viernes, 9 de marzo de 2012

Take me along niley -capi -13


—Cierra la boca, Tate —masculló nick—, y conduce.
—Ya voy —dijo Tate, totalmente ajeno al modo dictatorial en el que nick lo trataba.
—¿Sabes una cosa? —comenzó a decirle miley a nick en el instante que Tate arrancó el motor—. Podrías intentar ser más amable con la gente. Especialmente si te están ayudando.
Incluso a través del plástico se escuchó el suspiro de irritación.
—¿No deberías aplicarte el consejo a ti misma?

miley abrió la boca para responder y, acto seguido, la cerró. Estaba en lo cierto. Se había comportado de un modo bastante desagradable con él desde el comienzo.
—Supongo que tienes razón. Quizás los dos deberíamos intentar no hacerlo más difícil.
miley no supo si él llegó a contestar, ya que la sirena comenzó a aullar de nuevo. Tate los llevó hasta el hospital en un tiempo récord, pero el viaje distaba mucho de haber sido placentero. Cuando llegaron, tenía la sensación de haber pasado por el centrifugado de una lavadora.
Tate llevó la ambulancia hasta la parte trasera del hospital y aparcó bajo un toldo que los protegería de los rayos del sol. Con la advertencia de que permaneciera callada, sacó la camilla con mucho cuidado para no hacerle daño en el brazo y descendieron a la par de la ambulancia.
Una vez cruzaron las puertas del edificio, miley mantuvo cerrado el polar para ocultar las manchas de sangre de su jersey.
nick permaneció completamente inmóvil y en silencio mientras Tate empujaba la camilla por las zonas más concurridas. mileyl caminaba junto a ellos pero, a decir verdad, quería morirse de la vergüenza dado lo obvios que resultaban los grilletes.
¿Tenían que brillar tanto bajo la luz de los tubos fluorescentes? ¿No podía Desiderius haber elegido unas esposas pequeñitas y coquetonas, como las de la policía?
Claro que no, tenían que medir doce centímetros y llevar una inscripción en griego a su alrededor, más una cadena que medía sus buenos diez centímetros. Cualquiera que las viera pensaría, sin duda alguna, que las había conseguido en uno de los catálogos de juguetitos sexuales de Roberta. ¡Menudo espanto! Ella jamás había entrado en un Frederick’s of Hollywood. Es más, se ponía roja como un tomate cada vez que entraba en un Victoria’s Secret…
Además, todos los que pasaban a su lado se giraban para mirarlos boquiabiertos.
—No había visto eso desde hace por lo menos seis meses —dijo uno de los celadores cuando pasaron junto al mostrador de admisiones.
—Ya me lo contaron —le contestó un compañero—. ¿Sabes cuántos años tenía el desafortunado?
—No lo sé; pero por el aspecto de la chica yo firmaba ahora mismo.
Sus carcajadas hicieron que le ardiera la cara. Por las miradas interesadas que los hombres lanzaban a su cuerpo, supuso que la predicción de nick acerca de sus posibles citas no iba muy desencaminadas.
—¿Tate? —lo llamó un joven médico según se aproximaban a los ascensores —. ¿Debería preguntar?
Tate negó con la cabeza.
—Ya sabes que toda la mier*da ésta siempre acaba en mi oficina.
El médico rió mientras miley se tapaba la cara con la mano. Tan pronto como las puertas del ascensor se cerraron tras ellos, murmuró:
—nick, te juro que voy a matarte por esto.
—Querida —le dijo una anciana que ayudaba como voluntaria en el hospital y que estaba justo a su lado—. Me parece que ya lo has hecho. —Y le dio unas palmaditas a miley en el brazo—. A mi Harvey y a mí nos ocurrió lo mismo. Pobre. Yo también lo echo de menos.
Tate estuvo a punto de ahogarse por el esfuerzo de sofocar la risa.
miley lanzó un gruñido y rezó para que el horrible suplicio llegase a su fin.
Una vez en el depósito de cadáveres, Tate los llevó a un laboratorio poco iluminado, de paredes metálicas, y cerró la puerta con llave. nick abrió la cremallera desde dentro.
—Gracias —le dijo a Tate mientras se incorporaba y comenzaba a salir de la bolsa. La dobló y la colocó sobre una mesa.
Tate abrió uno de los cajones del armarito situado junto a la puerta.
—De nada. Ahora, quítate la camisa y déjame que vea lo que te ha pasado.
—Ya se curará.
Tate apretó la mandíbula con firmeza.
—¿Y la infección qué?
nick lanzó una carcajada.
—Los inmortales no mueren de una infección. Ninguna enfermedad puede afectarme.
—Puede que no mueras, pero eso no quiere decir que no te duela y que no sane más rápido si la tratamos. —Dedicó una mirada a nick que decía bien a las claras que no iba a dejarse intimidar—. No aceptaré un no por respuesta. Déjame curar esa herida.


nick abrió la boca para seguir discutiendo pero, si algo tenía claro, era lo testarudo que Tate podía llegar a ser. Para no malgastar el tiempo, decidió obedecer… y entonces se dio cuenta de que no podría quitarse el abrigo y la camisa a causa de los grilletes.
Con un suspiro de exasperación, dejó que la ropa colgase del brazo y se acercó de nuevo a la camilla para tumbarse y esperar a Tate apoyado sobre los codos. Mientras lo veía reunir el material necesario, escuchó cómo el corazón de miley comenzaba a latir más rápido y su respiración se aceleraba. Sintió el agudo interés que despertaba en ella la visión de su cuerpo. Lo deseaba; y ese ávido deseo estaba causando estragos en él.
Se movió un poco, deseando que sus vaqueros fueran un par de tallas más grandes, ya que la tela negra estaba empezando a molestarle bastante debido a su erección.
Jo*der, había olvidado el dolor, tanto literal como alegórico, que sufría su cuerpo cuando estaba cerca de una mujer atractiva. Y ella era atractiva. Cómo no iba a serlo, con ese fascinante rostro élfico y esos enormes ojos azules y…
Los ojos azules siempre habían sido su debilidad.
Aun sin mirarla, supo que se estaba humedeciendo esos labios exuberantes, del color de las ciruelas, y al imaginar su sabor se le quedó la garganta seca. Imaginaba cómo sería sentir su aliento sobre el rostro y su lengua contra la suya mientras la besaba.
¡Por los dioses! Y él creía que los romanos lo habían torturado… el trabajo del mejor de sus inquisidores había sido una minucia comparado con la agonía física y mental que la cercanía de miley le estaba causando.
Pero lo que más lo trastornaba no era sentir sus ojos fijos en él, sino el hecho de que había llevado la situación admirablemente. La mayoría de las mujeres habrían chillado de terror al descubrir su naturaleza, o se habrían puesto a llorar.
O ambas cosas a la vez.
Pero ella había sobrellevado la experiencia con una valentía y un coraje que hacía mucho que no veía.
La chica le gustaba de verdad; y eso era lo que más lo sorprendía.
miley dio un respingo cuando la mirada de nickse cruzó con la suya. Esos profundos ojos negros se clavaron en ella e hicieron que se acalorara y se quedara sin aliento.
Estaba tumbado en la camilla con una pierna doblada y la otra colgando sobre el borde. Los estrechos vaqueros negros se pegaban a su poderoso y enorme cuerpo.
Y esos brazos tan musculosos…
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Bueno eso es todo chicas disfruten mucho, chau :)

10 comentarios:

amorciegoniley dijo...

lo ameeeeee tienes que seguirla

alexajonas dijo...

genealisisisimaaa

/v\ dijo...

hasjkxndss me encanto, siguela grrr, ahora sube de la otra por favor sara

beln_de_jonas dijo...

ahhh siguela porfaaaaaas

angela dijo...

me encanto siguela siguela

butblop dijo...

tienes que subir yaa por fas ahhhhh

carter dijo...

lo ame lo ame lo ameeeee sube maaas

christopher dijo...

siguelaaa yaaaaa

eliz_cyrus_miller_jonas dijo...

siguela plissss

herandy dijo...

me encanto siguelaa yaaa