Átame a ti - capitulo- 42

―El tiempo es cuatro punto dos. Gente, aplaudan a su equipo campeón de enlace, Trevor Glanzer y Cash Gran Cuervo.

Ellos agitaron las manos hacia la multitud y salieron a la arena.

De a una a la vez, Macie, Chassie y Gemma tendieron sus palmas hacia Carter.

―Páganos.

miley sacó un billete de veinte de la bolsa de pañales y refunfuñó afablemente junto con Carter.

Eliza se despertó.

―Esa es mi señal. Gracias por invitarme a quedarme con vosotros. Fue divertido.

―Trae más dinero la próxima vez ―bromeó Chassie.

miley salió de las gradas con una sonrisa en su cara y se dirigió hacia la zona sombreada para picnics. Cambió a Eliza, esperando que el biberón estuviera lo suficientemente caliente como para no causarle dolor de estómago.

Una sombra cayó sobre el dosel del cochecito.

―¿Necesita ayuda con esa hermosa bebé, señorita?

nick.

Ella se enderezó y se arrojó contra él.

―Guau. ―Él curvó sus grandes manos alrededor de los bíceps de ella para impedirle que tropezara―. Ten cuidado.

En ese momento miley supo que ser cuidadosa con nick Jonas ya no era una opción. Ella quería a un hombre que la pudiera apaciguar con una simple sonrisa. Enardecerla con simplemente una mirada. Un hombre con las suficientes agallas como para exigir tener el completo control sexual sobre ella, y con la suficiente delicadeza como para lograrlo. Un hombre que pensara que ella era sexy. Un hombre tan enloquecedoramente caliente que ella sería una tonta si tardara tanto tiempo en llegar a sus sentidos sexuales.

Ella colocó las palmas de las manos sobre su pecho. La camisa de algodón estaba rígida y húmeda, la carne debajo firme y caliente. La lujuria la inundó.

―¿miley? ¿Qué pasa?

Ella se encontró con su preocupada mirada azul y tomó su resolución.

―Me diste hasta el sábado para que tome una decisión sobre el cambio de las cosas entre nosotros con relación a nuestros… mi… comportamiento en la intimidad.

―Sobre eso…

miley brevemente puso los dedos sobre sus labios.

―Mi respuesta es sí.

Atónito silencio.

―¿Hablas en serio?

―Nunca he sido más seria en mi vida, señor.

Entonces él dijo:

―Pruébalo.

―Vámonos a casa y lo haré.

―No, no. Ahora.

―¿Ahora?

―Sí. Ahora mismo. ―Él besó las puntas de sus dedos y cerró la brecha entre sus cuerpos―. Sin marcha atrás, mileu. Una vez que seas mía, serás mía, exactamente de la manera en que quiero, en cualquier momento y en cualquier lugar. Haré concesiones para ocuparnos de Eliza, pero eso es todo. Así que, ¿estás segura de que comprendes todo lo que demandaré de ti?

No.

―Sí.

―Bebé, eso es bueno. Tan bueno. ―Él rozó sus labios suaves sobre los de ella―. Ahora, dime que no.

―No.

―Recuérdalo, porque esta es la última vez que vas a decirme que no. ―nick estrelló la boca con la de ella. Ella se aferró a él simplemente para permanecer erguida a raíz de su posesión.

Alguien gritó:

―Busquen un cuarto.

nick murmuró en contra de su boca:

―Esa es una maldita buena idea.

Eliza eligió ese momento para recordarles sobre su barriga vacía.

―¿Dónde está la abuela? Ella ha estado esperando el momento para estar con su nieta, aquí está su oportunidad. ―nick sacó su teléfono celular, sus ojos calientes fijos en miley―. Mamá. ¿Estás ocupada? ¿Quieres cuidar a Eliza por una hora para que miley y yo podamos dar una vuelta? Estamos en la zona para picnics por la entrada del este. ―Cerró el teléfono―. Está en camino.

―¿Hay mucho para ver por aquí?

―Cariño, la única cosa que vas a ver es mi polla. Muy cerca y en privado.

miley no dijo una sola palabra. No podría, en realidad.

―Así es cómo lo vamos a hacer. Tan pronto como Eliza se tranquilice, vamos a dar un paseo. Directamente hasta el remolque para caballos de Colt. Tiene un compartimiento para dormir con una realmente bonita cama y una puerta que se traba.

―Nunca he estado en un remolque para caballos que tenga una cama.

―Oh, no vamos a estar usando la cama.

―¿No?

―No. Porque tú vas a estar de rodillas.