Átame a ti - capitulo- 3

No nick. No Kane. Piensa, mils. ¿Cuáles eran los nombres de sus padres? No tenía ni idea. ¿Qué pasaba de todos modos con todos los nombres con “C”? Eso era confuso como el infierno. Se desplazó y se decidió por la primera pareja de la lista. Calvin y Kimi.

Marcó. El corazón le salto en la garganta, casi asfixiándola cuando descolgaron el teléfono en el segundo timbrazo.

—Jonas.

—Hola, estoy buscando a Nick Jonas.

Una risa masculina.

—Busca en otro sitio.

—¿Perdón?

—Mi hermano se ha ido.

El hombre que hablaba debía ser Kane, el gemelo de nick.

—¿Ido? ¿Qué quieres decir con que se ha ido? —Entonces mils recordó que un primo de nick había muerto en un accidente en el rancho y la sangre desapareció de su rostro—. ¿Está... muerto?

Un resoplido.

—No, se ha ido, simplemente, se mudó.

—¿Cuando?

—Hace tres meses.

Maldita sea. ¿No era eso una coincidencia? ¿Era eso una risotada irónica de fondo o simplemente un hombre grosero al otro lado del teléfono?

—Antes de que preguntes a donde ha ido, bien podría estar viviendo en Timbuktu porque no tenemos manera de contactar con él. Inténtalo de nuevo el próximo verano —Y colgó.

Miley se quedó mirando su teléfono asombrada. ¿Cómo era posible que confundiera a nick y Kane Jonasy? Eran como la noche y el día.

No importaba en lo más mínimo.

Inténtalo de nuevo el próximo verano.

Seguro. Parecía que estaba sola. De nuevo.

miley dio palmaditas sobre su estomago.

—Sólo tú y yo, muchacho.

Después de pasar cinco minutos mirando a la nada a través de la ventana, se echó a reír hasta que las lágrimas se derramaron por su cara.

—Un caso de identificación errónea entre gemelos, relaciones sexuales sin protección en una camioneta, y ahora, un bebé secreto. ¡Diablos, con tu padre vaquero DEC, si me mudara a una caravana y me comprara una escopeta bien podríamos vivir del sustento de los campesinos!

La sensación de revoloteo en su estomago se intensificó cuando el bebé le dio una buena patada.

Nueve meses más tarde...

La puerta se cerró de golpe lo suficientemente fuerte para sacudir toda la casa.

—Nick Jonas West. Quiero hablar contigo ahora mismo.

nick suspiró. Se preguntó qué había hecho para provocar la ira de su madre en esta ocasión. ¿Se olvidó el asiento del inodoro arriba? ¿Estacionó en su lugar? ¿Se olvidó de limpiarse los pies? ¿Sabía ella cómo de mortificante era ser tratado como un niño travieso de once años de edad, en lugar de un hombre de treinta y dos años de edad, responsables del funcionamiento de un rancho del tamaño de Rhode Island?

Un hombre de treinta y dos años de edad que vivía en casa de su gente. Una vez más. Temporalmente, se corrigió en silencio. Había vuelto de un experimento de pastoreo de un año de duración por tan sólo dos días, y se sentía como si hubiera retrocedido en el tiempo veinte años.

El metro cincuenta y tres centímetros de Kimi Jonas entró por la esquina en la sala de estar. Cada vez que ella se enfadaba, él y su hermano Kane riéndose por lo bajo la llamaban el tornado rubio, a sus espaldas por supuesto.

Nada sobre lo que significaba el brillo en sus ojos invocando hoy su sonrisa secreta. Algo grave había puesto almidón a su columna vertebral. Fuera de reflejo, se sentó más erguida. En lugar de arriesgarse a decir algo equivocado, nick no dijo nada.

Se agachó junto a él, su rostro una máscara de furia.

—No sé qué diablos pasa contigo. Te crié mejor que eso.

—¿Mejor que qué?

—No te hagas el listo conmigo.

Cuenta hasta diez.

—No lo soy.

—No me mientas, a ninguno.

—Ma. Cálmate. ¿Mentir acerca de qué? ¿Qué pasa?

—¿Qué pasa? Tu comportamiento es lo que pasa.

—¿De qué estás hablando?

—Estoy hablando de tú siendo tan... —extendió sus brazos—. ¡Jonas!

—¿Eh?

—Nunca te he catalogado como del tipo “ámalas-déjalas”, nick. Había esperado que fueras diferente.
—Ma…

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Dedicados a danny