-miley, eso no se hace-me regañó,
como un padre a una hija, o como un hermano mayor.
-La mayoría del tiempo no lo hago a propósito-susurré.
-Y nick no tiene porqué ponerse celoso-reflexionó-. Esto está muy, pero muy raro-se rascó la barbilla, como pensando y yo sólo me dejé caer de nuevo sobre el respaldo, suspirando. No quería hacerme ilusiones, no debía.
-La mayoría del tiempo no lo hago a propósito-susurré.
-Y nick no tiene porqué ponerse celoso-reflexionó-. Esto está muy, pero muy raro-se rascó la barbilla, como pensando y yo sólo me dejé caer de nuevo sobre el respaldo, suspirando. No quería hacerme ilusiones, no debía.
No quería que joe se fuera, porque sabía que luego tenía que enfrentarme yo sola a un montón de sentimientos que no deben de estar dentro del corazón que ahora latía dentro de mí cuando lo veía a el.
Me mordí las uñas con nerviosismo, ideando quién sabe
cuántos planes para evitar a nick, porque sí, eso es lo que haría, después de
haberlo pensado y repensado, la decisión más sabia era evitarlo, así, a lo mejor,
los absurdos sentimientos desaparecían. Miré el reloj con nerviosismo, como
alguien que teme que el tiempo de un examen se acabe cuando no vas siquiera a
la mitad. Faltaban doce minutos para las siete de la tarde.
Contárselo a joe y que este me hiciera ver las cosas con
claridad, había servido sólo para atormentarme; porque ahora ese era
exactamente mi problema, todo estaba ya claro y yo estaba enamorada de alguien
de quien no debía. Tanto tiempo compartido había traído consecuencias fatales
para mí.
¿Y si no le abro? Pensé. Cuando llegara podría ignorarle y
no salir a abrirle, así, el se iría y yo no tendría que atormentar a mi
corazón, haciéndolo latir para luego ordenarle que se callara. Corrí a mi
habitación, dispuesta a embarcarme en mi mundo e ignorar los ruidos externos, y
eso incluía el llamado a la puerta que en cualquier momento se oiría.
Conecté mi reproductor de música al par de bocinitas que
papá me había regalado en el cumpleaños número diecisiete y dejé que la música
sonara queda por toda la habitación. Mientras sonaba la primer canción de la
lista, aquellos golpeteos en la puerta tan reconocibles ya, se escucharon,
haciéndome latir el corazón con un palpitar que resultaba ridículo. Traté de
ignorarlos y sobre todo, ignorar el pensamiento de saber quién era el que
estaba detrás de la puerta. Pero los golpecitos se aferraron a seguir llamando
y era como si su sonido me incitara a correr y ver el rostro que ahora se
proyectaba en mis sueños. Arranqué de un jalón el reproductor y conecté los
auriculares blancos para luego llevarme cada uno a los oídos, haciendo girar el
círculo para que el volumen subiera y me atronara en los oídos indefensos. Me
tumbé sobre la cama y cerré los ojos con fuerza, produciendo una que otra
arruguita en el parpado. Enterré la cabeza en la almohada y luego canturrié
algunas estrofas de All the small things de Blink 182, que sonaba con potencia
en mis oídos, haciendo de mi voz sólo un farfullar ahogado que nada más yo
entendía.
Así pasaron casi cuarenta y cinco minutos hasta que decidí
que no quería quedarme sorda antes de los treinta y bajé el volumen hasta
desvanecerlo completamente y luego apagarlo. Suspiré, ¿con qué cara vería ahora
a selena? ¿Podía acaso ser tan hipócrita como para mantenerle la misma sonrisa “sincera”?
Ella no merecía que nadie le hiciera daño, nadie y mucho menos yo, ella ya
había sufrido tanto y ahora, no podía permitirme hacerle daño. Contemplé el
techo blanco por un rato, sintiéndome la persona más pérfida como amiga.
Entonces oí cómo la puerta se abrió y luego la voz de selena y la de nick mezcladas. El corazón me latió por dos cosas, de nerviosismo y ansiedad.
-¡miley! ¿Estás?-preguntó selena en un sonoro grito.
¿Y ahora qué se suponía que debía hacer? ¿Salir y portarme
como si nada, siendo hipócrita hacía con selena y ordenando callar a mi corazón
cuando nick se acercara ó quedarme encerrada en mi habitación y hasta quizá
ocultarme en el armario para siempre?
-¡Allí estás!-dijo Selena, con alivio, abriendo la puerta de
mi habitación y haciéndome sentir descubierta bajo la mirada avellana de nick que se mostraba en segundo plano
El corazón se me aceleró en un intento de explotar de
nerviosismo y las manos desprendieron un poco de sudor frío.
-¡Eh, nick!-dije, adelantándome a la situación-. La rosa
que le dejaste a selena ayer, como disculpa porque no pudiste venir,
¿recuerdas?-rogaba por que nick me siguiera la corriente y también porque no
se molestara conmigo.
Miré de reojo a Chaz, quien sabiamente guardaba silencio y
su rostro me decía que trataba de comprender lo que estaba sucediendo.
Los ojos de nick me miraron, extraños. Fue una mirada que no supe
describir, sus ojos algo me dijeron pero yo no entendí, estaba demasiado
nerviosa como para ponerme a descifrar el mensaje que me gritaban. Luego de un
silencio, nick retiró su mirada de mí y le sonrió a selena.-Sí, ya recuerdo-musitó-. De nada-dijo.
Suspiré de alivio.
Después de eso, selena volvió al ataque.
-Y Chaz, ¿a que se debe tan gran detalle con miley?-preguntó sel, preparada quizá para la bulla.
-Emm…-tartamudeó.
-Porque somos excelentes amigos, ¿verdad, Chaz?-interrumpí.
-Claro-dijo el interpelado.
-Chicos, les daremos privacidad. Chaz y yo iremos a mi habitación-tomé la mano de Chaz mientras que con la otra aun sostenía el ramo-. Vamos, Chaz-lo llevé hasta mi cuarto, mientras que éste trataba de comprender mucho más todo lo que había ocurrido antes.
La mirada inquisidora de selena estaba a mis espaldas y la de nick, desconcertado, también nos seguía, hasta que nos deshicimos de ambas al cerrar la puerta.
Cerré los ojos y suspiré.
-Dios…-murmuré, aliviada.
-¿Qué acaba de ocurrir allá afuera?-preguntó, Chaz.
Le miré y suspiré de nuevo, era hora de contarle todo.
-Tenemos que hablar, Chaz-dije y le hice seña de que se sentara sobre la cama entre tanto que yo me sentaba a su lado y ponía el ramo sobre la almohada.
-¿Qué pasa?-preguntó, inquieto.
-¿Recuerdas ayer cuando te dije que si alguna vez te había gustado alguien prohibido?-inquirí, en voz baja.
Él asintió.
-Bueno…-guardé silencio por un minuto, mientras que los ojos chocolate de Chaz esperaban que siguiera hablando- creo que estoy enamorada de nick-admití, casi con un hilo de voz.
-¡¿Qué tú qué?!-farfulló.
-¡Shhh!-exclamé, para que bajara su tono de voz-. joe me hizo darme cuenta de ello.
-Pero es el novio de selena, y ella es tu mejor amiga-musitó, con un leve tono de desesperación.
-¿Y crees que no lo sé?-dije, triste- Pero uno no decide de quién enamorarse-cité, lo que hace unas horas había aprendido de joe.
-¿Y lo de la rosa?
-Bueno, selena llegó ayer y la vio tendida sobre la mesa de centro, me preguntó que si fuiste tú quien me la había dado y dije que no, ya sabes, no quería que empezara a especular más de lo que ya lo hace; entonces le dije que era nick quien se la había dejado a ella, porque no podía decirle que su novio me la había dado a mí-expliqué.
-Eres una gran amiga, miley-me acarició el hombro.
-Claro que no, ¿qué clase de amiga se enamora del novio de su mejor amiga?-dije, en un chillido ahogado.
-Bueno, exceptuando eso. Entonces, ¿te molesta que yo…? Ya sabes.
-Chaz, no quiero usarte para darle celos a nick-bajé la cabeza.
-No siento que me uses. Aunque nick sí se pone celoso, cosa que no debería.
-Eres un gran amigo para mí, Chaz. Es así como yo te veo. Discúlpame.
-No tienes que pedir perdón por eso, miley-sonrió-. Eres muy linda, claro, pero también eres una amiga para mí.
-Gracias, Niall.
-¿Y ahora qué piensas hacer?-me preguntó.
-Trato de ignorar a nick.
-¿Por eso no le abriste la puerta?-rió.
-¿Cómo sabes eso?
-Mi tía me dijo que lo vio sentado allá afuera, como si esperara.
Suspiré.
-No siempre podrás evitarlo, miley-me dijo.
-Ya lo sé.
-¿Sabes? A lo mejor no es enamoramiento, simplemente es… deslumbramiento muy profundo-trató de animarme.
-¿Qué diferencia hay?
-Que en uno estás enamorada, en el otro no-rió, pero su broma no provocó nada en mí e inmediatamente volvió a la seriedad-. Cuando me ocupes, sabes que voy a estar allí-me acarició la rodilla.
-Gracias, Chaz. En serio, gracias.
Una vez aclaradas las cosas, Chaz y yo pasamos el rato riéndonos, aunque mi risa no fuera con mucho sentido.
-Creo que ya es hora de irme. No quiero perderme la cena-dijo Chaz, sobándose la panza.
-Está bien. Ojala podamos vernos mañana-sonreí.
-Claro.
2 comentarios:
¬¬ no la dejes asiiiiiiiiiiiiiiiiiii!! aaa cierto te falta un cap todavia jajaja :D ME ENCANTO! ♥
hahhaha me encanto, dijfbjekjeknd Sara del Carmen por que la dejaste ahi?? grrr, espero el otro falta 1 jajjaja
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