al padre a quien había adorado desde la infancia, al padre a quien había intentado proteger y evitar dolor y humillación, a pesar de que su propia vida se desintegraba. Martin siempre había sido un padre dedicado. Su madre había muerto cuando ella tenía cinco años y en los quince años siguientes, hasta que se había vuelto a casar, se había formado un vínculo muy especial entre padre e hija. Sin embargo, desde que conoció a Mabel, aquel vínculo se había ido rompiendo. Mabel se había encargado de ser lo más importante tanto en la vida de su marido como en su casa.
-No lo hago como un castigo, pero es obvio que te he mimado hasta límites insospechados y lo único que he conseguido es que no te importen nada los sentimientos de los demás...
-Eso no es cierto... -se defendió miley, destrozada.
-Me temo que sí. Creo que lo mejor que puedo hacer por ti es obligarte a que te enfrentes al mundo real tú sólita. Se acabó el ir a los bailes a la última moda y burlarte de las cosas que realmente importan...
-Pero...
-Tras la muerte de Joe, ¿quién te va a invitar a fiestas donde se habla de generosidad hacia los demás? ¡Tu presencia en un acontecimiento de caridad haría que la gente tuviera náuseas!
En ese momento, sonó el teléfono y su padre le hizo un gesto con la cabeza, dando por finalizada su conversación. miley se quería morir. Salió al vestíbulo y se dirigió a su apartamento, que estaba detrás de la casa principal, en los antiguos establos.
Estuvo un rato sin poder reaccionar por el impacto. Llevaba diez días recibiendo continuas impresiones y ya no le quedaban lágrimas. Quince días antes había reservado una semana de vacaciones con Joe en Bali. No había podido ni decírselo ni cancelarlas, con el consiguiente gasto. Nunca se había tenido que preocupar por el dinero, pero ahora, de repente, sí.
¿Y qué importaba aquello cuando el hombre del que estaba enamorada se había prendado de su madrastra? La dulce y efusiva Mabel, tan lacrimógena que chorreaba. Joe se había enamorado de ella hasta la médula, parecía el amor de su vida y ella lo había rechazado, lo que había hecho que se suicidara.
-No quería que sucediera... ¡No lo he podido evitar! -le había dicho Joe sin importarle mucho el dolor que le estaba infligiendo con su traición.
Aquel hombre, que era su mejor amigo, incluso su futuro marido... Y no había hecho más que utilizarla desde el principio para tapar su relación con Mabel. miley sintió un temblor de pies a cabeza y se tapó la boca. Sus grandes ojos verdes se miraron en el espejo. Era demasiado alta y delgada. Desde luego, no tenía las femeninas curvas de Mabel, así que no era de extrañar que Joe la hubiera preferido a ella.
¿Y Joe? Sintió náuseas. ¡Qué precio había pagado por tener una relación con una mujer casada! Joe... había muerto. ¿Cómo podía odiarlo? En medio de todo el dolor, se alegraba de no haber hecho el ridículo al haberle ofrecido su cuerpo en Bali. ¡Habría salido corriendo! La señora Baines apareció en la puerta.
-Me temo que tu padre me ha pedido que haga tu equipaje.
-Oh... -dijo miley viendo cómo su cara cubierta de pecas se quedaba más pálida todavía. Intentó recomponerse para que la mujer no se preocupara-. No pasa nada, ya soy mayorcita, me las apañaré.
-Echarte de casa no está bien -contestó la señora Baines con fuerza. miley se sorprendió puesto que, aunque llevaba muchos años con ellos, aquella mujer nunca se metía en sus asuntos.
-Solo es un malentendido familiar -dijo miley encogiéndose de hombros, agradecida por aquella muestra de afecto, pero a la vez avergonzada-. Me voy a duchar.
Una vez en el baño, sorprendida por la conversación con la señora Baines, marcó el teléfono de vale, la única amiga que le quedaba.
-val, ¿me puedo ir a tu casa un par de días? Mi padre me ha echado de casa.
-¿Estás de broma?
-No, te lo digo en serio. De hecho, el ama de llaves me está haciendo las maletas.
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sis vale mi pequeña sorpresitha jajajaja
aaaww yo y mi risa jajaja
bueno espero y les gusteee

1 comentario:

Lucia dijo...

aaa saritaaaa
me encantooo
esta genialll!!!