sábado, 28 de abril de 2012

at dusk niley- capitulo 15


—Lo que significa que saldrá en el examen.
—Exacto.
Volvió a reír. Tenía un hoyuelo en la barbilla que le daba un aire travieso. 
Fijarme  en  lo  guapo  que  estaba  Balthazar  casi  me  hizo  sentir  que
traicionaba a Nick, pero es que saltaba a la vista. Después del modo en
que Nick me había ignorado durante toda la semana, no estaba segura
de seguir debiéndole lealtad. Además, no estaba nada mal que un chico
guapísimo se interesara por una.
Balthazar se acercó un poco más.
—Veo que no voy a arrepentirme de habernos conocido.
Le devolví la sonrisa y durante tres segundos, ni uno más ni uno menos, 
tuve la sensación de que la fiesta iba a estar bien... Hasta que Courtney
hizo acto de presencia. Llevaba una falda negra muy, muy corta y una
camisa blanca abierta casi hasta el ombligo. No tenía muchas curvas, pero
o  compensaba  pasando  del  sostén,  algo  bastante  obvio  en  esos
momentos.
—Balthazar, me alegro de que tengamos la oportunidad de ponernos al
día.
—Ya estamos al día.
Balthazar  parecía  aún  menos  entusiasmado  que  yo  de  verla;  sin 
embargo, Courtney no pareció darse cuenta o al menos eso fingió.
—Parece que hayan pasado siglos desde que salíamos juntos. Bueno, ha 
pasado demasiado tiempo. La última vez que nos vimos fue en Londres,
¿no?
—San Petersburgo —la corrigió.
Balthazar dijo el nombre de la ciudad como quien no quiere la cosa. Por 
o visto era lo bastante audaz y experimentado para cruzar el océano sin
pensárselo dos veces.
Courtney  deslizó  las  manos  con  suavidad  sobre  la  chaqueta  de
Balthazar, perfilando su poderoso físico con el movimiento de los dedos.
La envidié. No por su aspecto de estrella, ni por sus viajes continentales,
sino por su descaro. Si en el bosque hubiera sido la mitad de lanzada con
nick, si lo hubiera tocado o utilizado el comentario sobre la «niña buena»
para  tontear  con él,  tal  vez  no se comportaría  como si  fuéramos dos
extraños. La voz de Courtney se abrió paso entre mis fantasías.
—No estás haciendo nada, ¿no, Balthazar?
—Estoy hablando con miley.
Courtney se volvió para mirarme. El largo cabello rubio, que suelto le 
llegaba a la cintura, se onduló al ladear la cabeza.
—¿Tienes algo interesante que compartir, miley?
—Yo... —¿Qué se suponía que debía decir? Aunque cualquier cosa habría 
sido mejor que lo que dije—: Pues no.





—Entonces no te importará que me lo lleve un rato, ¿verdad?
Empezó a tirar de él sin esperar una respuesta. Balthazar me miró con 
intención  y  comprendí  que  si  yo  decía  algo,  aunque  fuera  una  sola
palabra, él se detendría. Sin embargo, me quedé allí  plantada como un
pasmarote viendo cómo se iban.
Un par de personas ahogaron una risita. Miré a un lado y vi a Erich, y a
pesar  de las  sombras  vacilantes  que proyectaba la luz  de la  hoguera,
pondría la mano en el fuego que estaba señalándome.
Me aparté  de  allí  con  la  intención  de  desaparecer  del  mapa hasta
encontrar  a  Patrice  o  a  alguien  que  pudiera  considerar  mínimamente
cordial. Sin embargo, cada paso que me alejaba de los demás me hacía
sentir mejor y, antes de darme cuenta, ya me había ido de la fiesta.
Si  no  me  hubiera  escabullido  después  del  toque  de  queda,  habría
corrido hasta la puerta y habría subido al dormitorio, pero me detuve a
tiempo al recordar que en esos momentos estaba fuera de la ley. Así que
me  dirigí  al  cenador,  al  oeste  de  los  terrenos  del  internado,  para
tranquilizarme y planear la entrada.
Estaba subiendo los escalones cuando vi a alguien, aunque al principio
no reconocí quién era. Fuera quien fuese, tenía unos binoculares colocados
delante  de  la  cara.  Lo  identifiqué  cuando  la  luna  iluminó  su  cabello
cobrizo.
—¿nick?
—Eh,  hola,  miley.  —Todavía  tardó  unos  segundos  en  apartar  los 
binoculares y sonreírme—. Bonita noche para una fiesta.
Me quedé mirando los prismáticos.
—¿Qué haces?
—¿Tú qué crees? Estoy espiando a los de la fiesta —me espetó casi con 
la misma brusquedad que en el pasillo, hasta que me miró a la cara. Debí
de parecerle muy desolada, porque me preguntó con mayor suavidad—:
¿Estás bien?
—Sí, no pasa nada. Soy una pringada, pero estoy bien.
 nick se echó a reír.
—Ya he visto  que te  ha faltado  tiempo para  irte.  ¿Te ha molestado 
alguien?
—No, la verdad es que no, pero es que estaba un poco... agobiada. Ya 
sabes lo que me pasa con los extraños.
—Pues has hecho bien, no pegas con ellos.
—No me digas. —Me quedé mirando los prismáticos. Solo alguien con 
una  visión  nocturna  excelente  podía  utilizarlos  para  ver  algo,  aunque
supuse  que  la  luz  de  la  hoguera  ayudaría  un  poco—.  ¿Por  qué  estás
vigilando la fiesta?

—Estoy controlando que nadie se emborrache, se ponga tontorrón o le
dé por ir a pasear al bosque.
—¿Es que ahora eres el monitor de pasillo de la señora Bethany o qué?
—Ni de coña. —nick bajó los prismáticos. Iba vestido para confundirse 
con las sombras: pantalones negros y una camiseta de manga larga que
hacía  resaltar  sus  brazos  y  su  pecho  musculosos.  Era  más  delgado  y
estaba más fibrado que Balthazar, pero también era más bajo. Había algo
casi agresivamente masculino en él—. Me preguntaba qué narices hacían
esos tíos cuando no están metiéndose con los demás, pavoneándose o
haciéndole la pelota a alguien. —Me lanzó una mirada curiosa—. Parece
que te gustan.
—¡¿Qué?!
Se encogió de hombros.
—Siempre andas con esa gente.
—¡Eso es mentira! Patrice es mi compañera de habitación, por eso paso 
tiempo con ella,  y sus amigos vienen a visitarla  cada dos por  tres,  no
puedo ignorarlos. Es decir, hay un par que se salvan, pero a los demás les
tengo pavor.
—No se salva ni uno, créeme.
Se me ocurrió que podría romper una lanza a favor de Balthazar, pero 
en esos momentos no me apetecía hablar de él. También me di cuenta de
que nick me había hecho poner a la defensiva y de que no tenía derecho
a hacerlo.
—Un momento, ¿por eso te has mostrado tan frío conmigo? ¿Por qué te
comportas como si no nos conociéramos?
—No quería quedarme a ver cómo caías en las garras de esa gente, una
chica tan dulce como tú. Sobre todo sin poder hacer nada al respecto. —
Me sorprendió el sentimiento con que lo dijo. Todavía nos separaban unos
cuantos metros, pero nunca había tenido la sensación de estar tan cerca
de alguien—. Cuando te vi salir corriendo, comprendí que no todo estaba
perdido.
—Créeme,  no  formo  parte  de  ese  grupo  —insistí—.  Creo  que  me
invitaron a la fiesta  solo para reírse de mí. Únicamente he ido porque,
bueno, porque digo yo que tarde o temprano tendré que conocer gente. Tú
eras el único amigo que tenía y creía que te había perdido.
nick  unió las  manos alrededor de uno de los  adornos en forma de
volutas del cenador y yo hice otro tanto, de modo que quedamos el uno al
lado del otro. Nos enroscábamos con las volutas, como la enredadera.
—He herido tus sentimientos, ¿verdad?
—Más o menos —admití con un hilo de voz—. Es decir... Ya sé que solo 
hemos hablado una vez...




4 comentarios:

♥ツ Sari Karlet ♡ ♪ Armstrong dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

me encanto siguelaa

butblop dijo...

ahh tines que sgeuirlaa prontoo plis ahhh lo ame siguelaaaa

carter dijo...

siguela pronto princes ate amoooo