-Anoche
tomé una decisión -expresó él-. En vista de que a ti no te gustaría ver la casa
convertida en hotel, voy a hacer que la arreglen y te la regalaré. Así no
tendrás que olvidar a la Dominica, pues tendrás en ella un pequeño rincón
propio.
Ella no
pudo creer lo que sus oídos escucharon y se volvió hacia nick.
-¡Pero
yo no quiero que me la des! -exclamó horrorizada.
-De
todas maneras te la voy a dar -sus fuertes mandíbulas tenían un aspecto
agresivo-. Quise que lo supieras antes de embarcarnos en el yate. Es algo que
de verdad deseas, pero que no me habrías pedido nunca. Las joyas no te agradan
mucho, ¿verdad?
Ella se
ruborizó con tristeza. nick no había regresado ni una sola vez de Jamaica
con las manos vacías: un brazalete de diamantes, un collar y un anillo yacían
en el interior de una caja que ella tenía sobre su tocador, pues le parecían
una compensación por haber compartido su cama, aunque fuese durante breve
tiempo. Y ahora una casa.
-Son muy
bonitas... -titubeó al no desear ofenderlo.
-Si te
las hubiera regalado liam, entonces te sentirías feliz, ¿o no?
A pesar
del calor, ella sentía una extraña frialdad.
-nick,
no tienes por qué hacerme regalos.
-Mi
deseo es que seas feliz.
-La
felicidad no se compra -aseguró miley con amargura.
-La casa
la tendrás. La pondré a tu nombre.
-¿No
entiendes que no la quiero?
Él la
contempló con tanta frialdad, que la hizo estremecerse.
-A lo
mejor a él sí le gustará. ¿Te ha escrito?
-Todavía
no -respondió ella, al borde de la histeria.
nick,
al interpretar mal su patente emoción, la rodeó con los brazos en un movimiento
tan paternal y falto de sexualidad que miley se sintió muy molesta.
-Estoy
seguro de que pronto recibirás noticias suyas -dijo él tratando de consolarla-.
Si no lo hace, seré yo quien se ponga en contacto con él.
Incrédula,
ella le puso las palmas de las manos contra el pecho para alejarlo con firmeza.
-¡No te
molestes! -le espetó.
-Le
explicaría...
-¿Explicarle
qué? -los marrones ojos de miley lanzaban relámpagos de ira-. ¿Qué le dirías?
¿Cómo me describirías ahora? ¿Cuerpo casi nuevo, bien conservado y sin piezas
estropeadas? ¿Por qué no pones un anuncio en el periódico y me ofreces al mejor
postor? ¡Oh, Dios, cuánto te desprecio por esto! -reprimió un sollozo y le dio
la espalda a él.
-Creo
que ha llegado el momento de regresar -dijo nick con voz inexpresiva. Pero
bajo su bronceado se encontraba pálido, sin duda enojado por el arrebato de
ella y por su falta de gratitud.
-No iré
contigo en el yate -manifestó miley, aliviada al darse cuenta de que, a pesar
de lo cerca que había estado de demostrar sus verdaderos sentimientos, no lo había
hecho.
-Aún
eres responsabilidad mía, miley.
-No,
nick, yo soy la única responsable de mí misma.
-Tú eres
muy diferente a la clase de mujeres a las que estoy acostumbrado, pues eres más
vulnerable -explicó él con un gesto hosco.
Era
cierto, pensó ella. Él no tendría que enjugar las lágrimas de Mei Ling al
término de un amorío... pero... de esa mujer no tendría el lastre de recordarla
como niña... como niña, como adolescente y como joven que había inspirado el
surgimiento de un instinto protector que no era fácil vencer.
Cuando
volvieron a casa, los Kirby todavía se encontraban en sus respectivas
habitaciones, nick le indicó a miley que empezara a hacer sus maletas, pues
después de almorzar se irían al aeropuerto para volar hacia Jamaica, donde los
esperaba el yate, y en el saldrían de crucero y harían escala en varios lugares
tranquilos. Mientras miley empezaba a hacer el equipaje, llegó demi para
entregarle su correspondencia. Ésta consistía en dos misivas: una en la que
Fuzz le preguntaba cuándo volverían a Londres, pues estaba ansiosa de conocer a
nick; la otra era de selena, quien consideraba que nick era un santo, le
escribía a miley para contarle que nick había mandado arreglar su casita.
miley terminó la lectura y, tenía la mirada perdida en el espacio, cuando se le
ocurrió la solución a su problema... si... si nick llegara a creer que una
de aquellas cartas era de liam, ya no podría presionarla para que se
quedara.
Lo
encontró en su dormitorio.
-He venido
a comunicarte -le dijo -que he recibido carta de liam y que quiero
regresar a Londres.
Mientras
esperaba la respuesta de nick, a su rostro afloró una fingida sonrisa de
emoción, la cual le salió tan bien que la hizo pensar que debería haberse
dedicado a la escena.
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