-La ocasión lo merece.
-Alguna vez pasarás por una ceremonia verdadera -profetizó ella.
-¡De ninguna manera!
-¿Nunca? -preguntó miley con inexplicable tristeza.
-Nunca. Además, no siento ninguna abrumadora necesidad de tener
descendencia -la observó burlón-. Pero sospecho que tú estás ansiosa.
miley se ruborizó.
-¿Y por qué no iba yo a desear un hijo? No necesito disculparme
por eso. Sería la primera vez que tenga un verdadero sentido de pertenencia.
-¿Es entonces liam sólo un medio para obtener un fin?
¿Mejor él que yo? Disculpa, pero, tenía la impresión de que el amor es algo más
que un medio para la reproducción.
-Dada tu forma de pensar, no estás cualificado para emitir un
juicio.
miley se sentía incómoda, mas la pulla de nick la hizo
reflexionar... era cierto que la perspectiva de tener hijos y un hogar propios
pesaba mucho en sus relaciones con liam. El suyo no era el amor
apasionado representado en libros y películas, y ella dudaba de que esa clase
de amor existiese en la vida real, sino que era un sentimiento tranquilo y
duradero basado en la consecución de metas comunes. nick no tenía ningún
respeto ni por el matrimonio ni por el sexo femenino... pero... era una
ventaja, pues de lo contrario no hubiera accedido a casarse con ella.
Al entrar en el edificio donde se encontraba el juzgado del
registro civil donde se efectuaría su matrimonio, miley de súbito se dirigió a
nick.
-No es demasiado tarde, si es que has cambiado de opinión. En
cierto modo te convencí.
-A mí nadie me convence ni me obliga a nada -sonriente, la hizo
volverse para que mirara a la pequeña mujer que los esperaba con ansia-. Y creo
que un cambio de último momento perturbaría a cierta persona.
-selena... -musitó miley, mientras la anciana se acercaba para
abrazarla emocionada y le entregaba un hermoso ramo de flores.
-¡Anoche me hospedé en un hotel muy elegante, y hoy fueron a
recogerme en coche! -selena aún se encontraba aturdida por el hecho de estar en
París-. ¡Y podré presenciar la ceremonia!
-Creo que es mejor que entremos, señora Morley -intervino nick.
-Gracias -expresó miley hacia él, a la vez que, sin darse cuenta,
se limpiaba una furtiva lágrima-. Esto significa mucho para mí.
-Pensé que, si contabas con la presencia de una amiga, te
sentirías más tranquila.
Era típico de él restarle importancia a la sorpresa y gratitud de
ella, como si el haber hecho los arreglos necesarios para traer a selena fuese
algo demasiado trivial para ser mencionado.
Veinticinco minutos después, la ceremonia había terminado, pero al
salir del juzgado, los sorprendieron los destellos de las cámaras de una docena
de reporteros que los esperaban en el pasillo.
-¿Cómo demonios se enteraron? -preguntó Lew en voz baja pero con
rudeza, y le dirigió a miley una mirada indignada con la que pareció insinuar
que ella era la culpable de la intrusión de esa ruidosa gente.
En la escalera de salida, nick titubeó y entonces se volvió de
súbito hacia ella.
-¿Eres la responsable de este circo? -exigió saber. miley, quien
se despedía con un ademán de la emocionada selena, se sintió abatida por esa
nueva acusación, y el resto de su ánimo fue devastado por la siguiente acción
de nick, quien a la vista de todos, la tomó por los hombros y le dio un
brutal beso en la boca, dejándola sin aliento.
Ya en el coche, pensó en que él se había enfadado tanto porque al
aparecer en los periódicos la noticia de su matrimonio se violaría el secreto y
pronto todas sus amistades estarían enteradas de que se había casado con una
mujer que no tenía ningún atributo especial para merecerlo.
Durante el vuelo de regreso a Londres, no intercambiaron ni una
sola palabra. nick se encontraba muy agitado y ella fingió que dormía, pues
la presencia del otro hombre la perturbaba demasiado, ya que lo culpaba del
peculiar y rápido cambio de actitud de nick. Cuando llegaron al apartamento,
se sintió enferma a causa de la tensión, pero por lo menos Lew ya no estaba con
ellos.
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