viernes, 8 de abril de 2011

perfect lover-cap-41

— Enséñame cómo haces eso —le dijo.
nick la miró con curiosidad.
— ¿El qué?
— Lo que haces con la cuchara. Me estás poniendo de los nervios. No consigo que mis tallarines acaben enrollados en el tenedor; se quedan todos sueltos y me pongo perdida.
— Claro, y no queremos que nos rodeen un montón de tallarines gigantes que lo dejen todo hecho un asco, ¿verdad?
miley se rió porque sabía que no hablaba precisamente de los tallarines.
— A ver, ¿cómo lo haces?
nick tomó un sorbo de vino y dejó la copa a un lado.
— Veamos, así me resultará más fácil enseñártelo.
Y se deslizó entre el sofá y miley.
— nick… —le advirtió ella.
— Sólo voy a enseñarte lo que quieres.
— Hum… —exclamó dubitativa. De todos modos, no podía evitar sentir su proximidad le calara hasta los huesos, hasta el alma. La calidez del pecho de nick se extendió por su espalda cuando la rodeó con sus maravillosos brazos.
Al sentarse tras ella, él dobló las rodillas, de modo que quedaron a cada lado de su cuerpo y cuando se inclinó hacia delante, miley notó su erección presionándole en la cadera. Esta vez no se sorprendió. Curiosamente, estaba empezando a acostumbrase.
Sentía el poder y la fuerza de nick mientras su cuerpo fibroso y esbelto se acomodaba tras ella, dejándola sin aliento y muy insegura.
Unos sentimientos extraños e intensos comenzaron a extenderse en su interior, jamás le había ocurrido algo así. ¿Qué tenía nick que le hacía sentirse tan protegida y feliz?
Si se trataba de la maldición, deberían cambiarle el nombre, porque no había nada malévolo en las sensaciones que la embargaban.
— Muy bien —le dijo nick, y su aliento le rozó la oreja haciendo que una descarga eléctrica la traspasara. Al instante, le cogió las manos y los dos juntos sostuvieron los cubiertos.
Cerró los ojos, mientras aspiraba el dulce aroma a flores que desprendía el cabello de miley. Estaba empleando toda su fuerza de voluntad para concentrarse en la tarea de enseñarle a comer tallarines, y olvidarse de lo mucho que deseaba hacerle el amor.
Ella deslizó provocativamente los dedos entre los suyos, intensificando de ese modo las sensaciones que su piel cálida y suave producían en nick. Un nuevo tipo de desesperación se adueñó de él. Una que no era capaz de nombrar. Sabía lo que quería de ella, y no se trataba sólo de su cuerpo.
Pero no se atrevía a pensar en eso.
No se atrevía a tener esperanza miley no estaba a su alcance. Su corazón se lo decía, y su alma. Ni todo el anhelo del mundo podría cambiar un hecho esencial: no se merecía una mujer como ella.
Jamás lo había merecido…
Abrió los ojos y le mostró el modo de usar la cuchara para ayudarse a enrollar los tallarines en el tenedor.
— ¿Ves? —murmuró, acercándole el tenedor a los labios—. Es sencillo.
Ella abrió la boca y nick introdujo con cuidado el tenedor. Mientras lo sacaba, deslizándolo entre sus labios, sintió que experimentaba una nueva forma de tortura.
El corazón le latía a un ritmo frenético y salvaje, y su sentido común le decía que se alejara de ella.
Pero no podía. Llevaba tanto tiempo sin compañía. Tanto tiempo sin tener un amigo…
No podía dejarla ahora. No sabía cómo hacerlo.


Así que siguió dándole de comer,se ofreció a nick. Él le mordisqueó los dedos al ponérselo en la boca.
miley sonrió y le acarició el mentón mientras masticaba. ¡Uf! La forma en que se tensaba ese músculo bajo su mano… le encantaba cómo se movía su cuerpo, cómo se relajaban y se contraían sus músculos, por muy pequeño que fuese el esfuerzo.
Una mujer jamás podría cansarse de mirarlo.
Tomó un sorbo de vino y, mientras tanto, nick le robó unos cuantos tallarines.
— ¡Oye, tú! —le dijo bromeando—. Eso es mío.
Sus celestiales ojos azules resplandecieron al sonreír, y le ofreció de nuevo el tenedor para que siguiera comiendo.
Mientras masticaba, miley le acercó la copa de vino a los labios.
Desafortunadamente, no calculó bien y la alejó demasiado pronto, con lo que el vino se derramó por su barbilla y cayó sobre la camisa.
— ¡Lo siento! —exclamó, limpiándole la barbilla con los dedos. Su incipiente barba le raspaba la piel—. ¡Jesús! ¡La que he formado!
A él no pareció molestarle en absoluto. Le cogió la mano y se dedicó a lamer el vino que caía por sus dedos.
miley dejó escapar un gemido. nick le lamía los dedos y los mordisqueaba con mucha suavidad, y ella se estremecía de la cabeza a los pies.
Uno a uno, los fue limpiando meticulosamente. Y cuando acabó, le alzó la barbilla y capturó sus labios.
Pero no fue el beso exigente y fiero al que ella estaba acostumbrada. El que utilizaba para seducirla y devorarla.
Éste fue suave y tranquilo. Tierno. Los labios de nick eran delicados pero exigentes.
Entonces se alejó.
— ¿Aún tienes hambre? —le preguntó.
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2 comentarios:

Niley Obsesiones dijo...

HERMOSO el momento NILEY!!! me re encanto... espero el otro un beso!!!


♥PRY♥

Unknown dijo...

amo tu novela igual que Niley!!!!
sube mas xfavor!!!