Tal
vez desde el principio cuando él se había desmayado al ver a Eliza. O cuando
había insistido en mudarse allí. O cuándo le había demostrado que su amor por
su hija no tenía límites. O cuando le exigió la completa rendición sexual de
miley y nunca abusó de su confianza. O cuando le demostró con acciones, no sólo
con palabras que la comprendía, la aceptaba, y todavía así ella le gustaba. O
porque él era un eterno optimista, seguía pidiéndole que se casara con él, aún
cuando ella continuaba diciendo que no.
Maldición.
Pero nick no se lo había preguntado otra vez anoche. Después de hacer el amor
con ella en la lluvia. Después de haberla iniciado no sólo en el oscuro placer
del sexo anal, sino de mostrarle el lado de sí mismo que estaba más cerca de un
animal que de un hombre. Revelando un lado más escabroso y más oscuro que ella
sospechaba que había intentado muy duro esconderle. Aún así, lo había
compartido con ella.
―¿miley?
Ah. ¿Un poco de ayuda aquí?
Eliza
tenía dos puñados del pelo de nick, sus brazos se agitaban violentamente, sus
pies al azar pateándolo en la barbilla y en el cuello. miley abrió los dedos de
Eliza y la bebé hizo un chirrido de protesta.
―Sé
que te gusta tirarle del pelo a Papá, pero él no debería permitírtelo, porque
no queremos que tengas mala reputación en la guardería, ¿verdad? ―Le
dirigió a nick una mirada traviesa. Cuando él sonrió con aire satisfecho, ella
se reenfocó en Eliza―.
Hablando de… ¿vamos a comenzar nuestro día, naricita? ¿Dado que tengo que estar
allí temprano?
―Y
aquí yo esperando que pudieras arrastrarte otra vez a la cama por un ratito.
Ella
levantó los ojos hacia los de él.
―¿Hablas
en serio?
―Siempre
soy serio en lo que se refiere a tenerte desnuda entre las sábanas.
―De
ninguna manera. ―Cuando
él abrió su boca para instituir la regla del nudismo, miley sostuvo su mano en
alto―.
Lo dejaré para otro día.
―Ya
lo hicimos bajo la lluvia una vez, pero estoy listo para otra ronda.
Esa
satisfecha sonrisa masculina. Ella se la devolvió sonriéndole burlonamente.
―Sabes
lo que quise decir.
―¿Estás
enojada esta mañana, cariño?
―Un
poquito. Pero valió la pena. Hombre, eso realmente
valió la pena.
Sus
ojos azules se convirtieron en párpados pesados con pura lujuria.
―Te diré.
Una de las noches más calientes de mi vida. Aquí estaba esperando que te
hicieras la rabona para poder haraganear en la cama. Todo. El. Maldito. Día.
Ella
se sonrojó.
―¿No
vas a ir al rancho?
nick miró de reojo a la lluvia golpeando la ventana.
―Le
dije a Papá y a Kane que no iría si seguía lloviendo. No es que esté quejándome
porque necesitamos la humedad desesperadamente. No hay ningún punto en ir allí
a hacer nada cuando puedo estar aquí. ¿No quieres quedarte en casa con el
tirador de pelo?
―No.
En realidad, hoy es mi turno en el servicio de guardería. Incluso a pesar de
que estoy realmente atrasada con el trabajo de la oficina, no sería justo si no
hiciera mi parte.
―¿Cuántos
chiquilines?
―Ocho
incluyendo a Eliza.
―Infierno,
no voy a quedarme sin hacer nada. ¿Qué tal si tomo tu turno en la guardería así
tú puedes adelantar trabajo?
―Estás
bromeando.
―No,
de verdad. ―Su
mirada se estrechó hacia ella―.
¿Por qué? ¿Crees que no lo puedo hacer?
Mierda.
―Vas
a volverte loco.
―¿Más
loco que encargarme de un par de docenas de becerros recién nacidos en la nieve
y tenerlos a ellos y a sus mamás todos chillando al mismo tiempo?
―No.
Diferente.
―No
crees que pueda hacerlo, ¿verdad?
Miente, miente, miente.
―Fue
muy dulce de tu parte ofrecerte, nick…
―Dulce,
un cuerno. ―Él
rebotó de la cama―.
Lo haré. Seré el mejor maldito trabajador de servicio de guardería que alguna
vez hayas visto. Y voy a hacerte comer tus palabras a la hora de salida, jefa.
―Bien.
―¿Quieres
apostar?
Ella
bufó.
―Esa
es una apuesta idiota.
―¿Entonces
por qué no respaldas lo que dices? ―nick se inclinó hacia adelante―.
Si gano, tú haces algo para mí. Si tú ganas, yo hago algo para ti.
―Bien.
¿Qué quieres si ganas?
Su
sonrisa lobuna apareció.
―Quiero
que me la mames en mi camión mientras estamos conduciendo por la carretera.
miley lo miró de reojo. ―
1 comentario:
siguela yaaaa
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