miércoles, 4 de enero de 2012

one shot niley hot - el pacto parte 1


—Se te está acabando el tiempo… y ya no hablemos de mi paciencia —aseguró recorriendo perezosamente su cuerpo con una hambrienta mirada—. Has obtenido más que la mayoría, deberías sentirte orgullosa.
La chica se echó atrás la pesada mata de pelo negro y miró con sus enormes y transparentes ojos azules, libres de malicia al ser que tenía frente a ella. ¿Sentirse orgullosa? Si su orgullo debía ir a la par que su caída, entonces sí. Aquellos abdominales marcados, los hinchados pectorales y la piel bronceada que quedaban a la vista a través de la camisa abierta sin duda merecían semejante caída. Un cuerpo así no cabía duda que debía ser ilegal, lástima que perteneciera a ese demonio de alma oscura.
—El tiempo corre, muchachita.
Muchachita. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la primera vez que había oído ese apodo resbalando de su lengua? ¿Cuánto desde que sus manos habían profanado su cuerpo, arrebatándole la cordura, la respiración, atándola a él con el único propósito de obtener un año más de vida? ¿Había realmente merecido la pena vender su alma, su cuerpo por obtener unos minutos más?
En aquellos amargos momentos, había creído que nada podría ser peor que encontrar la muerte en pocos meses.
Hoy, estaba convencida de ello.
—¿Debo decidir yo por ti, miley?
Su voz era pecado en estado puro, su cuerpo el purgatorio en el que pasaba gustosa su condena, aquel ángel de alas rotas había llegado en el momento en que había creído perder su vida, solo para entregarle la llave de la inmortalidad.
Pero incluso la vida tenía un precio, y el suyo debía ser cobrado cada año.
—Podrías callarte un momentito de modo que pueda pensar. Gracias —farfulló ella arrancando su mirada de él, respirando profundamente para intentar llevar algo de cordura a su atrofiado cerebro.
Decidir. Elegir. La libertad estaba en sus manos, al igual que su muerte.
Como lo había estado la noche en la que lo conoció, la noche en la que inocentemente había entregado su voluntad, su cuerpo, a cambio de la promesa de un año más de vida.
miley acababa de dejar el hospital donde le habían diagnosticado un tumor cerebral, el hijo de puta estaba tan mal situado que no había posibilidad de operación. Los médicos y especialistas habían sido brutalmente sinceros, los mareos, las pérdidas de conocimiento ocasionales no eran más que el comienzo, pronto empezaría a deteriorarse su memoria, las palabras empezarían a confundirse en su boca y si tenía suerte, la vista sería lo último en verse afectado… Y todo ello en menos de tres meses.
Aquella misma noche había cumplido los treinta y uno, no podía decirse que no hubiese tenido una vida agradable, si a acaso, lo había sido monótona, el amor se había resistido a llamar a su puerta y a partir de aquel instante, sabía que no llamaría jamás.
Su mente había sido una coctelera, pensamientos que habían entrado y salido con la misma rapidez que las lágrimas caían por sus mejillas, la sombra de la muerte y un futuro truncado se habían impuesto por encima de la razón, ante ella ya no había vida, no había planes a largo plazo…
miley había deambulado durante buena parte de la tarde por las calles vacías y solitarias de aquella ciudad, sus pasos se perdieron en las sombras de la noche conduciéndola a su inmediato destino.
—Cuidado —unos brazos fuertes la sujetaron cuando uno de sus tacones la hizo tambalear demasiado cerca del borde del precipicio. Un mal paso y su muerte había llegado mucho antes de la mano de un tonto descuido, su cuerpo habría terminado roto y desmadejado entre los hierros de los cimientos de un nuevo edificio—. Creo que acabo de salvarte la vida.
Su triste mirada se alzó hacia el rostro masculino, unas facciones fuertes y firmes enmarcadas por unos rizos morenos, mientras sus ojos eran cubiertos por oscuros cristales.
Ella rió sin verdadero disfrute.
—Todo lo que has salvado son unos pocos minutos de la muerte que ya me ha sido anunciada —murmuró apartándose de los brazos de aquel desconocido—. Temo que esta no es tu noche de suerte… quizás debieses probar en la calle de allá, quizás encuentres a alguien que realmente necesite ser salvada.
Una irónica sonrisa había cubierto sus labios al responder.
—¿Tú no deseas ser salvada?
miley rió.
—¿Salvada ahora, sólo para morir dentro de tres meses? —se jactó sin humor—. Llámame egoísta, pero mientras que tú podrás planear lo que harás en las próximas navidades, yo sé que ni siquiera llegaré a ver el verano.
Él sonrió.
—¿Y si pudieras? ¿Qué estarías dispuesta a entregar por un año completo de vida?
Cualquier cosa.
Qué inocente y estúpida había sido entonces, qué crédula e ingenua como para pensar que una oferta así pudiera venir de alguien con algo más que un puñado de lujuriosos deseos en el bolsillo.
Le había ofrecido cualquier cosa y él había tomado aquello que deseaba, haciéndola adicta a su sabor, a su aroma, a la lujuria que había despertado en su cuerpo, marcándola como suya, como su sacrificio en un pacto que la ataba a su voluntad en cada aniversario de su primer encuentro y que a cambio le permitía un año más de vida.
Él había borrado el tumor de su cabeza, pero a cambio se había instalado muy hondo entre sus piernas y más arriba, en un lugar que jamás se atrevería a reconocer en voz alta, no ante él, jamás ante él.
Una profunda y sensual carcajada la arrancó de sus recuerdos, trayéndola bruscamente al presente, al solitario e inhóspito lugar que había elegido para encontrarse con ella, el mismo en el que se conocieron y el que, irónicamente había estado al lado de un maldito cementerio.
miley se estremeció, aunque no sabía si se debía al enrarecido aire y sepulcral silencio del terreno del cementerio al lado del que estaba parada o por el contrario, se debía a la sexual presencia de ese demonio sin alma. Con un suspiro, llegó a la conclusión de que se debía un poco a ambas cosas.
—miley, pequeña, solo hay un camino al que puedan llevarte tus pensamientos.
Su voz era como un ronroneo que se extendía por su columna como un helado y placentero látigo.
—Y está justo aquí.
Los ojos femeninos lo siguieron mientras atravesaba el pórtico de piedra que daba entrada al cementerio, moviéndose entre las lápidas con paso cadencioso y pecaminosamente sensual, sus manos acariciando el mármol y la piedra de lo que en otro tiempo sin duda habrían sido hermosos acabados.
—Hacía tiempo que no paseaba por aquí, ¿No lo encuentras íntimamente relajante?
Ella reprimió un escalofrío al dejar vagar su mirada por el abandonado lugar, de una manera poco corriente y gótica, era un lugar hermoso, con aire antiguo.
—Lo que lo encuentro, es demasiado morboso para mi gusto —murmuró paseando su mirada por el silencioso lugar, siguiendo los pasos de su carcelero—. Podríamos por favor terminar con esto, me gustaría retomar mi tranquila vida durante un año más, nick.
Sus brillantes ojos dorados se volvieron sobre ella, sus llenos y lujuriosos labios masculinos estirándose en una perezosa sonrisa, siempre consciente de las sensaciones que provocaba en ella, de lo que ella provocaba en él.
—¿He de suponer que has alcanzado la decisión que nuestro pacto requiere? —preguntó arqueando una delgada ceja negra.
La mirada felina se clavó en la suya con esa cadencia irónica que siempre utilizaba en él.
—¿Otro año de mi vida por un polvo? Sí, por qué no, otras cosas peores he tenido entre las piernas
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espero que les gustes y Hola nena bueno este one shot va dedicado a todas ustedes nena gracias por su apoyo y les deseo el mejor de los años un besote enorme y mas al rato publico bueno solo les quería decir que no tengo tanta tarea haci que me apurare y les quería preguntar si quieren un one shot jemi? bueno me dicen en su comentario si un besote.

1 comentario:

briannamichelle_07_Mitchie dijo...

me encantooo♥♥
el qe siguee♥♥