martes, 14 de agosto de 2012

Lost Of Love - Capitulo 26


Capitulo 25
Sábado… Habían pasado tres días de aquella fatídica noche, y ya los golpes no se notaban a simple vista. Lo único que le dejaba marcas eran los dedos de Liam, alrededor de sus muñecas… era casi imposible que aun no se esfumaran. Esos particularmente. Al menos tenía el fin de semana para recuperarse del todo y el lunes iría a Trabajar. Ya había pasado demasiado tiempo, en casa, y ahora ya no soportaba el encierro. Lo peor es que Nick había cumplido su promesa y no la había molestado en absoluto. Si al menos lo hubiera visto... Se preguntó mientras se cepillaba el cabello, cómo estaría, si de verdad se sentía mortificado, o por el contrario se lamentaba no haber terminado con su cometido. Si bien Joe le había asegurado que él le había pedido perdón, Lupin le comentara que estaba arrepentido, y Demi le asegurara que hasta lloró cuando se enteró de la verdad por boca de su cuñada, a pesar de que esa actitud podría interpretarla como una pequeñita luz de esperanza, que hacía vislumbrar algo de arrepentimiento, Nick no había aparecido por Grimmauld Place para pedirle perdón…. Y mucho menos volvió, aunque sea para cumplir el tiempo que quedaba para terminar el contrato… nada. Dejó el cepillo y mirando uno de sus frascos de perfume, la invadió la angustia… ¿y, si él había optado por alejarse definitivamente, refugiándose en los brazos de Nicole? ¿ Y si hubiera visto en ese incidente la oportunidad de sacársela de encima, y vivir una vida como la que llevaba antes, sin la carga que supondría tener una esposa? El golpe en la puerta la hizo dejar ese mundo de especulaciones y malos pensamientos. Carraspeó para que la voz no le temblara al contestar. Luego de un instante Demi entró al cuarto, con una sonrisa en los labios… últimamente se la veía de esa manera. Sonriente, con la mirada brillosa, llena de esperanza. Miley suspiró, si solo ella tuviera un poquito de la fé que tenía su cuñada en la vida, su existencia sería estupenda. Sonrió de mala gana, y Demi se acercó dándole un pellizco en el brazo.
- Te aseguro que si vuelves a dejarme un moretón mas… pareceré el mapa de Europa… ¡con los nuevos países, recién independizados! – rió.
- Graciosa… - le contestó su amiga, y se sentó en la cama- No sé como tienes ese humor tan…
- ¿ácido? – Demi negó – ¿Quizás, algo oscuro?
- Exacto…
- Mi vida no es una luz brillante y parpadeante Demi… - se levantó – ¿qué te trae por aquí?
- Hmmm… – dijo mirando alrededor. Miley no había salido de su habitación desde que Remus la trajera la noche de la tragedia. Demi frunció la boca. Todo estaba muy desordenado. – ¿liberaste a los elfos?
- Son libres…- contestó ella – les pagan por su trabajo… así que no vengas con ese rollo de la abolición de la esclavitud élfica, porque aquí, esa situación no se vive…
- Entonces… ¿Han comenzado una huelga?
- ¿Por qué no vas al grano de una buena vez? – bufó – me enferma que des tantas vueltas… ¿por qué no eres directa y molesta como siempre?
- ¿Por qué no dejas de estar malhumorada con el mundo, o conmigo? – la miró severa – yo no soy Nick… -Miley la miró apenada...
- Discúlpame…
- Está bien – dijo modificando el tono de voz, al ver a su amiga – sólo te pregunto sobre los elfos, porque esta habitación es un desastre…
- ¡Me gusta así!
- Estoy de acuerdo contigo en que no eres una amante del orden… pero distas mucho de ser igual a tu hermano Joe … esto parece el dormitorio de soltero de Fred y George…
- ¿Sabes algo de ellos?
- Están en China… comprando nuevos artículos, para innovar en la tienda.
- ¡Wow! Eso es bueno… que comiencen a pensar en los negocios.
- Eso mismo le dije a tu hermano Joe  . Desde que Nick…
- ¿Les compró la tienda? – suspiró – supongo que no iba a tardar mucho en apoderarse de ella, tan como me lo advirtió…
- ¡Claro que no! – dijo Demi – ¿Acaso no te has enterado?
- ¿Enterarme de qué?
- Nick no compró la tienda de tus hermanos… – Miley abrió los ojos sorprendida- En realidad, Joe me contó que Nick se reunió con ellos y les propuso invertir en la tienda… como socio, y bueno les ayudó con la deuda del banco, y dándoles una inyección de crédito que los hizo repuntar… Están muy motivados, y con esa confianza, se fueron a China, tienen cientos de ideas para nuevos productos en la cabeza… aunque algunos proyectos ya están adelantados. Nick también les dio algunas ideas…
- ¡Nick es tan bueno! – dijo con sarcasmo.
- Esto, lo de ser socios pasó antes de… - la miró.
- No saben… ¿verdad?
- Nadie sabe, excepto Joe y yo… Bill está demasiado ocupado con su hija, y Fleur… Charlie está en Rumania… Los gemelos vendrán en las vísperas de Navidad… no quieren perderse la cena en familia.
- Joe … - la miró – aún continúa enojado con…
- ¿Tu que crees?
- Que es un tonto…
- Mira, al menos no renunció… Nick no lo molesta, y por cualquier eventualidad que surgiera en las tiendas de Quidditch, Remus es el nexo… no se ven, y yo creo que por ahora es lo mejor…
- El… - suspiro – Nick… va a…
- ¿Volver? – la miró con reproche – ¿lo extrañas?
- Demi… - dijo algo colorada.
¿Eso, es un si o un no? –
- Es un nada… te pregunto solo porque quiero saber que va a pasar con nuestro arreglo… el contrato.
- Si… el contrato. - dijo Demi no muy convencida –Remus no comenta nada… no sé dónde vive tampoco.
- Quizás esté con esa…. vagabunda de Nicole… - dijo con amargura y se sentó nuevamente en el taburete frente al espejo.
- ¿Te importaría?
- No… - dijo apagada- Ya no…
- Mientes tan mal…- dijo Demi levantándose – ven, arréglate… ¡Creo que debemos utilizar la mejor poción para una depresión! ¡Y l mejor es que tenemos los ingredientes para hacerla, a mano! Demi sonrió divertida. Miley la miro alzando una ceja. La expresión de su cuñada era tan graciosa.
- ¿Y cuáles son esos ingredientes, sabelotodo?
- Una bolsa llena de dinero muggle, y muchas ganas de gastarlo…- rieron – ¿te animas?
- Bueno… no lo sé… es que… - respondió dubitativa.
- Aún eres su esposa… - la tentó Demi – y tienes la llave de esa inmensa fortuna…
- ¿Sabes qué? – dijo poniéndose un poco de perfume – creo que tienes razón… no hay nada mejor para una mujer decaída que un día de tiendas…
- ¡Zapatos! – dijo Demi.
- ¡Estás perdida! – rieron – error… ¡Los ahorros de Joe y los tuyos, tienen los días contados!
- ¡Que bueno que tengas esa actitud! y después que gastes las primeras libras, el ánimo subirá rápidamente… solo debes poner de tu parte para que el cambio se vea – Mientras Miley se vestía y buscaba su bolso, Demi suspiró. Al menos su amiga, volvía a ser un poco la de antes… sólo esperaba que el buen humor le durara unos días. Miley se puso su abrigo, y decidió que ya no tenía por qué estar mal. Le pidió al elfo limpiar la habitación en su ausencia. Si tenía suerte, cuando volviera de su paseo por las tiendas, Dobby habría barrido junto con la mugre, la apatía y el tormento de no saber si Nick volvería.
/
Sábado… día de mierda en opinión de Nick. El primer día del fin de semana siempre pensó que era estupendo, al menos cuando estaba en la escuela porque eso suponía dos días de algarabía, holgazanería, y de extremas aventuras y partidos de Quidditch, con su amigo del alma Joe Cyrus . Ahora, en su vida adulta, opinaba que era el peor, porque era el primer día, de dos, en donde no tenía nada que hacer. Y cuando estaba así, sin hacer nada, los pensamientos surgían, y con ellos, la desesperante necesidad de llegar a su casa y quedarse… Al fin de cuentas era su casa, "¡SU CASA!", como le gritara a Remus la noche anterior, cuando estaba empeñado en irse. Pero a Remus no podía engañarlo. No gritaba por el legítimo derecho de la propiedad, su amigo sabía perfectamente que Nick sólo quería volver para estar con ella. Y él tampoco se engañaba. A pesar de que había comprobado que se encontraba bien, quería verla, despierta, que ella le gritara cuanto lo odiaba, que no quería volver a verlo, que era una bestia, un animal, un asesino… cualquier cosa, pero que por nada del mundo lo ignorara… prefería el odio, que la "ley de hielo".
Otra cosa que no soportaba era la indiferencia de Joe . Si había hecho semejante espectáculo con el juramento inquebrantable, ¿por qué no lo hablaba? Diablos, verlo en el edificio y sentir su mirada furibunda, atravesándolo, y no poder siquiera dirigirle la palabra, era torturante… Demi en cambio, después de sacarse las ganas, golpeándolo y abriéndole los ojos, se mostraba un poco mas comunicativa… aun con las reservas que el caso merecía, pero al menos no quería matarlo con la mirada cada vez que lo veía.
Aunque las ausencias y la ignorancia de aquellos a quienes extrañaba eran dolorosas, lo más insoportable eran los comentarios ácidos de Tonks… Y los reproches de Remus. Si ellos sabían que estaba arrepentido, ¿porque seguían torturándolo? Y se preguntó hasta cuando se convertiría en el saco de boxeo de sus amigos. Y lo que más se preguntó es hasta cuando iba aguantar ser tratado así. También se preguntaba por que seguía aguantando en esa casa. Tenía el dinero suficiente para comprarse medio Londres, miles de habitaciones en lujosos hoteles de su propiedad, esperaban por él, pero Nick continuaba en la casa de su amigo. Quizás porque estando solo podría cometer una locura, como lo del accidente con su coche… o recurriría a compañías que no deseaba tener realmente… o porque a pesar de los reproches, y los comentarios, en la casa de su amigo, se sentía vivo, y se aseguraba de que aun en el mundo había una persona que se preocupaba por él. Solo que Remus no era la persona que deseaba con toda el alma que se preocupara por él. No era ella… "Miley…" Ese era el pensamiento más recurrente y doloroso. Sus ojos, diciéndole por qué… su boca entreabierta… sus lágrimas… Lo peor era que deseaba sentirla, tenerla, amarla… pero no podía, al menos no ahora. Lo exasperaba la idea de no volver a estar con ella como lo hiciera antes de ese fatídico día. Se preguntó si ella algún día aceptaría ser su mujer… "sólo mía, sólo mi Miley…"
- ¡Nick! – el grito de Remus, lo hizo salir de ese mundo sombrío en que se internaba cada vez que pensaba en ella. Estaba sentado al parecer siguiendo una importante conversación con su vicepresidente, pero de eso solo el dato, porque en la última media hora, lo único que había hecho era pensar… pensar y desear… - ¿No me digas que, como en estos últimos días, me la he pasado hablando solo?
- Eh…
- ¡Maldición, Nick!- dijo sentándose en el sillón de su escritorio. Estaban en la biblioteca de la casa de Remus. Era mas pequeña que la que Nick tenía en su casa, y mas austera, pero el calor de la chimenea la hacía mas acogedora. – por favor… - suavizó la voz al ver que su amigo fruncía la boca dispuesto a mandarlo al diablo - Sé que es…
- No me digas que sabes lo duro que es ser la mierda que soy, Remus… si lo dices te quedarías corto.- lo calló.
- Solo te pido que te enfoques en tus intereses.
- ¿Crees que me importa algo de lo que me hablas? – rió con sarcasmo – ¡Vamos, te creí más inteligente!
- No te hagas el chulo conmigo, mocoso – Nick abrió los ojos – te he soportado ese humor de mierda que te vienes trayendo desde que te mandaste la tuya… – Nick se sentó en el sillón, tenso - y ahora, porque estás frustrado, todos debemos aguantar esa actitud de escreguto que tienes cada dos segundos…
- ¿Por qué diablos no me dices qué quieres? – gritó.
- Quiero que por primera vez en estos últimos tres días, te comportes como el maldito hijo de puta que has sido desde que saliste de la casa de Joe , hace años, y tomes las riendas de tus empresas… - lo miró – parece que quisieras arruinarte…
- No me importa una mierda el trabajo… no me importa un carajo, el dinero, por mi que se vaya todo al infierno… solo quiero…
- ¿Volver a tu casa y revolcarte con Miley? – Se levantó, sin molestarse en asentir. No era solo sexo que quería con ella; y aunque Remus sabía que la amaba, le molestaba que su único amigo no lo entendiera.
- ¿No tienes un trago?
- ¿Vas a volver emborracharte? – lo fulminó con sus ojos cafes .
- No hables, si no sabes…
- Puedo prestarte la bicicleta que le compró Tonks a nuestro futuro hijo – Nick lo miró no entendiendo. Remus sonrió.- digo por si decides emborracharte y tomar un vehículo para reventarte el culo en la autopista… ni loco te presto mi coche… - sonrió.
- Tu gracia desborda – dijo con sarcasmo.
- Bien, si no te interesa tu fortuna, al menos hazlo por todos los que dependen laboralmente de ti.
- Y nuevamente Nick Jonas se sacrifica por "el bien común" – rió y se mandó de un trago de Whisky, haciendo una mueca de asco - la gente que se ocupe de ella misma… ¡no puedo con mi vida, voy a tener que preocuparme por la de gente que apenas conozco! – Remus negó con la cabeza. Renegar y tratar de convencerlo de lo contrario era una causa perdida.- Pero bueno... ¿qué sería del mundo mágico sin un héroe trágico? aquí va Nick Jonas … láncenlo a los leones, por el bien de la humanidad…
- Wow, todo un Hamlet… - dijo sarcástico Remus - ¿Puedes atenderme un minuto?- él asintió- necesito que nos enfoquemos en el resort… hay algunas cosas que aun no me cierran, y por si no te acuerdas, uno de nosotros debe viajar a Paris… - Nick lo miró – solo será una semana.
- Bien… puedo cuidar a Tonks.
- Nick…
¿Qué? – dijo sentándose y prendiendo un cigarrillo.
- No me gusta que fumes en casa… – Bufó, al tiempo que una bocanada de humo, inundaba la biblioteca.
- ¿Algo más padre?
- Si fuera tu padre, te habría dado hace tiempo una zurra, para que aprendas a ser hombre…
- Oye… no me lo digas en ese tono tan severo, que me das miedo… - dijo burlón. Remus miró el cigarrillo- Ah, me olvidaba… – lo apagó con rabia – Tonks no quiere que se contamine el ambiente, ¿verdad?
- No te comportes así… si tu estuvieras esperando un hijo… - se calló al ver los ojos de Nick. Estaban oscuros y fríos…
- No lo sabré… nunca tendré hijos… Soy hijo de puta, pero no lo suficiente como para hacer soportar a unos inocentes, la desgracia de tener un padre como yo…
- Miley quizás…
- ¿Crees que después de casi matarla, tendrá ganas de tener hijos? – rio amargamente – yo no estaría tan seguro.
- Solo tienes que ir a Paris… - dijo Remus para cambiar de tema.
- ¿Tengo que ir a escribirle a la cigüeña? – dijo burlón. Remus chasqueó la lengua.
- Con el humor que tienes la matarías antes de que recibiera tu carta…
- Ja, ja… deberías haber sido el reemplazante de Benny Hill – dijo con asco.
- ¿Quien?
- Benny Hill – dijo torciendo los ojos – vamos Remus, para ser tan sabio, tienes menos idea del mundo muggle… - resopló - era un comediante muggle, era ingles… - Remus arqueó una ceja, evidenciando la falta de conocimiento – Televisión… olvídalo.
- No evadas mi pregunta – dijo molesto Remus- ¿Vas a ir a París? Te recuerdo que debemos entrevistarnos con varios socios inversores de los restantes hoteles de la empresa… es la reunión anual y…
- ¿Y tenemos que ir hasta allá? Digo, ¿Si la sede de la empresa, de la cual soy el Presidente y dueño mayoritario vive en Inglaterra, no podrían hacer el esfuercito de venir hasta aquí? Después de todo, lo que yo trabajo y genero, les cae a algunos de esos gusanos en los bolsillos, sin transpirar…
- Si, pero a todos les queda mejor ir a Francia, ya lo hemos hablado… por favor - Nick resopló otra vez.
- Ve tu… yo no tengo ganas…
- Nick – dijo suplicante – Dora está casi a punto de tener a nuestro hijo... ¿qué sucede si el bebé nace, y yo no puedo acompañarla? Tú sabes que por estas fechas los viajes se hacen más difíciles…
- ¡Está bien!! – dijo molesto – ¡iré yo!
- Gracias… te conseguiré el pasaje por una aerolínea muggle… Tienes tu identificación… ¿verdad?
- No, está en... – se paró de su asiento – Eh… - se desordenó el pelo, nervioso – bueno… quizás tenga que…
- Ni se te ocurra…- sentenció Remus. Nick le mostró los dientes en una amenazadora sonrisa.
- Quisiera ver como te atreves a detenerme… - iba hacia la puerta – a menos que quieras ir a Paris en mi lugar…
- ¡Maldito oportunista y… extorsionador! – dijo Remus enojado – Nick… sólo te pido que no arruines esta aparente paz… no la molestes, ni intentes lastimarla…
- ¿Crees que quiero morir? – dijo recordándole a su amigo el juramento.
- Eso, es lo mas idiota que te he visto hacer en la vida… -resopló – y si estás dispuesto a encontrarte con Miley… báñate, aféitate, y por favor cámbiate de ropa… ¡AL MENOS DALE UNA BUENA IMPRESIÓN! – gritó esto ultimo mientras Nick cerraba la puerta. Remus rogó a todos los magos conocidos que la cordura se apoderara de su amigo, y que no ocurra nada, que después pudiera lamentar.
/
Era un café pequeño, en el centro del Londres Muggle… la tarde se hacía cada vez más fría, por lo que la inmensa cantidad de peatones, se arremolinaban en las veredas tratando de apurarse, para llegar al calor de sus casas. Los autos iban y venían, dando su cuota de caos. A Miley no le gustaba ir de compras, por la tarde… Pero Demi la había tenido de aquí para allá toda la jornada. Primero fueron al banco mágico Gringots, donde llenaron sus monederos de una gran cantidad de dinero. Después se pasearon por todo el callejón, porque Demi, había prometido, ir a visitar a Joe , quien tenía una reunión en la tienda de artículos de calidad de Quidditch, sucursal del Callejón Diagon. Luego acompañadas por el joven, compraron unos helados y conversaron de cosas sin importancia.
Mas adelante, se encontraron con Luna, que iba muy apurada a la botica, por unas pociones, y elementos para prepararlas. Ella les comentó de la increíble rehabilitación de los padres de su esposo, Neville Longbottom, y le aseguró a Miley que pronto ella iba a disfrutar de los suyos de la misma manera. Pasaron por la tienda de los gemelos para ver que todo marchara bien. Lee Jordan, antiguo acompañante de bromas y fiel amigo de sus hermanos, llevaba la tienda a la perfección en ausencia de estos. Estuvieron por el mundo mágico toda la mañana. Almorzaron en el Caldero Chorreante, y con el ánimo renovado y el estomago lleno, se encaminaron hacia la ciudad Muggle, dispuestas a por lo menos disfrutar de cada una de las tiendas que fueran a visitar.
Y ahora estaba allí, en ese pequeño café londinense, con la cartera, visiblemente mas holgada que en la mañana, pero con una enorme cantidad de bolsas. Demi, había disfrutado más… tenía las mejillas sonrosadas, y cada vez que miraba sus compras, dejaba escapar un "Merlín", antes de reír. Miley reía con su amiga… a ella no le resultaba difícil salir de compras. La esposa del señor Bradsford, siempre que podía la llamaba para un tour de compras en la ciudad no mágica, por lo que era más organizada que su cuñada. Demi en cambio, iba desorientada de un lado para el otro… Ahora que el furor de llevarse las tiendas enteras había terminado. Y habiendo saciado sus ansias de superficialidad, estaban sentadas, apiñadas frente al inmenso ventanal, tomando una suculenta taza de chocolate caliente.
- ¡Merlín! – dijo por enésima vez Demi.
- Amiga… - dijo Miley tragando un poco de chocolate – si dices el nombre de Merlín otra vez, te juro que…
- ¡Pero Miley! – dijo – ¡nunca he sido una loca por la ropa! – dijo angustiada.
- Si tanto te incomoda venir… - dijo – ¿Para qué diablos me invitaste a gastar el dinero en ir de tiendas?
- Si, pero ahora…
- Ah… ahora comprendo. – Dijo sonriendo y soplando el contenido de su taza- ¿Eres de esas locas capaces de matar por un par de botas de rebaja, pero que después se arrepiente de haberse gastado todo en ropa y zapatos?
- Más o menos.
- Temes que Joe ...
- Joe  va a matarme...
- No tiene por qué… - dijo mirando una discusión entre un taxista y un automovilista. - Al fin y al cabo, tú trabajas también, y ese dinero también es tuyo…
- ¡Pero ahora él gana más que yo!
- Pero tú lo tienes que atender en casa y darle la comida a tiempo…
- Si, pero por lo menos le podría haber consultado… digo si es conveniente para nosotros en este momento despilfarrar el dinero en algo que en verdad no vale la pena.
- Mira – dijo dejando la taza – si estás tan arrepentida, - tomó unas bolsas – podemos devolver todo, ¿no? – Demi abrió los ojos – por ejemplo, este bonito suéter, de hilo perlado, color negro con ese enorme bordado en dorado que realmente te quedaba de maravilla, pero que, como tu dices, es un acto de extrema frivolidad de tu parte, aceptarás que podemos…
- ¡Ni se te ocurra! – chilló, tironeando la prenda para quitársela – este es el que mas me gusta….
- Entonces - sacó una caja – los zapatos Jimmy Choo… -
- ¡Trae para acá! – rieron
- ¿Te das cuenta? ¡Todo es importante! Solo que tendrás que hacer un pequeño esfuerzo para que Joe lo vea importante también…
- Descuida – dijo mostrándole una bolsa de color rojo. – con este equipo, lo convenceré fácilmente…
- ¡Zorra! – bebió un poco de chocolate. De repente quedó en silencio. Recordó la cantidad de cosas que había comprado hace varios días… y en especial esas prendas tan íntimas que se llevara de la tienda de lencería fina… solo por si acaso Nick…
- ¡Mira la hora que es! – dijo Demi parándose de golpe – ¡Miley, son las cinco! ¡Debo regresar a casa porque tengo que hacer la cena para Joe ! – tomó rápidamente unas bolsas- ¿Nos vemos mañana?- Miley asintió.
- Espera yo también me voy…
- Pero yo tengo que aparecerme si quiero llegar antes que tu hermano.
- ¡Y debes preparar el terreno para que acepte el gasto extra que hiciste hoy! – rió.
- ¡Maldición! – salieron del bar, y las atacó una ola de frío – Busquemos un lugar para que pueda desaparecer…
- ¿El Congo? – rió – creo que allí Joe no te encontraría…
- Graciosa… -dijo chasqueando la lengua – mira… allí hay un lugar – le dio un beso – podrías llamar la atención así puedo…
- ¿Que quieres que haga, que chille, me saque la ropa de manera insinuante o me tire al suelo simulando un ataque de epilepsia?
- ¿Qué tenía el chocolate que te tomaste? – preguntó Demi, golpeando con una de las bolsas a una Miley que reía histéricamente – deja, no hagas nada, por la forma en que te ríes, ya estás llamando la atención – Demi se metió por un callejón y sin mas desapareció. Miley dejó de reír y luego de un suspiro, movió la mano para detener un taxi. Mientras hacía el recorrido hacia Grimmauld Place, sonrió y pensó que el salir, y tomar aire le había hecho bien. Había comprado una inmensa cantidad de cosas que no necesitaba, pero al menos volvió a ser por un día la misma alegre muchacha de siempre. Cuando el taxi dio vuelta por la plaza, el taxista resopló. Frente al número 12, había un auto que Miley no conocía. Estaba estacionado sobre la calle, y no en la entrada de autos. Sin que esto le llamara la atención, bajó del taxi y le pagó al chofer, que no paraba de mirar la impresionante maquina plateada. Cuando el taxi se fue, Miley miró el auto y suspiró… Era un biplaza, casi de seguro era de una persona soltera… mas precisamente de un soltero, fue la conclusión a la que llegó. O de una persona que tuviera pareja. Sonrió... de seguro Paul, el decorador, estaba esperándola. Miró más detenidamente el coche era un Audi TT roadster, color plata, con capota de lona… "¡Vaya, este si que se da la gran vida! Ay Miley … creo que equivocaste la profesión…deberías haber pensado en el mundo del diseño y la decoración de interiores." Sonrió, y rápidamente entró en la casa. La recibió Dobby, mas pálido y nervioso que nunca. Ella lo miró con desconfianza. Observó la sala y desafortunadamente para ella, Paul no estaba esperándola. Le dio el abrigo y cuando iba a subir a su habitación, sonó el teléfono de la biblioteca, una vez, dos veces… y después nada. Ella ya había llegado hasta la puerta, cuando su celular sonó.
- Hola, Demi… -dijo al ver en la pantalla el número de su amiga – si… - dijo sonriendo – ¡no! ¿En serio? – miró las bolsas y rió – entonces, ¿no habrá equipo sensual esta noche para cuando… tu sabes? – Rió. – ¿que quieres qué? Pero... ¿cómo diablos voy a mandártelo? Una lechuza tardará horas… si, para cuando llegue, Joe te habrá colgado del manzano de detrás de casa – más risas- ¿la red Flu? – se golpeó la cabeza con la palma de la mano que tenía las compras del día– claro, cómo no se me ocurrió… - Abrió la puerta de la biblioteca – si, estoy en la…. – sus ojos, se quedaron fijos en una persona que estaba dentro de la habitación… una persona que estaba quieta, que la miraba y que no era capaz ni de respirar en ese momento, por la presencia de esa mujer que no le quitaba los ojos de encima – Nick… - solo pudo decir. Al parecer del otro lado del teléfono, su cuñada, le preguntó si el joven estaba allí – si… - respondió, y se movió un paso. Las bolsas cayeron al suelo, pero rápidamente para salir de esa sensación de pánico que tuvo, las recogió – no Demi... está bien… te las mando por red Flu… no, no hace falta… si, estoy segura. No te preocupes. – Resopló- si… le diré a Dobby... okay, adiós y suerte para esta noche… te quiero. ¡Chau! – apagó el celular y como una autómata se acercó a la chimenea, tomó un puñado de polvos Flu, y arrojó una de las bolsas que tenía en la mano, diciendo La madriguera, y esta desapareció. Se quedó un instante tratando de serenar la respiración. Entretanto, Nick no había podido articular palabra alguna. Había pensado miles de veces en ese momento, en que se vieran cara a cara por primera vez… había ensayado miles de excusas para pedirle disculpas, para tratar de enmendar el daño causado, pero solo al verla entrar, fue victima de un obliviate, porque no se acordó ni de su nombre, y solo tuvo un deseo… tirarse a sus pies y rogarle que lo perdonara, suplicarle que no lo odiara… que empezaran de cero… Mientras ella se dirigía a la chimenea fue conciente de la inmensa atracción que sentía hacia ese pequeño y delicado cuerpo. Cada uno de sus movimientos, era una incitación al placer… placer que debía ser honesto, quería volver a sentir en forma inmediata… placer que solo había sentido en brazos de su esposa… de esa delgada y frágil mujer que ahora estaba apoyada en la chimenea. "Por favor… no me ignores… ódiame, dime que me muera, acúsame de ser la basura que siempre pensaste que era… pero no dejes de mirarme… no me ignores… No lo soportaría…"
- ¿Cómo estás Miley ? – dijo al fin. Miley al oír su voz y su nombre, dio un respingo y se enderezó, aun no lo miraba. Después de inhalar y exhalar unas cuantas veces tratando de serenarse un poco, se dio vuelta y lo vió.
- Hola Nick… - dijo en un tono agudo. "No tengas miedo, valor Miley , ya no debes temer…" 
- Yo… - miró hacia el escritorio – sólo vine a buscar unas cosas que necesitaba… - alzó unos cuantos papeles y una identificación.
- Está bien… - dijo acercándose al escritorio. Bien de cerca, lo vio pálido y ojeroso. Y aunque debía sentir rencor y dolor hacia él, solo pudo sentir pena y deseo de…
- Ya tengo todo lo que necesito…
- ¿Si? – dijo tratando de sonar impersonal.
- Veo que fuiste de compras… - le señaló las bolsas.
- Demi y una de sus ideas… eh… no gasté demasiado.
- No…- la miró y pasó la lengua por sus labios, haciendo a Miley estremecer – no tienes por qué darme explicaciones… es...
- No es mi dinero.
- Está bien.
- ¿Tienes mucho tiempo en la casa? – dijo tratando de que la conversación fuera algo fluida y coherente, pero el perfume de Nick era tan intenso, que casi le nublaba el sentido.
- Desde… hace unos minutos – mintió. Había llegado al mediodía, pero como ella no estaba quería esperarla y verla… y si tenía suerte hablar con ella. – Como te dije necesitaba estos documentos.
- Sonó el teléfono…
- ¿Qué?
- Antes de que me llamara Demi… sonó el teléfono, el teléfono fijo… ¿Quién…
- Era Remus… quería saber si… - la miró – había tenido suerte con la búsqueda – le señaló los papeles. Mintió nuevamente. Remus había estado llamando cada diez minutos, para corroborar que Nick no se mandara una de las suyas.
- Veo que son importantes… digo, los papeles…
- Si… -suspiró – los necesito para mi viaje…
- ¿Te vas? – y su voz, para maldición de ella, sonó angustiada.
- Eh… - Nick frunció una ceja – Si… en víspera de los sucesos, creo que es conveniente que me tome unos días… me voy por negocios, a Paris…
- Ah… suerte entonces... – dijo apagada – Adiós…
- Espera – dijo desesperado. Ella se dio vuelta y lo miró. El sudaba… estaba nervioso "O por Merlín, como puedes estar tan atractivo…" pensó ella.
- ¿Si?
- Quiero hablar contigo…– bajó la cabeza - sobre lo que pasó – Miley tensó el cuerpo.
- No creo que sea necesario – dijo cortante.
- Para mi si… – dijo él y le señaló una butaca. Ella dejó las bolsas, que apretaba nerviosa, en el suelo y se sentó. El comenzó a pasear por la habitación, pero cuidando de no acercarse a ella. Cualquier cosa, menos atemorizarla.
- No sé qué quieres decirme – susurró – o quizás quieres que yo te de una explicación, ¿verdad?
- Miley…
- En verdad quieres que te diga que sucedió, ¿no? ¿Quieres escucharlo de mi propia boca? Puedo hacerlo…
- No es eso…
- ¿Entonces, qué es lo que quieres?- dijo ella exasperada.
- Quiero que me perdones… - Miley estaba tan sorprendida de lo que escuchaba, que dejó la boca un segundo abierta – Sé que no lo merezco... pero de verdad… no quise…
- ¿Matarme?
- ¡No! – dijo elevando la voz – te juro que no… no quise, ni siquiera… Si, puedo aceptar que estaba molesto, tenía la cabeza llena de…
- Malas interpretaciones… - dijo ella - creíste lo que los demás te dijeron y nunca, nunca me diste la oportunidad de darte mi versión…
- Lo siento… - se sentó – te juro que en verdad preferiría que me gritaras, que me dijeras que en verdad soy un monstruo, que siempre tuviste razón, que todo lo que creíste desde siempre es cierto… no soporto verte así, tan calmada… sabiendo que yo…
- No malinterpretes mi calma… - dijo en un tono grave, pero sereno – solo estoy tratando de no ser como tu… – él bajó la cabeza, pero luego la levantó. Sabía que si estaba allí, y quería volver, debería soportar todo lo que ella tuviera para decirle; y no tenia derecho a reprocharle nada. Miley tomó aire y continuó - Fue horrible todo lo que pasó… cuando ver a Liam, y tener que escuchar las cosas terribles que me dijo, en frente de todos esos desconocidos. Me sentí humillada, por ese hombre que una vez quise. Y luego… llego aquí deseando…- lo miró – encontrarte para decirte que por fin… - sus ojos se llenaron de lágrimas – mis padres iban a estar bien… y tu… - La miró a los ojos. "Mi pequeña… con qué ganas te daría un beso, y te abrazaría… quisiera hacerte olvidar todo…" Se acercó hacia la butaca, y se arrodilló, ella se tensó, pero no se alejó.
- Quisiera golpearme a mi mismo… nunca… no sé por qué reaccioné así… solo quiero que me perdones… que nunca sería capaz de lastimarte… ¡perdí completamente la razón! No sabía qué estaba haciendo… - Trató de tomarle las manos, pero ella lo evitó.
- Claro que lo sabías… Tu siempre dijiste que si yo te ponía los cuernos…
- …Te dejaría marcas… -ella asintió y sus lágrimas cayeron – Pero te juro que eran palabras vacías… nunca fue mi intención… no sé… sé que no tengo explicación para darte... no puedo… - No podía decirle que la amaba. No podía exponerse ante ella. A pesar del fuerte sentimiento que sentía por ella, aun temía el dolor de ser rechazado. pensaba que si le hacía conocer sus verdaderas intenciones para con ella, aparecería esa Miley de la escuela, hiriente, y lo humillaría con burlas, menospreciándolo, y arrojándolo nuevamente al pozo donde lo enterró, cuando logró separarlo de sus amigos - solo quiero que… te juro, te prometo que no volveré a hacerlo.
- Seguro que no… -dijo ella levantándose – porque quiero que estés bien seguro que la próxima vez, no voy a ser tan pasiva… - Nick asintió - no voy a tolerar nuevamente ese tipo de arranques…
- Solo quiero que me perdones…
- No creo poder hacerlo ahora, Nick… no cuando ha pasado tan poco tiempo.
- Entiendo…
- No… no lo entiendes… no sabes lo que se siente, ser inocente, y sentir esas manos cargadas de odio, apretar tu cuello... – Nick quería volverse sordo, no escuchar lo que Miley le decía, con esa voz acongojada, y ahogando sollozos - sentirme impotente, porque a pesar de que no había hecho nada, tu no me creías… nunca ibas a creerme… y luego, cuando no podía respirar, rogar a todos los magos, que por favor fuera rápido… que acabaras de matarme de una vez, porque esa agonía de morir en manos de… - iba a delatarse si seguía… se calló.
- ¡Lo siento! – gritó - no sabes… Si pudiera retrocedería el tiempo, con tal de no volver a ver tus ojos… tu cara… verte allí, pensar que… ¡perdóname! Nunca mas volverás a tener de mi parte un trato como el de antes… nunca mas, volveré a hacerte sentir humillaciones…
- Como te dije… no quiero promesas Nick – Dijo firme – No voy a ser la misma tonta que por sus padres se calla y acepta todo. Estoy en una situación muy difícil… estoy obligada a cumplir un matrimonio, y vivir en esta casa contigo… y tengo miedo de que tu…
- Ya te he dicho que jamás volverá a pasar… y está bien, no me creas, pero solo el tiempo te hará entender que lo que digo es cierto.
- ¿Por qué yo debo creerte? Nick, fui yo la que sin tener culpa, fui castigada de la peor manera… solo porque las circunstancias me acusaban, tu no creíste en mi palabra… ¿por qué tengo que creer en la tuya? – dijo levantando la voz- ¡Tu me hiciste esto! – le mostró las apenas visibles marcas del cuello. Nick desvío la mirada rápidamente – Como te dije, voy a cumplir el contrato… pero no puedo confiar mas en lo que puedas llegar a prometer… aunque de una vez te lo digo, ¡ya no voy a ser la tonta que por sus padres se aguanta tus arranques de pendejo malcriado, egoísta y egocéntrico! – él la miro sorprendido y apabullado por las palabras de su mujer - Si bien eres el dueño de esta casa, y en los papeles eres mi esposo, no eres mi dueño y no tengo por qué hacer tu voluntad… - sentenció.
- Está bien… - dijo alejándose y tomando sus cosas – yo, me voy a Paris…
- Me imagino que te llevaras compañía ¿no? – dijo dolida.
- No… voy solo…
- ¿Que pasara con la fiesta de Navidad? – él arqueó una ceja – si no te acuerdas, Bradsford dijo que era tu turno para organizarla… - lo miró – ¿estarás para esas fechas en Londres?
- Solo me voy una semana… - dijo – si… pero creo…
- Vamos, tu siempre me has dicho que en este mundo, el de Nick Jonas muggle, tenemos que saber interpretar nuestros papeles… - Nick se sonrojó - Yo sabré interpretar el mío, si tu logras hacerlo mismo.
- Como tú quieras…
- Hablaré con Paul - se levantó de su asiento – y tomó las bolsas – Creo que ya es hora de empezar a redecorar la casa – él asintió – y creo que él no pondrá objeción en ayudarme a organizar el evento.
- Bien...
- Pídele a tu secretaria que por favor, si no está ocupada con su trabajo en la empresa, puede mandar a imprimir las invitaciones, y las reparta entre todos tus contactos… y envíales también una a mis hermanos, a Luna y Neville… se que querrán pasar las fiestas en familia, pero debemos al menos tener la deferencia de invitarlos.
- Como gustes… Pero yo me voy esta noche, así que le hablaré a Jane para que se contacte contigo, así arreglan mejor el asunto… - Nick tomó su abrigo, guardó su identificación y los documentos en su portafolio y salió hacia la sala. Frente a la puerta de la biblioteca estaba un nervioso Dobby.
- Amo…
- Tranquilo Dobby – dijo Miley – puedes retirarte a la cocina…
- ¿El señor se queda?
- No – dijo ella.
- Arregla mi cuarto para dentro de una semana Dobby – dijo él. Miley lo miró tratando de contener la estúpida sonrisa que amenazaba con aparecer en su cara – cuando vuelva de Paris regresaré a mi casa, si no te importa.
- Es tu casa… - solo pudo decir.
- Si… bien… adiós – Se iba. Ella tímidamente lo seguía dos pasos detrás.
- ¿No viniste por la red flu? – dijo, tratando de atrasar la despedida.
- No. – dijo algo atontado por la cercanía y el perfume a jazmines que emanaba el cuerpo de Miley.
- Entonces… tú puedes aparecerte desde aquí…
- No, vine en auto.
- Pero… -dijo extrañada – no está en la entrada.
- No lo dejé en la entrada – salió rápido a la puerta seguido de Miley. Se fijó en el Audi – es ese, el que esta estacionado en la calle…
- ¿Qué pasó con el…
- Tuve un accidente… - Miley se puso pálida.
- Cómo…
- Me revente en la autopista, hace unos días… nada del otro mundo – Ella tembló.
- Pero no te lastimaste ¿no? – El la miró a los ojos y sonrió, con la misma sensualidad que lo hiciera después de su viaje al Caribe, cuando entró a su cuarto y… suspiró, al mismo tiempo que su estómago se contrajo y su corazón palpitó con fuerzas. Miley hubiera querido en ese instante que su esposo la aprisionara contra la puerta y con la furia y la lujuria con la que la tomaba en las noches previas a la tragedia, la besara… Estaba segura que si su deseo se volvía realidad, ella no pondría objeciones en aceptar todo lo que viniera después.
- como ves hierba mala nunca muere…
- Eh…
- Hasta dentro de una semana entonces – Ella se quedó en la puerta, observando como entraba en ese pequeño habitáculo, se colocaba sus anteojos se sol, ponía en marcha su nuevo coche y desaparecía por la esquina. Una semana… Cuando cerró la puerta, quedó apoyada en ella. Suspiró. Tendría demasiado que hacer, y solo tenía una semana… Pero sonrió. En una semana él volvería, y quizás… sacudió su cabeza. Decidió llamar a Paul. La decoración de la casa, le llevaría todo su tiempo libre, y en consecuencia, y con un poco de suerte, esa semana pasaría lo más rápido posible.
Los trabajos en la casa la entretuvieron bastante. La diversión era diaria, porque Paul era tan entusiasta cuando trabajaba, que el ambiente era de total jovialidad. Demi se pasaba por los mediodías, para almorzar con ella, y dar una opinión ante determinados temas como, cortinas, tapizados para los muebles que pudieran rescatar, y la colocación de los nuevos. La sala estaba completamente cambiada cuando la terminaron. Las alfombras fueron sustituídas por unas de color bordó, que combinaban con los muebles de roble, y con otros que habían logrado restaurar, propiedad de los Black. Las paredes habían sido pintadas en colores crudo, y las terminaciones en dorado. Toda la estancia estaba completamente iluminada, ya sea por la luz solar que entraba por las inmensas ventanas que daban al jardín, o por la gran cantidad de lámparas de cristal que habían reemplazado las viejas lámparas de gas. Las paredes fueron vestidas con cuadros de naturaleza, con predominio de colores calidos. En algunos rincones habían puesto estratégicamente, mesas redondas, vestidas con delicados manteles de raso en color dorado, donde descansaban finos floreros, siempre con rosas de color amarillo o bermellón. Hubo partes de la casa que no se tocaron, como la biblioteca, en cuyo cambio debía opinar Nick, pues era su lugar de trabajo. Los cuadros de los padres y el padrino del dueño de casa, fueron iluminados por pequeñas lámparas, haciéndolos mas protagonistas de la inmensa pared de color crudo, y ese fondo claro, resaltaba la belleza de los retratados. El cuarto de Miley también fue restaurado. Quería todo blanco… toda luz, nada de oscuridad. Los muebles fueron cambiados por unos blancos, y el antiguo y roído papel tapiz, fue reemplazado por uno de color champagne. La banqueta cerca de la ventana fue reemplazada por un baúl que hacia las veces de asiento. La cama fue elegida especialmente por Demi. Era adoselada de color bronce, y las cortinas eran de gasa… Cuando terminaron de trabajar en ella, la habitación parecida fresca, y alegre. A Miley le encantó el resultado final.
Era viernes, faltaban escasos cinco días para la fiesta de Navidad, y aunque ya tenían contratado el servicio de comida, y las invitaciones habían sido enviadas, y los regalos y souvenirs que los comensales se llevaran, estaban perfectamente empaquetados, aun no se ponían de acuerdo con el decorado del inmenso salón de baile que se encontraba en un ala de la casa. Sentados en la nueva alfombra de color bordó, estaba una castaña histérica, y un joven risueño, mirando catálogos de decoración. Era un viernes ya había pasado la hora de cenar… restos de pizza y unas cuantas cervezas de manteca terminaban la decoración.
- ¡Ay! – dijo Miley en un suspiro – No se por qué esto resulta tan… ¡exasperante! – Paul, mordió una porción de pizza y casi la escupe de la risa.
- Niña… ¿nunca pasaste de normalita verdad?
- Perdón – dijo tirandole una servilleta – ¿qué significa eso de normalita?
- Bueno – tragó con dificultad – es que… estas fiestas tendrían que vetarse a niñas tan simples como tu.
- Perdón señor de alta sociedad… - dijo con sarcasmo - si no supiera que estas diciéndolo en broma, ¡te mandaría mi mejor hechizo!
- ¿Cual?
- El mocomurcielago… - risas- Aunque la verdad, tienes razón… Soy un desastre. No sirvo para esto.
- No te desanimes – dijo Paul tomándole la mano. Miley le devolvió el gesto – es normal… ¿Cómo celebraban las Navidades en tu casa? – Miley sonrió con melancolía.
- Bien… Mi madre se levantaba bien temprano para empezar a cocinar… le encantaba hacer un montón de comida para que todos estuviéramos contentos. – rió – mis hermanos son de buen comer…
- ¿Buenos tragones? – risas. Miley asintió.
- Mi padre era el segundo que se levantaba. El acomodaba los muebles porque con once personas, más los que llegaran de improvisto… la cocina de mi casa era demasiado pequeña, y teníamos que apiñarnos como pudiéramos. Luego bajaban mis hermanos, que se la pasaban preguntando que había de comer en vez de ofrecerse para una tarea… aunque ellos tenían sus quehaceres repartidos. Fred y George, se ocupaban de desnogmizar el jardín, para poder juntar las verduras del banquete. Joe acomodaba todos los cubiertos y platos en la mesa… además de buscar la leña para mantener el ambiente caliente. Bill y Charlie, siempre tenían que salir a realizar una compra de ultima hora… y yo – suspiró – me encargaba de decorar la sala y el árbol con cuanta porquería encontraba en la casa – sonrió – Era complicado ser mujer en un hogar lleno de varones. Mi hermano Percy… - calló un segundo – bueno, él se encargaba de leernos todas las reglas de la etiqueta, hasta que uno de los gemelos trataba de ponerle una bengala en el pantalón para callarlo…. Esas eran las fiestas en casa. – lo miró
- Faltan dos…
- Nosotros éramos nueve de familia…
- Pero tu dijiste que usualmente eran once… tu solo describiste las actividades de nueve… ¿que hacían los otros dos? ¿Eran de la familia?
- Algo así… - dijo en un susurro- Demi, mi amiga, y novia de mi hermano, ayudaba a mamá en la cocina, aunque en verdad quería aprender… le tocó el mas comilón de mis hermanos. y Nick…
- ¿Nick Jonas , el multimillonario? – dijo algo contrariado. Ella asintió- Pero me describes una escena demasiado humilde… bueno, Nick Jonas ha sido siempre un modelo de alta sociedad que difícilmente podría adaptarse a una situación tan… hogareña – Miley rió.
- Nick no era así. Sólo cambió cuando… – se calló nuevamente – Nick era un muchacho tranquilo, simple… observador. Había crecido en una casa desprovisto de calor de hogar, de amor… nadie de su familia de sangre lo quería. El siempre ansiaba llegar a mi casa. Decía que entre esas humildes paredes se sentía en familia, y no sabes lo feliz que era cuando llegaba la Navidad. Le fascinaba conocer los aspectos que le fueron negados… las bromas, las canciones navideñas, el gran banquete, el compartir con los que mas quieres, el repartir y recibir regalos de la gente a la que le importas… - suspiró, al darse cuanta que estúpida había sido. Nunca se había detenido a observar a Nick, y lo feliz que era en su casa. Y ella había sido tan egoísta coartándole lo único que él mas quería. Otro suspiro la volvió a la realidad - Le encantaba jugar al Quidditch en el huerto con mis hermanos… ¡y no había oportunidad en donde no usara los suéters característicos Cyrus !, hechos con amor por mi mamá. – Rió – ¡todos, mis hermanos y yo, odiábamos esos suéters! Solo él le daba la importancia que se merecían… porque entendía que mi madre los hacia con amor. Había dos cosas que Nick deseaba que le regalaran: Los suéters en Navidad, y los huevos de pascua que hacía mi madre en semana santa…
- Me describes algo que no puedo creer… ese que describes es alguien que no tiene nada que ver con el imponente hombre que es Nick Jonas . Ese Nick que describes…
- Murió… - dijo una voz grave volviéndolos a la realidad. Miley miró hacia la puerta, lo vió, y faltando poco para que babeara, cerró la boca; Nick estaba vestido de jeans ajustados de color negro, y campera de cuero, se quitó los guantes del mismo material que el abrigo, mirándolos fijamente. Paul, se puso rojo, y trató de levantarse, pero Nick le pidió que se quedara sentado. Se quitó la campera, mostrando un ajustado suéter cuello alto negro, que hacía resaltar su piel blanca, y se sentó en la alfombra. Sorprendiéndolos aun mas, tomó una porción de pizza y comenzó a devorarla – disculpen… la comida del avión es asquerosa – los miró – ¡Dobby! – el elfo apareció con una sonrisa.
- ¡Amo! ¡Bienvenido! ¡Es una inmensa alegría volver a servirlo, señor!
- Gracias Dobby… Yo también me alegro de volver… - La miró fugazmente y luego miró al elfo- ¿puedes traerme una cerveza por favor? – el elfo desapareció y se la trajo. La abrió con los dientes, y tomó un sorbo – ¿qué hacían?
- Eh… - dijo Paul, completamente asombrado por lo que acababa de ver.
- Estábamos tratando de ver como decoraremos el salón de baile… - Nick la miró. La voz de Miley había sonado débil y temblorosa. – Estos son algunos bosquejos que teníamos… - le mostró unos dibujos. Nick los tomó y los miró. Luego de un instante levantó la mirada.
- Si – dijo entusiasmado Paul - Y Miley me estaba diciendo que estaba realmente agobiada por todo este trabajo.
- Hazlo tú, entonces. – dijo dándole otro mordisco a la pizza.
- Yo quiero hacerlo… - exclamó Miley.
- Entonces…
- Solo que no estoy acostumbrada a hacer este tipo de eventos – Nick sonrió con ternura. Miley se puso roja – Ya sabes yo estoy acostumbrada a algo mas familiar, nada ostentoso.
- Si –dijo sonriendo – Tu te encargabas de apabullar la sala de casa, con cuanto cosa de papel cayera en tus manos… y luego te encargabas de poner aquel gnomo horrible que disfrazara Fred, en la punta del árbol…
- Si, ella me estaba contando las fiestas en su casa…
- La madriguera – dijo suspirando y acomodando su espalda en el sofá – Si, eran impresionantes… - Miley abrió los ojos – Mas cuando Joe … - se detuvo unos instantes, y luego bebió otro poco de cerveza.
- Eh… no sé… me parece que todo es demasiado… que quizás si fuera algo mas simple seria más bonito. De todas maneras, el objetivo es festejar la Navidad y no ver que tan lindo está el salón…
- ¡Que ingenua eres castaña! – dijo Paul.
- Ella no es ingenua. – dijo Nick enérgico – Solo no entiende qué clase de gente es la que frecuento. Sólo conoce a un par de ellos…
- Pero…
- Ellos son lo peor de la sociedad… creen que con el vestido y las joyas son lo mejor, aunque como personas son mierda. Tratan a los demás como basura, y quizás los demás son mejores que ellos. Se que no eres así, Miley – la miró fijamente, y Miley volvió a sonrojarse – Pero ya habíamos hablado acerca de las apariencias, y el saber interpretar roles en esta sociedad.
- Si, entiendo – dijo apagada.
- Ayúdala con lo del salón, Paul… -dijo levantándose – me voy a dormir… el viaje me ha agotado. – miró al decorador – Trata de absorber tu todo el trabajo. Faltan cinco días y no está nada hecho… suelo pedir que todo esté en orden, diez días antes del evento – Paul se puso rojo – Pero puedo dejarlo pasar por ahora - luego miró a Miley – y tu, me imagino que con la preocupación del salón, aun no has escogido el vestido que te vas a poner – Miley se puso blanca de repente – te sugiero que te apresures… - iba rumbo a la escalera. – Paul – Este lo miró – Gasa color marfil y dorado… creo que será estupenda esa combinación… los centros de mesa que tengan mucho verde, con flores amarillas... pueden ser orquídeas... y no te olvides de poner jazmines… son las favoritas de mi mujer. Quiero todo estupendamente ornamentado… utiliza los mejores materiales… no se dirá en este mundo que la esposa de Nick Jonas no sabe organizar un evento de alto nivel – y subió rápidamente dejando a los dos pasmados.
- No se tu, pero si yo fuera la prometida de ese bombón, ya estaría ayudándolo a desvestirse – Miley se ruborizó ante la risa de Paul.
- Que estupideces dices…
- Vamos… eres su novia, vives en su casa… no me digas que usan cuartos…
- Cállate…
- Así y todo, aun sabiendo que es una persona algo seria… y fría - suspiró – no puede negarse que tiene unas buenas ideas… - se levantó y fue a buscar su abrigo – debo irme, trataré de pensar en gasa marfil y dorado… - sonrió – mañana comenzaré a hacer los primeros bosquejos… y para pasado mañana estará todo listo – le dio un beso en la frente – adiós castaña , y por favor… trata de buscar un vestido bonito y sexy… tienes un cuerpo precioso y una carita tan angelical… demuéstrales a todas esas viejas gordas que eres una inyección de aire puro y fresco en esta sociedad llena de hipocresía.
- Hasta mañana Paul… - dijo agobiada.
Los días siguientes fueron de total y completa indiferencia entre ambos. Nick no quería imponerle su presencia. A pesar de que él le habia asegurado que no era necesario que compartieran las comidas, ella se levantaba temprano y desayunaba con él, aunque no cruzaran palabra. El almuerzo cada uno lo tenía en su trabajo, pero la cena era casi un ritual. Miley solo abandonaba el comedor, una vez que Nick se levantara… y él esperaba que ella hiciera el primer movimiento, por lo que la cena se prolongaba bastante. A Nick no le molestaba quedarse ahí, sentado. Solo contar con su presencia, calmaba esas locas y desenfrenadas ideas, que lo asaltaban cada vez que abandonaba el comedor y se iba a su cuarto. Todas las noches luego de su viaje a Paris, lo atacaban las ganas de irrumpir con violencia en su cuarto, como lo hacia antes y dejar que el instinto dominara la situación. Solo lo frenaba una cosa. El temor a que ella lo rechazara. Dos días después de su vuelta a la casa, el diálogo se fue dando paulatinamente. Generalmente, sucedía cuando después de una cena, se sentaban en la sala y tomaban una taza de chocolate. A Nick no le gustaba para nada la bebida. Después de años de aguantar el chocolate para curarse de los ataques de dementores, había llegado a aborrecerlo. Pero sabía que compartir ese absurdo ritual, era adelantar un paso. A veces sonreía con picardía, cuando se llevaba la taza a la boca… "bien Nick, el fin justifica los medios," pensaba, y aguantando el asco, bebía. A Miley le parecía que esos pequeños momentos de paz, eran un intento de él de infundirle confianza. Aunque ya estaba cansada de esperar que Nick se decidiera… No podía mentirse. A pesar de cualquier temor que pudiera tener hacia ese hombre, ella quería un acercamiento mas íntimo, más sexual… ya no podía soportar más, y encima su estómago le pedía que dejara de beber chocolate. Era imposible creer que esa bebida ahora le produciera asco; pero parecía que Nick disfrutaba de ese período de aparente calma, y ella si era necesario, se dejaría ahogar en una taza de rebozante chocolate, con tal de observar extasiada, esa sonrisa que él tenía al llevarse la taza a la boca.
Lo que tanto deseaban los dos que sucediera, se cumplió después de una dialogada y pacífica cena, los dos, como todas las noches, decidieron tomar un poco de chocolate caliente en la sala. Habían pasado días, y la ausencia de algún comentario insidioso, o humillante por parte de Nick, la descolocaba. A pesar de que él le prometiera no volver a ser violento de ninguna manera, ella a veces tenía ese resquemor. Tenía que estar así, a la expectativa de un nuevo arranque de furia. Pero a pesar de que esperaba que Nick volviera a ser él de siempre cada día que empezaba, él por el contrario, se mostraba mas amable con ella.
Nick resopló una vez sobre la taza de chocolate caliente. Dentro de tres días sería el día en donde, la sociedad mágica y muggle vería la parodia mas grande del mundo. Dentro de tres días, ellos tendrían que actuar. La miró fugazmente. Ella estaba callada, perdida en sus pensamientos. Esto lo alteró. Ella tenía una mirada tan sensual cuando se desconectaba del mundo. Se preguntó una y mil veces qué pensaba… si añoraba algo de lo que habían perdido después de ese despreciable día. Si la castaña tenía un poco de sangre caliente en sus venas, de seguro. El que era un volcán, estaba cansado de esperar… había vuelto a la casa con el único propósito de mejorar su relación, enmendar al menos en algo lo pasado. Hacerle entender con caricias y besos, que estaba dispuesto a cambiar de actitud con ella. Al menos hasta que el contrato terminara… después, si ella decidía quedarse con él... Sonrió esperanzado. La miró de nuevo. "diablos, solo la miro y estoy que me prendo fuego…"
Miley estaba igual, solo que ella debía fingir… siempre era él quien tomaba la iniciativa. El siempre tenía el poder para comenzar con el ritual del sexo. Lo deseaba tanto. Sentir esa boca ávida de piel, la suya… El solo recordar el recorrido de su lengua por su cuerpo, la hizo estremecer. El trago caliente de chocolate, le quemó la garganta… no hizo mueca alguna, la sola presencia de ese hombre cerca, la hacia sentir en una hoguera… que importancia tenía que un poco de chocolate, le hiciera cosquillas en la garganta… sentirse devorada por Nick, eso era sentir quemazón. Nunca había estado cerca de un volcán, pero estaba completamente segura que estar en los brazos de Nick, era como lanzarse al Vesubio…
- Hace rato que estoy preguntándote una cosa… – ella se sobresaltó al escucharlo. Le miró a los ojos que estaban brillosos. Pensó que los tenía así, por pura diversión. Nunca podría adivinar que el brillo en esos ojos cafes , era de lujuria.
- ¿Que?
- ¿Que te tenia tan distraída?- "tu cuerpo" fue lo mas lógico que podría contestar, pero hacerlo sería soltar al lobo interno de Nick. Bebió un corto trago de chocolate, carraspeó y miró hacia la chimenea.
- Eh… solo estaba preguntándome… si saldrá todo bien en Navidad
- ¿Tienes miedo, de algo en particular?
- No… es solo que tu eres tan meticuloso con esto de aparentar ser perfectos en tu mundo – él se puso serio – disculpa, es que temo que yo no pertenezco a esto como tu…
- Pero está todo bien… - dijo dejando la taza en la mesita. Se acomodó despreocupadamente en la pequeña butaca y pasó su mano por el pelo. Merlín, estaba en posición de ataque. Miley sabía que significaba esa pose… y sabía que venía después, esto la hizo comenzar a respirar entrecortadamente. – digo, ¿ya tienes todo arreglado no?
- Si…
- ¿Tienes el vestido que te pondrás?
- Eh… si, no es nada del otro mundo
- ¿De qué color es?
- Verde… es de raso, verde esmeralda…
- Bien – dijo él – ¿Cómo te peinarás?
- ¿Qué?
- Que como peinaras tu pelo… – dijo levantándose y sentándose en el sofá. Ella dejó la taza en la mesa, porque ese simple movimiento provocó que sus dedos temblaran, y que la taza tintineara en el plato. – es importante saberlo – se acercó mas. Miley tembló – digo… – tomó un mechón de su pelo – Un peinado inapropiado, puede resultar desastroso socialmente, aunque se tenga un vestido perfecto… - se acercó mas, casi no dejando espacio entre ellos – creo que deberías recogerte el pelo… - y en un instante tomó todo el cabello con una mano, haciendo una coleta – ves, te quedaría perfecto… ¿sabes por qué? – dijo acercando su boca peligrosamente. A esta altura, Miley estaba quieta, tensa, pero el corazón le latía con fuerza - porque así, puedes descubrir tu cuello…- ese comentario, podría haber sonado como una sirena de alarma en la cabeza de Miley, pero Nick con ese sencillo movimiento, la había excitado demasiado, como para poner distancia entre ellos. ¿Cómo lograr separarse de algo a lo que deseas unirte con todo tu ser?
- Nick…- pudo decir - no… - él le acarició el labio.
- Shhh - se acercó – sólo te estoy dando mi opinión – sus labios rozaban la blanca piel de su garganta, haciendo erizar toda la zona. En ese instante, la tomó del mentón, y sin más, buscó con su boca la de Miley, para luego soltar la cascada castaña que se deslizó por su espalda, y sus manos desesperadas, descendieron hasta las caderas femeninas. Miley se sintió apresada contra ese cuerpo tan viril. La fuerza sexual, que podría haber muerto esa fatídica noche de violencia, se encendió repentinamente en sus cuerpos. Miley abrió la boca ante la insistente exploración de la lengua de Nick, mientras su cuerpo se adhería al de él aun más, si se podía. Un ardor que sólo había experimentado con Nick, le quemaba el abdomen, y se expandía hacia los muslos a medida que las manos de Nick la acariciaban y la acercaban a su cuerpo con mayor intimidad. Fue cuando Nick gimió, completamente extasiado, que el temor y el pánico se adueñaron de Miley. Sintió sus manos subir lentamente y posarse en su garganta. Y recordó todo… esa noche, el odio en sus ojos cafes , la violencia. Su cuerpo se tenso al recordar la fuerza y la violencia con que le apretaba el cuello. Y sintió que como aquella noche, si Nick querría lastimarla ella no podría detenerlo. Nick en cambio, se sentía eufórico. Sentía que tenía el completo control del cuerpo de su mujer. Ya no la retenía con firmeza, sus dedos deseosos de sentir la calidez de esa suave y tersa piel, parecían alargarse para poder cubrir toda la extensión de su cuerpo. Ella reaccionaba a cada una de sus caricias de la manera en que él deseaba, y era esa salvaje reacción la que lo excitaba y asustaba a la vez. Sorpresivamente, ella se separó de su cuerpo y lo empujó. La miró a los ojos, que le devolvían una mirada de terror, a la vez que se tomaba la garganta, ese lugar que a él le encantaba besar, y en donde instantes previos había posado sus manos… y entendió todo. A Pesar de responder a cada una de sus caricias, ella tenía miedo… miedo de todo lo que él quería olvidar de esa noche, volviera a surgir, y eso le dolió más que cualquier rechazo. El temor en sus ojos… la misma expresión en su mirada que la de esa noche, sus ojos llorosos, y esa expresión… esa pregunta flotando… "por que, Nick, Por que?" Miley salió corriendo y subió la escalera. Tenía que poner distancia. Al llegar al piso superior, sintió que le faltaba el aire. Tenía deseos de llorar. No sabía qué hacer… se sentía tan aturdida. Tenía esa mezcla de sentimientos… por un lado deseaba que todo se retrotrajera a noches anteriores, donde todo era lujuria, pasión, deseo… y por algunos instantes fantasear con sentirse amada, y amar. Pero existía esa sombra, esa que la hacía temer de cada uno de los movimientos de Nick. No supo en que instante, mas silencioso que un gato en la noche, Nick llegó hasta donde se encontraba, y la tomó por los hombros.El contacto la sobresaltó. El la hizo girar para mirarla a los ojos. Ella levantó la mirada, y se perdió en la calidez y paz que irradiaban sus hermosos ojos cafes .
- Nick… - dijo otra vez y su voz, estuvo a punto de traicionarla. Se sentía débil y vulnerable ante esos ojos. Nick intuía que ella tenía ese debate interno. La pasión y el temor podían vislumbrarse solo al ver esos ojos azules .Entonces decidió que él tenía que hacer que la pasión le ganara al temor y sin decir nada, y sin dejarla decir nada, la besó, lentamente, y en un solo movimiento la cargó en sus brazos y la apretó contra su pecho. Y lentamente, comenzó a caminar por el pasillo de la planta alta.Miley supo entonces que cualquier intento de escapar era una locura. Primero porque estaba segura que Nick haría lo imposible porque eso no pasara, y segundo, pero mas importante, porque ella no quería hacerlo. Era imposible escapar al magnetismo que la atraía a ese hombre. Solo pudo hundir su cabeza contra su pecho y dedicarse embriagarse con ese perfume tan masculino que la volvía loca. Nick llegó al final del pasillo. Miley sabía perfectamente que se encontraba en la puerta de su habitación. Con un pie la abrió de golpe. Luego en la oscuridad, solo iluminada la estancia por la luz de la luna, sintió que la depositaba con suavidad en la cama.Miley lo miró. Sus facciones se veían mas salvajes y mas sensuales plateadas por la luz de la ventana. Y supo que esa mirada le decía que Nick no la iba a dejar escapar. Lo observó quitarse el suéter y la remera, quedando con el torso desnudo. No pudo resistir la tentación y apoyándose en uno de sus codos, se incorporó a medias y con la mano libre, acaricio lentamente el pecho lampiño y masculino… Nick se estremeció. Con una mano encerró la mano que se movía como una serpiente, sensual y peligrosamente y la hizo girar dejándola de costado.Luego se recostó a su lado presionando su cuerpo contra el de ella.Cuando Miley sintió el contacto tan cercano con ese cuerpo masculino, su respiración se aceleró. Sabía qué sucedería, y también estaba segura que si ella lo detenía, o decía "no", él la respetaría… pero el gran problema era que ella moriría, antes de que esa palabra saliera de su boca; ella también quería que lo que iba a pasar, pasara; por voluntad propia, no una imposición escrita en un maldito contrato. Era lo que mas deseaba en este mundo. A pesar de los temores, a pesar de lo pasado. Nada podía hacerla desistir. Ella quería ser su mujer. Solo suya… y deseaba en esos momentos que la posesión fuera reciproca. Que él fuera sólo para ella. Sus ojos le picaron con ganas de llorar… fue cuando Nick la aprisionó más a su cuerpo, y el llanto fue derrotado por una inmensa sensación de placidez.Estaban así, frente a frente, compartiendo ese momento tan íntimo. Nick ya no ejercía tanta presión, sus manos eran como de seda, acariciando suavemente los brazos de Miley. Se encontraban con sus rostros a escasos centímetros de distancia. Ella podía sentir la cálida respiración de Nick en sus labios.– Nick – repitió, perdida en sus ojos. Cuando sintió los dedos de Nick recorrer las líneas de su cara, bajar por las mejillas hasta la mandíbula, un temblor de placer le surco la espalda.Y Nick sabía que esa noche, al igual que todas las noches en las que sucumbía a sus caricias, ella no lo abandonaría.Su mano derecha tomó un mechón de su larga cabellera, mientras la izquierda, acariciaba su espalda y sus hombros.Sin poder resistirse, se movió para quedar sobre la joven y acomodó su cuerpo, para no apretarla. La besó con premura, sus lenguas se acariciaron, y Nick gimió suavemente. Su mano se deslizó a su garganta. Miley se tensó nuevamente… El levantó la cara para mirarla.
- Miley – dijo, y bajó sus labios a esa parte del cuello que adoraba besar, y que días antes habia tratado con total desprecio - ¿Por qué saliste corriendo?
- Tenía miedo… - él, que besaba con ternura el mentón, tratando de infundirle confianza, levantó la cara y la miró. Ella tenía los ojos vidriosos, a punto de llorar – no quiero que me lastimes… -el sintió una punzada en el pecho, remordimiento, dolor, angustia… ella le temía… pero no podía dejar que ella sintiera mas eso por él… haría todo lo posible porque ella cambiara el horrible concepto que tenía desde esa noche. La besó nuevamente, esta vez con ternura, y sus labios bajaron hasta su cuello. Ella, a pesar del temor, arqueó su cuerpo y movió la cabeza de tal forma que su cuello quedaba expuesto a Nick. El totalmente excitado por el movimiento, se dedicó a besar, lamer, y dar pequeñosmordiscos, que hacían a Miley estremecerse de pies a cabeza.
- Te juro, que jamás volveré a tratarte como lo hice, pequeña… - su lengua recorrió la base del cuello hasta el mentón, fundiéndose en un beso – te juro que jamás volveré a lastimarte... me mataré a mí mismo si alguna vez... – ella no dejó que terminara, y lo beso, hundiendo furiosamente su lengua en la boca de su amante. Nick, totalmente excitado, se levantó para quitarse la ropa. Miley se incorporó, y alzó los brazos para que Nick le quitara la remera. Luego el sostén caería, al lado de la cama. Ahí estaba ella sentada y él arrodillado contemplándola, con esa mirada oscura, penetrante, que la hacía endurecer sus pezones de placer. – diablos… eres realmente hermosa… - susurró. Ella sonrió tímidamente, mientras su mano no pudo resistir la tentación de acariciar otra vez sus marcados abdominales. No supo en qué momento Nick se deshizo de la poca ropa que les quedaba por quitar, y se recostó a su lado. Sus manos cubrieron de caricias sus pechos. Miley emitió un suave gemido, y una sonrisa le iluminó el rostro. Y cuando la punta de los dedos masculinos rozaron los rígidos pezones, el placer se intensificó, haciendo que su sangre hiciera ebullición en sus venas. Nick se inclinó y comenzó a besar esa parte de su cuerpo, primero con delicadeza, y luego con desesperación… su lengua comenzó un recorrido sabiendo que a ella le encantaba, lento, suave, desesperante, hacia su parte mas sensible; sus dedos, se ocupaban de lo que antes se ocupara su boca, tratando de hacer que ella estalle, no necesitaba mucho trabajo… Miley encerró entre sus manos la cabeza de Nick, mientras sacudía levemente su cuerpo…
- Nick… - alcanzó a balbucear cuando el intensificó las caricias en esa zona. Sentía esa sensación de calor, que desprendía su cuerpo… cuando él la excitaba completamente. Sintió que la excitación de Nick estaba a tono con ella… no podía esperar más, pero a pesar de que en su mente le pedía a gritos que terminara con esa tortura, su boca no podía articular palabra. Nick era así… como una tormenta en el desierto; caliente, arrollador, capaz de dejarte ciega, sorda y muda, y con esa sensación de asfixia… Fue cuando él se incorporó. Todo su cuerpo estaba caliente… besó el abdomen de Miley con desesperación mientras se acomodaba entre sus piernas. La miró a los ojos de una manera que Miley nunca había visto. Sus ojos estaban oscuros… las pupilas dilatadas, y el deseo se le notaba en cada poro de la piel.
- No puedo esperar mas… - sólo pudo decir, mientras su boca se unió a la de Miley, y con un leve movimiento la penetró. En unos cuantos segundos, encontraron el ritmo. Era en ese momento, en que esa barrera de odios y resquemores, dejaba de existir para ambos. Era sorprendente la sincronización que tenían sus cuerpos, desesperados por llegar al éxtasis… Miley no podía entender como ese hombre, que en ese momento le provocaba tan inmenso placer fuera, aquel que la lastimara. No entendía por qué Nick no podía ser así siempre… tierno, cariñoso apasionado. La confundía esa sensación de ser devorada por su pasión cuando él la hacía suya. Cada movimiento eraacompañado por un beso, una caricia, y momentos antes de que todo concluyera con el más maravilloso orgasmo, se miraron a los ojos. Los ojos de Nick eran lagos profundos y mansos… a pesar de lo frenético de sus embestidas, podía vislumbrarse en esos ojos, el más infinito placer. Placer que solo esa pequeña mujer, en cuyos ojos azules podía vislumbrarse fuego, pasión, y frenesí, le hacía sentir.Miley se sintió encandilada por su mirada. Creía sentir la misma fascinación que sentían los animales ante la luz, momentos antes de ser cazados… No era demasiado loca esa imágen… esa noche se sentía la presa… una presa dispuesta a ser devorada por su cazador. Los movimientos era cada vez más rápidos. El gemido intenso de Nick hizo que ella llegara al orgasmo junto a él. Nick dejó caer su cabeza exhausto en el hombro de Miley. Sus respiraciones parecían no querer serenarse. Acabar dentro de ella era comparable únicamente con zambullirse en un cálido mar, una noche de luna… hundirse en el mar de la dicha absoluta. Después de unos instantes, Nick se recostó a su lado y la atrajo con fuerza hacia su cuerpo. Ninguno de los dos habló. Nick se acomodó de tal manera que sus labios rozaban la húmeda cabellera de su mujer, mientras se regocijaba de la maravillosa experiencia que acababan de tener. Cerró los ojos, con la satisfacción del deber cumplido… ese día se había levantadocon el firme propósito de seducirla… le lastimaba el alma la abstinencia de ese pequeño y delgado cuerpo, que ahora se acurrucaba, con vergüenza, buscando la sábana. Pero lo que acababa de experimentar era algo más.Sabía que todo su ser la amaba. Pero trataba en lo posible de que eso no se notara cada vez que se entregaban a la pasión... en ese aspecto, esa noche, había fallado estrepitosamente. Sonrió, mientras miraba de reojo el rostro colorado de Miley quien trataba de no mirarlo. Ella tenía siempre esa actitud. Y eso lo volvía loco. Esa mujer podía entregarse al sexo salvajemente, pero luego se mostraba tímida y perturbada. La abrazó… esperaría que se durmiera y luego se iría a su cuarto. No iba a cambiar su forma de pensar en ese sentido. Quedarse estaba prohibido.
Miley deslizó la sábana hasta su cuello. Tenía la presión de Nick, y aun podía sentir que parte del cuerpo masculino, palpitaba, contra su cadera. Tuvo ganas de llorar. Quería preguntarle que iba a pasar a partir de esa noche, si algo cambiaba o todo seguía igual… pero el brazo de Nick la hizo olvidar todas y cada una de las cavilaciones… se dejó abrazar, y se relajó. Lo pasado momentos antes, la había dejado exhausta y complacida. Hacer el amor de esa manera tan intensa era algo que experimentaba por primera vez… sintió que lo experimentado en brazos de Nick, no fue solo un intercambio sexual, sino una especie de fusión no solo de cuerpos sino también de almas…cerró los ojos cuando este ultimo pensamiento se coló por su cabeza. Si no lo hacía, las lágrimas surcarían su rostro y eso la delataría. Porque en realidad no era solo un pensamiento... era un deseo, deseo que sintió y pidió cuando vió esa mirada tan profunda y calma, en los últimos instantes…Se acurrucó al cuerpo cálido que descansaba a su lado. No era momento de pensar… solo quería quedarse así, disfrutando los últimos instantes de ese cuerpo… sabía que al despertar él no estaría a su lado. Nick la abrazó más. El sueño le fue ganando lentamente, y mientras sus parpados caían como pesadas cortinas, se convenció que a partir de mañana tendría tiempo de plantearse como seguiría su vida…

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