lo volvería a ver. No que eso cambiara las cosas,
quizá me odiaba por destruir su relación con selena y más aun por publicarlo
sin derecho alguno pero… era tanto el anhelo de saber de él que de cierta
manera se había convertido en una necesidad. ¿Llegaría la noticia hasta Japón o
donde sea que nick se encontrara? Miré a Blade y de pronto lo vi como una
esperanza.
Él había terminado de ver todas mis fotografías y la sonrisa en su rostro me decía que le habían gustado. Repentinamente la idea de exponerlas no me resultaba tan descabellada. No si eso, de alguna forma, me acercaba a nick.
-Vaya –dijo Blade, admirando la última imagen-. Son fantásticas –confesó-. Es como si te contaran una historia.
Me reí.
-Tienen una historia, no hay fotografía que no la tenga –admití.
-Me gusta, estoy encantado con su trabajo, señorita cyrus. Sería un honor para nosotros exponer estas fotografías –me dijo, con los ojos rebosando de excitación-. ¿Qué dice usted?
Y entonces mi mente había cambiado por completo, mi perspectiva ya no era la misma que hace unas horas.
-Hagámoslo –acepté, llenando mi cabeza de la imagen de nick, ignorando si estaba bien o mal.
La sonrisa de Blade se volvió aun más intensa, acentuándose en su moreno y arrugado rostro, luego me extendió la mano.
-Hagámoslo –repitió.
Él había terminado de ver todas mis fotografías y la sonrisa en su rostro me decía que le habían gustado. Repentinamente la idea de exponerlas no me resultaba tan descabellada. No si eso, de alguna forma, me acercaba a nick.
-Vaya –dijo Blade, admirando la última imagen-. Son fantásticas –confesó-. Es como si te contaran una historia.
Me reí.
-Tienen una historia, no hay fotografía que no la tenga –admití.
-Me gusta, estoy encantado con su trabajo, señorita cyrus. Sería un honor para nosotros exponer estas fotografías –me dijo, con los ojos rebosando de excitación-. ¿Qué dice usted?
Y entonces mi mente había cambiado por completo, mi perspectiva ya no era la misma que hace unas horas.
-Hagámoslo –acepté, llenando mi cabeza de la imagen de nick, ignorando si estaba bien o mal.
La sonrisa de Blade se volvió aun más intensa, acentuándose en su moreno y arrugado rostro, luego me extendió la mano.
-Hagámoslo –repitió.
Estaba loca, severamente loca. Había aceptado la propuesta de Blade y ahora no podía echarme para atrás. Y es que alguna parte de mi cabeza, quizá la más destornillada, tenía la ridícula esperanza de que aquella exposición, de alguna manera me acercara a liam.
Tenía que llamar a Blade para darle el nombre de la
exposición, me había dado sólo un día para pensarlo, ya que todo se llevaría
acabo en un mes, a finales de enero.
Me había pasado casi toda la noche en vela, ideando algún
buen nombre para mi trabajo, algo que fuera como el título de una historia,
pero nada era lo suficientemente bueno. Luego recordé una de las conversaciones
que había tenido con Ferni, aquella en donde le mostré la cantidad de
fotografías que había tomado de liam. Había usado un término para referirme a
ellas: Manual de lo prohibido, porque para mi eso eran. Entonces tuve la idea y
el nombre para mi exposición, Manuale del proibito, en italiano, porque había
sucedido en Venecia.
Luego de que llamé a Blade y que encantado aceptó el título,
tecleé el número de liam, él aun me debía ciertas explicaciones. Le pedí que
viniera a mi casa y a los pocos minutos apareció tocando mi puerta. Lo hice
entrar y lo senté frente a mí en la sala.
-¿Recibiste la noticia, no? –me sonrió, no sabiendo qué
esperar.
-liam ayer. ¿Por qué no me dijiste?
-Porque pensé que ibas a decir que no y no estoy equivocado, ¿verdad? –enarcó una ceja.
-Pues no, pero… acepté –exhalé.
-¿Aceptaste? ¿En serio? –la expresión de viva alegría le volvió al rostro.
-En contra de mi misma, incluso –admití.
-¿Por qué dices eso? –preguntó, confundido.
-Porque al exponer esas fotografías, terminarán por odiarme, liam. Fui y destruí su perfecta relación, le mentí a liam al decirle que no lo amaba y ahora, vengo aquí a exponerle mi vida a medio mundo.
-No estás exponiendo tu vida –me contradijo-. Cada persona interpretará las fotografías a su manera, allí no dice “le robé el novio a mi mejor amiga” ¿o sí? –volvió a levantar la ceja.
-Ya lo sé, pero soy tan egoísta que no importa tanto que liam se enoje y me odie por completo, me duele muchísimo pero… sólo quiero verlo de nuevo. Por eso acepté, liam, esto me da la esperanza de volver a contemplar su rostro.
-¿Egoísta? miley, eres la persona menos egoísta que conozco, pero te diré lo que sí eres: masoquista –fruncí el ceño pero el continuó hablando-. Por una vez en tu vida, miley, date gusto a ti misma. Vives preocupándote de la vida de los demás, de sus opiniones y te dejas de lado –me sacudió ligeramente de los hombros-; piensa por una vez en ti. Si esto puede que te acerque a ese tal liam, pues no te detengas. Por una vez en la vida, lucha por lo que quieres.
-liam ayer. ¿Por qué no me dijiste?
-Porque pensé que ibas a decir que no y no estoy equivocado, ¿verdad? –enarcó una ceja.
-Pues no, pero… acepté –exhalé.
-¿Aceptaste? ¿En serio? –la expresión de viva alegría le volvió al rostro.
-En contra de mi misma, incluso –admití.
-¿Por qué dices eso? –preguntó, confundido.
-Porque al exponer esas fotografías, terminarán por odiarme, liam. Fui y destruí su perfecta relación, le mentí a liam al decirle que no lo amaba y ahora, vengo aquí a exponerle mi vida a medio mundo.
-No estás exponiendo tu vida –me contradijo-. Cada persona interpretará las fotografías a su manera, allí no dice “le robé el novio a mi mejor amiga” ¿o sí? –volvió a levantar la ceja.
-Ya lo sé, pero soy tan egoísta que no importa tanto que liam se enoje y me odie por completo, me duele muchísimo pero… sólo quiero verlo de nuevo. Por eso acepté, liam, esto me da la esperanza de volver a contemplar su rostro.
-¿Egoísta? miley, eres la persona menos egoísta que conozco, pero te diré lo que sí eres: masoquista –fruncí el ceño pero el continuó hablando-. Por una vez en tu vida, miley, date gusto a ti misma. Vives preocupándote de la vida de los demás, de sus opiniones y te dejas de lado –me sacudió ligeramente de los hombros-; piensa por una vez en ti. Si esto puede que te acerque a ese tal liam, pues no te detengas. Por una vez en la vida, lucha por lo que quieres.
No me había detenido a pensar, que aunque liam fuese un
bruto de sentimientos, podría llegar a ser también el amo y señor de la razón.
Y justo ahora la tenía, no me iba a echar para atrás pensando en la gente a mi
alrededor, o la que alguna vez estuvo allí; aun por más ridícula que fuera la
idea y burda la esperanza, debía seguir adelante.
-Supongo que tienes razón, liam –le sonreí y él también.
-No supongas, la tengo –rió y luego me abrazó-. Sé que va a ser la exposición fotográfica más popular en California –me animó.
-O más allá.
-No supongas, la tengo –rió y luego me abrazó-. Sé que va a ser la exposición fotográfica más popular en California –me animó.
-O más allá.
• • •
Después de aquella tarde y de muchas más, mientras el tiempo
seguís su trascurso y con el se llevaba mis suspiros; la fecha de la exposición
fotográfica se acercaba. Blade había hecho su reconocido trabajo al darle la
suficiente publicidad al mío; mandando a imprimir folletos, volantes e incluso
un espectacular en la ciudad. Blade era un viejo chiflado, pero me daba
esperanza. Inclusive se utilizó el diseño de una página web en la Internet,
anunciando la exposición fotográfica “Manuale
del proibito” por
Miley Cyrus y a lado, una fotografía de nick, la que liam había llevado a
Blade. Ver mi nombre bajo el título y a lado de la fotografía era para mí como
una llamada de auxilio para que nick la pudiera ver. Algo que esperaba lo
trajera hasta mí al reconocer aquel nombre, del cual anhelaba no se hubiera
olvidado tan pronto.
No esperaba que me tendiera los brazos y me abrigara en
ellos; sólo quería verlo de nuevo, tenerlo frente a mí era el deseo más
ferviente de mi corazón, y aunque me odiara con toda su alma, le explicaría que
lo amaba y porqué le había mentido; pero sólo si él atendía ami llamado.
-Es espectacular, ¿no crees? –el eco de la voz de liam resonó en el salón vacío, trayéndome al presente.
-¿Cómo dices? –pregunté, haciendo demasiado evidente mi falta de atención.
-El lugar, es grandioso –dijo, fingiendo no darse cuenta-. Ya me imagino todo, ¡no puedo esperar a que llegue el martes!
Miré a mi alrededor curiosa por las palabras de liam, aunque la mayoría
de las veces resultaba ser un exagerado, esta vez tenía razón. Era un salón
grande, con piso de mármol en color negro, las paredes blancas se expandían
extensas dándole un espacio realmente grande y una ventilación y luminosidad al
lugar.
-¿Cómo dices? –pregunté, haciendo demasiado evidente mi falta de atención.
-El lugar, es grandioso –dijo, fingiendo no darse cuenta-. Ya me imagino todo, ¡no puedo esperar a que llegue el martes!
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