selena corrió animosa hasta la puerta, mientras que yo me
quedé parada allí, con ganas de correr en dirección opuesta. Después de la
pequeña discusión que tuvimos ayer no sabía qué sentir. Pero entonces selena abrió la puerta y la luz apareció en mis ojos, allí estaba él, tan deslumbrante
como siempre, usando una camisa en color azul a cuadros, desabotonada, y un
jeans del mismo tono, ajustado a sus despampanantes piernas. Hizo que el mundo
se me volteara en un segundo cuando me miró.
-¡Amor!-dijo selena, sin duda feliz.
Pero esta vez en darle un beso en los labios, se lo dio en la mejilla.
Agradecí aquello, aunque la fierecilla igual se sintió celosa.
-Hola-musitó nick.
La saludé con la mano.
-Ve a cambiarte, miley-me instó selena y sólo entonces caí en la cuenta de que estaba en pijama, de nuevo-. Nos espera un largo día.
Sonreí y sin decir nada me fui a mi habitación, haciendo un mohín mental por el adjetivo que Selena acababa de usar para calificar al día… largo.
Me puse un blusón negro combinándolo con un jeans en tono gris y até mi cabello en alto, luego salí al encuentro con ambos.
Agradecí aquello, aunque la fierecilla igual se sintió celosa.
-Hola-musitó nick.
La saludé con la mano.
-Ve a cambiarte, miley-me instó selena y sólo entonces caí en la cuenta de que estaba en pijama, de nuevo-. Nos espera un largo día.
Sonreí y sin decir nada me fui a mi habitación, haciendo un mohín mental por el adjetivo que Selena acababa de usar para calificar al día… largo.
Me puse un blusón negro combinándolo con un jeans en tono gris y até mi cabello en alto, luego salí al encuentro con ambos.
-¿Lista?-preguntó selena.
Asentí. Era raro, como si me hubieran
quitado la voz, pero lo cierto es que me sentía realmente incómoda al recordar
la discusión de ayer. Y al parecer no era la única, nick tampoco hablaba
mucho.
Nos fuimos en su Hybrid negra, selena en el asiento del copiloto, claro, y yo acurrucada atrás, mirando a través de la ventana polarizada. Recordé cuando íbamos solos los dos, yo en lugar de selena, y deseé fervientemente que ahora, selena se borrara de la escena y al instante me sentí mal, traicionera. Suspiré, empañando el cristal negro.
Nos fuimos en su Hybrid negra, selena en el asiento del copiloto, claro, y yo acurrucada atrás, mirando a través de la ventana polarizada. Recordé cuando íbamos solos los dos, yo en lugar de selena, y deseé fervientemente que ahora, selena se borrara de la escena y al instante me sentí mal, traicionera. Suspiré, empañando el cristal negro.
-miley, ¿tienes alguna idea para el
vestido?-me preguntó sel.
-¿Ah?-musité, encerrando mis pensamientos en algún cajón de mi mente.
-Sí, algún color que tengas ya en mente-me miró.
-Oh, bueno… no, en realidad-me encogí de hombros.
-¡Yo sí!-anunció- Creo que escogeré uno en tono tinto-me dijo, pero luego miró a nick- ¿Te gustaría?-le preguntó.
-Te verías hermosa con ese color-respondió.
Algo me picó cerca del pecho, como si una aguja se me enterrara en el corazón: me giré de nuevo a mirar hacía la ventana, tratando de ignorar la situación.
nick condujo hasta una calle que estaba repleta de tiendas de vestidos de gala, como si fuera alguna calle de Nueva York, así me pareció. Al bajar, selena me tomó de la mano y me hizo apresurar el paso, emocionada; mientras que nick nos seguía detrás. Entramos a una tienda que en sus vitrinas exhibía tres preciosos vestidos en maniquís blancos y sin cabeza. Al instante, la calefacción del lugar me abrigó el cuerpo, ya que afuera estaba frío.
-¿Ah?-musité, encerrando mis pensamientos en algún cajón de mi mente.
-Sí, algún color que tengas ya en mente-me miró.
-Oh, bueno… no, en realidad-me encogí de hombros.
-¡Yo sí!-anunció- Creo que escogeré uno en tono tinto-me dijo, pero luego miró a nick- ¿Te gustaría?-le preguntó.
-Te verías hermosa con ese color-respondió.
Algo me picó cerca del pecho, como si una aguja se me enterrara en el corazón: me giré de nuevo a mirar hacía la ventana, tratando de ignorar la situación.
nick condujo hasta una calle que estaba repleta de tiendas de vestidos de gala, como si fuera alguna calle de Nueva York, así me pareció. Al bajar, selena me tomó de la mano y me hizo apresurar el paso, emocionada; mientras que nick nos seguía detrás. Entramos a una tienda que en sus vitrinas exhibía tres preciosos vestidos en maniquís blancos y sin cabeza. Al instante, la calefacción del lugar me abrigó el cuerpo, ya que afuera estaba frío.
-¡Mira esos vestidos, miley!-selena señaló hacía su derecha, mostrándome tres vestidos en tono negro.
-¿Puedo ayudarle?-preguntó una señora amable, que tenía el cabello color caoba acomodado en un peinado de estética, con un acento italiano apenas reconocible.
-Sí, estamos buscando vestidos para una fiesta elegante-dijo selena y luego le sonrió.
-¿De noche?
-Sí.
-Síganme-dijo ella y caminó más al fondo de la tienda.
selena me hizo seña de que la siguiera y luego volvió a girarse para seguir a la señora. Apenas iba a dar el primer paso, su mano me ató del antebrazo, con fuerza pero sin causarme daño alguno, no hizo falta que me girara para comprobar que era nick, conocía sus manos muy bien. Pero el sólo contacto de su mano con mi brazo, hizo arder mi piel. Me giré a mirarle, esperando algo parecido al extraño comportamiento de ayer, pero su mirada era distinta, era como siempre había sido, tierna, inspiradora, brillante.
-¿Podemos hablar un minuto?-pidió y su voz de terciopelo acarició mis oídos.
Asentí y me soltó.
-Creo que…-comenzó y al instante bajó la mirada- que te debo una disculpa-musitó, pero yo me quedé en silencio, porque en realidad no sabía qué decir. Entonces él levantó su mirada miel y capturó mi rostro, como no dije nada, continuó hablando-. Por lo de ayer, la… extraña discusión que tuvimos, yo… eh… debí agradecerte, aunque no le veo nada de malo darle una simple flor a una amiga; pero tienes razón.
-¿En qué tengo razón?-pregunté, hablando por primera vez desde que inició el día.
-En que a quien debo de darle ese tipo de cosas es a selena, ella es mi novia-esbozó una tenue sonrisita-, ¿no?
Me quise morder la lengua. Retractarme de las palabras que había dicho ayer, pero ya no podía, además de que era verdad, yo tenía razón, y me dolía tenerla.
-Claro, sí-sonreí también. Aunque fingidamente.
-Entonces…-vaciló- ¿estamos bien? Digo, somos amigos, ¿verdad?
Amigos. La palabra rebotó en mi mente como pelota de ping pong. Me dolió.
-Claro, amigos-esbocé una tenue, apenas visible sonrisa.
-Genial-su sonrisa se volvió amplia.
-¡miley, nick! ¿Por qué se quedaron allí?-selena salió de nuevo a la vista y nos tomó de la mano a cada uno, llevándonos con ella- miley, vi unos vestidos preciosos, te encantarán-me dijo, animada. Le sonreí, fingiendo entusiasmo.
Nos llevó hasta el fondo de la tienda, en donde ella ya había hecho selección de tres vestidos; uno en verde, otro en morado y el último en tono tinto.
-Ve y escoge alguno que te guste, miley, anda-me instó y me señaló un apartado con varios vestidos.
Me giré a ellos y comencé a pasar la mano sobre cada uno, distraídamente. Rosa, rojo, negro, amarillo. Los colores pasaban por mi mente, pero nada más; porque en realidad no le estaba prestando atención alguna al diseño del satín.
-¿Puedo ayudarle?-preguntó una señora amable, que tenía el cabello color caoba acomodado en un peinado de estética, con un acento italiano apenas reconocible.
-Sí, estamos buscando vestidos para una fiesta elegante-dijo selena y luego le sonrió.
-¿De noche?
-Sí.
-Síganme-dijo ella y caminó más al fondo de la tienda.
selena me hizo seña de que la siguiera y luego volvió a girarse para seguir a la señora. Apenas iba a dar el primer paso, su mano me ató del antebrazo, con fuerza pero sin causarme daño alguno, no hizo falta que me girara para comprobar que era nick, conocía sus manos muy bien. Pero el sólo contacto de su mano con mi brazo, hizo arder mi piel. Me giré a mirarle, esperando algo parecido al extraño comportamiento de ayer, pero su mirada era distinta, era como siempre había sido, tierna, inspiradora, brillante.
-¿Podemos hablar un minuto?-pidió y su voz de terciopelo acarició mis oídos.
Asentí y me soltó.
-Creo que…-comenzó y al instante bajó la mirada- que te debo una disculpa-musitó, pero yo me quedé en silencio, porque en realidad no sabía qué decir. Entonces él levantó su mirada miel y capturó mi rostro, como no dije nada, continuó hablando-. Por lo de ayer, la… extraña discusión que tuvimos, yo… eh… debí agradecerte, aunque no le veo nada de malo darle una simple flor a una amiga; pero tienes razón.
-¿En qué tengo razón?-pregunté, hablando por primera vez desde que inició el día.
-En que a quien debo de darle ese tipo de cosas es a selena, ella es mi novia-esbozó una tenue sonrisita-, ¿no?
Me quise morder la lengua. Retractarme de las palabras que había dicho ayer, pero ya no podía, además de que era verdad, yo tenía razón, y me dolía tenerla.
-Claro, sí-sonreí también. Aunque fingidamente.
-Entonces…-vaciló- ¿estamos bien? Digo, somos amigos, ¿verdad?
Amigos. La palabra rebotó en mi mente como pelota de ping pong. Me dolió.
-Claro, amigos-esbocé una tenue, apenas visible sonrisa.
-Genial-su sonrisa se volvió amplia.
-¡miley, nick! ¿Por qué se quedaron allí?-selena salió de nuevo a la vista y nos tomó de la mano a cada uno, llevándonos con ella- miley, vi unos vestidos preciosos, te encantarán-me dijo, animada. Le sonreí, fingiendo entusiasmo.
Nos llevó hasta el fondo de la tienda, en donde ella ya había hecho selección de tres vestidos; uno en verde, otro en morado y el último en tono tinto.
-Ve y escoge alguno que te guste, miley, anda-me instó y me señaló un apartado con varios vestidos.
Me giré a ellos y comencé a pasar la mano sobre cada uno, distraídamente. Rosa, rojo, negro, amarillo. Los colores pasaban por mi mente, pero nada más; porque en realidad no le estaba prestando atención alguna al diseño del satín.
Amigos. Aquella conclusión de él me
decía que ese era nuestro destino, nada más. Si yo tenía sueños, esperanzas o
cualquier tipo de especulación acerca de una posible relación futura, tenía que
echarlas a la basura. Nada iba a pasar, nunca, sencillamente porque él era el
novio de mi mejor amiga.
-Creo que el azul se te vería estupendo-dijo a mi lado, haciéndome volver a la realidad, pero aun manteniéndome perdida en las capas de terciopelo de su voz.
-¿Cómo?-pregunté, atolondrada.
-El azul-señaló un maniquí portando un precioso vestido largo, en tono azul violeta tornasol, o un azul Copenhague, no supe bien. Con diseños en dorado.
Me acerqué a el, sumamente atraída y nick me siguió.
-Muy espacioso, ¿no crees?-dije, admirando el amplio del faldón.
-No tanto. Perfecto, diría yo-me dijo-. Se te vería estupendo, como la blusa que tenías el día que salimos con mi hermano, ¿recuerdas? Además, es mi color favorito-añadió.
¿Qué si lo recordaba? Lo que me sorprendí era que él lo hiciera.
-Creo que el azul se te vería estupendo-dijo a mi lado, haciéndome volver a la realidad, pero aun manteniéndome perdida en las capas de terciopelo de su voz.
-¿Cómo?-pregunté, atolondrada.
-El azul-señaló un maniquí portando un precioso vestido largo, en tono azul violeta tornasol, o un azul Copenhague, no supe bien. Con diseños en dorado.
Me acerqué a el, sumamente atraída y nick me siguió.
-Muy espacioso, ¿no crees?-dije, admirando el amplio del faldón.
-No tanto. Perfecto, diría yo-me dijo-. Se te vería estupendo, como la blusa que tenías el día que salimos con mi hermano, ¿recuerdas? Además, es mi color favorito-añadió.
¿Qué si lo recordaba? Lo que me sorprendí era que él lo hiciera.
El vestido era realmente precioso, así que me lo probé, justo como selena lo hacía con los que había elegido. Mientras que nick esperaba sentado afuera.
-Se te ve hermoso-dijo nick, cuando selena le preguntó qué tal, entre tanto que yo me esforzaba por meterme en el vestido, torpemente.
8 comentarios:
lo amee siguela prontiis pliss ahhh esta buenisisismaaa
siguela plis esta buenisisima esta nove
ersta buenisiisisma siguela yaaaaa
me enecantoooo
ahhh siguela yaaaaaaaa
siguela prontoooo plis pliss
ahhh siguela plissss
ohhh siguela yaaaaa
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