domingo, 18 de marzo de 2012

the manual of the forbidden- capi- 30





Me quedé mirando las palabras sin leer de nuevo. Yo no era estú’pida. ¿Qué clase de canción era ésta? Él había escrito una canción con acordes y estribillos y era difícil escuchar a mi razón, sintiendo cómo la dura lucha contra el impulso la hacía flaquear. Pero yo no era estú’pida.

Algo en esas frases de caligrafía alargada susurraba mi nombre; lo sabía lo sentía. Y entonces pude escuchar un poco la voz de mi razón, de mi cordura, que me hacía pensar en selena más de lo que ya lo había estado haciendo.
Yo amaba a su novio, no entendía cómo en tan poco tiempo, pero lo amaba, podía incluso jurarlo; pero eso no me daba el derecho de arrebatárselo. Era su joya, no la mía, y yo se la estaba robando.

Miré a nick, que esperaba impaciente a que le dijera algo y lo único que pude deducir en aquel momento fue parte de la verdad, llegó a mí como una estrella fugaz que pasa y deja la luz en los ojos, como un soplo del viento que aclara la mente.
nick se estaba comportando como un cretino, ¿acaso estaba jugando con ambas? Iba, me regalaba, me llevaba y hasta me escribía una canción, porque podía asegurar que esa canción era para mí; y luego llegaba y abrazaba, besaba y le entregaba su cariño a selena. Me sentí un títere en sus manos. ¿Pero cómo poder reclamarle? Ni siquiera tenía los argumentos bien cimentados. Mi mente era todo un caos de pensamientos, conjeturas e hipótesis absurdas.
-¿Y?-preguntó, ansioso.
-¿En quién te inspiraste?-inquirí, tratando de que mi voz sonara casual. Él no debía de tener ni la más mínima sospecha de lo que pasaba por mi cabeza.
-Sólo… me llegó la inspiración. Pero, ¿te gusta?-insistió, ladeando el tema.
-Es… linda-dije, en realidad lo era, pero sólo si lo veía de una perspectiva muy, pero muy superficial.
-Parece como si no te hubiera gustado-musitó, y a su rostro asomó una máscara de pesadumbre.
Le ordené severamente a mi corazón que se callara; anhelaba besarlo y al mismo tiempo abofetearlo; deseaba salir corriendo tan lejos como me fuera posible. ¿Cómo podía él estarle haciendo esto a selena? Pero aun, ¿cómo podía yo estarle haciendo esto a selena?
-Está preciosa, nick, pero…-murmuré.
-¿Pero?-buscó mi mirada, que repentinamente se encontraba gacha.
Me atreví a levantarla, sólo para poder verle el rostro y decidirme si lo que quería era abofetearlo o… besarlo. Eliminé ambas ideas de mi cabeza al instante y miré el reloj, ¿sólo habían pasado quince minutos?

-Pero… olvidé algunas fotos con Ferni y debo ir por ellas-farfullé, nerviosa. Optando por la opción que menos parecía una locura. Escapar. Y esperando a que se creyera mi mentira.
-¿Ferni? ¡Oh, claro!-sonrió- Te acompaño, y así me la presentas por fin-dijo.
-No-la corta palabra salió veloz, tajante.

nick se hizo para atrás, confundido.

-Es que…-tartamudeé- Voy a tardarme, mucho-hice un énfasis innecesario para la última palabra-. Llegaré tarde y no es apropiado que hagas esperar a selena otra vez, así que tú quédate aquí-sonreí-, espérala. Estás en tu casa.

Tomé precipitadamente el sobre del pretil y lo apreté bajo mi brazo, las llaves las tomé con la otra mano.

-Pero…
-¡Oh! Por cierto-lo interrumpí-, felicidades por escribir una canción tan… bonita-dije y salí por la puerta, huyendo como una niña asustada.

Bajé las escaleras a toda prisa, mis zapatos golpeteaban rítmicamente en los escalones que pasaban debajo de ellos y salí al aire exterior llenado mis pulmones de éste. Estaba asustada, no sabía qué pensar o qué pensamiento en mi cabeza obedecer.

Necesitaba huir al menos por un rato, sacar a nick de mi cabeza al menos por una fracción de segundo. Saqué mi móvil y tecleé el número de joe.

-¿Aló?
-joe, soy yo, miley. ¿Podrías hacerme un favor?-pregunté, con la voz que me salía temblorosa de mi garganta.
-Claro, dime.
-¿Podrías ir por selena a su trabajo?
-Pero… ya salió, ¿no?
-Sí, pero encuéntrala en el camino, antes de que tome un taxi o algo parecido. Y ofrécete a traerla a casa todos los días, por favor-farfullé, mientras caminaba calle abajo.
-Puedo preguntar ¿por qué?
-Sólo tráela a casa, ¿quieres? Luego te explico.
-Está bien.
-Date prisa, adiós.
-Hasta pronto.
-Gracias-musité.
-No, gracias a ti.

Trunqué la llamada y devolví el celular a mi bolsillo. Me abrace debido al frío y seguí caminando sin dirección. Mi plan era que selena estuviera más pronto en casa de lo que suele llegar. Todos y cada uno de los días que me restaran aquí. Así, no ignoraría a nick de forma tan obvia, pero sería menos tiempo estando con él y eso ayudaría bastante a que de una vez por todas controlara mis sentimientos.

Decidí parar a mitad de una calle, no sabía a dónde me dirigía y si seguía sin rumbo, seguro me perdería. No podía ir donde Ferni debido a que allí no había nadie, ella seguro estaría en su cita con Chaz. La gente me esquivaba y pasaba a mi lado, totalmente indiferente, mientras yo me quedé inmóvil allí. Había caminado apenas dos calles lejos del edificio, y sabía que si caminaba más terminaría perdiéndome.

Recordé un pequeño parque a unas cuantas cuadras más, un fácil camino para seguir, así que fui hasta allá, a desperdiciar el tiempo y que se hiciera tarde solamente para no verle el rostro a él. Cuando llegué, me apoderé de una de las bancas de metal negro que adornaban los caminos del parque y me senté a observar cómo el cielo oscurecía totalmente.

No pude evitar pensar en nick, lo amaba, ni siquiera sabía cómo y con tanta rapidez. Me era absurdo, ilógico. Era casi ridículo cómo quería escapar de esos sentimientos que no debían de estar en mi corazón. Ridículo, sí. Porque en realidad estar a su lado era lo único que en este momento quería hacer.

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