«Oh, cuánto lo he echado de menos», pensó miley agarrada a sus
hombros, deseando sentir su fuerza contra ella, deseando que sus cuerpos se
confundieran.
El beso se intensificó.
nick se sentía como si estuviera bebiendo el elixir de la vida.
Al principio, lo había vuelto loco de deseo, pero ahora necesitaba
mucho más. Necesitaba verla, escucharla andar por la casa… tenerla tan cerca
que pudiera escuchar su aliento, sentir su calor. Los placeres carnales eran
superados por una nueva necesidad de ella, de la mujer, de conocer sus secretos
y compartirlos. No era algo que él hubiera planeado, pero tenía que admitir que
lo había tenido hechizado durante cinco años y que no merecía la pena seguir
resistiéndose.
La besó con más ímpetu, introduciendo la lengua entre sus labios;
pero no era suficiente, necesitaba sentir su piel desnuda y…
Carolina gritó entre ellos, quejándose de que no le hicieran caso
y, poco a poco, se separaron, robándose besos rápidos y seguidos antes de mirar
a la niña.
—¡Pa—pa! Muuuuu —dijo la niña sonriente.
nick pestañeó.
—¿Me está llamando vaca?
miley soltó una carcajada.
—Mejor que te lo llame a ti que no a mí —murmuró con la boca
entumecida por el beso.
Él sentó a la niña en el suelo y esta intentó levantarse, pero no
lo consiguió.
—Todavía tengo unos días hasta que empiece a correr —dijo miley,
agachándose para jugar con ella.
nick no dijo nada.
Miró a la mujer a la que no solo quería llevarse a la cama. No estaba seguro de adonde se dirigía aquella relación; pero no quería perdérsela. Lo único que había conseguido al mantenerse alejado de ella había sido no poder pegar ojo por las noches y pasarse el día entero trabajando para intentar quitársela de la cabeza. Últimamente, se había encontrado buscando motivos para dar un paso al frente en lugar de prestar oídos a las advertencias del pasado.
Todavía no estaba seguro de qué era lo que quería; pero había
decidido que intentaría pasar más tiempo cerca de ella. Sin pelearse, sin
presionar y, con un poco de suerte, ella le abriría las puertas.
Porque no sabía qué otra cosa podía hacer.
Porque ignorar un fantasma había sido muy fácil, pero ignorar a la
mujer de carne y hueso era imposible.
—¿nick?
Él posó la mirada sobre ella.
—¿Sí?
—Vigila a Carolina. Voy a servir la cena.
Él le ofreció la mano y ella la aceptó.
—¿Vas a cenar con nosotros? ¿Verdad?
Ella dudó un instante y después asintió.
—Vale. Entonces, yo perseguiré a Carolina mientras tú pones la
mesa.
miley se dirigió a la cocina, preguntándose qué estaba
sucediendo entre ellos.
«No pienses en nada. miley. Por favor, no lo hagas».
Pero no podía evitarlo.
Aquel beso había sido una caricia normal entre amantes; pero ellos
no eran amantes.
Ellos solo eran adversarios.
Durante la cena, no le había quitado ojo de encima. La había mirado
de una manera que ella no podía entender. Y a ella le gustaba entenderlo todo,
saber qué ocurría a su alrededor, por eso era una agente tan buena.
Pero, en aquel momento, se sintió como si estuviera fallando, como
si estuviera perdiendo su habilidad para juzgar una situación con rapidez. Lo
mismo le había pasado con Mark.
¿Estaría teniendo una mala racha?
Simplemente, no tenía ni idea de qué se le estaba pasando a nick por la cabeza. Sabía que la deseaba y ella lo deseaba a él. Eran adultos y
podía ser muy fácil. Igual que hacía cinco años, Pero, en aquel entonces, él no
tenía una hija, ni tampoco era un viudo recluido en una mansión sureña porque
añorara a su esposa.
miley no era ninguna *beep*. Hope, la hermana de él, le había
dicho que nick y su esposa solo habían estado juntos una noche. Ella se había
quedado embarazada y él había hecho lo que consideraba más honesto: casarse con
ella. Eso no la sorprendía en absoluto porque él era de este tipo de personas.
Sin embargo, eso no significaba que no hubiera estado enamorado de ella.
«Amor», se burló miley. El amor en su trabajo era un
inconveniente; la hacía dudar. Y acostarse con nick tampoco era lo más
inteligente porque le haría echar más raíces en su vida.
Porque él tenía una vida muy diferente de la de ella.
La suya era una vida solitaria… que ya duraba mucho tiempo.
El día de la piscina se mostró tan enfadada con él porque le
removía las entrañas, porque ella nunca podría tener lo que tenían su hermana,
Portia y Katey o él: un futuro, una familia y amigos. La única persona del
pasado con la que se había puesto en contacto desde que tenía veintidós años
era Katherine y eso había sido para conseguir aquel trabajo y poder ocultarse.
nick levantó la cabeza y la miró con aquellos ojos tan marrones
que se le clavaban como puñales.
Y lo peor de todo era que lo deseaba. Deseaba sumergirse en él y
olvidarse de todo hasta que estuviera saciada. Hasta hacer acopio de
satisfacción para los siguientes cinco años.
De repente, se puso de pie y comenzó a recoger la mesa. No podía
soportar mirarlo sin que le surgieran mil dudas.
nick dejó de darle de comer a Carolina para mirar a miley.
Ella había estado callada desde que se sentaron a comer. Bueno,
habían hablado un poco, pero había sido de los demás. De su familia, de su
hermana, de Carolina. Pero podía sentir la tensión que había entre ellos. Sabía
que no tenía que haberla besado; pero le pareció tan natural… No había querido
pensar. Todavía no quería hacerlo.
Pero deseaba saber más cosas de ella.
—La cena estaba deliciosa.
1 comentario:
me encantooo siguela yaaaa
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