Átame a ti - capitulo- 25

Frunció el ceño.

―Tengo una silla en mi camioneta

―¿Desde cuándo?

―Desde el día siguiente a mi mudanza. Compré una imaginando que sería más fácil si teníamos dos.

―No lo sabía.

―No preguntaste. Lo diste por sentado. Me parece que tienes que conocerme mejor, mileyr―Sus ojos se encontraron―. Te veo en casa.

¿Por qué todo el mundo estaba tan raro hoy?

En el momento que miley volvió a su oficina, Annie, una cuarentona e insensata vaquera nativa de Wyoming, se lanzó sobre ella como un coyote rabioso.

―Así que Eliza no es fruto de la inmaculada concepción como nos habías hecho pensar a todos.

miley resopló.

―Por supuesto, ese espectacular pedazo de hombre está malditamente cerca de parecer un dios.

Nada que objetar a eso.

―No ha mirado a nadie, salvo a ti. Dios, dada la forma en que te devoraba con los ojos, todos pensábamos que te iba a tomar aquí mismo, en la habitación al lado de la cafetera.

Sus mejillas ardieron.

―El papa de Eliza está viviendo contigo y ¿tú no me lo has contado? Por Dios Santo, ¿estás durmiendo con él y te lo has guardado para ti misma?

Diablos. Las noticias viajaban muy rápido.

―No es lo que tú piensas.

―¿No?

―No

―Entonces eres idiota miley. Una completa estúpida ―Annie alzó las manos y salió despotricando.

¿Qué le pasaba hoy a todo el mundo?

Treinta minutos más tarde Nadia llamó a la puerta y miley le hizo señas para que entrara.

 De pelo oscuro y ojos marrones, Nadia era una refugiada Bosnia que había emigrado a los Estados Unidos ayudada por una iglesia local.

El año anterior, durante la entrevista de trabajo, Nadia se había descrito a sí misma como la campesina perfecta. Fea, delgada como un palo, fuerte como un buey, sin educación y mirando siempre hacia delante sin quejarse del trabajo. La descripción conmovió a miley, así como la evidencia de abusos físicos que mostraba Nadia en sus brazos y cara.

A pesar de los repetidos intentos de sus compañeros de trabajo, que trataban de convencer a Nadia para que dejara a su marido, y de las promesas de Nadia que aseguraba que iba abandonarlo, Nadia seguía viviendo con su maltratador. Una triste realidad en la América rural. Debido a la falta de recursos sociales y financieros, muchas mujeres no tenían elección y seguían viviendo con sus maltratadores.

Toda la situación preocupaba a miley, y con toda franqueza, casi llama ella misma al maldito sheriff, pero como jefe de Nadia no podía inmiscuirse. La única vez que se acercó a Nadia para ofrecerle cualquier tipo de ayuda que pudiera necesitar, la llorosa mujer le dijo que se metiera en sus propios asuntos. Y aunque lamentándolo por ella, miley había hecho lo que Nadia le había pedido.

Hasta el momento, Antón, el hijo de Nadia, de cuatro años de edad, no había mostrado signos de abuso y era un niño bien adaptado, que jugaba con los otros niños en la guardería

En vez de permanecer de pie delante de la mesa como si estuviera frente a un pelotón de fusilamiento, como solía hacer, Nadia paseó de un lado para otro.

―¿Qué pasa, Nadia? Dee dijo que era importante.

―Lo es ―Caminó preocupada hasta la pared más lejana y volvió―. Me gusta trabajar aquí. Es bueno para Anton, es bueno para mí.

―Me gusta tenerte aquí. No te estoy halagando cuando te digo que eres una empleada fantástica.

―Gracias. ―Nadia se detuvo y miró a miley con ojos atormentados―. Cuando estoy aquí trabajo duro ―Apretó las manos a los costados―. Necesito pedirte un favor.

―De acuerdo, te escucho.

―Si mi marido llama, me gustaría que le dijeras que no estoy aquí.

Un espeso silencio flotó en el aire.

El estomago de miley se revolvió. ¿Cuántas veces en el último año le había pedido Nadia ese favor? Probablemente una docena. Al día siguiente, Nadia se retractaría de su petición, diría que estaba estresada o cansada y que no había querido decir eso. Entonces, negaría vehementemente que su marido tuviera algo que ver con su decisión. miley había sufrido este tipo de comportamiento falto de entereza antes, con su hermana. India prometiendo que iba a mantenerse limpia. Estar sobria. Dejar de usar y abusar de su cuerpo y tomar el control de su vida.

Nadia seguía el mismo patrón. Podría ser cínica, pero miley no creía que esta vez Nadia mantuviera su postura así que trató que su voz no mostrara sus dudas.

―Sé que eres una persona reservada, Nadia, pero honestamente necesito entender que está pasando. ¿Por qué debería mentir a Rex?

 ―Porque le he dejado. Esta vez es de verdad. Una amiga nos deja estar con ella. Yo necesito este trabajo y este es el primer lugar donde tratará de encontrarme.

―Me alegra de que hayas dado este paso, pero ¿piensas que creerá que te has ido y has abandonado el pueblo? Especialmente cuando sabe lo mucho que te gusta trabajar aquí.

―El piensa que odio este trabajo.

Esto era nuevo.

―¿Perdón?

Nadia levantó la barbilla.

―No es verdad. Le mentí. Durante las últimas dos semanas me he estado quejando de este lugar, y de lo mal que estaba. De cómo odiaba a todos los que trabajaban aquí. Incluso le di a entender que estaba buscando otra cosa y que había encontrado otra guardería para Anton.

Inteligente mujer, preparando el terreno, pero miley se ponía enferma solo pensando en el cuidado que Nadia tenía que tener para salir de esa horrible y peligrosa situación.

―Cuando se dé cuenta de que nos hemos ido, espero que piense que nos hemos trasladado a Denver. Le dije que tenía algunos primos allí.

―¿Los tienes?

-------------------------------------------------------------------

bueno de esta nove aqui termana el maraton aff ya me canse chicas afff jejejevoy con el que sigue