No dije nada, saqué mi cámara y le tomé una foto a su
perfil, una perfecta pose de modelo de revista, aunque no se esforzara en lo
más mínimo para hacerla.
-¡Oye!-rió, cohibido- Si vas a hacer
eso, avísame-bromeó.
-No hace falta, te des o no cuenta, sales muy bien-admití, con una extraña necesidad de pelear por el contra… mi mejor amiga.
-Gracias-bajó la cabeza levemente, y lo conocía lo suficiente como para saber que lo hacía porque se sonrojaba.
-No hace falta, te des o no cuenta, sales muy bien-admití, con una extraña necesidad de pelear por el contra… mi mejor amiga.
-Gracias-bajó la cabeza levemente, y lo conocía lo suficiente como para saber que lo hacía porque se sonrojaba.
Aquello me encantaba y me fascinaba. Él
sonrojándose por mí.
Luego de fantasear en mi cabeza por un
rato que para mí fue pequeño, sentí que estacionó el auto y miré a través de la
ventanilla. No veía nada fuera de lo normal. Calles y canales y gente
transitando por ellos.
No supe cuándo se bajó pero de pronto
su figura ya estaba fuera del auto, de lado de mi puerta para abrirla y
ayudarme a bajar.
-Gracias-le sonreí, pero aun no sabía
dónde estaba ni a dónde me llevaría.
Oí cuando cerró la puerta, entre tanto que yo buscaba y rebuscaba algún lugar especial al que pudo hacer referencia nick. Pero no había nada.
Oí cuando cerró la puerta, entre tanto que yo buscaba y rebuscaba algún lugar especial al que pudo hacer referencia nick. Pero no había nada.
-Ven-me tomó de la mano y me hizo
estremecer.
Me guió por todo el largo de la calle,
hasta que al doblar la esquina, pude percatarme del ruido y las luces de la feria
que se establecía a lado del puerto. Abrí la boca de asombro, jamás había
estado en una feria y mucho menos en una europea.
-¿Te gusta?-me preguntó, mirándome
atentamente, con esa bonita sonrisa en sus labios.
-Estoy emocionada-admití, observando todos y cada uno de los detalles de la feria mientras nos acercábamos a ella.
-selena me mencionó que cuando eran pequeñas jugaban a la feria en su cuarto. Ella ya ha venido aquí, pero sé que tú no. Así que, espero que disfrutes esto.
-Estoy emocionada-admití, observando todos y cada uno de los detalles de la feria mientras nos acercábamos a ella.
-selena me mencionó que cuando eran pequeñas jugaban a la feria en su cuarto. Ella ya ha venido aquí, pero sé que tú no. Así que, espero que disfrutes esto.
¡selena! La mano se me congeló y me
obligué a soltar la de nick. No debía de olvidarme de selena..
-Que lindo eres, nick-le miré, sus ojos resplandecían
con el montón de lucecitas de colores de los puestos y carpas de la feria.
Me sonrió, desarmándome por completo y
casi haciendo estallar a mi corazón.Nos introdujimos a la feria en donde un
montón de niños jalaban de las manos a sus padres para hacerlos caminar más
rápido y así alcanzar subir a los juegos.
-Y… ¿qué quieres hacer primero?-me preguntó, con las manos en los bolsillos de su pantalón.
-Amm… ¿Hay aquí carritos chocones?
El rió y me tomó del brazo para guiarme hasta ellos. Cada uno nos subimos en un auto, mientras que perseguíamos al otro para chocarlo, si es que no nos chocaba primero algún otro carrito y las risas no se dejaban de oír.
Cuando bajamos, mis cabellos estaban más despeinados de lo normal, mientras que los de nick seguían intactos y perfectamente acomodados en su cabeza.
-Eso fue divertido-dijo-. Ahora, ¿a dónde quieres ir?
-Te toca decidir a ti-le pegué cariñosamente en el hombro y reí.
El rió junto conmigo y luego miró alrededor y al final detuvo su mirada en un punto por arriba de mi cabeza.
-¡Subamos allí!-señaló.
Me giré para ver cuál era la atracción que él decía y mi vista se elevó tan alto que instantáneamente se me produjo una inquietud desagradable en el estómago al contemplar la altura del juego.
-No-fue lo primero que salió de mi boca. Una negación rotunda ante la propuesta de nick.
-Ay, vamos. No es tan malo-su intento por animarme resultó todo lo contrario.
-¿Tan?-dije, repitiendo la palabra con sarcasmo- No, no, no, ni loca me subo a eso-me di la vuelta, para intentar escapar.
Pero él me detuvo tomándome por ambos brazos, de frente.
-Pues llámame loco porque yo sí me subiré. Es sólo una montaña rusa, miley.
-Una montaña rusa del tamaño del Everest-traté de desasirme de sus manos.
-No seas exagerada-rió y me tomó con más fuerza para encaminarme hasta el tenebroso juego.
Lo cierto es que le tenía un pavor enorme a las atracciones mecánicas, la adrenalina no era lo que más me caracterizaba y jamás en mis veintidós años había montado uno. Esta vez no tenía que ser la excepción, pero nickn insistía y así era más difícil hacerle caso a mi razón.
No sé cómo me hizo llegar hasta la fila que esperaba ansiosa por subir y me percaté de ello hasta que los estrepitosos gritos de las personas abordo me llegaban desde lo alto.
-Estás loco si piensas que me voy a subir a eso-farfullé, intentando huir por tercera vez.
-Ya te dije que sí estoy y te subirás conmigo-no sabía porqué la última palabra me había gustado demasiado, pero antes de que lograra salir de entre la gente que hacía fila, nick me agarró de la muñeca, me atrajo hacía él y me abrazo fuertemente, haciendo añicos mi fuerza de voluntad y por supuesto, imposible mi escape. Me quedé quieta y me le quedé mirando, a esa distancia tan pequeña, su belleza era inconcebible.
-Por favor, súbete conmigo-pidió, con la voz más aterciopelada y dulce que jamás haya oído-. No voy a dejarte ir hasta que me digas que sí.
De pronto, olvidé cómo hablar y sólo asentí. Me percaté del latido tan estrepitoso de mi corazón que golpeaba contra mi pecho y también contra el suyo, que estaba pegado al mío, entonces el rubor corrió por mis mejillas ya que él no me soltaba aunque ya había aceptado.
-Genial-me sonrió-. Gracias.
¡selena, selena, selena, selena! La voz en mi cabeza gritaba aturdida. No debía olvidarme de selena. Me obligué a sacar voz de mi garganta.
-Ya te dije que sí, ya suéltame-musité, ruborizada.
-No, si te suelto tal vez intentarías escapar de nuevo; así que hasta que no estemos arriba, difícilmente te creeré-me apretujó más a su cuerpo, casi no podía respirar pero tampoco quería hacerlo si eso significaba dejar mi bella prisión.
Me sonrió antes de mirar de nuevo el temible juego y estando allí en sus brazos, su delicioso perfume llegaba con intensidad hasta mis fosas nasales, inundando todo el aire a mí alrededor y produciéndome un confort en el estómago, transportándome a un mágico paraíso.
-¡Genial! Seguimos nosotros-me dijo, mientras me hacía avanzar detrás de las personas que emocionadas montaban los asientos para dos de la montaña rusa.
El estómago se me revolvió.
-nick…-la voz me tembló, insegura.
-Tranquila, si quieres yo te protejo-me sonrió y sus brazos se tensaron a mi cuerpo.
Me hizo sentar en el cuarto asiento de adelante y él se sentó a mi lado. Luego sus brazos se volvieron a enrollar en mi cuerpo, ya que me había soltado unos segundos para poder acomodarse en el asiento continuo.
-No estoy muy segura de…
-Ya estás arriba, así que no hay retorno-me interrumpió.
Nos hicieron ponernos el tubo de seguridad y el estómago se me encogió de nerviosismo. El tubo metálico no llegaba hasta mí abdomen.
-No hay peligro de que uno se salga, ¿verdad?-pregunté.
nick miró que el tubo no me llegaba y rió.
-No, pero dicen que siempre hay una primera vez-rió cínico.
-¡¿Qué?!
-Es broma-se carcajeó-. Tranquila, ¿sí?
Entonces el carrito se empezó a mover por el riel que formaba el camino ilógico de aquella montaña. Quise correr, sólo tuve las ganas de hacerlo, pero como si nick me hubiese adivinado el pensamiento, sus brazos se tensaron a mi alrededor, tiernos y protectores.
Estaba más nerviosa y asustada de lo que llega a estar la gente cuando enfrenta su peor pesadilla y empezaba a formular en mi mente mi testamento, qué le hubiera dejado a quién. Pero al menos moriría feliz, en los brazos de la persona a la que amaba.
Mis cabellos comenzaron a moverse con velocidad por el viento producido y luego se apaciguaron cuando el carrito empezó a transitar en dirección hacía lo alto. Hasta el momento, no había sido la gran cosa, sólo vueltas tenues y velocidad media, pero ahora sabía que iba empezar lo malo, a lo que más le temía: la adrenalina de caer en picada hacía abajo. El corazón se me comenzó a acelerar y parecía eterno el camino; eso era bueno y era malo, porque aunque no quería que cayéramos ya, sabía que entre más se tardara en llegar hasta arriba, más era la altura.
El pánico me invadió por completo cuando me percaté de que faltaban sólo unos pocos metros para la gran curva de la montaña. La respiración se me aceleraba y el pulso me atronaba en los oídos. Entonces, al borde de caer por la estrafalaria bajada, tuve la necesidad de decirle a nick que lo amaba. Como si fuera a morirme y jamás le viera de nuevo.
-nick, tengo que decirte algo-farfullé, con la voz temblorosa.
Me miró, sus ojos me abrazaron también.
-Yo…
-Y… ¿qué quieres hacer primero?-me preguntó, con las manos en los bolsillos de su pantalón.
-Amm… ¿Hay aquí carritos chocones?
El rió y me tomó del brazo para guiarme hasta ellos. Cada uno nos subimos en un auto, mientras que perseguíamos al otro para chocarlo, si es que no nos chocaba primero algún otro carrito y las risas no se dejaban de oír.
Cuando bajamos, mis cabellos estaban más despeinados de lo normal, mientras que los de nick seguían intactos y perfectamente acomodados en su cabeza.
-Eso fue divertido-dijo-. Ahora, ¿a dónde quieres ir?
-Te toca decidir a ti-le pegué cariñosamente en el hombro y reí.
El rió junto conmigo y luego miró alrededor y al final detuvo su mirada en un punto por arriba de mi cabeza.
-¡Subamos allí!-señaló.
Me giré para ver cuál era la atracción que él decía y mi vista se elevó tan alto que instantáneamente se me produjo una inquietud desagradable en el estómago al contemplar la altura del juego.
-No-fue lo primero que salió de mi boca. Una negación rotunda ante la propuesta de nick.
-Ay, vamos. No es tan malo-su intento por animarme resultó todo lo contrario.
-¿Tan?-dije, repitiendo la palabra con sarcasmo- No, no, no, ni loca me subo a eso-me di la vuelta, para intentar escapar.
Pero él me detuvo tomándome por ambos brazos, de frente.
-Pues llámame loco porque yo sí me subiré. Es sólo una montaña rusa, miley.
-Una montaña rusa del tamaño del Everest-traté de desasirme de sus manos.
-No seas exagerada-rió y me tomó con más fuerza para encaminarme hasta el tenebroso juego.
Lo cierto es que le tenía un pavor enorme a las atracciones mecánicas, la adrenalina no era lo que más me caracterizaba y jamás en mis veintidós años había montado uno. Esta vez no tenía que ser la excepción, pero nickn insistía y así era más difícil hacerle caso a mi razón.
No sé cómo me hizo llegar hasta la fila que esperaba ansiosa por subir y me percaté de ello hasta que los estrepitosos gritos de las personas abordo me llegaban desde lo alto.
-Estás loco si piensas que me voy a subir a eso-farfullé, intentando huir por tercera vez.
-Ya te dije que sí estoy y te subirás conmigo-no sabía porqué la última palabra me había gustado demasiado, pero antes de que lograra salir de entre la gente que hacía fila, nick me agarró de la muñeca, me atrajo hacía él y me abrazo fuertemente, haciendo añicos mi fuerza de voluntad y por supuesto, imposible mi escape. Me quedé quieta y me le quedé mirando, a esa distancia tan pequeña, su belleza era inconcebible.
-Por favor, súbete conmigo-pidió, con la voz más aterciopelada y dulce que jamás haya oído-. No voy a dejarte ir hasta que me digas que sí.
De pronto, olvidé cómo hablar y sólo asentí. Me percaté del latido tan estrepitoso de mi corazón que golpeaba contra mi pecho y también contra el suyo, que estaba pegado al mío, entonces el rubor corrió por mis mejillas ya que él no me soltaba aunque ya había aceptado.
-Genial-me sonrió-. Gracias.
¡selena, selena, selena, selena! La voz en mi cabeza gritaba aturdida. No debía olvidarme de selena. Me obligué a sacar voz de mi garganta.
-Ya te dije que sí, ya suéltame-musité, ruborizada.
-No, si te suelto tal vez intentarías escapar de nuevo; así que hasta que no estemos arriba, difícilmente te creeré-me apretujó más a su cuerpo, casi no podía respirar pero tampoco quería hacerlo si eso significaba dejar mi bella prisión.
Me sonrió antes de mirar de nuevo el temible juego y estando allí en sus brazos, su delicioso perfume llegaba con intensidad hasta mis fosas nasales, inundando todo el aire a mí alrededor y produciéndome un confort en el estómago, transportándome a un mágico paraíso.
-¡Genial! Seguimos nosotros-me dijo, mientras me hacía avanzar detrás de las personas que emocionadas montaban los asientos para dos de la montaña rusa.
El estómago se me revolvió.
-nick…-la voz me tembló, insegura.
-Tranquila, si quieres yo te protejo-me sonrió y sus brazos se tensaron a mi cuerpo.
Me hizo sentar en el cuarto asiento de adelante y él se sentó a mi lado. Luego sus brazos se volvieron a enrollar en mi cuerpo, ya que me había soltado unos segundos para poder acomodarse en el asiento continuo.
-No estoy muy segura de…
-Ya estás arriba, así que no hay retorno-me interrumpió.
Nos hicieron ponernos el tubo de seguridad y el estómago se me encogió de nerviosismo. El tubo metálico no llegaba hasta mí abdomen.
-No hay peligro de que uno se salga, ¿verdad?-pregunté.
nick miró que el tubo no me llegaba y rió.
-No, pero dicen que siempre hay una primera vez-rió cínico.
-¡¿Qué?!
-Es broma-se carcajeó-. Tranquila, ¿sí?
Entonces el carrito se empezó a mover por el riel que formaba el camino ilógico de aquella montaña. Quise correr, sólo tuve las ganas de hacerlo, pero como si nick me hubiese adivinado el pensamiento, sus brazos se tensaron a mi alrededor, tiernos y protectores.
Estaba más nerviosa y asustada de lo que llega a estar la gente cuando enfrenta su peor pesadilla y empezaba a formular en mi mente mi testamento, qué le hubiera dejado a quién. Pero al menos moriría feliz, en los brazos de la persona a la que amaba.
Mis cabellos comenzaron a moverse con velocidad por el viento producido y luego se apaciguaron cuando el carrito empezó a transitar en dirección hacía lo alto. Hasta el momento, no había sido la gran cosa, sólo vueltas tenues y velocidad media, pero ahora sabía que iba empezar lo malo, a lo que más le temía: la adrenalina de caer en picada hacía abajo. El corazón se me comenzó a acelerar y parecía eterno el camino; eso era bueno y era malo, porque aunque no quería que cayéramos ya, sabía que entre más se tardara en llegar hasta arriba, más era la altura.
El pánico me invadió por completo cuando me percaté de que faltaban sólo unos pocos metros para la gran curva de la montaña. La respiración se me aceleraba y el pulso me atronaba en los oídos. Entonces, al borde de caer por la estrafalaria bajada, tuve la necesidad de decirle a nick que lo amaba. Como si fuera a morirme y jamás le viera de nuevo.
-nick, tengo que decirte algo-farfullé, con la voz temblorosa.
Me miró, sus ojos me abrazaron también.
-Yo…
12 comentarios:
hahha no me di cuenta de que habias subido otro capitulo, hahah espero que no le diga que lo ama, lo se estoy loca, pero prefiero que el se lo diga primero antes que ella
Ahhhhhhhh!!!!!!!!!!!!! Porque lo dejaste aí D: Esto es injusto y tu malvada como me dejas con la duda!!!!! Uhhhhh quiero saber que le dicee la verdad es que espero que no le diga, creo qe seria lo mejor :/
Cuídate, besis, bye c:
me encanto por k siempre todas la dejan en el mejor momento
hahaha igual me gusto y pienso igual k luisa_smiler !! ojala k miley antes ponga bien celoso a nick!!
tq♥gracias
Me encantoo
lo ameee ahhh siguela aplisss
siguela prontiiss
ahhh tienes que siguerla apronto o sii grr te doy durooo
ahhh sigyuela yaaa
ahhh siguela yaaaa
OMG!! esta super la nove me encanta
ahh sera que Miley le dira a Nick que lo ama
si le dice que dira el al respecto ??
te quedo estupendo me fascino muy lindo
espero el siguiente pronto que esta interesante
un besito cuidate :D
ahhh siguelaa yaaaaa
siguela prontoo nena esta genealisisismaa
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