martes, 10 de abril de 2012

no promises- capitulo- 4





«Servicio». Eso era lo que ella era para él. Aunque la estuviera mirando como si le acabara de hacer el amor. A pesar de las fantasías que inundaban su mente.
miley se sacudió aquellos pensamientos de la cabeza y miró a su alrededor. Tenía que recordar por qué estaba allí y que se marcharía pronto. A la CÍA no le costaría mucho pescar a Mark.
La cocina era blanca y color melocotón. Era preciosa; parecía sacada de una revista de decoración. Estaba deseando ver el resto de la casa.
—¿Sabes cocinar?
—Claro. ¿Por qué lo preguntas?
—Porque nunca te habría imaginado cocinando —dijo él con una mirada picara.
El corazón de ella le dio un vuelco.
—Tampoco yo te imaginaba como padre.
Él le sonrió y se giró hacia la puerta. Ella lo siguió con la pequeña en brazos.
—Este es el salón principal —le dijo él—. En esta planta también están el comedor y la biblioteca.
Salió hacia el vestíbulo y señaló hacia las escaleras que llevaban al piso superior.
—Arriba están los baños y los dormitorios.
Ahora que había echado un vistazo, miley estaba de una pieza. Los paneles y revestimientos del techo eran verdaderas obras de arte igual que los cuadros que colgaban de las paredes.
El resultado de la decoración era muy acogedor y miley se sintió como en casa. Algo muy extraño, teniendo en cuenta que no tenía casa desde que empezó a trabajar en la CÍA.
Después de enseñarle la enorme habitación de Carolina, la llevó hacia un par de puertas que daban a la terraza de la parte de atrás de la casa.
Abrió las puertas de par en par y la invitó a pasar.
Mientras ella entraba, él le susurró:
—Bienvenida a River Bend.


Miley se quedó paralizada; su tono había sonado como si hubiera estado esperando toda la vida para pronunciar aquellas palabras. Podía sentir el calor de su cuerpo musculoso detrás de ella, pero no se atrevió a mirarlo porque la necesidad de hundirse en sus brazos era abrumadora.
Se reprimió mentalmente. Aquello tenía que terminar, tenía que dejarse de fantasear. Dio un paso hacia delante y le dio las gracias.
—No tienes acento del sur.
Ella lo miró por fin.
—Puedo imitarlo, si quieres.
No podía decirle que, en realidad, era del sur. Que había nacido y crecido a pocos kilómetros de allí; pero que se había esforzado para perder el acento por su trabajo en la CÍA.
miley  contempló el paisaje y se quedó sin respiración.
—¡Dios mío esto es maravilloso!
Aunque estaban a cierta distancia del agua, la vista era increíble. El río, las casas al otro lado, la ensenada, el mar…
En el jardín salpicado de pinos y sauces había una piscina y un cenador con una mesa para ocho personas. Hacia la izquierda había otro jardín lleno de flores con un tresillo de mimbre. De la rama de un árbol colgaba un columpio y delante de ella había una fuente.
Más allá de los límites de jardín, estaba el río. Allí había un muelle enorme con dos botes y una lancha motora.
—¿Todo esto lo has conseguido en el Servicio Secreto? —preguntó ella atónita.
—¡Dios, no! —dijo él entre risas—. Esta casa ha pertenecido a la familia durante varias generaciones. Era la casa de mis padres. Ahora viven en Florida, cuando no están viajando por el mundo.
Miró a la niña y se dio cuenta de que se le estaban cerrando los ojos.
—Una casa muy grande para ustedes dos solos, ¿verdad cielo?
Cuando lo miró, él la estaba observando con una expresión extraña en los ojos.
nick no sabía por qué, pero lo emocionaba la imagen: miley con su hija en sus brazos, la dulzura con la que acariciaba a la niña. Nunca se imaginó tanta ternura en una mujer como ella. En realidad, lo único que sabía de ella era que, cuando hacían el amor, lo volvía totalmente loco.
«Deja de mirarme así», pensó ella; pero no quiso entrar en aquel tema.
—¿Creciste aquí? —le preguntó para romper el silencio.
—Sí. Mi hermana y yo. Ella vive cerca de la ciudad.
—La decoración de la casa es espléndida. ¿Quién la decoró? ¿Tu mujer?
Él la miró ceñudo.
—No, mi madre. Con Jasmine no viví aquí.
Ella se colocó a la niña en la cadera.
—Jasmine ¿eh?
La mención del nombre de su mujer lo puso en tensión.
—No estaba casado con ella cuando nos conocimos.
—Yo no he dicho eso —hizo una pausa y después preguntó—: ¿Qué le pasó?
A nick le inundó un sentimiento de culpabilidad al pensar en su esposa y en lo que le había hecho. No quería hablar de ella, y menos con miley.
Como lo vio dudar, ella añadió:
—Si es muy doloroso y prefieres no…
—Sí, es muy doloroso, pero… —decidió decirle lo imprescindible—: Murió cuando nació Carolina. Desarrollo diabetes gestacional y el embarazo fue muy complicado. En el último momento, una tensión arterial muy elevada causó su muerte.
miley escuchó el enfado que crecía en su voz y el tormento que mostraban sus facciones. Debía haberla amado mucho, pensó. Quedarse sin su esposa y con un bebé al que cuidar él solo debía haber sido muy duro.
En el silencio que se hizo, lo vio mirar hacia el río.
—Y ya que ha salido el tema, dejemos un par de cosas claras ahora mismo… —dijo él entre dientes.
La miró a la cara con las manos apoyadas en las caderas; en actitud totalmente beligerante. Algo había cambiado en él en un par de segundos. El hombre sexy que ella conocía había desaparecido, enfrente tenía a un guardián. ¿Un guardián de qué? No lo sabía.
—Estoy escuchando.
—No estoy buscando una sustituta.
Ella pestañeó sorprendida.
—Yo no pretendo serlo.
Ella tenía una carrera a la que volver, un trabajo que implicaba viajar por todo el mundo…
—Carolina es mi mayor preocupación. Necesita a alguien que la cuide.
—Eso puedo hacerlo —dijo ella.
—Sé que estás preparada, pero…
¿Acaso pensaba que no estaba capacitada?
Ella se plantó delante de él.
—¿Por qué no dices lo que estás pensando?
—No puedo confiar en ti.
Había demasiado misterio a su alrededor. El hecho de que hubiera vuelto a su vida de aquella manera era más que suficiente para hacerlo sospechar.


—Lo hiciste aquella noche.
Inmediatamente, se odió a sí misma por sacar a relucir el pasado.
—Eso fue hace cinco años. Yo estaba soltero y no tenía que cuidar de nadie. Y aquella noche estábamos tú y yo solos. Ahora, la que importa es Carolina —movió la cabeza—. Mi vida es completamente diferente, no soy el mismo.
—Yo no he cambiado tanto. Ya sé que no soy el prototipo de madre, pero lo haré lo mejor que pueda con Carolina.
nick reconoció aquella mirada. Sus facciones se habían cerrado y sintió como una ráfaga de viento helado. Era la misma mirada que le dedicó en el hotel cuando salió del baño, vestida y lista para marcharse.
Que pudiera sostener a la niña con esa ternura y pudiera mirarlo a él con esa frialdad lo hacía sospechar aún más.
—¿Qué estabas haciendo en Hong Kong?
—Trabajaba en la embajada —no era una mentira del todo, pensó ella. Solo era una verdad a medias—. ¿Puedo decir algo?
—Adelante —la animó él.
—Lo que pasó entre nosotros fue algo de una noche. Una sola vez. Esto es una coincidencia, una entre un millón.
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Hola!!1 linduras espero que anden genial, y mini maratón de esta novela, me alegraron tanto sus comentarios que dije por que no hacer un mini maratón y aquí lo tienes :) así que disfruten :D

2 comentarios:

amorciegoniley dijo...

lo ame definitivamente tenes que seguirla

alexajonas dijo...

siguel s ahh muero muero muero