Átame a ti - capitulo- 1

Miley Cyrus odiaba estar desnuda en público.

No es que estuviera sobre un puente meneando sus hoo-hoos y va-jay-jay para los transeúntes pero, maldita sea, estar como el día en que nació la hacía ser muy consciente de todos los defectos que habían llegado con la edad. El papel que cubría la mesa de exámenes estaba arrugado bajo sus sudorosos muslos. La fría brisa del aire acondicionado rozaba la piel de su trasero exactamente donde estaba la abertura de la bata de papel que llevaba.

Eso no era tan malo como tener su mitad inferior completamente expuesta, con las rodillas extendidas, los pies en los estribos de metal mientras miraba al "Aguanta, bebé" del cartel pegado en el techo.

Miley temía los exámenes pélvicos, de mamas, los frotis, las vacunas, limpiezas bucales... cualquier cosa que se pareciera a un procedimiento médico. Hasta ahora había sido hurgada, sondeada y le habían tomado muestras de todos los fluidos corporales imaginables; sangre, orina, saliva, un cultivo de garganta, cera de los oídos, uñas de los pies... bueno no los dos últimos, pero podrían habérselos hecho.

Había estado congelándose los pies en esa sala estéril por más de media hora. Lo que le dio mucho tiempo para preguntarse: ¿Que le pasaba?

Durante el mes anterior había estado experimentando nauseas constantes. No las suficientes para hacerla vomitar, pero si para hacer que se mareara, generalmente empeorando por la noche. No tenía ganas de comer, pero según su médico de cabecera, había engordado cinco libras desde su última visita.

Podría atribuir sus cambios físicos al estrés. Poseer tu propio negocio podía con la paciencia de cualquiera, aún cuando eran productos naturales con propiedades aroma-terápicas “made in” Wyoming. Los retrasos en la construcción le habían causado ansiedad extra, pero por fin había abierto su pequeña tienda Sky Blue en Sundance. La planta de fabricación a las afueras de Moorcrof estaba en pleno apogeo por los pedidos de las fiestas.

Sin embargo el estrés no provocaba que su piel estuviera sensible al tacto. La tensión podría haberla llevado al borde del agotamiento, haciendo que durmiera alrededor de doce horas seguidas. Su período se había retasado dos o tres meses... ¿Llevaba la cuenta? Siempre había sido irregular. Pero eso no explicaba el flujo vaginal extraño. Además, estaba de mal humor. No podía regular su temperatura corporal; o tenía demasiado calor o demasiado frío. Todo era tan inquietantemente familiar. Reconoció los signos, aunque no en ella misma.

Cáncer.

Miley cerró los ojos. Por favor. Que no fuera cáncer. Ella no podía tener cáncer. El universo no podía ser tan cruel, maldición. Hacía ocho años, a su madre le habían diagnosticado un cáncer de útero. Ella había pensado que era la menopausia. Había padecido todos los signos, señales que Miley estaba experimentando últimamente.

Un diagnostico de cáncer podría diezmar a su hermana, India. Irónicamente su padre había sido víctima de un cáncer de próstata hacía once años. Sky recordó flashes de las sesiones de quimioterapia y radioterapia. Los interminables viajes al hospital. Eso podría hacer que India volviera a caer en el turbio mundo de las drogas, el alcohol y sexo al azar, si tenía que lidiar con otro miembro de su familia enfermo de cáncer.

La puerta hizo un chasquido metálico y el estomago de Miley se sacudió. Sus ojos se abrieron como platos al mirar hacía la doctora. Una sorprendente pelirroja menudita.

—Ya están las pruebas —dijo la doctora Monroe.

—¿Y? ¿Tengo cáncer?

La doctora Monroe frunció el ceño y estudió su expediente.

—¿Por qué ibas a pensar qué...? Oh, ya veo. Antecedentes familiares de cáncer. Huh. Una gran cantidad de cáncer. Pero no. No es cáncer.

miley reprimió el impulso de llorar de alivio.

—Entonces, ¿Que está mal conmigo? ¿Es un microbio o algo que he cogido por ahí? ¿Es contagioso? —Por alguna razón el acto impulsivo de hacía unos meses se centró en su mente.

Contagioso.

Nick Jonas. Esa rata bastarda. Le había dado una palmada.

—Tengo que decir, miley, que no estoy particularmente sorprendida.

La boca de miley  se abrió.

—¿No te sorprende que haya cogido una ETS. ¿Tengo relaciones sexuales sin protección una vez, en todos los años que hace que soy sexualmente activa y no estás sorprendida que el memo con el que me acosté me haya pegado algo?

La doctora Monroe sonrió, se rió en realidad.

—Oh, él no te dio una ETS, te dio un hijo.

—¿QUÉ? —miley gritó—. Yo... yo... Oh Dios mío. ¿Estoy embarazada?

—De tres meses, ¿Te suena bien?

miley asintió en silencio. Aturdida.

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Bueno capitulo uno y dedicado a dany que insistio muchisiismo hahaha comenten ehhh

y Jenny & danyy ya saben imaginanse a su sexxy boy haha diigo nuestro jaja si es mio