No lo impresionó lo más mínimo.
Vio que las dos mujeres hablaban entre sí y no le gustó, pero lo pensó mejor y le encantó. Al llegar a la mesa, vale se volvió hacia miley.
-He estado pensando que... bueno, que no sé si es muy buena idea que te quedes en mi casa...
-¿Te han dicho algo? -preguntó miley, dolida.
-Mira, siento mucho lo que te está pasando, pero tengo que pensar en mí y no quiero...
-¿Que te traten como a mí? -le espetó miley. vale asintió.
-Será mejor que te vayas a un hotel y no te dejes ver mucho. Pasa a recoger tus cosas mañana. Ya verás cómo dentro de una semana la gente ya hablará de otras cosas -dijo vale levantándose y yéndose a la mesa donde estaban todos los demás.
Durante unos segundos, miley temió irse abajo y ponerse a llorar delante de todos. Prefirió volver a la pista de baile, donde, al menos, no la veían.
Se dejó llevar por la música y se puso a bailar. Sus ojos fueron a reposar sobre el hombre que estaba en la galería. Era alto, de pelo oscuro y tremendamente atractivo.
Estaba en su salsa porque todas las mujeres lo estaban mirando y se debía de sentir como un niño en una juguetería. miley se dio cuenta de que la estaba mirando. Le miró las piernas, y siguió subiendo hasta el pecho. Al llegar allí y ver que estaba plana y que tenía la cara cubierta de pecas, desvió la mirada.
«La historia de mi vida», pensó miley.
Sintió unas inmensas ganas de llorar y deseó que aquel hombre se acercara a ella y la sacara de allí.
Avergonzada de sí misma por ser tan débil, se dirigió a la barra.
De repente, sintió una mano sobre la suya.
-Invito yo... -le dijo una voz al oído.
miley se giró sorprendida y se sorprendió aún más al comprobar que era el hombre de la galería. Era más alto de lo que parecía y tenía unos maravillosos ojos. Era muy hombre, demasiado hombre.
Alucinada, lo vio chasquear los dedos en dirección a alguien.
-Tengo pecas... -murmuró miley por si no se había dado cuenta.
-Me encantaría contarlas -sonrió él. miley sintió que aquella sonrisa entraba en su maltrecho corazón y le devolvía la vida.
-¿Te gustan las pecas?
-Mañana te lo digo -contestó nick.
MIENTRAS nick y miley se acercaban a la mesa que había compartido ella con vale, sus guardaespaldas echaron sin contemplaciones a la gente que la iba a ocupar. Dos camareros aparecieron a la carrera para limpiarla.
miley parpadeó sorprendida. ¿Sería el director o el dueño del local? ¿Quién iba a ser si no? El sitio estaba abarrotado, pero a ellos les estaban sirviendo las bebidas a toda velocidad mientras los demás esperaban.
miley lo observó sentarse. No podía quitarle la mirada de encima. Aquel hombre era para caerse
de espaldas. Tenía unas facciones delgadas de color aceituna, unos pómulos marcados, una nariz
griega y la mandíbula cuadrada. Una belleza increíble que seguro que seguía así toda su vida,
incluso cuando fuera mayor. Tenía el pelo negro y ondulado, la frente ancha y unas cejas bien marcadas, además de unos ojos brillantes que resaltaban entre unas pestañas larguísimas. miley sintió
que el corazón se le salía del pecho cuando le volvio a sonreír, pero estaba convencida de que tenía que haber un error. Era imposible que se hubiera fijado en ella.
de espaldas. Tenía unas facciones delgadas de color aceituna, unos pómulos marcados, una nariz
griega y la mandíbula cuadrada. Una belleza increíble que seguro que seguía así toda su vida,
incluso cuando fuera mayor. Tenía el pelo negro y ondulado, la frente ancha y unas cejas bien marcadas, además de unos ojos brillantes que resaltaban entre unas pestañas larguísimas. miley sintió
que el corazón se le salía del pecho cuando le volvio a sonreír, pero estaba convencida de que tenía que haber un error. Era imposible que se hubiera fijado en ella.
-Me llamo nick -se presentó el hombre de forma natural-. nicholas Contaxis.
Aquel nombre a miley no le decía nada, pero asintió.
-Yo me llamo mil. No eres de Londres, ¿verdad?
nick se rio.
-No, obviamente no, pero me encanta esta ciudad. ¿mil? ¿Diminutivo de lo que yo me imagino?
-Sí, es por mi madre... así me llaman mi familia y mis amigos -contestó miley sintiendo un escalofrío por todo el cuerpo. Normalmente, no se fijaba en hombres así. Aquel tipo exudaba peligro.
-Supongo que te habrás dado cuenta de que estamos hechos el uno para el otro -le dijo.
miley sintió que le costaba respirar. Sabía que debería decirle que la dejara en paz, pero no quería que se fuera. Por primera vez, se sintió de verdad tentada y aquello la asustó.
nick observó sorprendido cómo se sonrojaba y pensaba que, a pesar de su apariencia sofisticada, por un momento le había parecido muy joven y vulnerable.
-Sonríe... -le ordenó preguntándose cuántos años tendría.
Ante la maravillosa y tímida sonrisa con que lo premió, nick se sintió sorprendidamente perdido.
-Me temo que esta noche no soy la mejor compañía -se disculpó ella.
nick se levantó de repente.
-Vamos a bailar...
Mientras se levantaba, miley vio que los amigos sentados en la mesa cercana estaban alucinados. Echó la cabeza hacia atrás encantada. Al fin y al cabo, le gustaba que la vieran con un hombre guapísimo y no sola..
¿Tanto como le había gustado que la vieran con Joe? Sintió una punzada de dolor en el pecho. Joe le había arrebatado la confianza en sí misma. Ella lo creía tan honrado y sincero como ella. Como no había intentado nada aparte de besarla, miley había asumido que quería conocerla mejor antes de pasar a cosas más importantes. Al pensarlo, se sintió ingenua y tonta. Al enterarse de que se había estado acostando con su madrastra, que era mucho más guapa que ella, se había quedado completamente destrozada.
Sintió un brazo que la agarraba y la apretaba contra su cuerpo, y se encontró con la fuerza de nick y la acalorada reacción de su propio cuerpo.
1 comentario:
aaaaaaa
me encantoooo
jejejeje
pobre Miley ='(
aunque el final no es tan pobre
jejejejeje
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