Átame a ti - capitulo- 27

―Seguro como el infierno que lo estoy intentando, porque eso es lo que me dijiste que querías desde el primer momento. Y no es tan fácil cómo creía.

En vez de admitir que se había equivocado al pedirle ese estúpido comportamiento caballeroso, se burló.

―Así que por eso te he pillado esta mañana haciéndote una paja en la ducha.

Sus ojos brillaron.

―Mi paja fue una respuesta directa al espectáculo que has dado en medio de la maldita cama justo cinco minutos antes.

―¿Qué espectáculo?

―¿Como se supone que tengo que reaccionar cuando te estás sirviendo tu misma en sueños? ―nick se inclinó hacia delante―. Vi como te corrías. Fue tan ardiente como el 4 de Julio. Me puse tan duro como un jodido ladrillo. Y en lugar de arriesgarme a despertar a Eliza y actuar contigo como un verdadero hombre de las cavernas aporreando dentro de tu exuberante cuerpo en ese colchón, dejé el asunto en mis propias manos. Porque cielo, he tenido un montón de experiencia con eso en el último año.

¿nick pensaba que su cuerpo era exuberante? miley le miró fijamente. Excitada, confusa.

―¿No has estado con nadie?

―No desde que tú… no desde la noche que concebimos a Eliza en mi camioneta, en el aparcamiento de Ziggy.

Susurró.

―Yo tampoco.

nick se levantó tan rápido que la silla cayó al suelo.

―Nadie me ha tocado desde esa noche ―Mientras él se acercaba, ella retrocedió hasta que su espalda chocó con el borde de la encimera―. Bueno, quiero decir, me han tocado claro. Cuando estaba embarazada y di a luz, pero nadie… ningún hombre… excepto un comadrón… oh Dios, lo que digo no tiene sentido.

Su caballeroso vaquero estaba justo enfrente. Una sexy amenaza. Un hombre que había perdido la paciencia.

―miley

―¿Qué?

―Cállate.

Y entonces acercó su boca y la besó.

nick la besó tan profundamente como se había estado muriendo por hacerlo.

Sus manos estaban enterradas en su suave cabello. Su cuerpo tan presionado contra el de ella que ni un rayito de luz se filtraba entre ellos. Le comió su deliciosamente dulce boca, mordiendo, lamiendo, dejando diminutos moriscos de amor sobre sus labios. Chupando su lengua. Arrastrando el aroma y el sabor de ella hacia abajo de su garganta y dentro de sus pulmones como comida y aire.

miley abrió la boca más grande, tratando de tragarlo por completo. Su lengua se volvió más caliente, más mojada, más insistente. Ella se aferró firmemente de sus hombros. Sus uñas se clavaron a través de su camiseta hasta pincharle la piel. Los ruidos de sus gemidos vibraban desde su garganta dentro de la boca de él, viajando hacia abajo de su torso para acantonarse en su ya dura polla. Su condenada polla estuvo cerca de aplaudir cuando ella le había confesado que lo había espiado mientras él se había masturbado en la ducha.

Sus manos se desenredaron de su pelo y mileyse fue directo a sus tetas. Todavía besándola, hizo un rápido trabajo con los botones de su vestido.

miley arrastró los labios hacia abajo de su cuello perfecto.

―Sabes tan suave aquí como recuerdo. Mucho mejor que un pastel de chocolate. ¿Recuerdas lo qué dije que me gustaría hacer con el glaseado?

―Siempre escoges los peores momentos para tener una conversación, Jonas.

Él se rió. Sus pechos abundantes estaban ceñidos en contra de la tela y él no podía liberarlos.

―Quita este maldito sostén para mí, miley, así puedo poner mi boca sobre ti.

Ella le pegó para alejar sus dedos que buscaban a tientas. Algo chasqueó y esos montículos perfectamente suaves cayeron dentro de sus impacientes manos.

―Oh, sí. Déjame. ―miley barrió sus pulgares a través de sus rosados pezones, colocando besos boquiabiertos en la parte superior de sus pechos. Restregando las mejillas, labios y mandíbula en contra de su carne desnuda, sintiendo el estremecimiento de su cuerpo entero en respuesta. Observando su rostro, él cerró la boca sobre su pezón izquierdo y chupó. Duro.

miley arqueó la espalda y liberó un gemido ahogado.

Él le rindió culto a las tetas como había estado imaginando hacerlo durante meses. Provocándola, complaciéndose a sí mismo. No tenía ninguna intención de apresurarse. Succionó sus pezones suavemente, luego con un fervor incontenible. Pellizcándolos con las puntas de sus dedos. Mordiéndolos con sus dientes mientras sostenía ambos pechos juntos. Apretando y lamiendo, imaginándose deslizar su polla en el resbaladizo valle de su hendidura. Besándolos, amando la plenitud y su receptividad ante cada uno de sus toques.

―miley. Basta. N-no puedo pensar.

―Bien. ―Él esparció besos hasta sus labios y la miró a los ojos, dejándole ver el hambre rugiendo dentro de él.

No seas un caballero; Sé muy hombre. Díselo directamente.

―Quiero hacer el amor contigo, miley.

¿Hacer el amor? ¿Qué diablos pasó con “quiero follarte hasta dejarte sin sentido, bebé”?

―Yo también te deseo ―Ella suspiró en contra de su boca―. En una cama esta vez. ¿Tienes un condón?

miley saboreó la suave piel del contorno de su mandíbula.

―Tengo una maldita caja llena. Vamos.

La guió hacia el piso de arriba. Se detuvieron delante de la puerta del dormitorio donde Eliza estaba durmiendo. El nerviosismo de miley era obvio y él suavemente le tocó la mejilla.

―¿Qué tal si hacemos esto en el dormitorio de invitados al final del pasillo?

Ella asintió con la cabeza.

―Buscaré los condones. Y si tú no estás allí, sin duda alguna, destrozaré esta casa buscándote. ―miley corrió a toda velocidad hacia el cuarto de baño. Rebuscó entre sus utensilios de afeitar donde estaban escondidos y volvió a la puerta del cielo en menos de un minuto.

Con las persianas cerradas y el vestíbulo iluminado completamente, el cuarto estaba completamente oscuro cuando él entró.

―¿Dónde está el interruptor?

―No tiene importancia. La bombilla está quemada.

―¿No tienes una lámpara aquí dentro o algo por el estilo?

―nick, estoy en el medio de la cama completamente desnuda. ¿Realmente quieres hablar de la falta de luz?