Lo dejé sobre su cama y luego,
con un nuevo dolor en el pecho, salí de aquella habitación. Me deslicé como
ánima en pena escaleras abajo y cuando bajé a la sala para cruzarla y llegar
hasta la puerta, la mirada de la madre de joe me detuvo.
-¿Estás bien? –me preguntó.
Mantuve mi mirada baja, avergonzada y negué con la cabeza.
-¿Quieres una taza de té? –me ofreció, afable.
-Tengo que irme, se me hace tarde. Gracias de todos modos –musité e intenté dar el primer paso hacía la puerta.
-Antes de que te vayas –dijo-, quisiera decirte algo –me detuve y giré sobre mis talones, despacio, la miré.
Su rostro, dulce como el de toda madre, tenía un tono rosado en las mejillas, como un durazno. Su cabello era igual de liso que el de joe y del mismo color castaño que el de nick. Me sonrió.
-La traición es algo muy fuerte –musitó, acercándose y la miré con ojos asustados. Ella rió-. Aquí las paredes no son muy sólidas –explicó-. Además uno intuye cosas cuando las ve salir por la puerta, llorando.
Me sentí más avergonzada que antes y bajé la mirada.
-Lo que quiero decirte –me levantó el mentón, con delicadeza-, es que la traición puede llegar a ser muy dura, muy profunda, viniendo de una persona a la que se quiere. Pero, más allá, el amor es más profundo y fuerte.
Me le quedé mirando, confundida, ¿qué era lo que me estaba diciendo? Sollocé.
-Cariño –ella vio la confusión en mi rostro, tan palpable como mis lágrimas-. ¿Tú amas a mi hijo, nick? –se me paró el corazón, pero antes de que pudiera contestarle, ella siguió hablando- selena es una muy buena chica, trabajadora, educada, bonita; me gusta que nick salga con ella. Pero no se trata de lo que me guste a mi o al resto de la sociedad, se trata de la felicidad de mi hijo. Todos cometemos errores, cariño. Pero siempre recuerda que el amor tiene mucho más fuerza que cualquier otro poder en el mundo y al final de cuentas, aquellos errores, son los peldaños de una escalera que nos lleva a nuestro destino.
El silencio me rozó con el aire, quise asimilar y comprender, una por una sus palabras. Ella me sonrió.
-Buen viaje –me acarició la mejilla.
-Gracias –musité, más confundida que antes.
Salí por la puerta y el corazón se me encogió de angustia, una vez más. ¿Cómo iría de nuevo hasta el departamento? joe se había ido con selenA y yo, difícilmente recordaba el camino. A pie haría más de treinta minutos, si es que llegaba.
Era el colmo de mis desgracias.
Comencé a caminar, dejando atrás la bonita casa blanca en la que antes había estado. Esperaba que selena se encontrara bien, en el sentido de que estuviera segura con joe. Sabía que yo la había destrozado y eso era algo que jamás me perdonaría.
Mientras caminaba, las palabras de Pattie, la madre de joe, vinieron a mi mente, entre tanto que mis mejillas seguían húmedas y mis ojos tercos a seguir derramando su dolor.
¿Ella creía acaso que selena no hacía del todo feliz a nick? Era su madre, y una madre –queramos o no– siempre, tiene la razón. Ella me estaba dando una esperanza, debajo de sus palabras, había una. Pero justo ahora todo mi cielo se había vuelto gris, casi negro, y toda esperanza parecía carecer de sentido y significado.
Caminé por un buen rato, indecisa de ir o no por algunas calles, pero al final, divisé el edificio y por primera vez en todo el día, sentí alivio. Cuando me hube adentrado hasta llegar al departamento, lo primero que hice fue ver la hora, faltaban quince minutos para las diez de la mañana. Tenía el tiempo suficiente para hacer una última cosa.
Arranqué una hoja del cuadernillo que selena tenía sobre la mesa de centro y me senté a la mesa a escribir. A lo mejor era estú’pido dejarle una nota, pero tampoco podía irme así nada más.
-¿Estás bien? –me preguntó.
Mantuve mi mirada baja, avergonzada y negué con la cabeza.
-¿Quieres una taza de té? –me ofreció, afable.
-Tengo que irme, se me hace tarde. Gracias de todos modos –musité e intenté dar el primer paso hacía la puerta.
-Antes de que te vayas –dijo-, quisiera decirte algo –me detuve y giré sobre mis talones, despacio, la miré.
Su rostro, dulce como el de toda madre, tenía un tono rosado en las mejillas, como un durazno. Su cabello era igual de liso que el de joe y del mismo color castaño que el de nick. Me sonrió.
-La traición es algo muy fuerte –musitó, acercándose y la miré con ojos asustados. Ella rió-. Aquí las paredes no son muy sólidas –explicó-. Además uno intuye cosas cuando las ve salir por la puerta, llorando.
Me sentí más avergonzada que antes y bajé la mirada.
-Lo que quiero decirte –me levantó el mentón, con delicadeza-, es que la traición puede llegar a ser muy dura, muy profunda, viniendo de una persona a la que se quiere. Pero, más allá, el amor es más profundo y fuerte.
Me le quedé mirando, confundida, ¿qué era lo que me estaba diciendo? Sollocé.
-Cariño –ella vio la confusión en mi rostro, tan palpable como mis lágrimas-. ¿Tú amas a mi hijo, nick? –se me paró el corazón, pero antes de que pudiera contestarle, ella siguió hablando- selena es una muy buena chica, trabajadora, educada, bonita; me gusta que nick salga con ella. Pero no se trata de lo que me guste a mi o al resto de la sociedad, se trata de la felicidad de mi hijo. Todos cometemos errores, cariño. Pero siempre recuerda que el amor tiene mucho más fuerza que cualquier otro poder en el mundo y al final de cuentas, aquellos errores, son los peldaños de una escalera que nos lleva a nuestro destino.
El silencio me rozó con el aire, quise asimilar y comprender, una por una sus palabras. Ella me sonrió.
-Buen viaje –me acarició la mejilla.
-Gracias –musité, más confundida que antes.
Salí por la puerta y el corazón se me encogió de angustia, una vez más. ¿Cómo iría de nuevo hasta el departamento? joe se había ido con selenA y yo, difícilmente recordaba el camino. A pie haría más de treinta minutos, si es que llegaba.
Era el colmo de mis desgracias.
Comencé a caminar, dejando atrás la bonita casa blanca en la que antes había estado. Esperaba que selena se encontrara bien, en el sentido de que estuviera segura con joe. Sabía que yo la había destrozado y eso era algo que jamás me perdonaría.
Mientras caminaba, las palabras de Pattie, la madre de joe, vinieron a mi mente, entre tanto que mis mejillas seguían húmedas y mis ojos tercos a seguir derramando su dolor.
¿Ella creía acaso que selena no hacía del todo feliz a nick? Era su madre, y una madre –queramos o no– siempre, tiene la razón. Ella me estaba dando una esperanza, debajo de sus palabras, había una. Pero justo ahora todo mi cielo se había vuelto gris, casi negro, y toda esperanza parecía carecer de sentido y significado.
Caminé por un buen rato, indecisa de ir o no por algunas calles, pero al final, divisé el edificio y por primera vez en todo el día, sentí alivio. Cuando me hube adentrado hasta llegar al departamento, lo primero que hice fue ver la hora, faltaban quince minutos para las diez de la mañana. Tenía el tiempo suficiente para hacer una última cosa.
Arranqué una hoja del cuadernillo que selena tenía sobre la mesa de centro y me senté a la mesa a escribir. A lo mejor era estú’pido dejarle una nota, pero tampoco podía irme así nada más.
Lamento mucho todo esto.
Me merecía más que una buena bofetada y todas esas palabras que me dijiste. Pero el que las mereciera, no significa que no me hayan dolido.
Pedirte perdón a lo mejor es estú’pido. Tomando en cuenta de que no me lo perdonaré ni yo misma. Jamás quise hacerte daño, intenté protegerte siempre y… ahora te resulté fallando.
Siempre fuiste como mi hermana, selena y siempre quise lo mejor para ti. Sé lo que sientes ahora, pude verlo en tus ojos, te conozco mejor que nadie. No tienes idea de cómo me dolió verte así por mi culpa.
Pero no te mentiré. Me enamoré de nick, te juro que lo amo y por eso tenía que irme. Quería dejarlos ser felices, en serio. Vivir todos los días viendo sus demostraciones de amor era algo que me dolía más que los golpes en la mejilla. Pero yo quería que tú fueras feliz e irme resultaba la mejor idea para olvidar todo, y aunque no pudiera olvidarlo, ya no importaría; yo estaría a miles de millas lejos de él, lejos… para evitar hacerte daño. Todo me ha salido al revés.
No quería que esto pasara, pero regresar el tiempo es imposible. A lo mejor, irme ahorita, después de esto, no va a servir de mucho. Sé que soy una cobarde por irme y dejarte este dolor, ¡te juro que desearía poder quitártelo! Pero, no deja de ser lo mejor para todos…
No quiero perderte, selena. Mi elección siempre fuiste tú. Pero ayer, en un desorden estú’pido en mi cabeza, cometí el error más grande de mi vida. Traicioné a la única familia que me quedaba… ahora estoy sola. Me lo merezco.
nick no tuvo la culpa, fui yo quien lo besó. No eches por la borda algo tan hermoso como lo es tu relación sólo por un error mío.
Ódiame a mí si quieres, pero no culpes a nick. Fue mi culpa, por completo.
Lamento haberte causado este daño, no sabes cómo me arrepiento. Por supuesto que te lo iba a decir, pero no de la forma en la que te enteraste. Discúlpame.
Hay algo de esto que jamás voy a olvidar, de los errores, hay lecciones que se aprenden. La comunicación es importante y a veces, aquello que vemos a simple vista, no es lo que parece. Tenlo en mente, selena. Seguro habrá más de una persona tratando de apoyarte.
De nuevo, discúlpame.
Todo lo que me diste te lo devolveré, el dinero, los vestidos… te pagaré todo. Gracias.
Cuando leas esto, seguro estaré arriba de un avión rumbo a California, sintiéndome la persona más pérfida en todo el mundo. Extrañándote.
Espero algún día me perdones.
Te quiero mucho.
miley
2 comentarios:
hahha lloro ¿por que la dejas ahi? pobre Miley, hahha que se vaya y sea feliz y se consiga un Australiano sexii ok no jajjaja pero espero que pase
ESTOY DE ACUERDO CON DANII U.U QUE SE VAYA Y LE RESFRIEGUE A NICK QUE TIENE UN SEXY Y COMESTIBLE AUSTRALIANO (? JAJAJAJA OK NO, PERO LLORO, SIGO LLORANDO XQ SOS CRUEL CONMIGO SARII? :'(
Publicar un comentario