Entonces, él se echó la pierna sobre el hombro para profundizar aún
más en su caricia y sintió como ella se retorcía de gozo. Mientras le
acariciaba el botón del placer, le introdujo dos dedos y ella sé abrió para él
al instante, con el cuerpo tenso, jadeante, balanceándose, a punto de explotar.
Él se sació de su placer.
miley apenas podía respirar, se estiró y se encogió, con todos
los músculos tensos y después comenzó a caer, bañada en sudor, exultante.
En un instante, estaba sobre él, besándolo con frenesí.
—Date prisa —susurró contra sus labios.
—Necesitamos protección —dijo él intentando acercarse a la cama,
sin dejar de besarla.
—No la necesitamos.
Él dudó un instante.
—Confía en mí —añadió ella.
nick se quitó los pantalones y ella lo miró fijamente. Su cuerpo
seguía siendo tan duro como una piedra, musculoso y atlético.
miley se incorporó y frotó su pechos contra su tórax.
A él cada vez le costaba más respirar.
—Estoy a punto de tumbarte en el suelo y tomarte aquí mismo.
Ella sonrió y le acarició el pecho. Después, descendió, haciendo
que sus músculos se tensaran bajo su caricia.
—¿No tienes paciencia?
—Ninguna.
Ella se inclinó y le lamió un pezón. Él apretó los dientes y
contuvo la respiración mientras ella repetía la operación una y otra vez.
La agarró por la cintura, deseándola cada vez más, pensando que era
imposible excitarse más de lo que ya estaba. Entonces, ella envolvió su
erección con la mano y él pensó que iba a explotar.
Murmuró un juramento y la apretó contra él. Besándola con pasión,
agarrándola por los glúteos y empujando con la rodilla entre sus caderas.
Ella se dejó caer sobre la pierna y él sintió su cálida humedad. Se
frotó contra él mientas con la boca lo devoraba.
El pensaba que, si seguía agarrándolo así, no iba a poder
contenerse más tiempo. Y deseaba entrar dentro de ella, sentir su suavidad
cálida y aterciopelada presionándolo. Solo pensarlo ya le resultaba
insoportable. Apretó los dientes y se tensó, durante un segundo, esperando a
que su deseo se frenara.
Con una mano le sujetó un pecho y se llevó el pezón a la boca
mordisqueándolo, succionándolo. Esa vez fue ella la que tuvo que contener el
aliento. Entonces, la levantó por los glúteos y la llevó hasta la cama.
Después, le separó las piernas y se colocó entre ellas.
—¿Estás lista, miley? —gruñó él dispuesto.
miley pensó que ante ella tenía algo más que un cuerpo, algo más
que una relación física. También sabía que, aunque ella estaba de paso, sus
sentimientos no eran pasajeros. Deseaba más de lo que tenía derecho a pedir.
Pero, en ese momento, no estaba dispuesta a renunciar a nada.
—Lista —le susurró entre los labios, cerrando la mano sobre su
erección y dirigiendo su punta hacia su cálido centro.
Él lanzó un juramento, cerró los ojos con fuerza y dejó que ella
jugara con él, aunque la impaciencia de su pasión hacía que le dolieran los
músculos.
Ella lo miró fijamente y lo condujo hacia su interior. Él empujó
lentamente hasta llenarla por completo.
—miley-- —rugió él.
Nunca se había sentido tan excitado y tan vulnerable.
Se quedó quieto sobre ella, después, lentamente, empezó a
demostrarle su poder.
—Oh, nick—gimió ella con la voz rota.
—Lo sé, lo sé —respondió él, lamiéndole los labios con la lengua,
luchando por no derramar todo lo que llevaba dentro.
Ella era la única mujer, pensó. Y se iba a asegurar de que, por la
mañana, ella lo tuviera bien claro.
Escondió la cara en su cuello.
—Cariño —gimió—. Te necesito.
—Yo también —reconoció ella. Aunque aún no quería examinar los
sentimientos que la embargaban.
nick trazó con la boca un camino imaginario por su garganta, por
su pecho y comenzó a moverle las caderas. Muy despacio.
miley sintió cada centímetro de su cuerpo cuando la abandonaba y,
después, volvía a sentirlo cuando volvía a llenarla.
Sus ojos azules brillaban ardientes con cada movimiento y ella
deseó poder capturar la magia del momento.
—Estoy sintiendo tus latidos —le susurró en medio de una fricción
casi insoportable.
El empujaba y se retiraba con ímpetu, con una cadencia que la
volvía loca, sintiendo con cada impulso que había encontrado a su pareja
perfecta, a la mitad que había perdido hacía muchos años.
Ella se había rendido a él y nada más importaba.
Y mientras sus cuerpos se unían en un placer carnal, sus corazones
hablaban.
Deseo. Necesidad. Amor.
Sus cuerpos empapados en sudor se encontraban y las llamas de la
pasión se extendían abrasándolos.
Él empujaba, una y otra vez, larga y profundamente, enviando su
cuerpo, en una carrera imparable, hacia la consecución del placer.
Entonces, llegaron.
—miley—gimió él, cuando el clímax exquisito inundó su cuerpo,
explosionando en cada fibra sensible y recorriéndole la columna vertebral.
Echó la cabeza hacia atrás y se introdujo hasta el fondo para
tocarle el alma.
Ella se agarró a sus brazos, mientras él la sumergía en una
lujuriosa rapsodia de sensaciones. Se dobló como un lazo de raso y hundió la
cara en su pecho.
miley sintió que todas su emociones pendían de un hilo. Los
recuerdos de Hong Kong se habían desvanecido y en su lugar aparecía la ternura
de una vida entera. Sintió un nudo en la garganta al pensar que estaba viviendo
un tiempo prestado. Que aquello podía terminar y lo más probable era que la
destrozara. Y también a él. Pero no podía pararlo, igual que no podía para una
ola. Se le había colado en la sangre.
Él se incorporó y se encontró con sus ojos.
—¿Estás bien? —dijo con la voz ronca.
—De maravilla —respondió ella, recorriendo sus facciones con la
punta del dedo.
2 comentarios:
sigue yaaaaa ahhh hermosooo
caliente, emocionante, unico!! xD lo unico que falta es que mark los veo!! Ew!! xD hhahhahahah....
siguela! siguela! siguela!
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