Simplemente me quedé allí, escuchando, inmóvil, hasta que
sentí que una lágrima cayó por mi ojo y resbaló por mi mejilla.
Al menos me alegraba una cosa, su sueño se había cumplido; sus canciones habían sido tocadas por un artista; al menos él era feliz, ¿no? Aun cuando la canción sonara triste, pero… es sólo una canción, escrita ya hace tiempo, estaba segura. De pronto me embargó la curiosidad, ¿dónde estará él? ¿Y selena? ¿Seguirán juntos? Entonces dejé escapar otro par de lágrimas.
Aquella canción era lo único que me hablaba de nick y no estaba segura de qué me decía.
Al menos me alegraba una cosa, su sueño se había cumplido; sus canciones habían sido tocadas por un artista; al menos él era feliz, ¿no? Aun cuando la canción sonara triste, pero… es sólo una canción, escrita ya hace tiempo, estaba segura. De pronto me embargó la curiosidad, ¿dónde estará él? ¿Y selena? ¿Seguirán juntos? Entonces dejé escapar otro par de lágrimas.
Aquella canción era lo único que me hablaba de nick y no estaba segura de qué me decía.
No supe a qué hora llegó liam y se situó a mi lado. Me miró.
-Es su canción –musité, sin apartar la vista del artista sobre el escenario.
-¿Su canción? –repitió, sin comprender.
Desde el día en que llegué y le conté a liam todo, no había mencionado nada relativo a la historia de nick y selena, aunque la llevara conmigo día y noche, impregnada en mi piel y no se lograra salir de mi cabeza.
-Él escribe canciones –farfullé-. Es compositor –lo dí por hecho-, y esa es su canción.
-¿Se la escuchaste tocar alguna vez? – ¿liam creía que no era verdad?
-Mira la pantalla –dije-, el nombre del autor –especifiqué.
liam lo hizo, justo se estaba terminando la canción.
-¿Nick Jonas? –Preguntó, sin entender, luego de un corto silencio, abrió los ojos y me miró- ¡Nick Jonas! –soltó, acordándose.
-Quiero irme –dije, dándome la vuelta.
-Claro, entiendo –por eso liam me caía tan bien, no hacía más preguntas después de que veía que ya no obtendría respuestas-. Llévate mi camioneta –sacó las llaves de su bolsillo y me las ofreció.
-Pero tu…
-Yo mañana paso por ella –me aseguró-. Mañana nos tenemos que reunir para seleccionar las fotos que presentaremos a la revista. Anda, llévatela –insistió.
-Debo de conseguir un auto, ¿no? –suspiré y tome las llaves.
-No estaría mal, pero ya. Mañana nos vemos.
-Hasta mañana.
Salí de ese lugar apenas pude, trataba de contener las lágrimas después de la charla poco casual que había tenido con liam. Subí a su intimidante camioneta plateada y luego encendí el motor, haciéndolo rugir bajo de mí. Conduje hasta casa, ignorando las ganas de llorar que me embargaban pero era casi imposible.
Se trataba de nick. Bueno, todo en mi mundo se trataba de nick, pero esta vez había sido directo, en la realidad, fuera del mundo en mi cabeza. Quise bloquear los pensamientos en ella, que si era para selena, que si era para mí; porque todo eso sólo me provocaba un dolor infinito, por que, ¿qué posibilidades habría si fuera mi canción? nick me extrañaría, pero ya había pasado un mes desde que me fui de Venecia y ya me habría venido a buscar si es que… me amaba. Entonces todas las ideas que giraban entorno a esa, se desbarataron en mi cabeza. No era mi canción. Era para selena, pero si se trataba de selena, ¿por qué mencionaba la palabra “amante”?
Giré el volante hacía la derecha, haciendo rodar las llantas de la camioneta en esa dirección.
A menos que, la canción la haya escrito pensando en mí, pero no habría venido a América por aquello que le pasó con Kristen. ¡Por Dios! No era un bebé, tiene veintitrés años, ¿por qué no lo supera y ya? Resoplé, frustrada. Aquellas conjeturaciones no me llevaban a ningún lado, excepto al mismo laberinto de mi mente.
Pero había alguien que sí podía hacerme saber lo que quería.
Estacioné la camioneta de liam en la acera y bajé de ella rápidamente para subir las escaleras hasta mi casa. Miré el reloj, eran las nueve de la noche, allá sería a lo mejor la una o las dos de la mañana. Tenía que hablar con Ferni, así que esperaría hasta que amaneciera.
No sabía si quería saber, pero necesitaba hacerlo. Estas especulaciones en mi cabeza causaban más dolor que la verdad, fuera cual fuera.
Nueve de la mañana. Era como si contara con un reloj despertador en la cabeza que me anunciaba la hora en la que tenía que tomar la computadora e intentar comunicarme con Ferni.
Me desperecé rápidamente y puse la lap-top sobre mis piernas; la luz que desprendió al prender me encandiló un poco los ojos.
Me conecté al Messenger y sentí un gran alivio cuando vi que Ferni también lo estaba. No dudé ni dos segundos en iniciarle conversación.
¡miley¡ dice: Hola!
Tecleé sobre las negras teclas, haciendo aparecer la letra azul sobre la ventana de conversación.
F&C dice: ¡Hey, hola!
Me contestó al instante.
miley dice: ¿Cómo está todo allá?
Deseaba que Ferni entendiera a la primera lo implícito en mi pregunta.
F&C dice: Bien, supongo. Chaz me llevó ayer a un parque, desayunamos juntos y anduvimos por casi toda la ciudad.
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