nick rozó la boca sobre su oído y se sintió tremendamente encantado cuándo miley tembló.
―Que
Eliza tiene una larga línea de mujeres fuertes detrás como ejemplo. Es una
chica afortunada.
―Eres
tan dulce, nick, vas a hacerme llorar y yo juré que no lo haría, nunca más. Ni
por él, ni por lo que me hizo, ni por ninguna otra parte fea mi vida.
―Hazlo
y llora, bebé, yo te tengo.
miley no sollozó, pero le permitió sujetarla y afianzarla, acariciándola donde él
quisiera. Sus brazos. Sus pechos. Su vientre. Arriba y abajo de sus muslos. Su
respiración se había vuelto errática, incluso mientras se relajaba en contra de
él.
Era
momento de hacer un movimiento.
―Gracias
por contarme la verdad. Debes saber que yo nunca haría lo que te hizo ese
bastardo.
―¿Pretender
ser algo más? ¿Tomar algo de mí? ¿Usarme? Sin intención de ofender, pero ya he
oído ese discurso antes, de cada hombre que ha estado en mi vida.
―No
soy como ellos.
―¿Estás
seguro? ¿Estarías aquí conmigo si no fuera por Eliza? ¿Especialmente dado que
ella es una rara niña Jonas?
Cuando
nick hizo una pausa, ella asumió que era una pausa culpable.
―No
pensé que lo harías.
―Estás
equivocada, pero eso no cambia una maldita cosa.
―¿Cambiar
qué?
―Que
todavía quiero casarme contigo. Voy a seguir preguntándolo hasta que estés tan
cansada de escuchar eso que dirás que sí simplemente para tener un poco de paz.
Ella
sonrió ligeramente.
―No
sucederá, Jonas. El que se quema con leche ve una vaca y llora.
―Vamos
a ver. No soy Ted. Nunca seré la clase de hombre que espera más de ti de lo que
yo esté dispuesto a darte. Pero estaría mintiendo si te dijera que no lo quiero
todo ―la
giró para poder besarla con toda su alma. Amaba la manera en que sus bocas se
ajustaban, el hambre que alimentaba la dulzura. El beso cambió de lento y suave
a ardiente y duro.
nick acarició el costado de su cuerpo desde el cuello hasta la rodilla. Sus dedos
avanzaron lentamente hacia arriba por la parte interior de su muslo hasta que
alcanzaron esa cálida humedad entre sus piernas.
miley lanzó un suave gemido cuando sus primeros dos dedos empujaron hacia adentro.
Él
los mecía adentro y afuera en un ritmo constante. Ella comenzó a ondularse y
gemir, apretando y aflojando sus muslos, besándolo con más fuerza. nick retorció su muñeca para que el talón de su mano descansara sobre su clítoris.
Como él zambullía sus dedos hacia adentro, presionaba el hinchado pedacito de
carne.
Ella
desprendió con fuerza su boca, ubicando su propia mano encima de la de él.
―Muévela
de lado a lado.
Alentador,
que miley estuviera dispuesta a enseñarle cómo satisfacerla.
―¿Así?
―Sí.
Exactamente así. Oh. No te detengas. ―Ella arrojó hacia atrás su cabeza y se
corrió con un gemido bajo y gutural.
Eso
fue caliente como el infierno, la manera en que ella se veía, los sonidos
saliendo de su bella garganta cuando se dejó ir. El hecho de que ella se
hubiera dejado ir con él sólo lo hizo querer más de lo mismo.
Mientras
miley todavía estaba estremeciéndose con los últimos temblores del orgasmo,
nick alcanzó un condón y se lo puso.
―Vamos.
Él
la condujo por el corredor. Específicamente hacia el antiguo armario con un
banco de madera ubicado arriba del compartimiento que se usaba para depósito.
Las perchas de metal decoraban la elaboradamente esculpida parte superior y
ambos lados. Lo que hacía la pieza única era el espejo de cuerpo entero a lo
largo de la parte trasera.
Se
detuvieron delante del espejo. Una vez que miley captó un vistazo de su reflejo
desnuda, inmediatamente se tensó e intentó darse la vuelta.
―Qué…
―¿Alguna
vez lo has hecho delante de un espejo?
―¡No!
―Ella
intentó retorcerse para alejarse.
―No
te muevas.
―Pero…
―Esa
no es la respuesta ―él
gruñó, sujetándola en contra de su cuerpo en un ángulo lateral―.
Observa. ―nick se estiró para tomarle la mano derecha, y la subió, colocándola detrás de su
cuello―.
Mírate. ¿Ves la forma en que tu cuerpo se curva aquí? ―Corrió
sus dedos desde el exterior de su muslo subiendo hasta su cadera―.
Y aquí. ―Aplanó
la palma de su mano, gradualmente arrastrándola hacia arriba por la curva en su
cintura, sus dedos apenas cepillando su vientre tembloroso.
Se
detuvo en la parte inferior de su caja torácica y movió sus labios más cerca
del arco de su cuello.
―Mira
como al tener tu brazo levantado se remarca el abultamiento de tu pecho. Una
curva exquisita que fluye desde abajo hacia arriba, creando esta larga línea
sexy. Una línea sexy que simplemente está suplicando por mi toque. ―Las
puntas de sus dedos siguieron la parte interior de sus bíceps hasta el codo―.
Tienes un cuerpo espectacular, miley. ¿No puedes ver eso?
Ella
negó con la cabeza.
―Entonces
mira tu cara. Tus mejillas están ruborizadas, tus ojos brillantes. Tus labios
llenos, un poco más rojos por mis besos. ¿Ves lo acelerada que tienes la
respiración, haciendo que tu pecho suba y baje atrayendo a mis ojos hacia tus
senos? ¿Ves lo duros y apretados que están tus pezones, haciendo que mi boca se
haga agua por saborearlos? Si te toco así… ―arrastró
la punta del dedo de cadera a cadera―, …tu vientre se estremece. Me vuelve
loco, recordando cómo tiemblas cuando estoy profundamente metido dentro tuyo.
―¿Por
qué estás haciendo esto?
―Porque
puedo. ―Zigzagueó
su lengua arriba de la columna de su garganta y sopló suavemente sobre la
humedad sólo para hacerla estremecerse en sus brazos―.
Porque eres tan tentadora como el pecado. Porque eres hermosa. Porque así es
cómo te veo. En mi cabeza. En la oscuridad. En carne y hueso. Así cuando te
folle de todas las formas que mi pervertido cerebro pueda soñar, sabrás que no
estaba bromeando sobre lo mucho que puedes hacerme arder.
Ella
cerró los ojos y volteó su cabeza para besarle la barbilla. Y la garganta. nick se lo permitió, sintiéndola rendirse.
1 comentario:
awww seguilaa yaaa
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