Allí, mirándolo a la cara, estaba la única mujer que había sido
capaz de darle la vuelta a su mundo.
—No puedo creérmelo —dijo él casi para sí mismo.
—¡Vaya, vaya, agente secreto! —respondió ella con suavidad y sus
palabras arrastraron el eco de la única vez que habían estado juntos.
El cuerpo de nick hirvió con el recuerdo: los dos desnudos y
salvajes.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Me manda Caitlin Beadles. Soy la niñera. ¿No me esperabas?
—Esperaba a alguien, pero, desde luego, no a ti.
—La vida está llena de sorpresas, ¿verdad?
¡Y menuda sorpresa! Aquello, más que una sorpresa, había sido una
conmoción, pensó él, mientras mantenía su mirada color miel, recordando el
brillo de aquellos ojos cuando estaba dentro de ella.
Y miley vio su expresión y supo en lo que estaba pensando. Tragó
con dificultad, intentando mantenerse fría y no recordar aquella noche… cuando
la tenía atrapada contra la pared de la habitación de un hotel y la estaba
devorando. Ansioso y primario.
Sentía que el corazón se le aceleraba y un calor sensual empezaba a
invadirla. Él era la única persona que podía hacer aquello. Con solo una mirada
de aquellos ojos castaños.
¿Y se suponía que tenía que vivir en aquella casa?
Lo recorrió con la mirada. Tenía un aspecto devastado, muy
diferente al hombre que ella conoció. Tenía comida en el pelo, en la cara y por
toda la ropa. Era casi cómico. Una niña morena se estaba retorciendo en sus
brazos mientras gritaba porque quería bajar al suelo.
miley dejó su bolso en el suelo y dio un paso adelante.
—Oye —dijo con suavidad, tirándole a la niña del vestido.
La niña se volvió hacia ella y la miró fijamente con unos ojos
marrones enormes.
—Hola, preciosa. ¿No nos vas a presentar? —le preguntó al padre.
nick pestañeó y siguió la mirada de Carolina, que parecía
curiosa.
—Cuando sepa tu nombre.
Con una sonrisa, ella estiró la mano.
—Miley. Cyrus Stuart.
El apellido era falso, pero su nombre era el verdadero.
nick le dio la mano y notó su pulso acelerado.
«¡Oh, Dios!», se dijo para sí. «No ha cambiado nada».
Solo un roce y todo su cuerpo saltaba a la vida, sus nervios se tensaban y el corazón le latía como si le fuera a salir del pecho. Todo lo que recordaba de ella le saltó a la cara multiplicado por diez y, en aquel instante, se dio cuenta de que aquella mujer había hecho algo más que dejarle una impresión.
Lo había marcado. Con una marca tan fuerte que parecía que lo de
Hong Kong había sucedido hacía solo unos días, no cinco años.
Ella lo recordaba con la misma intensidad y su corazón latía a
igual velocidad mientras el calor de los dedos que le rodeaban la mano le
recordaban lo seductores que podían llegar a ser.
Su agente secreto. El hombre de sus fantasías.
Quizá aquello representara un peligro para ella. Especialmente
cuando todo en lo que podía pensar era en aquella noche pasional. Unas pocas
horas en las que se había sentido más viva y más mujer que nunca.
Movió los dedos y él le apretó con más fuerza. Por un momento,
pensó que iba a entrelazar los dedos con los suyos y la iba a arrastrar hacia
él como había hecho aquel día en el ascensor.
Como si la hubiera entendido, le dedicó una sonrisa tan sexy que el
corazón le dio un vuelco. Después la soltó.
—Esta es mi hija Carolina.
miley volvió a mirar a la niña y notó que estaba llena de
chocolate.
—¿Cómo se te ocurre darle chocolate a un bebé? ¿Te has vuelto loco?
Pensó que aquella niña la necesitaba. Pero ¿podría ser objetiva y
salir de allí cuando su carrera volviera a la normalidad?
Dio una palmada y llamó a la niña para que se fuera con ella.
Carolina aterrizó en sus brazos y dejó de llorar de manera
instantánea.
miley le dio unos golpecitos en la espalda y nickn observó
atónito cómo la pequeña se apoyaba sobre el hombro de la mujer.
—Deben ser cosas de mujeres.
—No. En realidad, es cosa de bebés. Simplemente, no me estoy
peleando con ella —le dijo miley con una sonrisa un poco malvada—. Además,
está sudorosa y pegajosa. No me puedo creer que le hayas dado chocolate —le
quitó el resto de la galleta a la niña y se la dio a él.
Carolina no dijo nada. Después, miley entró en la casa.
—¿Por dónde se va a la cocina?
—La siguiente puerta a la derecha.
Él se quedó inmóvil durante un instante, después, agarró el bolso y
las maletas y los metió en la casa.
Ella había sentado a Carolina en la encimera y estaba lavándole las
manos y la cara.
—Bueno, preciosidad. Necesitas un baño y ropa limpia.
Miró a nick y después al desorden de la cocina.
—¿Ha comido algo de la papilla?
—No mucho.
miley asintió.
—¿Cuál es su horario?
—¿Su qué?
Ella volvió a tomar a la niña en brazos.
—Un horario. La hora de la comida, de la siesta, del baño…
—Nada fijo.
—O sea, que ha estado haciendo lo que le ha dado la gana.
—Más o menos. ¿Pero no irás a ponerle un horario de regimiento?
—He aprendido que lo mejor para los niños es tener un horario. Y
también para los padres. ¿Cómo crees si no que se las arreglan las madres?
—Eso es algo que se me escapa —dijo él y después se aclaró la
garganta—. ¿Tienes hijos?
—No y nunca me he casado.
miley no pensaba que fuera a ser madre, especialmente, desde que
trabajaba en la CÍA.
—¿Cómo es que tienes experiencia con los niños?
—Crié a mi hermana pequeña y, mientras estaba en la universidad,
cuidaba niños. Es igual que tú —añadió con una sonrisa, mirando hacia la niña.
Él miró a su hija y todo su cuerpo se ablandó. Se acercó a ellas.
—¿De verdad?
—Sí.
Sus ojos se encontraron y él volvió a pensar en su cuerpo desnudo,
en estrecharla entre sus brazos… Aquello iba a resultar muy difícil si no podía
mirarla sin recordar aquella noche. Quizá la solución fuera llamar a la agencia
y pedirle que le enviara a alguien menos guapa y menos… exótica.
Pero necesitaba ayuda urgentemente. Además, iba a poder
controlarlo, pensó. No pensaba tener una aventura con la niñera, fuera quien
fuera...
—Bueno. ¿Nos vamos a quedar en medio de este desorden todo el día o me vas a enseñar la casa y a decirme mis obligaciones?
nick observó que miley le estaba acariciando el brazo a la niña
con ternura, como si la conociera de siempre.
Pero él estaba pensando en otra cosa.
Ella no había cambiado nada en cinco años. Tenía una belleza
clásica y, aunque estaba un poco más delgada, todavía tenía unas formas muy
femeninas.
Antes de que su mente continuara por aquel camino, se aclaró la
garganta y señaló a sus espaldas.
—El garaje, la puerta trasera y la habitación de la plancha están
por ahí. También hay una vieja escalera de servicio.
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Gracias por todos sus comentarios lindas los ame, cada uno me saco una sonrisa, gracias
11 comentarios:
ME ENCANTO TENES QUE SEGUIRLA YAAA PORFAVOR MUERO POR EL SIGUIENTE PRONTOO SEGUILA SEGUILA SEGUILA
SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA
ahhhamiix tenes que seguirla pliisssii sii siguela yaaaaaaa
yaaa no seas mala quiero ya el siguiente capi plisss bye besos <3
Es el tercer cap y ya me tiene ultra enganchada :D Se ve que va a ser una nove fantástica :B Cuídate, besis, bye c:
aaww me encantoo seguilaa!
Woooow me encanto esta super increible
ahhh pleaseee siguelaaaa siii
te quedo estupendo me fascino muy lindo
espero el siguiente pronto que esta interesante
un besito cuidate :D
Te extraño amore.... te necesito mucho ahora...... :'(
ME ENCANTA ESTA NOVELA SÍGUELA!!!!!!!!!!
=D
awww hermosa casi no comento ppero qui toy, espero y estes bien te amo preciosa jamas lo dudes, siguela porfavor!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! TE AMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO perdon por irme en vrdd lo siento mucho!! :(......... un beso grande!!!! teee amooooooooooooooooooooooooooooooooo besoootototootoototototeeeeeeeeeeeeeeeeee y abrazootototototooteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee mi princesa!!!!!!
morí!!
ESPECTACULAR!!!
ya se ha convertido en mi nove favorita....
eres una excelente escritora....
quiero mas!!
siguela! siguela! siguela!!
=D
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