domingo, 18 de marzo de 2012

the manual of the forbidden- capi- 27


Me vi obligada a reír, su risa no sólo era un bello sonido, sino también era de esas risas que te animan a reír también.

-Se nos hace tarde, tenemos que irnos-dije, con el pesar que no pude ocultar.
-Cierto, el tiempo se pasa rápido, ¿no?-me ayudó a levantarme de la banca y arrastré los pies a su lado, para encaminarnos a su Hybrid y volver a la realidad.
-Tan rápido que no te das cuenta cuándo suceden las cosas-musité, viéndome los pies al caminar; dándole el doble sentido a mi frase.
-Eso es cierto-concordó.


Subimos de nuevo a su vehículo negro que ya empezaba a hablarme de recuerdos, como si al sentarme en el asiento grisáceo, la suavidad de éste, me contara sobre las veces que yo he estado allí, con él. Le regalé una sonrisa secreta a todos los recuerdos, pero nick alcanzó a percibir mi mueca de labios.

-¿Por qué sonríes?-me preguntó, encendiendo el motor del vehículo.
El suave ronroneo me hizo salir de mi ensoñación.

-Porque… recordé…-me obligué a rebuscar palabras en mi mente- que hace mucho tiempo que no me divertía tanto-dije, al fin.

Las comisuras de sus labios hermosos se elevaron hasta formar una bonita sonrisa complacida.

-Pues me alegra que te hayas divertido-dijo.

Volví a sonreír, como diciéndole “gracias”; luego me giré a mirar por la ventanilla polarizada, escuchando los latidos de mi corazón al pensar que estaba cerca de él. La piel se me erizó un poco, no sé si por culpa o de preocupación; quizá de ambos.

¿Pero qué estaba haciendo yo de malo? Mi único delito era haberme enamorado de nick, porque era la persona menos indicada para aprisionar mi corazón. Su nombre debería de estar en algún manual de lo prohibido, en la primera página, con un aviso “Peligro”. Volví a mi pregunta, malo sería querer quedarme con él. Aunque la verdad es que sí lo deseaba, pero aunque no tuviera intensiones de hacerlo, desearlo como yo ya lo hacía, era suficientemente malo. Bastante.

-¿Te molesta si hago una última parada?-me dijo, y su voz llegó hasta mi corazón en aquel silencio que inconscientemente se había producido.

Le miré.

-No, por supuesto que no-musité. A fin de cuentas, si se me permitía estar más tiempo con él, no iba a rehusarme a tal regalo.
-Genial. Quiero saludar a un viejo amigo. Hoy es su cumpleaños. Prometo que no tardaré-estacionó la camioneta en una calle medio vacía y en un instante, él ya se encontraba fuera del auto, abriéndome la puerta para que bajara.
-Acompáñame- me sonrió y me ayudó a bajar. Luego de cerrar la puerta, como hipnotizada le seguí, acatando su orden con el mayor placer.

Caminamos sólo unos pocos metros; ya que, a la mitad de la calle, se situaba un bar-café, a lo que pude entender por los dibujos con luz neón que sobresalían de la pared, a lado de la entrada de madera recién barnizada. Me detuve confundida, cuando nick paró también su andar.

-Oh, tranquila. Aquí son muy amables-musitó, como si adivinara mis pensamientos.
-¿Tú… alguna vez has…?
-¡Oh, no!- se rió, como si hubiese sido una buena broma- Si te refieres a que si he tomado, jamás-aclaró.

El alivió corrió por mis venas. Yo odiaba todo tipo de alcohol que dañaba los sentidos de las personas, aquello le había quitado la vida a mis padres, indirectamente.

-Ven-me tomó de la mano y no dudé en seguirlo, aunque adentrarme a ese horrible lugar era casi igual de espantoso que subir a la montaña rusa.

El montón de lucecitas de colores me encandiló los ojos y el sonido de la música electrónica retumbó en mis oídos. Gente bailando de aquí para allá, con movimientos bruscos de brazos y piernas. Me acordé de América, sólo con la diferencia de que aquí, los lugares parecían más decentes. O al menos los que había visitado.
nick no me soltó la mano, mucho menos para conducirme por entre la gente danzante, hasta que me llevó hacía el otro extremo y se recargó en la barra con una elegancia extraordinaria.

-Gaspare, un amico. Piacere di vederti!~Gaspar, amigo. ¡Qué gusto verte!
-dijo nick, elevando un poco la voz para que se alcanzara a oír sobre le ruido. 

El mozo que limpiaba algunos tarros con un trapo, detrás de la barra, se giró a la voz de nick.

-nick! Che gioia di vederti qui!~¡nick! ¡Qué placer es verte por aquí!
-era un sujeto alto, con el cabello color rubio platinado y un tanto despeinado, su rostro era de aspecto viril, sin duda, aunque los labios estaban deliciosamente rosados. Dejó lo que estaba haciendo y se reclinó sobre la barra para darle un abrazo cariñoso a nick.
-Non poteva mancare il tou compleanno~No podía dejar pasar tu cumpleaños.
-su abrazo se prolongó por las palabras de nick.
-Oh, quanti dettagli da parte tua~Oh, qué gran detalle de tu parte.
-dijo el joven, sonriendo agradecido.
La bella sonrisa de nick apareció en su rostro, y entonces el joven por fin prestó su atención en mí. Su mirada curiosa se paseó por mi rostro, haciéndome sentir cohibida.
-Chi è questa bella ragazza?~¿Y quién es esta bella jovencita?
-pronunció.

La sonrisa de nick se hizo más ancha. ¡Cómo odiaba no entender italiano!

-E ‘il migliore amico di selena, è venuto a vivire con lui per un po`. Ti farò conoceré, ma non parla italiano~Es la mejor amiga de selena, vino a vivir con ella por un tiempo. Te la presentaré, pero no habla italiano.
-dijo nick y me miró con… ¿ternura? -Gaspar, ella es miley. miley el es Gaspar.

El sujeto me sonrió, estirando sus delgados labios rosados y alzó la mano para saludarme.

-Hola-musitó, bañando al español con un matiz inimitable de italiano.

Sujeté su mano, respondiendo el saludo y le devolví la sonrisa a sabiendas de que la mía parecería turbia. Como no hablé para nada, Gaspar, volvió a la plática con nick.

-Neanche parla spagnolo?~¿Tampoco habla español?
-le preguntó, confundido.

nick soltó una carcajada que al instante supo contraer.

-Penso che odia questi luoghi, man no te la prendere personale-le dijo él, con amabilidad-. Beh, è meglio andare~Creo que odia estos lugares, pero no te lo tomes personal. Bueno, tenemos que irnos.
-el pesar en el rostro de nick apareció de repente.

Al menos podía estudiar sus expresiones sino entendía nada de lo que hablaban.

-Ma se siete appena arrivati!~¡Pero si acaban de llegar!
-parloteó el sujeto tras la barra.


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