-No...
-respondió, retorciendo el borde de su camisa con nerviosismo.
-Estoy
empezando a creer que tu pérdida de memoria es una estrategia para ocultar un
oscuro pasado -le dijo Jason en tono de burla.
-Eso
es horrible.Yo no puedo evitarlo -murmuro Miley muy dolida.
-Nick Uckermann... o sea que te movías por círculos algo extraños -señaló con
malicia, lo que provocó un escalofrío en ella-. ¿Qué clase de relación teníais?
El
enfado de Jason era mucho mayor de lo que ella había previsto
ingenuamente, el desdén con que la estaba tratando era una desagradable
sorpresa. «Ahora no le puedo decir toda la verdad, no puedo», pensó
desesperada.
-Creo
que tu futuro esposo tiene derecho a saberlo. ¡Si no me lo cuentas tú, se lo
preguntaré a él!
-Me
dijo... me dijo que yo era su amante -admitió con voz tenue. Estaba demasiado
cansada para hacer frente a tanta presión.
El
silencio pareció prolongarse durante horas y horas.Finalmente,Miley reunió
fuerzas para levantar la mirada.
El
rostro de Jason estaba enrojecido y la observaba como si fuera un
monstruo.
-Estoy
muy avergonzada.
-Así
que esta es la persona con la que me voy a casar... la fulana de Nick Uckermann. Gracias por decírmelo.
Totalmente
lívida,Miley se levantó y tomó a su hijo en brazos. .
-No
creo que tenga mucho sentido seguir con esta conversación -le respondió con
frialdad-. Estás alterado y lo comprendo, pero es mi pasado, no mi presente.
-Alteración
no es suficiente para describir lo que siento ante una relación tan sórdida -la
atacó Jason con asco-. ¡Si esto se hace público, seré el hazmerreír de
todos !
-No
es probable que Nick vaya a ir por ahí contándolo. Te lo dije solo porque
no es algo que pueda guardarme para mí sola -aunque ahora era consciente de que
habría sido mejor hacerlo.
Jason lanzó una malévola carcajada.
-Una
vez mi madre me dijo que no sabía en lo que me podía estar metiendo contigo.
¡Obviamente debería haberle hecho caso!
-¿Quieres
que te devuelva tu anillo? -preguntó Miley carente de expresión.
Jason se
quedó inmóvil con los ojos llenos de resentimiento.
-¡Claro
que no! Dios mío, ¿es que no puedo ni desahogarme un poco?
-Llamarme
«fulana» es algo más que desahogarte -replicó Miley al mismo tiempo que la
asaltaba la duda de si, una vez casados,Jason sacaría a relucir su pasado cada
vez que se enfadara con ella-. También deberías saber que fui su amante durante
dos años y... lo amaba.
Jason la
miraba sin dar crédito a lo que acababa de escuchar. Aunque quizás no fuera
intencionado, con esa última frase,Miley lo estaba desafiando.
-Miley -empezó a decir bruscamente.
-Lo
único que quiero ahora mismo es irme a casa. ¿Podrías abrirme la puerta por
favor?
Rob se
marchó consciente de que lo más probable era que Jason no la volviera a
ver del mismo modo después de aquello. ¿Podía culparlo por ello? A él siempre
le había preocupado mucho lo que los demás pudieran pensar; de hecho, a muchos
les sorprendió que le pidiera a una madre soltera que se casara con él.
Seguramente ahora Jason se estaba cuestionando tal decisión. ¿Era lo que
sentía por ella lo bastante fuerte como para aguantar aquellas noticias?Cuando
llegó a casa, encontró todas las luces encendidas, pero estaba demasiado ensimismada
como para pensar en ello y lo que hizo fue llevar a Lucas a la cama a toda
prisa. Hasta que no volvió al piso de abajo, no se dio cuenta de que la casa
tenía un aspecto de lo más extraño. En la cocina había restos que indicaban que
su madre había empezado a preparar la cena antes de decidir salir.Miley empezó a recoger, sorprendida de que Davina hubiera salido dejando algunas
patatas a medio pelar y la radio encendida.¿Dónde habrían ido sus padres con
tanta prisa? Su padre había anulado una cita de negocios y su madre debería
haber ido a la actuación del coro de la iglesia. No era su aniversario, ni el
cumpleaños de ninguno de ellos. Aquel comportamiento no tenía ningún sentido,
pero Miley estaba demasiado cansada como para buscar una explicación. En
su lugar, decidió acostarse y tratar de librarse de todas sus
preocupaciones.Acostumbrada a despertarse con Lucas saltando sobre su
cama, a Miley le sorprendió encontrar la casa en total silencio al
despertarse esa mañana. Todavía medio dormida, echó un vistazo al despertador.
¡Eran más de las diez! ¿Por qué no la había despertado su madre?De camino al
baño,Miley observó que la cama de Lucas ya estaba perfectamente hecha.
Se lavó a toda prisa y se puso una falda marrón y un suéter de color burdeos.
Esa mañana le tocaba a ella abrir temprano la tienda para recoger los pedidos.
Bajó las escaleras a toda prisa, todavía algo perpleja.Se quedó atónita al
encontrar a su padres sentados en silencio en el sofá del salón. Tenían un
aspecto muy raro, parecían inmóviles y preocupados y también extrañamente
envejecidos.
Robin
Jennings se levantó de golpe al verla.
-Pensamos
que debíamos dejarte dormir, así es que he llamado a Belinda muy temprano
y le he dicho que no te encontrabas bien. Luego, he llevado a Lucas a la
guardería como todos los días. Verás tenemos que hablar contigo y creímos...
bueno, el señor Uckermann creyó que sería mejor mantener al niño al margen
de todo esto.
-¿El
señor... ? ¿Nick ? -repitió Miley cada vez más confusa-. ¿Cómo... quiero
decir... conocéis a Nick ?
-Siéntate,
por favor -le pidió su padre.
Sintió
un repentino calor febril en el rostro, tuvo la sensación de que sabía lo que
estaba ocurriendo. En ese momento, odió a Nick Uckermann con todas
sus fuerzas. Obviamente había desoído sus peticiones y había ido a hablar con
sus padres. Seguramente por eso habían salido la noche anterior. Habían estado
con él. Sus pobres padres tenían el aspecto de haberse quedado destrozados con
lo que habían descubierto sobre ella.
-¡Nick no tenía derecho a entrometerse! -exclamó furiosa.
Su
padre hizo un gesto de dolor.
-Mia,
el señor Uckermann...
En
ese momento,Miley vio algo moverse por el rabillo del ojo, lo que le hizo
darse la vuelta rápidamente. Se quedó mirando estupefacta.Nick estaba de pie
en la puerta del salón. Movió la cabeza negándose a aceptar lo que veía. La
rabia y el resentimiento la obligaron a hablar.
-¿Qué
estás haciendo tú aquí? ¿Cómo te atreves a entrometerte de este modo? ¿Cómo te
atreves a hablar con mis padres a espaldas mías?
-Vale,Miley -le dijo Robin Jennings tajantemente.
-¿Por
qué le habéis dejado entrar? -preguntó furiosa.Nick se acercó a ella con
calma.
-Siéntate
y tranquilízate -ordenó Nick mirándola con la mirada impenetrable y gesto
de gravedad-. Yo les pedí estar presente. Robin y Davina tienen una cosa muy
importante que confesarte, pero es necesario que los escuches.
¿Confesar?
¿Confesar qué? La confusión más absoluta hundió a Miley en el sofá.
Seguía mirando a Nick con mirada acusadora; él dominaba la habitación con su
imponente estatura y su presencia. No encajaba allí, era como si estuviera
fuera de su decorado habitual.Rob no conseguía entender cómo sus padres se
habían dejado convencer ante una petición suya.Llevaba un traje gris, de un
diseño elegante y perfecto. Su mirada chocó con aquellos ojos oscuros y
profundos y de pronto fue incapaz de pensar con lógica.
-Miley ...
-empezó a decirle su padre después de tomar aire.
Miley miró a sus padres algo avergonzada.
-¿Qué
ocurre?
-Cuando
te identificamos en el hospital hace tres años, no dudamos ni por un momento de
que tú fueras nuestra hija. Llevabas la pulsera que nosotros regalamos a
nuestra hija cuando cumplió dieciséis años, eras pelinegra con ojos azules
y medias unos centímetros más que cuando te marchaste, estabas mucho más
delgada, pero no era extraño, al fin y al cabo, siete años es mucho tiempo.
-¿Por
que me estás contando todo esto? -preguntó Rob frunciendo el ceño.
Su
madre se acercó un pañuelo a la cara y miró hacia otro lado sollozando.
-No
puedo soportarlo.
-Lo
que Robin está intentando explicarte es que su mujer y él cometieron un
desgraciado error -avanzó Nick midiendo todas y cada una de sus palabras.
-Estábamos
tan emocionados de haberte encontrado -le dijo Davina Jennings con voz entrecortada-.
Pasó más de un año antes de que yo misma admitiera que tenía alguna duda sobre
tu identidad...
Miley estaba
inmóvil como una estatua, sus brillantes ojos eran lo único que parecía
conservar algo de vida en su cuerpo.
-No
entiendo qué estáis intentando decirme...
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