sábado, 14 de enero de 2012

one sho niley - El jefe de mi amiga


El camino de tierra y el verde del alrededor, me estaba tranquilizando. Las emociones sentidas hacia minutos atrás me estaban invadiendo de tal manera que no me dejaban pensar. Mi mente por decisión propia, volvió al gran salón de la casa de campo, volvió a estar de pie frente a esa mirada penetrante, chispeante e indescifrable.

No tenía ni idea que estaba haciendo mal, pero él no estaba bien, él había cambiado. Hasta ese día, hasta esa tarde creí que teníamos una buena relación. No sólo trabajaba para él sino que además nos llevábamos muy bien, pero hacia unos días que la cosa había dado un giro.

Había actitudes que decían muchas cosas, el problema era que me faltaba información para saber por donde venía su distanciamiento, su frialdad.

Los cascos de un caballo, me asustaron. Mi corazón se aceleró y bruscamente me giré.

¾  ¿Te ayudo? –Preguntó desde lo alto de su hermoso potro negro, brillante e imponente.
Antes de que le pueda contestar extendió su mano; sin apenas esfuerzo tiró de mí y me colocó delante de él.

Sus antebrazos acariciaron tímidamente el contorno de mi cintura. Mis sensaciones se multiplicaron con sólo ver sus varoniles manos tomando con fuerza las riendas.
 Me controlé, lo último que deseaba, era que percibiera lo que despertaba en mí.

Un suave relincho me hizo volver al camino, al despeje que buscaba, al orden en mi cabeza que tanto ansiaba.  Lentamente sentí el movimiento del animal, que con pereza se puso en marcha. En silencio, sin mediar palabra, le dio las indicaciones suficientes para que el potro avive el ritmo.

Con cada galope parecía que él se acercaba más a mí. Su pelvis se pegaba a mi trasero y sus piernas rozaban las mías. Los fuertes músculos de sus muslos se contoneaban peligrosamente cerca de los míos. Por más que lo intenté y luché, el contacto consiguió erizarme la piel.
Respiré profundo, erguí mi espalda, y busqué algún punto de distracción. La copa de un pino me sirvió hasta que lo escuché.

¾¿Te gusta? –Preguntó sutilmente en mi oído.
¾Si –conseguí articular, aún sumida en esa lucha contra de mis sensaciones. No sabía bien si se refería a montar, al paisaje, a su contacto o a todo.

De repente y sin previo aviso su poderoso brazo rodeó mi cintura y su mano se posó en mi estómago.
Una violenta bocanada de aire entró en mí.
Gemí ante la sorpresa de su tacto tan cercano, masculino y… humano.

Sentía chispas cuando estaba cerca de él, pero siempre creí que eran cosas mías.
Él no era un hombre cualquiera. Era el jefe de mi amiga. Era…algo imposible.

Su aliento caliente se estrelló en mi cuello y dispersó por completo el hilo de mis pensamientos.
Sus labios en mi piel hicieron estragos en los restos de cordura que me quedaban. Me sentí en las nubes, fuera de la realidad, pero a la vez desvalida, indefensa.

Algo llamó mi atención. Fue la dureza que palpé en mi trasero. Me sentí confundida y asustada. La presión de sus dedos aumentó y supe, que algo estaba por pasar.

Su mano se aventuró al interior de mi camiseta; el encuentro de piel con piel fue exquisito, placentero y detonante. Dejando un sendero de fuego a su paso y llevándose consigo todo mi ser, no dejó de explorarme.
Acarició mi pecho a la vez que su lengua se abría paso entre sus labios y humedecía mi cuello. Devoró, saboreó mi piel sin apartar los ojos del camino.

Es imposible explicar lo que sentí al tener su pelvis pegada a la ultima vértebra de mi columna y como se restregaba en ella aprovechando el galope del caballo.
Instintivamente, tenía la cabeza ladeada, completamente entregada a sus besos y aturdida. Abruptamente se apartó, mi cuerpo al instante lo reclamó, mi piel, mi cuello, mis pechos protestaron ante la falta de su calor. 

Tiró con fuerza de las riendas, mientras me rodeaba posesivamente de la cintura y el animal se detuvo de inmediato.

Se bajó sin mediar palabra. Me miró fijamente a los ojos y con una muda pregunta, estiró su mano hacía mí. Nuestros dedos se entrelazaron y con un leve tirón, logró que mientras bajaba del alto animal, me deslizara por su cuerpo.

Pensante y dubitativa me vi arrastrada hacía él. Mis piernas cobraron vida propia para rodear su cadera. Mis brazos hicieron lo propio entorno a su grueso cuello y sin poder evitarlo mi boca se abalanzó a la suya.

Nuestros labios se abrieron y nuestras lenguas se encontraron.
Apasionado y fogoso; arrollador y adictivo era el beso que estábamos creando. Imperioso…sensual…provocador.

Lo que me quedaba de razón se fue a comprar tabaco y cuando atinó a volver ya era demasiado tarde.
Se agachó sentándose en el suelo. Quedé encima de él abrazada a su cuerpo como un koala a un árbol.

Me besó con pasión y rudeza. Me desarmó de lleno y sentí desolación al pensar que podría dejar de hacerlo.
La boca me dolía, notaba la inflamación en mis labios debido a la furia con la que me estaba besando.

Mis manos fueron derechas y sin discreción alguna hasta su camiseta; y a tirones, se la quité.
Toqué su torso apenas húmedo por el sudor. Dibujé sus pectorales con la yema de mis dedos y me empapé con su suave piel. Notaba que se le erizaba el vello, que reprimía un gemido y como se avivaba el fuego entre nosotros.

Se abalanzó sobre mi cuello y lo besó sin remilgos. Bajó hasta el borde del escote y murmuró¾: ¿Puedo continuar?
Me ruboricé al verme semidesnuda ante semejante hombre, ante alguien que había visto, vivido y disfrutado más de lo que yo jamás podría imaginar. Pero sin remordimientos hundí mis dedos en su cabello en una clara respuesta a su pregunta, continua, por favor.

Quedó jugueteando en la punta de mi lengua. Levantó la cabeza, nos miramos penetrando cada uno en el otro y las palabras sobraron. La complicidad hizo acto de presencia y dulcemente, sonreímos.

Acarició mi mejilla con el revés de su mano con tanta ternura y delicadeza que mis labios temblaron. Cerró los ojos, apoyó su frente en la mía y dejó escapar el aire que tenía guardado.

Desabrochó mi sujetador con maestría y lo dejó caer. Abarcó mis pechos desnudos con sus manos y el calor me invadió con una velocidad asombrosa. Esta vez no me ruboricé.
Sus ojos marrones se fijaron en los míos y pasó la lengua por mi pezón duro, erguido. Lo mordisqueó, lo torturó mientras su otra mano jugueteaba a libre demanda con el otro seno.

Su boca se abrió y lo comió con hambre, con gula, con necesidad. Lo devoró con toda la astucia y la maestría que sólo da la más alta experiencia.
Un suspiró se escapó de mi boca y el rió con satisfacción.

Se separó un poco para tirar nuestras camisetas en la hierba. Me tumbó sobre ellas y sentí el ligero peso de su cuerpo sobre el mío.
Desabroché los botones de su pantalón con dedos torpes y temblorosos ante su atenta mirada.

Bajó mi ropa íntima y luego su bóxer.
Se arrodilló delante de mis piernas cerradas y me maravillé al ver su erección. Sus ojos centellearon pícaros.
 Sus manos se posaron en mis rodillas y sus ojos me preguntaron si estaba segura, si lo deseaba como él. Fue un segundo de indecisión, de nerviosismo. Notó la tensión en mí, y con una tranquilidad fascinante me habló.
¾Lo que tú quieras -había una nota de suplica en esas sencillas palabras y comprendí que estaba cuidada, a salvo, protegida.

Mis piernas cedieron dejando desvanecer mi resistencia. Mi cuerpo se abrió pero sin urgencia, tuve la necesidad de disfrutar lentamente del momento en el que me poseyera. Nadie en su sano juicio le prohibiría la entrada a ese Adonis, quiso decirme mi interior.

Se colocó entre mis muslos y jugó en mi entrada haciéndome desear de manera desmesurada. Mis piernas temblaron. Todo mi cuerpo lo deseó, lo necesitó.

¾¡Por favor! –Supliqué en un tono tan bajo que apenas se oyó.
¾A sus ordenes…
Me penetró con la fuerza de un huracán y la astucia de un lince.
Su miembro se abrió paso en mí y se fundió con mi interior como si hubiese sido creado para ese espacio, para estar ahí.

El calor me abrasaba desde dentro. Era asfixiante y demoledor.
Sus manos no dejaban un centímetro de piel sin tocar y sus ojos seguían el recorrido de cada una.
Bajó sus manos hasta mi sexo y las puso al costado.
Apretó el interior de mis muslos. Sentí dolor pero al instante una ola de pasión me recorrió.

¾Aprieta con fuerza –pidió.
Sus manos se cerraron con más fuerza y un sudor frío recorrió mi columna. El útero se contrajo y las piernas insistían en cerrarse.

Un sonido gutural acompañado de un acelerón en el ritmo de sus embestidas me anunció que él también estaba a punto de culminar.

¾No quiero que termine –susurró¾. Ven.
Se tumbó y yo me senté sobre su miembro mientras nuestras pupilas se encontraban. La embestida fue dura y deliciosa, más de lo que me esperaba, y una sensación imperiosa e inagotable me dominó.

¾Ooooh –rugió.
Una danza incontrolable se desató en mi cuerpo y la necesidad se hizo más aguda, más fuerte y urgente.
Subí y bajé incontables veces por su virilidad. Gocé como nunca al ver su aspecto salvaje y las ganas con las que tocaba todo mi cuerpo.

Me recosté sobre su pecho sin cesar mis movimientos.
¾Te amo –susurré en su oído. Me arrepentí al instante de haber pronunciado aquellas palabras. Me sentí estúpida.
Escondí mi cara en su cuello e intenté volver al mar de sensaciones en el que estaba sumergida.
Él notó mi cambio y tomó medidas inmediatas.

Volvió a ponerse encima. Agarró mi rostro entre sus fuertes manos de manera dominante, buscó mi mirada. ¿Cómo negarme? Lo miré, él aceleró y me penetró con tanta fuerza que creí partirme como una copa de cristal.

Noté como su miembro se inflamaba para dejar paso a un orgasmo largo y unitario. Permitiendo que llegáramos juntos a la cumbre del deseo.
Extasiado y jadeante se tumbó a mi lado, besó mi mejilla con dulzura y me acarició el pelo.

Podía notar sus ojos clavados en mí, como si esperaran algo, tal vez que lo mirara; pero mi confesión me avergonzaba. No podía permitirme perder así los papeles, no frente al Sr Jonas.
¾Miley… -se quedó en silencio, esperando¾. Mírame.

Con timidez llegué a sus ojos húmedos e incrédulos.
¾Te amo -salió de sus labios. El mundo dejó de girar, mi mente se ennegreció y mi mentón se abrió.
Sin duda, tendríamos que hablar del tema.
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Espero que les gustes Dedicado  Jeny & Dany CHICAS ya saben a quien tiene que imaginar :P


6 comentarios:

Anónimo dijo...

lo ame me encantoooooo ahhh

Malena♥ dijo...

aaaiii me encantoooooooooooo sariss estubo genial dios mio seguilaaa pliss que necesito leerla jajaj lo ame encerio!!!!

V y J dijo...

SARIS OH POR DIOS
que cosas tienes en la cabeza jajaja lo amamos pero una cosa... este es el primer cap no? o eso nos parecio no recordamos haberlo leido antes o si? jajaja ya nos mariaste!! cuelga mas de esta nove creo que se volvio nuestra favorita pero los proximos que tenga un poco menos de esas partes que tu amas hacer jajajaja no queremos que todos los caps traten de eso o si? jajajaja asi que nuestra nove te trauma??? por alguna razon no lo creimos y nos mataste con tu coment jajaja
TE QUEREMOS
BESOS :K
VALERY Y JIME

Mari ♥ dijo...

Saris este one shot te queo muy lindo.. sexyyyyy y lindo :) jejejeje. Nena gracias por las felicitaciones el dia de mi cumpleaños no se que pasa que ultimamente esta cosa no me deja comentar y ademas no esta mostrando cuando publico nuevas cosas :( en fin.
De nuevo, te digo que me gusto mucho!! Y no se si tenga segunda parte porque el final de la entrada deja en duda hahahaha o dejas a la imaginacion de tus lectoras que paso cuando hablaron o nos contas :)

hahahaha
chauuu nena
tqm
xoxox

/v\ dijo...

hahhaha y creeme q lo imagine jajaja casi hasta le cambio el nombre

Agustina Belen Cyrus ✝ dijo...

es necesaerio que te diga que ME ENCANTO? XQ ES OBVIOOOOO! :D bueno siempre lo voy a decir xq sos mi sister y xq ES LA VERDAD! xq me encanta todo lo que escribis, y xq somos unas perversas (6 jajajaja te adoro sarii ♥