-¿Amarlo? ¿Estás loca? ¡Claro que no!-chillé, escandalizada.
No había llegado hasta ese punto, aun.
-Claro que sí, miley, se te nota. Amar y enamorarse no es lo mismo; enamorarse es disfrutar de todas aquellas sensaciones que se sienten al ver a la persona… “especial”-hizo las comillas con los dedos-. Pero cuando amas, ya empiezan a doler.
-Claro que sí, miley, se te nota. Amar y enamorarse no es lo mismo; enamorarse es disfrutar de todas aquellas sensaciones que se sienten al ver a la persona… “especial”-hizo las comillas con los dedos-. Pero cuando amas, ya empiezan a doler.
Me quedé en silencio, sopesando sus
palabras y al comprender, se me cayó el mundo encima. Ella tenía razón. Yo… lo
amaba. Dejé salir un leve gemido.
-No te preocupes, miley-me dijo-.
Demuestra que eres madura, que sabes cómo sobrellevar esto, a lo mejor yo me
equivoco y no es más que una amor pasajero, ya sabes, esos de “verano”-volvió a
hacer las comillas-, aunque en vez de verano sería invierno-dijo y rió por lo
bajo, festejándose su pequeña broma.
-Pues, ojala te equivoques-musité.
-Pues, ojala te equivoques-musité.
Ella rió.
-miley, yo no voy a decirte qué es lo
que tú sientes, ¿lo amas? Eso sólo puedes contestártelo tú misma-me aconsejó.
-Gracias.
La tarde se había pasado volando, y desde que había vuelto al departamento después de tomar el café con Ferni, me quedé tirada sobre el sofá mirando el techo de la sala. ¿Yo lo amaba? ¿Cómo puede ser posible que ames a una persona en… un mes? Había un pasado un mes, o apenas iba a pasar, la cuenta exacta de los días no la llevaba, pero, yo no era de las personas que amaban en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo debía admitir que nick se había ganado mi confianza, cariño y ternura en menos de una semana. Él era tan… especial. Como un diamante en bruto dentro de una mina, que aunque no le diera la luz del sol, brillaba con un resplandor abrumador. ¿selena se daría cuenta de ello? ¿Se percataría acaso de lo que tiene realmente a su lado? Me dolió el corazón cuando palpitó, no debería estar pensando aquello.
-Gracias.
La tarde se había pasado volando, y desde que había vuelto al departamento después de tomar el café con Ferni, me quedé tirada sobre el sofá mirando el techo de la sala. ¿Yo lo amaba? ¿Cómo puede ser posible que ames a una persona en… un mes? Había un pasado un mes, o apenas iba a pasar, la cuenta exacta de los días no la llevaba, pero, yo no era de las personas que amaban en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo debía admitir que nick se había ganado mi confianza, cariño y ternura en menos de una semana. Él era tan… especial. Como un diamante en bruto dentro de una mina, que aunque no le diera la luz del sol, brillaba con un resplandor abrumador. ¿selena se daría cuenta de ello? ¿Se percataría acaso de lo que tiene realmente a su lado? Me dolió el corazón cuando palpitó, no debería estar pensando aquello.
Contemplé el techo por un rato más,
especulando y hundiéndome en mis pensamientos, que iban de los más coherentes y
razonables, hasta los más oscuros e ilógicos. Hasta que el timbre sonó, y todas
las reflexiones se vinieron abajo cuando el corazón comenzó a latirme de una
manera tan descompasada al saber quién esperaba del otro lado. Y el placer de
aquel latido era tan intenso que… resultaba doloroso. Entonces comprendí que lo
amaba. Y si no, terminaría haciéndolo tarde o temprano; pero estaba casi
convencida de que lo que yo sentía iba más allá del simple querer, esto me
lastimaba bastante pero… me gustaba.
Fue cuando el timbre sonó de nuevo,
insistente junto a unos golpes en la puerta, cuando recordé que nick estaba
detrás de la puerta. Y enseguida me levanté para abrirle.
Pasar el tiempo con él era como no
tener conciencia de la hora, no pensar ni preocuparse de nada, sentirte segura
y estar siempre riendo, aunque sabía que estaba mal. Pero cuando lo miré a mi
lado, en el sofá, moviendo sus rosados labios al hablar con ese entusiasmo y
encanto en él y luego reír con una melodía distinta en cada risa, mostrándome
sus perlas blancas y gemelas, todas iguales de bellas; me hacía volar y tocar
el cielo sin siquiera despegar los pies del suelo.
Pero entonces mi tiempo se reducía a
nada cuando selena llegaba y no me quedaba más que sonreír y caminaba hasta mi
habitación y daba las buenas noches antes de desaparecer por la puerta y
suspirar luego detrás de ella.
Me aventé sobre la cama, como siempre
lo hacía, mirando el techo que ya conocía bastante bien y especulando como lo
hacía en la sala. Me resultaba irónico que los demás eran quienes hacían que me
diera cuenta de mis propios sentimientos, que si estaba enamorada de él, que si
estaba celosa, que si lo amaba. ¿Es que yo en verdad era tan torpe y terca?
Pero más que mis problemas emocionales de los que no lograba percatarme, había
otro grandísimo problema que tomar en cuenta. selena. Yo podría herirla más de
lo que me estaba hiriendo yo sola ahora, ella era tan frágil y yo me había
convertido en la bruja de su cuento de hadas; al menos así me sentía.
El día siguiente fue bastante raro, porque tenía una extraña necesidad de estar con él. Deseaba que la noche llegara sólo para poder verle, mi alma lo ansiaba. Decidí distraerme con cualquier otra cosa, ya que esto no ayudaba mucho a mi plan de “ignorar a nick” cuando ayer mismo no me atreví siquiera a sostenerle la mirada por más de diez segundos. Esto no estaba funcionando.
El día siguiente fue bastante raro, porque tenía una extraña necesidad de estar con él. Deseaba que la noche llegara sólo para poder verle, mi alma lo ansiaba. Decidí distraerme con cualquier otra cosa, ya que esto no ayudaba mucho a mi plan de “ignorar a nick” cuando ayer mismo no me atreví siquiera a sostenerle la mirada por más de diez segundos. Esto no estaba funcionando.
Me asomé a la ventana y observé los
carros pasar por la angosta calle, en el camino de faroles que esperaban
encenderse en cualquier momento. Fui hasta mi habitación por mi cámara y volví
a la ventana para capturar la escena que me había gustado, saqué sólo un par de
fotografías para cuando el timbre sonó.
Miré extrañada el reloj, que marcaba
las seis con quince de la tarde, ¿quién podría ser a esta hora? Fui a abrir sin
dejar la cámara y me sorprendió lo que vi. Era nick quien me sonreía con
lucidez y provocando que los latidos de mi corazón golpearan con ímpetu contra
mí pecho. Su presencia me hizo mirar de nuevo el reloj, ¿no era muy temprano
para que él estuviera allí? A lo mejor era una ilusión de mi mente y me lo
estaba imaginando parado allí, lucía tan radiante pero… siempre lucía así.
-¿Qué haces tan temprano aquí?-pregunté,
dejándole pasar.
-Bueno, vine a invitarte a un lugar-dijo, sin quitar aquella sonrisa encantadora.
-¿A mí? ¿A qué lugar?-mi corazón se emocionó y no pudo evitar brincar contra mi pecho.
-Es una sorpresa. Vamos-me tomó de la mano y al instante la piel ardió de un fuego que sólo su tacto ocasionaba.
-Pero…
-Es como una forma de decir ‘lo siento’ por lo del otro día-musitó. Me vio la cámara en la otra mano y se apresuró a decir: - Sería un lindo lugar para tomar fotos-me animó, sabiendo que no me negaría jamás a una oportunidad para capturar lugares maravillosos con mi cámara; pero más que nada, aceptaría porque sencillamente era él quien me invitaba.
-Está bien, aunque te dije que lo de nuestra pequeña discusión ya estaba perdonado a pesar de que no tenías por qué disculparte-admití.
-Ya no digas eso, vamos.
-Bueno, vine a invitarte a un lugar-dijo, sin quitar aquella sonrisa encantadora.
-¿A mí? ¿A qué lugar?-mi corazón se emocionó y no pudo evitar brincar contra mi pecho.
-Es una sorpresa. Vamos-me tomó de la mano y al instante la piel ardió de un fuego que sólo su tacto ocasionaba.
-Pero…
-Es como una forma de decir ‘lo siento’ por lo del otro día-musitó. Me vio la cámara en la otra mano y se apresuró a decir: - Sería un lindo lugar para tomar fotos-me animó, sabiendo que no me negaría jamás a una oportunidad para capturar lugares maravillosos con mi cámara; pero más que nada, aceptaría porque sencillamente era él quien me invitaba.
-Está bien, aunque te dije que lo de nuestra pequeña discusión ya estaba perdonado a pesar de que no tenías por qué disculparte-admití.
-Ya no digas eso, vamos.
Soltó mi mano para darme oportunidad de
tomar una chaqueta y un bolso donde guardar mi cámara y junto a él, salí del
departamento hasta su ya conocida camioneta Hybrid.
-Te va a encantar-me dijo, mientras
conducía por las calles de Venecia, maniobrando con el volante.
Le miré y me sonrió, suspiré.
Le miré y me sonrió, suspiré.
-¿Qué?-me preguntó, visiblemente
sonrojado.
9 comentarios:
hahaha Sara me arrepento, grrr debi de haber pedido mas capitulos, iwxcbcgchuwdj ¿por que la dejaste ahi?
siguela ahhh lplisplissss ahhh
lo ameee siguelaaa
siguela plis ahh fasinante en verAD
ahhh me encantoo siguelña plisss
ahh esta buenisiissmaaa
ahhhh siguela plissss
princesa te quedo estupendooo
ahhh siguela siiguela plisssss
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