La emoción de lo prohibido era
irresistible, y lo miró por encima del hombro para hacerle saber que confiaba
en él, que le entregaba su cuerpo, su corazón y su alma.
Con un rugido casi animal, nick la agarró por la cintura y la penetró de una sola embestida, haciendo que miley echara la cabeza hacia atrás con un fuerte gemido. Y entonces comenzó una delirante escalada de placer, fricción y calor, en la que él empujaba cada vez más fuerte y rápido y ella giraba sinuosamente las caderas, apretándose contra él por instinto y siguiendo el ritmo frenético de sus acometidas.
Él se inclinó sobre ella,
cubriéndola por detrás, y le hincó los dientes en el cuello para añadir un
dolor exquisito a la espiral de sensaciones eróticas que se arremolinaba en su
interior. Los movimientos se hicieron más rápidos y apremiantes. nick llevó
las manos hasta sus pechos, amasándolos y deslizando los pezones entre los
dedos, y luego bajó hasta su vientre y más abajo, donde sus cuerpos se unían.
Una embestida más, una caricia
más, y el orgasmo golpeó de lleno a miley, haciéndola contraerse alrededor del
miembro de nick. Las convulsiones y el prolongado gemido que le cortó la
respiración barrieron los restos de resistencia de nick, cuyo cuerpo se puso rígido por unos segundos y
luego se estremeció violentamente al sucumbir a su propio orgasmo.
Se derrumbó sobre ella,
exhausto y tembloroso. Sin sacar su sexo, le acarició el cuello con los labios
y la besó en la mejilla.
—No puedo creer que te haya
tomado como un animal.
Ella lo miró por encima del
hombro y vio su expresión de arrepentimiento. Intuyó que estaba a punto de
suplicarle su perdón, por lo que se apresuró a negarle la oportunidad.
—No te atrevas a disculparte
por el mejor sexo que he tenido en mi vida —le dijo con toda la firmeza que pudo.
nick se echó a reír,
agradecido de que miley se abriera a la improvisación sexual.
—De acuerdo. No pediré
disculpas, porque para mí también ha sido la mejor experiencia que puedo
recordar.
Eso quería decir mucho de la
mujer que estaba con él. Había tenido buenas experiencias con anterioridad,
pero nunca había perdido el control como le había pasado con miley. Y aunque
acababa de tener un orgasmo, no estaba ni mucho menos saciado. Temí a que le
haría falta toda una vida para saciarse de ella.
Por desgracia, sólo le quedaba
aquella noche para satisfacer todo el deseo que sentía por miley. Y no quería
desaprovechar ni un minuto.
A pesar de que miley le
asegurara que no le importaba ver su lado más agresivo en lo referente al sexo,
él no quería dejarla con una impresión tan basta de sí mismo.
—Al menos permíteme que te haga
el amor en una cama, en vez de estar arrodillado en el suelo de tu salón.
Ella suspiró y le dedicó una
sonrisa tan íntima como un beso.
—Ésa es una oferta que no puedo
rechazar. Las rodillas están empezando a escocerme.
Minutos más tarde, después de
que miley hubiera apagado todas las velas y él hubiera hecho una rápida visita
al cuarto de baño, se encontraron en el dormitorio. Ella lo esperaba en la
cama, desnuda y con el pelo alborotado. Con un brillo sensual en los ojos, se
acarició el vientre con la punta de los dedos y subió hasta los pechos,
excitándose a sí misma con suaves caricias.
Fascinado, nick se acercó a
los pies de la cama. La lámpara de la mesilla le permitía contemplar cada
curva, cada línea, cada ondulación de su cuerpo. Y sólo de mirarla los músculos
se le tensaron dolorosamente, desde el pecho hacia abajo.
—Pareces muy contento de verme
—dijo ella, bajando la mirada hasta su erección, que casi transcurría paralela
a su estómago.
—Eres preciosa —murmuró él,
grabando aquel momento en su mente para las largas y solitarias noches
venideras.
—Y tú también —respondió ella
con el mismo tono reverencial.
nick había llevado consigo
el resto de preservativos que guardaba en el bolsillo de sus vaqueros, y los
arrojó todos menos uno sobre la almohada, junto a miley, sabiendo que los
habría usado todos antes de que acabara la noche.
Se enfundó el miembro y se
subió a la cama. Empezando por los tobillos de miley, fue subiendo centímetro a
centímetro, usando la boca y las manos para aumentar lentamente la excitación.
Le separó las piernas y le acarició el interior del muslo con los labios y el
aliento, y la lamió suavemente antes de seguir avanzando. Deslizó las palmas
sobre las caderas mientras la besaba en el vientre, antes de rendir pleitesía a
los pechos y sorber de sus abultados pezones. Y al ver cómo se retorcía supo
que estaba preparada para recibirlo.
Se colocó sobre ella,
posicionándose entre sus muslos, y gimió cuando ella le rodeó la cintura con
las piernas y tiró de él. Una sola embestida lo separaba de introducirse en la
fuente de su pasión. La deseaba desesperadamente, mucho más que la necesidad
física, y la intensidad de aquel deseo hizo que por primera vez en su vida su
alma se viera desnuda ante la realidad.
La amaba.
Colocó los brazos a ambos lados
de su cabeza y la miró fijamente a los ojos. El corazón le latía desbocado
mientras asimilaba aquella certeza. De todo lo que le había enseñado a miley,
aquella unión sería la más profunda, y quería que ella también lo supiera.
—Así es como tiene que ser
entre un hombre y una mujer —murmuró. Mágico. Sublime. Emotivo.
Muy lentamente, se introdujo en
su calor femenino y ella se aferró a él, entregándose por completo.
—Oh, nick —susurró, y él
creyó ver cómo las lágrimas afluían a sus ojos, antes de que ella fundiera su
boca con la suya en un beso febril.
En esa ocasión, nick le hizo
el amor con calma y ternura,
incrementando poco a poco el placer. Ella llegó antes al orgasmo, y sólo
entonces él se permitió perderse en el éxtasis más absoluto, arrobado por la
incomparable emoción de ser una parte intrínseca de miley.
Miley supo nada más despertar a
la mañana siguiente que de ninguna manera podría aceptar la proposición de
Brent. No cuando había pasado la noche más gloriosa de su vida con otro hombre.
nick le había enseñado lo que era la verdadera pasión entre un hombre y una
mujer, y la había hecho sentirse como una mujer deseable e irresistible. Sólo
de pensar en cómo le había hecho el amor la noche anterior, y otra vez aquella
mañana, un intenso hormigueo le recorría el cuerpo con renovado calor.
Se giró en la cama y descubrió
que estaba sola, pero los ruidos que procedían de la cocina y el olor a café
recién hecho le confirmaron que nick seguía allí. La consoló saber que no se
había marchado, aunque temía enfrentarse a él aquella mañana sabiendo que la
aventura había terminado.
Igual que había terminado su
relación con Brent. En cuanto su novio formal volviera de su viaje de negocios por la tarde, no sólo le
diría que no podía casarse con él, sino que también le explicaría que su
relación carecía de lo más importante para mantener un matrimonio. Y no sólo se
refería al sexo, sino al vínculo emocional que faltaba entre ellos… esa
conexión íntima que había experimentado con nick la noche anterior, cuando
él se hundió profundamente en su interior y cuando la abrazó mientras ella
dormía.
Quería a Brent, y ahora podía
ver que le había hecho un gran favor al no mantener relaciones sexuales con
ella. Si se hubieran acostado juntos, nunca habría acudido a nick y nunca
habría vivido aquella inolvidable experiencia. Y, seguramente, habría aceptado
casarse con Brent por las razones equivocadas, ya que él le ofrecía todo lo que
ella quería de la vida.
Sí, quería casarse y formar una
familia. Sus sueños no habían cambiado. Pero como persona había evolucionado
gracias a la confianza que nick demostraba tener en ella, y le gustaba la
mujer sensual y segura de sí misma en que se había transformado. Una mujer que
no estaba dispuesta a conformarse con lo que no fuera un amor incondicional y
una pasión mutua, que era precisamente lo que sentía por nick.
Aquella certeza hizo que el
corazón se le encogiera de dolor, porque nick era el único hombre con el que
desearía pasar el resto de su vida y al que nunca podría tener. Le había dado
lo que ella le había pedido… lecciones para excitar a un hombre y dos noches de
pasión increíble. No le había prometido nada que trascendiera de aquel fin de
semana, y ella había sabido desde el principio que nick no tenía el menor
interés en una relación duradera, por lo que no sería ella quien rompiera las
reglas establecidas y lo presionara para aceptar algo más de lo que habían
acordado. Su amistad era demasiado importante para arriesgarse, y tendría que
conseguir que el paso de ser amantes a volver a ser amigos fuera lo más fácil
posible para ambos.
Con un suspiro melancólico, se
apretó la almohada contra el pecho y hundió la cara en la suave textura para
inhalar el olor masculino de nick. Cerró los ojos e intentó sofocar la
tristeza que amenazaba con salir a la superficie. Tenía que reunir las fuerzas
necesarias para enfrentarse a nick y no delatar sus sentimientos hacia él.
Oh, Señor, nunca había
imaginado que su plan original pudiera dejarla tan afligida, desolada y
sintiéndose más sola que en toda su vida.
Pero no podría posponer el
encuentro para siempre, así que se levantó de la cama, se puso su bata
favorita, se cepilló los dientes e intentó arreglarse un poco el pelo. Al
entrar en la cocina se encontró a nick sentado junto a la mesa, tomando una
taza de café mientras examinaba con el ceño fruncido un trozo de papel que
tenía en la mano.
miley se llevó una decepción al
comprobar que se había puesto los vaqueros, la camiseta y los zapatos, como si
lo de la noche anterior no hubiera sucedido y no tuviera intención de
permanecer allí mucho tiempo. Era obvio que no existía la menor intimidad entre
ellos por la mañana, y se reprendió a sí misma por desear unos momentos más con
él, cuando no tenía derecho a esperar más de lo que ya le había dado.
—Buenos días —lo saludó con voz
suave. Él levantó la mirada y
sonrió.
—Hola.
Miley creyó ver un destello de
anhelo en sus ojos, pero fue rápidamente enmascarado con una expresión de fría
cautela que le hizo un nudo en el estómago. Odiaba que una parte de nick se
distanciara de ella, pero no podía culparlo por ser prudente y querer acabar
con aquella aventura de la forma más seca y cortante posible.
Ella debería hacer lo mismo,
aunque sólo fuera por preservar la amistad, y eso significaba reprimir sus
emociones hasta que nick se hubiera marchado.
—¿Qué es esto? —le preguntó él,
y le mostró el papel que tenía en la mano.
Era la fantasía que había
arrancado del libro de las «sexcapadas» dos días antes. La danza de los siete velos.
Había dejado la hoja en la mesa, sobre un montón de revistas y cartas, sin
pensar que él pudiera encontrarla.
Se mordió el labio, recordando
su incapacidad para llevar a cabo la fantasía con Brent. Ahora podía agradecer
no haberlo hecho, pues se había dado cuenta de que no era el hombre adecuado
para ella. En cambio, habría estado más que dispuesta a interpretar la danza
para nick si hubiera tenido ocasión. Él le había dado la seguridad necesaria
y la había animado a abrazar su lado más desinhibido y a disfrutar de los
placeres que su cuerpo podía ofrecer.
—Es una fantasía erótica que
tomé de un libro que encontré el viernes pasado en una tienda organizadora de
bodas —explicó, acercándose a la encimera para servirse una taza de café.
—¿Qué estabas haciendo en una
tienda organizadora de bodas? —preguntó él con voz tensa mientras ella se
llenaba la taza.
De espaldas a él, vertió la
crema y el azúcar en el café y respiró hondo. nick merecía saber la verdad.
Toda la verdad. Sobre ella y Brent, sobre la fantasía del libro y sobre el
papel que él había jugado en todo ello. Se lo debía.
Tomó la taza con las dos manos
y se dio la vuelta.
—Estaba allí porque Brent me
pidió que me casara con él.
nick la miró, absolutamente
perplejo.
—¿En serio?
Ella asintió y tomó un sorbo de
café, incapaz de mirarlo a los ojos. Temía ver en ellos una expresión hostil.
2 comentarios:
AWWWWWWWWWWWWW NOOOOOOO NICK LE HIZO EL AMOR ME MUERO ELLOS DOS JUNTOS ESTAN FELICES, ME ENCANTAA! NO PUEDO CREER QE EL QUE SIGUE ES EL FINAL Y AL FIN NICK SABE QUE ELLA ESTA POR CASARSE, QUE VA A PASAR, VAN A QUEDAR JUNTOS SIIIII *-* NO PODES DECIRME QE NO! ME RE GUSTO AMIX, DIOS ME MUEROOOOOOOOOOOOOO, YA ME VOI A LEER EL FINAL!
beunsisisisma siguela prontooo
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