Capitulo 12
El 31 de octubre llegó, y Miley
no tenía ninguna intención de asistir a ese maldito baile. Pero tenía una
obligación que cumplir, así que de mala gana se vistió, se maquilló, se peinó y
al finalizar se miró al espejo para ver el resultado final. Tenía puesto un
vestido negro de terciopelo, con un escote en v, algo pronunciado, todo bordado
al frente con cristales hasta la cintura, y con una falda amplia y larga hasta
los tobillos. Demile había ayudado a comprarlo. Quizás en otra ocasión, ese
mismo atuendo le habría resultado de ensueño. Estilizaba su figura y la hacían
verse sofisticada. Pero sabiendo el motivo, a Miley le parecía "el
traje más impersonal" que haya comprado. No lo había adquirido con
ganas, sólo por cumplir con ese infeliz. El cabello lo había recogido en una
torzada simple, algo al descuido, que hacía caer unos finos mechones en la
cara. Completó el atuendo con unos zapatos negros, forrados con el mismo género
del vestido. El maquillaje, escaso, delineó los ojos y se puso brillo labial.
Cuando bajó a la sala, Nick la estaba esperando sentado en un silloncito y
fumando un cigarrillo. Al verla se quedó ahí, sin decir nada. Luego se acercó
al cenicero para apagar el cigarrillo y se levantó. Miley lo miró. Tenía un
Smoking negro, con una camisa blanca y moño negro. El cabello lo había alisado
y domado con gel. Nick se acercó a Miley mirándola de arriba a abajo.
- Pensé que te verías peor.-
dijo. Ella lo miró. El le mantenía la mirada – aunque no te esmeraste mucho,
según puedo ver.
- No voy a hacer sociales… –
dijo ella alejándose y tomando un pequeño bolso de color negro, también de
terciopelo, y adornado con un broche de piedritas brillantes. Se sentó para
guardar un pañuelo y un labial, además de su perfume, y acomodarse el calzado.
– ¡Malditos zapatos!!
- Cuando alguien no está
acostumbrado a la calidad…. – dijo Nick, yendo hacia el bar y sirviéndose un
trago. Ella volvió a mirarlo. El apuró un vaso, y se sirvió otro.
- Deberías dejar de beber… – él
la miró - supongo que manejarás… - él asintió - no me gustaría terminar
abrazada a un árbol, porque el idiota que maneja está borracho. – Nick dejó el
vaso y la botella.
- Mordaz… pero tienes razón –
se acercó, y quiso acariciarle el rostro – no me gustaría que el mundo se
pierda una belleza como tu – ella le quitó la mano. – Aún no estás a mi altura…
- ¿Qué quieres decir? –
preguntó – si lo dices por los zapatos, no me pondré tacones mas altos… Merlín
sabe lo que me cuesta…
- ¡No lo digo por tus estúpidos
zapatos! – dijo molesto – A veces creo que te dejaste el cerebro en algún lugar
de tu asquerosa casa… ¿Crees que alguna vez podrías ser tan alta como yo? Ja!
ya llegarías a estarlo… tu solo llegas a ser una pequeña sabandija…
- Entonces ¿a qué te refieres?
– dijo ella dejando con rabia el bolso a un costado. No iba a aguantar
demasiados desplantes.
- Estoy diciéndote que aún no
estás a mi altura social…
- Ah… el señor humildad… - dijo
con sarcasmo – ¿entonces, qué quieres… que vaya a esta hora y asalte una maison
de modas en Paris? O no… - sonrió burlona – mejor le pedimos uno de los
modelitos de zorra que tiene tu amiguita… al fin y al cabo…
- ¡Déjate de estupideces!! –
movió la varita e hizo aparecer un estuche – póntelo. – le tiró la caja, y Miley
apenas pudo atraparla en el aire.
- ¡Ey… qué modales, señor de
alta sociedad!! – dijo riendo. Nick no dijo nada y buscó su abrigo. Miley abrió
el estuche y sus ojos se abrieron como platos. Dentro había una finísima
gargantilla de diamantes, en conjunto con unos aros no muy grandes, también en
oro blanco y diamantes – esto es….
- Eso es lo que te falta para
estar a mi altura – ella lo miró. El sacó algo de su bolsillo – Ah, y esto es
lo que me pediste… – Se acercó y le mostró un estuche de cuero negro, del que
sacó un costosísimo anillo de oro blanco, con un diamante de al menos veinte
kilates – ¿Me pediste un anillo de compromiso, no?
- Pero no así… – dijo ella,
cuando Nick le tomó la mano y se lo colocó. Era tan grande la piedra, que
sobresalía de los delgados dedos– Esto es demasiada ostentación.
- Es lo que llevaría una esposa
digna de mí. – la miró – Ponte la gargantilla y los aros. – Ella se acercó a un
espejo y se puso los aros. Le gustó verse con esas joyas tan caras. Luego trató
de ponerse la gargantilla, pero no pudo – ¿Puedes apurarte¡No me gusta llegar
tarde! – dijo él con la capa ya puesta.
- ¡No logro enganchar esta
porquería! – dijo ella, aun peleando con el broche de seguridad. El se acercó
rápido y le quitó la gargantilla. Miley lo miraba a través del espejo. Sus
dedos rozaban la piel del cuello. La estaba tocando… así que no le causó pena
tardarse más de lo previsto – ¿no era que estabas apurado? – dijo ella. El la
miró también a través del espejo y la soltó.
- No era tan fácil, prenderlo.-
Le acercó la capa y le ayudó a colocársela. – vamos, el tránsito suele estar
algo fluido en estas fiestas… como no usamos polvos Flu, ni nos aparecemos…
- ¿Por qué? – dijo ella.
- ¿Por qué? – rió – ¿eres
tonta? vamos a una fiesta muggle. ¡Se vería tan surrealista que apareciéramos
delante de cientos de personas… que no tienen idea de la magia!! Aunque
Bradsford es mago de origen muggle pero eso no viene al caso…
- Tu ya no la practicas… ¿o si?
- Mi magia, la practico en la
cama… - la miró de soslayo, mientras le abría la puerta de su BMW para que
entrara. Ella lo miró sin poder creer lo que decía – al menos eso es lo que me
dicen cada vez que me revuelco con una tipa… "¡Oh Nick, lo tuyo es algo
mágico!!" – dijo parodiando a las mujeres de su vida y riendo a mas no
poder de la cara de incrédula de su esposa – ¿Lista señora Jonas?
- ¿No soy tu prometida?
- Sólo esta noche… - la miró –
después el mundo te conocerá como mi mujer… - Arrancó el auto – ah, por cierto…
- dijo moviendo a palanca de cambios, y acelerando el automóvil – estás
realmente hermosa esta noche – Miley quedó perpleja… "Acaso alguien se apoderó de
su cuerpo y lo está haciendo mas
caballero?'" pensó. El
no dijo nada más, y se dedicó a conducir. Ella después de esas palabras,
tampoco habló. Las calles, como Nick había dicho, estaban atestadas de autos y
gente que con distintos disfraces, festejaban tan esperada fiesta.
Aproximadamente treinta minutos de viaje en coche, y después de haber
atravesado la ciudad, llegaron a un castillo a las afueras de Londres. Este se
levantaba imponente detrás de una inmensa cerca. Miley se maravilló de lo
ostentosa de la construcción, y recordó las fiestas que celebraban en la
madriguera. Sonrió. Quizás ese castillo, derrochaba lujos, pero ninguna fiesta
se podría comparar con las de su familia. Los pensamientos dejaron de fluir al
momento en que Nick aparcó el automóvil, y se quitó el cinturón de seguridad –
Ya llegamos… - ella se quitó el cinturón y cuando iba a salir del vehículo, él
la tomó del brazo con fuerza y la hizo volverse para quedar frente a frente –
te lo advierto, aquí eres mi prometida y como tal debes comportarte.
- ¿Qué quieres decir? – dijo
ella temerosa.
- Que aquí derrocharás cariño
por mí.
- ¿Y si me niego? – dijo ella
envalentonada. Una cosa era decir "soy su mujer, su prometida o lo que
sea…" otra muy distinta, era demostrarle con caricias y besos, un amor que
no existía…
- Míralo de esta manera… tus
padres se quedarán como están – ella lo miró – no juegues conmigo comadreja,
una palabra, un gesto, algún desaire que me hagas esta noche y que me ponga en
ridículo, y te juro que conocerás al verdadero Nick… al monstruo del que
hablas… - la soltó – y no te bajes, yo te abriré la puerta. En este mundo no se
dirá que Nick Jonas es poco caballero con sus mujeres – salió del auto y lo
rodeó para llegar hasta la puerta del acompañante. En ese interín, Miley
respiró profundamente varias veces, tratando de serenarse para no montarle un
numerito. La curación de sus padres corría cierto peligro, y no debía hacer
nada que dificultara esa situación. El le tomó la mano y ella mostrándole la
sonrisa mas falsa del mundo, salió del auto – aprendes rápido ratita…
- Tengo al maestro de la
simulación frente a mí.
- Así me gusta… - sonrió – pero
no soy bueno sólo en simular… - la miró – Pronto sabrás por qué las mujeres me
dicen en la cama que soy mágico…
- Mira… – dijo parándose en
seco y mirándolo fijamente –el que aceptara estas piedras, no significa que me
comprarás como a esas con las que te revuelcas… entiéndelo de una vez… ¡yo no
soy una de tus perras!! – comenzó a caminar, dirigiéndose hacia la entrada. El
se había quedado mirándola sin saber qué responderle. Ella se dio vuelta y lo
miró – y qué diablos esperas… ¿o piensas que este mundo verá entrar a la
prometida del "Gran Nick Jonas" sin su novio del brazo? – él
reaccionó. Por eso siempre le había gustado, por eso se había enamorado
perdidamente de esa mujer. Ella aún estando en inferioridad de condiciones,
bajo su zapato, a merced de las decisiones que él tomara, ella aún así, le
hacía frente… "Merlín,
pensó, te juro comadreja que de esta noche no pasas… esta noche serás mía, si
no, dejo de llamarme Nick Jonas".
La fiesta ya había comenzado y
un montón de comensales estaban sentados en mesas, distribuidas por un gran
salón. Miley al llegar al hall de entrada, respiró profundamente. La casa era
espectacular. Los adornos con motivos de Halloween eran de los más costosos, y
esparcidos por entre las mesas le pareció ver algunos productos inventados por sus
hermanos. En la fiesta, parecía que había magos y muggles. Estos últimos,
parecían asombrados con la decoración. De pronto una mano fría la tomó por los
hombros y la despojó de su capa. Ella se dio vuelta y vio aquellos ojos cafes ,
mirarla de la misma manera que la mirara aquella noche en el comedor… se tensó.
El le dio su capa y la de Miley a un muchacho, este le dio un número y las
colocó en el guardarropa. Ella instintivamente, entrelazó su delgado brazo al
de un Nick sorprendido por el gesto de la castaña , y después la condujo hacia
el salón. Cuando ya habían llegado hacia la mitad de este, un señor alto, de
cabello gris y ojos castaños, se acercaba con una expresión de sorpresa y
alegría; y su lado, una mujer de cuarenta y tantos años, cuya elegancia se
notaba a lo lejos. A la izquierda del hombre una muchacha más o menos de la
edad de Miley, rubia y de ojos cafés, miraba a Nick con devoción. El solo
miraba al hombre.
- ¡Bueno, bueno! – dijo el
hombre dándole un apretado saludo de manos a Nick y mirando a Miley – ¡Esta si
que es una sorpresa!! – Sonrió – Le decía a Mildred… – Nick se soltó del brazo
de Miley y tomó la mano de la mujer mayor, y le estampó un educado beso – Esta
noche debemos hacer todo para que Nick se decida por Marian – La muchacha se
puso roja. Nick se acercó y le tomó la mano repitiendo el saludo. Ella sólo
sonrió tímidamente – Pero veo que tu…
- Disculpa Sam… – dijo Nick
sonriendo – Pero temo que tu empresa es un imposible… - miró a Marian – no dudo
que tu hermosa hija tendrá varios pretendientes… - ella más roja – pero si
pensaste en mi, estás perdido – miró a Miley – Permítanme presentarles a mi
prometida, Miley Cyrus – El hombre sólo atinó a mirarlo asombrado. – Miley,
amor, estos son Sam Bradsford, mi socio – ella tendió la mano en la que tenía
su grandioso anillo. El la tomó y la besó.
- Mucho gusto –dijo Miley.
- ¡Merlín, que criatura más
hermosa!
- Gracias – dijo sonrojándose.
- No pensarías que elegiría a
cualquier mujer para la madre de mis hijos – Miley lo miró alarmada. Si él
pensaba eso… - Miley es la hermana de un gran amigo de la escuela. Se puede
decir que crecimos juntos… - la abrazó de la cintura, y la miró a los ojos.
Ella se quedó mirándolo seria, hasta que sintió un apretón de dos dedos en su
parte media, así que sonrió lo mas sincera que pudo.- Pero me enamoré de ella.
Después me fui... pero ya ves, la vida nos junta nuevamente y ya no nos
separaremos mas…
- Así es – dijo ella sin saber
más que decir. Él se acercó y le dio un beso tierno en la mejilla.
- Ella cariño, es la señora
Bradsford…
- ¡Oh, por favor llámame
Mildred!! Y déjame decirte que mi esposo tiene razón, eres muy bonita.
¡Bienvenida al club!!
- ¿Al club? – dijo ella sin
entender.
- ¡Si!! – la mujer rió – Al
club de esposas abandonadas, por maridos ávidos por los negocios – Todos
sonrieron. Miley no tuvo mas remedio que hacerlo. – Mira Miley…
- Llámame Miley, todo el mundo
lo hace.
- ¡Bien! Miley esta es Marian,
mi hija.
- Hola - dijo Miley dándole la
mano. La muchacha se puso seria y la miró.
- Encantada – dijo Marian –
Bonito anillo.
- Si – dijo ella rozando la
inmensa piedra con uno de sus dedos – aunque demasiado ostentoso¿no crees?
–Ella asintió – Pero no fue una elección mía. Nick pensó que sería el apropiado
– Nick la miró – ¡Pero si supiera que tendría que haber ejercitado el
brazo¡Merlín, esta piedra pesa una tonelada! – todos los presentes sonrieron.
- ¡Preciosa y graciosa! – dijo
Sam – tendrás entretenimiento gratis, eh?
- Ni tanto… – dijo Nick con
sarcasmo, y la miró. Ella sabía a lo que se refería. El
"Entretenimiento" como Bradsford le decía, le había costado treinta
mil galeones.
- ¿Te importaría quedarte con
mi esposa, Miley? - ella dijo no con la cabeza – Verás Nick, hay varios peces
que caerían a nuestra red, para invertir en el resort del Caribe…
- ¿Cómo va todo?
- Genial, el chico lo hace
bien… - Miley sintió su estómago retorcerse. Sabía de qué chico hablaban, y al
parecer Nick notó su cambio porque la miró con rabia.- Lo cierto es que tenemos
varias maquetas para elegir un estilo arquitectónico pero no podemos decidirnos
cuál sería el apropiado. Necesito que te llegues al lugar y cotejes con la
arquitecta…
- Bien… me iré mañana por la
tarde.
- Sabía que podría contar
contigo. Ahora veamos a esos que tenemos que cazar.
- ¿Qué te dije? – le dijo la
mujer cuando quedaron solas. Miley salió de sus pensamientos. Desde que lo
nombraron, había estado pensando en Liam. – ¡Esos dos son tal para cual!! – rió
– Apuesto a que no te gustó la idea.
- Me da igual – dijo tomando
una copa de champaña que un mozo le ofreció – es su trabajo, y a Nick le gusta.
Y si a él le gusta… a mi me hace feliz verlo así.
- ¡Ay querida!! Lo dices ahora,
porque cuando te cases, odiarás que Nick te deje sola por semanas, debido a los
malditos negocios – "Si
supiera que es lo que mas deseo, que se aleje y me deje en paz" – y tu qué haces?
- Yo… - recordó que estaba en
una fiesta muggle – trabajo en el ministerio…
- ¿De magia o muggle? – ella la
miró –verás, no te he visto en las fiestas de alta sociedad, ni en los desfiles
de moda muggle, tampoco te he visto en los de magia…
- En el ministerio de Magia. No
pertenezco a esta sociedad, ni mágica, ni muggle. Mi apellido es Cyrus, una de
las pocas familias puras de sangre en el mundo mágico, pero nuestro dinero
siempre fue escaso. Quizás ha oído hablar de mis hermanos, ellos tienen una
gran tienda de bromas…
- ¿Sortilegios Cyrus? – dijo la
muchacha que había vencido la timidez y se dirigía a Miley. Ella asintió –
recuerdo que cuando íbamos a la escuela¡todos admiraban a los gemelos!!
- ¿A qué casa ibas?
- Hufflepuff…
- Ah.- dijo y tomó un sorbo de
champaña.
- Yo me acuerdo de ti… – dijo
la rubia – eras buena en el Quidditch. Estabas de novia con un empleado de papá
– La miró – Malfoy.
- Si, pero bueno… la vida pasa
y el amor…- se puso triste – se va.
- ¡Pero te volvió el amor que
tenías por Nick! – Ella la miró – Recuerdo que en el baño, Mirtle decía que tu
estabas loquita por él – Miley rió – Y bueno, tu sueño se volvió realidad- La
rubia volteó a ver donde estaba Nick y suspiró – supongo que algunas nacieron
con suerte.
- ¿Estás enamorada de Nick?
- Desde que lo vi – se le salió
y se puso roja.
- No te apenes… él es así –
ella lo miró. Nick estaba riendo y bebiendo una copa mientras conversaba con
otros hombres no muy lejos de dónde estaban –lo hace sin darse cuenta, pero no
sabe el impresionante poder que tiene en el sexo opuesto. Basta una mirada de
esos ojos cafes , y te derrite… - ahora era Miley la sonrojada. No sabía de
donde había salido ese pensamiento. – Bueno, y tu estudias o trabajas…
La cena transcurrió de lo más
normal. El señor Bradsford se asombró de saber que Miley era hija de Arthur Cyrus,
y ella se emocionó por las palabras que derrochaba el socio de Nick hacia su
padre. También se sorprendió de saber que era hermana de Fred Y George Cyrus, y
se descosió de elogios hacia ellos y sus excelentes artículos de bromas. Miley
se había relacionado mejor con Marian, y pasó la velada hablando de cuanta
estupidez y recuerdo de Hogwarts tenía. De vez en cuando se veía sorprendida
por la mano de Nick que tomaba la suya y le besaba con ternura, mirándola
intensamente a los ojos. Ella sólo sonreía, pero odiaba que hiciera eso, que
fuera tan falso, cínico, delante de aquellas personas que al parecer lo
adoraban. Claro, no sabían quien era realmente, los tenía a todos comiendo de
la palma de su mano. De pronto los temas de conversación con su nueva amiga
cesaron, y ella se decidió por probar el postre. Miró a todos en la mesa. El
señor Bradsford, sin remordimientos había decidido matar a todos de cáncer de
pulmón, al encender un gran cigarro cubano. Le ofreció uno a Nick pero este se
negó. Mildred, halagaba las joyas de otra mujer de mayor edad, que se había
acercado a la mesa a saludar. Con ellos estaba otro matrimonio que Nick le
había presentado y de los cuales ella no se acordaba el nombre. Sólo veía al
hombre rechoncho y a la mujer, joven, bonita, y con la cara de zorra más
impresionante que haya visto. La mujer fumaba un cigarrillo en una boquilla de
plata y miraba a Nick con deseo. Miró a Marian, que estaba jugando tímidamente
con su postre y que de vez en cuando levantaba la mirada y se sonrojaba, pues
sus ojos se clavaban en Nick. Y él, sin mosquearse, se dedicaba a discutir con
los demás hombres acerca de negocios. La manera tan vehemente de defender sus
ideas, y la claridad de conceptos sobre los temas que estaban hablando la
hicieron quedarse mirándolo por cierto tiempo, algo que notó Nick, quien, sin
ningún pudor se acercó y así, sin anestesia le plantó un suave beso en la boca.
Ella sintió la frialdad de sus labios, pero no se separó. Aunque en cierta
manera el contacto le daba asco, tuvo que quedarse así, fingir. La curación de
sus padres dependía de eso. El se separó y la miró. Ella sonrió falsamente, y
él volvió a besarla, pero esta vez, antes de separarse, le mordió con una
sensualidad increíble, el labio inferior. Miley se descolocó, una cosa era que
la besara y otra muy distinta, tratar de seducirla. Eso no lo permitiría.
Cuando se separaron él la miró con una sonrisa extraña… estaba disfrutando,
sabía que ella se sentía abochornada por su comportamiento, pero no le
importaba. Miley aun no salía del shock. Nadie, ni siquiera Liam la había
besado en público, tan descaradamente. Sintió sus labios arder en el lugar donde
la había mordido. El le pasó el dorso de la mano por la mejilla y los labios, y
la dejó, para seguir conversando con sus socios. Ella sintió sus mejillas
sonrojarse. Se sentía observada por todos en la mesa: miró a Marian, que estaba
con los ojos acuosos; Mildred reía cómplice y todos los hombres lo felicitaban
por el tremendo ejemplar de mujer que él se habia conseguido… o al menos eso
creyó escuchar Miley, cuando él se acopló a la charla de negocios. Sin tener
conciencia de sus movimientos, se levantó rápidamente, y miró para todos lados,
queriendo escapar. Nick se levantó, y con él, el resto de los hombres de la
mesa. Ella se sintió mas avergonzada.
- Yo necesito… - se acercó a Nick
– quiero ir al baño… - dijo en un susurro. Él sonrió burlón.
- Si me disculpan, quisiera
acompañar a mi novia… - los demás asintieron y él la llevó del brazo, cruzando
todo el salón, y se perdieron por un pasillo – Eres de lo peor… Cómo se te
ocurre…
- ¿Y qué querías que dijera?
Que me parara enfrente de esa sarta de buitres y les dijera "¿Ey, dónde
diablos esta el baño?" Por supuesto que no lo haría… ¡recién los conozco!!
- Y ve acostumbrándote… – dijo
llegando hasta una puerta en el medio del pasillo.- Este es el tocador de las
damas… - ella iba a abrir la puerta. Dentro había dos o tres mujeres jóvenes –
Estaremos en contacto con ellos regularmente… - se detuvo un segundo y lo miró.
- ¿Por qué no te revolcaste con
la hija de tu socio? – dijo ella – se nota de lejos que te adora – él sonrió
complacido – es más, me lo ha confesado.
- Bueno, te lo dije, las
mujeres no son difíciles para mí. Pero de algo estoy seguro – se acercó y le
habló al oído – jamás pongo los pies en el plato donde como… ¿entiendes?
- Es como decir, las novias de
mis amigos tienen barba y bigote? – él rió y asintió.
- Vas entendiendo…
- Todo negocio… - Y lo dejó en
el pasillo. Se acercó al espejo y tomó un pañuelo para refrescarse el cuello.
Se sentía confundida. Tenía ese espectacular vestido, impresionantes joyas… Y
se sentía tan mal, porque ella era humilde y sencilla para vestir. Pero a la
vez, se sentía demasiado atraída por semejante sofisticación y estilo. Y para
qué negarlo, le encantaba que las demás la trataran como una igual, y no como
la pobretona Cyrus. Las otras mujeres en el baño, la miraban de reojo. Ella
sacó de su cartera el labial y lo pasó por sus labios. Miró la zona rojiza que
tenía el labio inferior producto del mordisco que Nick le había propinado. Se
puso roja de repente recordando la sensación de sus dientes apretando esa zona
tan carnosa. Liam no era tan salvaje al besar, ni provocaba esas sensaciones
tan confusas. Sacudió su cabeza para no pensar más. Sacó el pequeño frasco de
perfume, tomó unas gotas y las pasó detrás de las orejas.
- ¿Eres la novia de Nick Jonas?
– le dijo una chica acercándose. Ella la miró. Tenía el aspecto de una
supermodelo. Era alta, con un espectacular cuerpo, y ojos miel. Tenía puesto un
vestido entallado, bien corto.
- Si – dijo ella sin prestarle
atención.
- El te dejará… – ella se dio
vuelta para mirarla – Lo hace con todas, le regala un collarcito y adiós.- Miley
rió, estúpidamente – ¿lo ha hecho contigo?
- Si – dijo ella señalándole la
gargantilla de diamantes – con aros y todo – la otra sonrió.
- Si, sigue el mismo modus
operandi de siempre…
- Pero a mi me dio el anillo –
dijo ella, y le pareció que esas palabras saliendo de su boca, pertenecían a
una mujer que no era ella. Una mujer que estaba defendiendo algo, que ella
sabía y estaba segura de no querer defender.
- ¿Cómo? – dijeron las otras
que estaban ahí y se acercaron – ¿te dio este anillo? – Abrieron los ojos al
ver la enorme piedra.
- Aha… bueno eso, y el pedido
de manos a mis hermanos. Nos casaremos pronto… - sonrió vengativa.
- No puedo creerlo – dijo una
rubia – Y mira, no te ofendas pero no nos llegas ni a los talones… digo¡no eres
una gran belleza!! Mas común no podrías ser… – Ella estaba a punto de
agarrarlas a golpes, pero se serenó.
- Lo siento chicas – dijo
mientras abría la puerta – unas nacen con belleza… - y sonrió triunfante,
mostrándoles el anillo – ¡y otras nacen con suerte!! – y cerró la puerta de un
golpe. Nick que estaba esperándola apoyado en la pared se enderezó de
rápidamente.
- ¡Siempre tan suavecita!! –
dijo con sarcasmo.
- Mira… ¡tienes que advertirme
si aquí encontraré a otra de tus zorras súper modelos!! – él la miro – Casi me
agarro a golpes en el baño. Veo que has derrochado dinero regalando collares…
- No puedo con mi genio-
Sonrió.
- ¡Eres de lo peor!!
- ¿Celosa? – dijo él.
-
¡Muérete!! – y sonriendo cínicamente llegaron a la mesa.
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