El
rodeo no cansó a Eliza. Acababa de acostar a la bebé algunas horas más tarde
cuando la camioneta de nick se detuvo en el camino.
Feliz
coincidencia.
¡Pum, bum!
sonó en el porche cuando nick se quitó sus botas sucias, como siempre hacía. El
hombre era tan prolijo. La puerta chirrió al abrirse y se cerró. Él se detuvo
en la alfombra, después de colgar su chaqueta y verla parada en el corredor.
―Ey.
Logré terminar e irme tan rápido como pude.
―Pensé
que ibas a llamar por teléfono para decir que te quedarías con tu familia esta
noche.
Silencio.
En
dos zancadas él tenía su cara ahuecada en sus ásperas manos y la estaba besando
como si planeara comerla viva. Varios minutos de besos con enredo-de-lenguas
que la dejaron con los dedos desnudos de los pies curvados en el piso de
madera, él alejó sus bocas.
―¿Eso
parece como que yo preferiría estar con alguien además de ti?
―
Ah. No.
―Bien.
Espera un momento. Necesito limpiarme la mugre. No debería estar tocándote.
―No
me importa.
―¿Eliza
duerme?
―Fuera
de combate. Está en su cuna.
―Asomaré
la cabeza para echarle un vistazo.
―¿Quieres
que vaya para arriba?
―No.
Ve a la sala de estar. Estaré abajo en un santiamén.
miley oyó la ducha encenderse. Intentó sentarse pero eso duró unos completos treinta
segundos antes de que estuviera levantada y paseándose otra vez. Sus emociones
pasaban de los nervios a la excitación, volviendo a los nervios otra vez.
Los
acontecimientos del día se representaban en su mente. nick asumiendo el mando.
Dándole órdenes. No humillándola, sino enseñándole con determinación
no-tan-delicada. Y fue extremadamente erótico, estando en la posición de darle
placer, observar el éxtasis en su magnífico rostro, brindándole esa respuesta
violenta a su cuerpo. Ella no había estado en busca de falsos elogios cuando
había admitido su incompetencia en relación al sexo oral. Pero nick actuó como
si ella fuera una maestra de la mamada y no podía esperar para hacerlo
nuevamente.
Las
escaleras rechinaron. Vio a nick dando zancadas hacia ella desnudo.
Estaba
tan perpleja que todo lo que podía hacer era estar puesta y mirar. Y babearse.
Oh, qué hombre. Ancho. Musculoso. Grande. En todas partes. Nick Jonas era un
espécimen masculino perfecto.
¿Qué
pensaría él cuando él la viera? ¿Con su menos-que-perfecto cuerpo?
Otra
vez, él bajó la boca sobre la de ella, intoxicándola con otro
beso-para-disolver-huesos. Él murmuró:
―quiero
verte, miley. Todo de ti. Estoy estableciendo la regla del nudismo en el lugar
ahora mismo.
―¿La
regla del nudismo?
―Síp.
Yo digo “desnúdate” y tú lo haces. Esa es la regla.
―Simple.
―Eso
pensé.
nick le mordisqueaba los labios y mandíbula mientras le desabotonaba la blusa de
encaje. Una vez que estuvo completamente abierta, la arrastró hacia abajo de
sus brazos y cayó al piso.
El
estómago de ella revoloteó en respuesta.
Sus
callosas manos se deslizaron hacia abajo de los lados de su cuerpo para
descansar sobre sus caderas. Las puntas de los dedos ásperas por el trabajo
rastrearon la piel debajo de la pretina de su falda hasta la cremallera en la
parte trasera. Zzzz sonó cuando su falda golpeó la alfombra, dejándola de pie
con un par de bikinis turquesas y un sujetador deportivo color blanco, que ella
no se había percatado que no combinaban con sus bragas en absoluto.
miley quiso protestar su reciente desnudez, esconder su cuerpo en contra del de él,
pero nick no estaba considerando nada de eso.
―Quítate
el sostén.
Ella
lo aflojó y se lo sacó por la cabeza. Tan pronto como terminó, su barbilla bajó
hacia su pecho y el cabello cayó alrededor de su cara.
―Mírame.
Requirió
todo su coraje para encontrarse con su mirada.
―¿No
sabes que eres magnífica? ¿A punto y exuberante y bonita?
―No
me siento bonita, nick. Siempre he sido un poco demasiado redonda, un poco
demasiado fofa, un poco demasiado femenina. Y eso sólo empeoró después de que
Eliza nació y ahora todavía estoy llevando conmigo este peso extra por la bebé…
―No
me di cuenta.
Miley no pudo contenerse; ella bufó.
Él
suavizó un mechón de su cabello de su caliente mejilla. ―¿Es
por eso que hemos estado haciendo el amor en la oscuridad?
Ella
asintió con la cabeza. ―No
quería que me vieras desnuda. Pensé que tú podrías…
―¿Qué?
¿Saltar sobre ti como una lagartija?
―No.
Pensé que te desilusionarías.
―Error. He estado muriendo de ganas de verte
completamente desnuda desde la primera vez que avanzaste raudamente hacia mí
usando esos malvados tacones púrpuras. Pensé en ti parada frente a mí,
vistiendo nada más que ellos zapatos sexy-como-el-infierno y una gran sonrisa.
―Él la besó tan dulcemente que las lágrimas brotaron detrás de sus párpados―.
Confía en mí, la última cosa que siento es desilusión. La última cosa que
quiero es malgastar el tiempo hablando cuando podría estar tocándote. O
saboreándote. ―Puso la boca en contra de su oído―. ¿Has estado pensando en lo
que sucedió esta tarde?
―Sí.
―Fue
jodidamente asombrosamente caliente verte derrumbarme. ¿Te gustó volverme débil
a tu merced?
―Sí.
―¿Te
tocaste a ti misma mientras estuviste pensando lo que podría hacerte esta
noche?
―No.
―Buena
respuesta. Da la vuelta lentamente, cariño.
Miley accedió.
―Mantén
tus ojos abiertos. No te escondas más de mí. Nunca. ―nick acentuó su última
orden con un mordisco en su lóbulo.
Él
dejó caer sobre sus rodillas detrás de ella y golpeó ligeramente sus tobillos.
―Más amplio. Así
Ella
contuvo el aliento, del mismo modo que su corazón martilleaba y su sangre
bombeaba más rápido. Estaba bastante segura de que su cara tenía el mismo color
que un tomate. La magia de las puntas de los dedos de nick bailaron hacia
arriba de la parte trasera de sus pantorrillas para acariciar el área
vulnerable detrás de sus rodillas. Sus temblores aumentaron cuando su caliente
boca siguió el mismo camino, primero hacia arriba de su pantorrilla derecha,
desde los apretados tendones por encima de su talón, para otorgarle un tentador
lametazo que incrementó la sensibilidad. Ella jadeó. Él se rió entre dientes y
repitió el erótico proceso del otro lado.
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Maraton dedicado a mi hermanita agus :)
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