. En dos meses nadie sana una herida, y mucho menos si es tan
profunda como la que yo había hecho. ¿Es que nunca podría llegar a estar con
nick? ¿Ser feliz con él? ¿Tenía que conocerlo? Pero tampoco podía ignorar
todo este amor que me quemaba por dentro, me hacía hervir la sangre y que ya
hasta dudaba me cupiera en el corazón o en el cuerpo entero.
Sentí a liam a mi lado.
-Dile que no es demasiado tarde –me susurró y la gente volvió a mí alrededor, volví a la realidad que me asfixiaba.
Dí una rápida mirada a liam y luego la volví a nick; el murmullo de la gente me hizo perder las voces en mi cabeza, mientras la de nick continuaba metiéndose por mis oídos y llegaba a mi corazón. El suspiro angustiado que solté se hizo visible al empañar el cristal de la ventana, ¿por qué tenía que pensar demasiado las cosas? ¿Volver a escapar sería muy cobarde?
Sentí a liam a mi lado.
-Dile que no es demasiado tarde –me susurró y la gente volvió a mí alrededor, volví a la realidad que me asfixiaba.
Dí una rápida mirada a liam y luego la volví a nick; el murmullo de la gente me hizo perder las voces en mi cabeza, mientras la de nick continuaba metiéndose por mis oídos y llegaba a mi corazón. El suspiro angustiado que solté se hizo visible al empañar el cristal de la ventana, ¿por qué tenía que pensar demasiado las cosas? ¿Volver a escapar sería muy cobarde?
-¿Qué esperas? –me instó liam, pero ni siquiera yo lo sabía.
nick no se movía, pero el par de músicos detrás de él comenzaron a retirarse, haciendo que la escena pareciera viva. Era hora de aclarar las cosas con nick y conmigo misma, también. Comencé a mover los pies hacía atrás y despegué las manos del cristal, dejando la huella de mis palmas. nick notó mi movimiento y en cuanto me dí la media vuelta, dio un salto hacía atrás y se echó a correr. No supe qué más hizo, porque caminé hasta las escaleras y bajé a grandes zancadas medio desequilibradas hasta la planta baja. ¿Qué iba a decirle? Mi cabeza era un completo caos e iba viéndome los pies al caminar, tratando de encontrar la respuesta correcta a todo este dilema.
Justo cuando iba a salir por la puerta, donde la luz taciturna del sol escaso ya comenzaba a alumbrar, un brazo me cerró el paso. El pecho agitado de nick se movía de arriba abajo bajo su sudadera negra y su respiración irregular me movía los cabellos de tanta cercanía. Tenerlo así de cerca después de tanto tiempo hizo que me debilitara por completo, pero me obligué a sacar fuerzas de dónde no las tenía para mantenerme de pie, aun cuando mi corazón estallara contra mi pecho.
-No escapes de nuevo –musitó, entrecortadamente y su aliento me estremeció el alma.
-¿Qué? –logré decir.
-Es lo que dice el cartel –hizo ademán para señalar el enorme eslogan que caía del edificio continúo, mientras medio esbozaba una tenue sonrisa-. No vuelvas a escapar, miley. Si lo haces, no voy a parar de perseguirte.
-¿Qué estás haciendo aquí? –pregunté, aun incrédula de que estuviera allí, hablándome.
-Ya te lo dije, no voy a descansar si sigues escapando de esa manera, ¿es que no ves? –me tomó de las muñecas y la piel ardió con su tacto, como antes- No eres fácil de olvidar, te he buscado como un loco por cielo, mar y tierra.
-Dos meses, nick–musité, con apenas un hilo de voz-. Dos meses han pasado. Si has estado buscándome, ¿por qué tardaste tanto?
-Tampoco eres fácil de encontrar –su mirada se angustió-. Corrí por mis maletas en cuanto te fuiste de Venecia, miley. Esa misma noche tomé un vuelo a un país cercano, pensando que tú estarías allí.
-¿A qué país?
-Egipto.
-¿Qué?
-¿Recuerdas cuando me dijiste que a ese lugar escaparías? Dijiste que era lo suficientemente lejos para huir de tus problemas –su voz comenzó a agitarse-. Estuve buscándote por más de un mes en cada rincón de Egipto, miley.
-Pero sabías muy bien que volvería a California. Tú lo oíste de mis propios labios –no sabía si sus palabras eran sólo un pretexto para excusar el tiempo, no sabía si era verdad tampoco. Pero es que me costaba trabajo aceptar que estaba allí y me quería, después de lo que yo había oído decirle a Kristen.
-¿Y quién me aseguraba que fuera verdad? –cuestionó, sin soltarme las manos- A lo mejor sabrías que yo te buscaría a donde quiera que fueras y decidiste mentir para que no pudiera encontrarte.
-¿Mentir? –la voz me tembló y las lágrimas comenzaron a salir, finas y cálidas recorrieron mis mejillas- nick, mentir era lo que menos llegaría a hacer en un momento como ese.
-¿A no? –Me miró, incrédulo y sarcástico- ¿Y esa vez que me dijiste que no me amabas? –Enterró su mirada miel en mí y el corazón se me colapsó- ¿Fue mentira o fue verdad?
-Eso fue distinto –dije, con voz ahogada.
-¿Por qué distinto?
-¡Por selena! –su nombre hizo doler mis labios.
-Ella siempre fue tu elección –musitó-, ¿pero qué hay de ti? ¡Qué hay de mí! miley, te juro que quise evitar esto –me apretó las muñecas-, pensaba en selena y en el daño que le provocaría si confesaba que estaba enamorado de ti. Muchas veces quise terminar con ella, pero no me atrevía y para ser sincero, tampoco quería cuando veía que coqueteabas con Chaz. Estaba furioso de verte junto a él y yo no podía quedarme sólo en ese momento. No era que utilizara a selena, también me dolía dejarla. Por supuesto que la quería, la quería mucho; y no me cabía en la cabeza como es que se podía llegar a estar enamorado de dos mujeres al mismo tiempo. Hasta que comprendí que no se puede, la quería a ella, pero de una manera distinta en la que sentía que te quería a ti. Cuando estaba contigo era como… no escuchar las voces de los demás, como si estuviera donde quisiera estar y no donde todo el mundo quiere que esté. Esa era la diferencia. Contigo era yo, con selena era la orden de las personas a mí alrededor. Por supuesto que me sentí un idi'ota por fijarme en la persona menos indicada, traté de evitarlo, pararlo, ignorarlo, ¡de todo! Pero cada día era más imposible. Hasta que me di cuenta que no podía luchar más con esto. Pero estaba confundido, no sabía si tú me querías a mí o si yo era el único. Hasta ese día en que te embriagaste y te llevé a casa, no podía dejarte sola en el departamento por eso te llevé a mi hogar; cuando tomaste mi rostro entre tus manos delicadas y me besaste te juro que removiste todo dentro de mí, algo que jamás me había pasado. No me creas si no quieres pero es la verdad. miley, entiéndeme, me sentí como un idi'ota tanto tiempo, sé que tú viviste con la misma agonía que yo; nos merecemos una oportunidad, un final feliz –rogó.
-¿Feliz? ¿Podrá deveras suceder? –Dije- Tú dime nick, ¿y Kristen?
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Ultimos capitulos de esta novela ya solo falten dos aproximadamente