Átame a ti - capitulo- 29

―Esto va a sonar un poco estúpido. Bochornoso. ―Rápidamente, dijo―, ¿esto se siente diferente para ti?

―¿Diferente cómo?

―Ya sabes. ¿Más flojo?

―¿Más flojo?

―Bueno, parí a un bebé de tres kilos y seiscientos gramos de allí. Y he oído que las paredes vaginales se aflojan y no se siente tan apretado para los hombres luego…

―Tienes un ajuste condenadamente perfecto. ―Él se retiró y empujó hacia adentro otra vez. Tres, cuatro, cinco empujes duros y profundos que chocaron contra su cerviz y la hicieron arquearse hacia él con absoluto abandono―. Perfecta en todos los aspectos. ―Acortó sus empujes―. Oh Dios. Te sientes tan malditamente bien.

―Ni la mitad de lo bueno que tú te sientes para mí.

―Escoges los peores momentos para tener una conversación, miley ―bromeó nick.

Ella gruñó:

―Me merecía eso. ―Luego le mordió el lóbulo.

Un estremecimiento bajó a través de él.

―No sé si puedo ir lento.

Presionando los labios en el nicho de su garganta, ella dijo:

―Entonces no lo hagas. No es como que no hayamos hecho esto antes.

―No, de esta manera no lo hicimos. ―Algo semejante a un gruñido salió de su boca cuando martilló dentro de ella. Caderas golpeando, carne golpeando carne, su corazón al mismo ritmo de todo ello.

miley arqueó su espalda, inclinando su pelvis, permitiéndole un ángulo más profundo.

―Sí. Me gusta eso.

Con las uñas de ella clavadas en su culo y su boca chupándole el cuello, nick empujó duro, enterrando sus bolas profundamente y corriéndose con un largo gemido, enviándola dentro de otro orgasmo.

Todavía respirando con dificultad, él levantó la cabeza y reconectó sus bocas para otro beso lento. Luego le susurró en su cabello:

―Cásate conmigo, miley.

Ella le respondió en un susurro:

―No.

―Valía la pena intentarlo.

En cierta forma, durante la siguiente semana Eliza se estableció dentro de una rutina, lo que hizo feliz a nick. Él y miley reacomodándose dentro de una rutina no lo hizo feliz a nick. Ni un ápice.

¿No era el motivo por el cual él se había mudado? ¿Lo que había querido?

No. No así. Cada noche era igual. Acostaban a Eliza. miley se escabullía dentro del dormitorio de invitados, se desnudaba, y lo esperaba. Hacían el amor cuidadosamente, sólo de frente, sólo en la oscuridad absoluta, sólo en la cama.

Mientras estaban en ese momento, era malditamente bueno. Pero luego, cuando miley inmediatamente se levantaba y se vestía, él se cuestionaba por qué ella perdía el tiempo en una relación sexual con él. Después de que ambos se corrían, ella desaparecería, dejándolo… solo. Al acostarse, ella se acurrucaba en su parte de la cama y él en la de él. Tomaban turnos levantándose por Eliza. Todo seguía igual. miley probablemente no veía nada malo en la manera en que las cosas estaban yendo entre ellos.

A medida que la semana progresaba nick se comenzó a sentir frustrado por la situación con miley y por su propia incompetencia para cambiarla. O por su habilidad para ser completamente honesto en cuanto a lo que él necesitaba de parte de ella. Había tenido suficiente sexo vacío en su vida… bien, como para toda una vida. Quería más con ella… por los dos.

Durante años, nick había actuado de la misma manera en que lo hacía miley, confundiendo sexo con intimidad. Ahora que él había aprendido que había una diferencia, había esperado llevar su relación al siguiente nivel, más allá de compañeros de paternidad y de colchón.

¿Así que cuál era el problema?

Hasta donde él podía decir, miley no estaba interesada en intimidar en cualquier nivel.

¿Habían aprovechado las horas en que Eliza dormía para pasar el tiempo hablando, más allá de la cháchara básica? No. ¿Se habían abrazado en el columpio delantero del porche para contemplar las estrellas y la luna? No. ¿Se habían tirado encima del sofá para ver televisión? No. Infierno, él habría estado feliz como un cerdo en la mierda limpiando la maldita casa y ocupándose de la lavandería.

No hacían ninguna de las cosas normales de pareja. Ella le permitía tocar su cuerpo dentro de ciertos parámetros, pero nunca se aventuraba más allá de la superficie.

En algún punto, nick

 se dio cuenta de que su hermano dio en el clavo con su observación acerca del comportamiento de miley. Él se había tragado su vergüenza y había pedido prestado el moderno libro de psicología del que habían hablado y eso terminó de confirmar sus sospechas.

Esto estaba relacionado con la necesidad de control de miley. En lo referente a su relación, ella controlaba dónde, cuándo, y cuánto tiempo pasaban en el dormitorio. Y, ella controlaba la cantidad de tiempo que pasaban fuera del dormitorio. Ella controlaba… todo. Eso no lo sorprendía demasiado porque era una exitosa mujer de negocios donde todo en su vida estaba organizado. Programado. Él estaría condenado si ellos programarían el sexo. O si él fuera simplemente otra cosa que ella tildaría en su lista de “tareas pendientes”.

¿En su mundo ordenado Eliza era un recordatorio constante de las consecuencias de miley por tirarse de cabeza a la piscina?

Tal vez nick podría usar esa forma de pensar en su propio beneficio.

Eliza chilló. Lo estudió sombríamente con esos grandes ojos azules. Su corazón se desplomaba cuando ella lo miraba de esa manera.

―Me tienes envuelto alrededor de tu dedo meñique, niñita, y lo sabes.

Ella pestañeó.

―De tal madre tal hija, ¿eh?

Ella parecía estar escuchándolo, así que él siguió hablando.

―Te he conquistado, y voy a conquistar a tu mamá también. Puedes darlo por hecho. ¿Crees que la tía Indy tiene razón cuando dice que el que no arriesga, no gana? ¿No? Yo tampoco. Pero a tu mamá no va a no gustarle nada que la empuje un poquito, así es que tendré que actuar excesivamente cuidadoso. A grandes males, grandes remedios. Y entre nosotros, cosita dulce, estoy desesperado por hacer que esa mujer sea mía. Cuerpo, corazón, y alma. Sólo para hacerlo interesante, creo que comenzaré con su cuerpo primero.

En la última semana nick había estado pasando por la tienda en su camino a la casa. miley se encontró esperando con anticipación oír su voz ronca rebotando en el techo.

Hoy él había husmeado adentro y había coqueteado con Dee, jugado un juego rápido de tres en raya con Josie y con los niños de la guardería, hablado sobre caballos con Bonita, y revisado el alternador en el camión de Vickie. Intentó involucrar a Nadia en la conversación, pero ella se esforzó para evitarlo.

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capi dedicado a mi hermanita agus :)