domingo, 15 de abril de 2012

Átame a ti - capitulo- 72




¿Estás conmigo sólo por Eliza?
Además, la cosita dulce me dijo que tenía ganas de pasear en el camión.
Ella se rió.
¿Lo hizo?
Síp. Le encanta Gretchen Wilson. Ya se conoce todas las palabras de “Redneck Woman”.
Miley presionó la frente en el pilar de madera mojado por la lluvia del porche. Se resistió a preguntarle si había agarrado la bolsa de pañales. O si había arropado a Eliza ya que el aire de la noche estaba húmedo. O si sabía qué clase de leche maternizada y pañales comprar. En realidad se resistió a preguntarle por qué no le había pedido a ella que fuera también.
Porque la soberbia verdad era, que nick no necesitaba que ella fuera también. Él podía manejar cualquier cosa concerniente a Eliza, con o sin ella.
¿Por qué ese pensamiento no la hacía feliz?
Porque ella quería que él la necesitara, de la manera en que ella estaba comenzando a necesitarlo.
miley, estamos en la tienda. Te veremos en un ratito.
Ella apagó el teléfono y se quedó en el porche, absorbiendo la calidez de la lluvia, sintiéndose desconcertada, y un poco desolada.




Las luces iluminaron el camino de acceso. La camioneta de nick rodó hasta detenerse. La puerta se abrió y una beba gimió. Miley bajó a toda prisa los escalones del porche antes de que nick sacara a Eliza del asiento de automóvil.
¿Qué pasa?
Está disgustada conmigo por alguna razón. Gritó todo el camino a casa. Otra vez.
Estoy segura de que no es algo personal contigo, nick. miley desabrochó a Eliza, la levantó, y de inmediato Eliza se acurrucó contra ella y dejó de llorar.
nick se congeló.
¿Qué hiciste para que se detenga?
Nada mágico. Debe ser suerte. ―Envolvió la manta sobre Eliza para protegerla de la lluvia. Adentro, mientras esperaba que el biberón se caliente, cambió el pañal de Eliza y le puso su pijama de algodón.
Después de tomarse el biberón, Eliza se quedó dormida como si hubiera estado drogada, la boca lánguida, su oscura cabeza caída hacia atrás. miley la colocó en su cuna y regresó a la cocina.
Nick estaba bebiendo una cerveza, contemplando hacia fuera de la puerta trasera. Ella vio seis latas de leche maternizada, tres bolsas de pañales, cuatro litros de leche, una bolsa de manzanas, un paquete de seis cervezas y un pastel de chocolate.
Hmm. Ella no le había dado una lista, y aún así, impresionante.
¿Nick? ¿Estás bien?
No. Nunca me imaginé lo malditamente duro que es ir de compras con un bebé. Como un imbécil la saqué de su asiento del coche, pensando que el asiento ocuparía demasiado lugar en el carrito. Así que la estuve llevando en brazos, intentando maniobrar el carrito con una sola mano. Logré llegar al sector de bebés y cargué sus cosas. Para cuando llegué a la panadería, ella estaba gritando. Siguió gritando en el sector de los lácteos. Gritó en la verdulería. Todos se quedaban mirándome como si fuera el peor padre del mundo… o mirándola a ella como si fuera una de esos niños malcriados que se escuchan por todo el supermercado. Tomé las cervezas y me dirigí a la caja.
Él vació la botella y la colocó sobre el mostrador.
Y Eliza era el maldito conejito de Energizer… simplemente siguió adelante. El cajero no veía el momento de deshacerse de nosotros. Cargué la cantidad lastimosa de verduras en el carrito y me di cuenta de que no lo podría empujar, teniéndola a ella en brazos, y destrabar la puerta del camión, incluso si no hubiera estado lloviendo. Tuve que pedirle al chico de las entregas a domicilio que me ayudase. Con cinco bolsas piojosas.
Miley envolvió los brazos alrededor de su cintura, presionando la cara en la mitad de su espalda, esperando estar dándole la mitad del consuelo desinteresado que él siempre le daba.
Ir de compras es duro. Por lo general dejo a Eliza con India cuando voy a la tienda en busca de provisiones.
Me hubiese gustado saber eso. No, me alegro de haber aprendido de primera mano lo duro que es hacer las cosas más simples cuando estás acarreando con un bebé. nick giró dentro de su abrazo y le inclinó la boca hacia arriba. Lamento mucho no haber estado aquí, miley. Para todo.