¿Condenada al paraíso? Si, ese
podría ser el titulo de la fantasiosa vida que llevaba después de esa noche. Y
si bien trataba por todos los medios de no parecer tan condenadamente
lujuriosa, Nick le hacía despertar sus bajos instintos, cada noche después de
la "reconciliación". Sentada frente a su tocador, y mientras le daba
los últimos toques a su maquillaje, no podía dejar de recordar todas y cada una
de las noches que viviera en el edén, las veces que Nick irrumpía en su cuarto.
Se convenció que debía dejar de divagar, porque en cualquier momento iba a
meterse el delineador en el ojo… sonrió. Nick siempre la dejaba en ese estado
de completa ensoñación y éxtasis.
Suspiró. Esa era su noche, la
prueba de fuego. Era la noche de Navidad, y tendría alrededor de doscientas
personas en su casa… Sonrió al recordar lo tonta que fue al pensar que todos
iban a estar apiñados. A pesar de que el salón de baile era grande, era casi
absolutamente imposible que tantas personas entraran en ese lugar. Claro, que
había olvidado por completo que Paul era mago, y que gracias a un objeto
alargado y de madera, que tenía el nombre de "varita", se podría
realizar un hechizo y agrandar el lugar a gusto y placer… Rió. Esas habían sido
las palabras exactas que utilizara Paul, cuando hizo la estúpida pregunta.
Estaba contenta de tener un amigo, que además de serlo, fuera decorador y que
le ayudara en eso de "aparentar" en la alta sociedad. Paul poseía un
exquisito gusto por la ropa de diseñador, conocía todas las tendencias de la
temporada; sabía de las nuevas líneas de zapatos, le había recomendado la
maquilladora, y el peinador. Y ahora, mientras se retocaba el labial frente al
espejo, se sentía en condiciones de enfrentar a las "fieras".
El maquillaje era fiel a ella,
natural, casi imperceptible… una sombra marrón, y dorada, y un iluminador le
aclaraban el castaño de sus ojos, y la fina línea de color chocolate del
delineador, junto a la máscara para pestañas, los destacaban del rostro. El
rubor era a tono, escondiendo las pecas, marcando sus pómulos, y el labial en
un brillante cobre, le hacía una boca, demasiado apetitosa. El cabello, lo
tenía levantado bien alto y tirante en una coleta, y lucía un recto flequillo.
Este peinado tan simple, fue a pedido de su esposo. A parte que ella no tenía
ganas de hacerse un peinado demasiado sofisticado que no fuera con su imágen. A
pesar de que tenía que estar a la altura social de su esposo, no iba a dejar su
personalidad.
Cuando Nick abrió la puerta de
la habitación de su esposa, frunció el ceño. Ella aún tenía puesta una bata de
toalla, y usaba en los pies sus cómodas pantuflas. Miley lo miró a través del
espejo y suspiró extasiada. Nick no podía estar más apuesto. Siempre le pareció
que el Smoking negro le quedaba bien, pero esa noche su esposo lucía
espectacular. No dudó que en esa velada muchas mujeres la envidiarían. Nick
caminó lentamente hasta llegar al tocador, y sin decir nada, se agachó para
darle un suave beso en el cuello.
- Gracias – dijo mirándola
fijamente.
- ¿Por qué? – preguntó en un
suspiro.
- Por aceptar mi sugerencia… -
ella lo miró sin entender - lo de tu peinado…
- Gracias a ti, por sugerirlo…
– sonrió – tu no estás nada mal – él sonrió complacido.
- Y tú… - se calló un segundo.
Mirando divertido lo que llevaba puesto – me pregunto si esa bata es el último
grito de la moda… - rió.
- ¡Oh, no! – dijo ella – es que
no quiero arruinar el vestido con el maquillaje… es demasiado bonito, y si
saliera con un manchón en él, ¡seré la presa fácil de todo el mundo empresarial!
- Aprendes rápido ¿eh?
- Bueno, tu lo dijiste… hay que
interpretar bien el papel…
- Bien… - la miró – te falta
algo…
- ¿Qué?
- Joyas…
- Pero… - le mostró que en el
cuello llevaba la gargantilla de diamantes, la única joya que poseía- Y después
me pondré los aros...
- Error – dijo él quitándole la
gargantilla – una de las reglas de las mujeres de alta sociedad, es: nunca
repetir las mismas joyas, dos fiestas seguidas.
- ¡Pero no tengo nada que
ponerme! – dijo contrariada - y quién se va a fijar en…
- Miley…- dijo dejando el
collar en el tocador – Tu fuiste la sensación en Halloween… y lo serás ahora
como anfitriona. ¿Crees que esas mujeres no sabrán que las joyas son las
mismas? Viven para observar y criticar. No te olvides que no todas tienen un
empleo como tu. – Ella lo miró – algunas hacen culto al que dirán… se preparan
para no ser el blanco de las criticas y las miradas… y cuando ven a un tierno
corderito como tu, son capaces de destrozarlas… socialmente hablando.
- Oh…
- Suerte que tienes un marido que
sabe de esto – sacó de su bolsillo una cajita que con un movimiento de mano, se
agrandó – Feliz Navidad – Ella lo miró sorprendida, y tomó el estuche. Cuando
lo abrió hizo una suave exhalación. Dentro había un par de aros largos, donde
un gran número de esmeraldas, aproximadamente de un centímetro de diámetro
caían formando una cascada, asemejándose a un ramo de uvas. También había un
enorme anillo con una gran esmeralda al centro, rodeada de pequeños diamantes y
una pulsera haciendo juego.
- ¿No hay collar?- farfulló. él
rió.
- ¿Quieres uno? – ella negó –
mira, los aros son demasiado importantes… si te pones un collar, se vería todo
exagerado, y no se lucirían, ni una cosa ni otra.
- Ah…
- Si.- dijo poniéndole el
enorme anillo en su dedo anular de la mano derecha. Miley luego se puso los
aros – ¿ves? – dijo acariciando su cuello – estás perfecta…
- Son hermosos – dijo
asombrada, viendo como las esmeraldas caían desde su oreja, y casi rozaban la
clavícula. Nick estaba entretenido poniéndole la pulsera, de diamantes y
esmeraldas.
- Serás la sensación de la
fiesta… - le besó el cuello otra vez - me muero por besarte en la boca, pero no
quiero arruinar tu maquillaje – Miley estuvo a apunto de decirle que el
maquillaje le importaba un cuerno y que tenía suficiente labial para retocarse
cuantas veces él quisiera besarla, pero no dijo nada. Sonrió al ver que en su
camisa tenía puestos los gemelos que le comprara. Eran de platino con la forma
de una snitch, con sus alas desplegadas.
- Veo que te has puesto mi regalo
– Nick sonrió.
- Me encantan… sólo que no pude
ponerme el traba corbata – dijo señalando el moño – La gente nos está
esperando… - dijo incorporándose. - Yo enfrentaré a los invitados primero… te
veo en cinco minutos. – Ella asintió obediente- Cuando bajes la escalera,
levanta los hombros, y mantente erguida…-ella lo miró por el espejo sin saber
por qué le hacía esas recomendaciones – camina lentamente, cuenta hasta dos
antes de dar un paso, cuida de no pisar el ruedo del vestido cuando bajes,
sería desastroso que te cayeras… y no olvides siempre sonreír…
- Pero…
- Porque esta noche voy a
presentarte como mi esposa… - Miley abrió los ojos y no pudo decir nada, porque
Nick se marchó cerrando la puerta y dejándola sola, después de tirar semejante
bomba. Se miró al espejo. El iba a presentarla como su esposa… no su prometida,
su esposa. Maldijo por no tener ese peinado sofisticado, y haberse comprado ese
vestido; aunque no dudaba que era bonito, le asaltó la duda de que quizás no
era el apropiado para la ocasión. Quizás debería haber comprado uno, o haberlo
mandado a hacer a Paris o Milán… No, con el poco tiempo que tuvo para buscar el
adecuado, tuvo que contentarse con ese. Se quitó la bata, y se miró en otro
espejo de cuerpo entero, y se calzó las delicadas sandalias. No estaba tan mal
su elección. A pesar de sentirse insegura, se colocó unas gotas de su perfume
favorito y, suspirando profundamente, fue al encuentro de las fieras, esperando
no ser devoradas por ellas.
+-+-+-+-+
Nick caminó lentamente y se detuvo
al pie de las escaleras. Debajo, en la sala, estaban reunidos sus más queridos
amigos, familiares y socios. En total no había más de treinta personas apiñadas
en diferentes lugares. Hizo un rápido paneo y pudo divisar a los hermanos de Miley
con sus respectivas mujeres. Miró a Joe, que aun lo miraba con encono, aunque
su mirada estaba un poco suavizada. Demi estaba a su lado, con un hermoso
vestido azul eléctrico, y su cabello recogido elegantemente. Remus también
estaba, con Tonks, quien llevaba un gracioso vestido de fiesta. El señor
Bradsford y su esposa, Marian y unos cuantos empleados de confianza, al igual
que su fiel secretaria. Los demás notaron su presencia, y él haciendo acopio de
un temple de acero, sin mirar a nadie en especial, bajó los escalones y quedó
en un descanso de la escalera, carraspeó haciendo que las voces se acallaran.
- ¡Buenas noches y Feliz
Navidad! – Dijo en un tono algo entusiasta. Los demás le contestaron sonrientes
– Es para mí un grato placer darles la bienvenida a esta, mi casa y compartir
con ustedes, esta maravillosa velada – Miró a Joe, que aunque miraba hacia otro
lado daba la sensación que lo escuchaba – Espero que disfruten tanto o mas de
lo que yo pueda disfrutarlo. – los demás aplaudieron. El les hizo una seña y
callaron el aplauso- se preguntarán por que les he pedido a algunos de los
invitados que se reúnan aquí. Sé que hace algunos meses los sorprendí
presentándoles a mi prometida – Varios asintieron – Bueno… - sonrió – hoy debo
decirles que ya no tengo prometida – Marian levantó la mirada expectante y
llena de esperanza. Nick pareció entender esa mirada, aunque como siempre no la
tuvo en cuenta.- Esta noche, permítanme presentarles no a mi prometida… sino a
mi esposa, Miley Jonas – un murmullo de asombro surgió de los presentes, que
hizo a Nick girar la cabeza y mirar hacia el piso superior. Miley estaba allí,
de pie, sonriente, altiva, espectacularmente hermosa… la sensación de verla lo
mareó y agradeció tener la baranda donde se apoyó. Miley estaba sencillamente
deslumbrante. El vestido era de una tela brillosa, verde esmeralda. Tenía un
pronunciado escote al frente, que mostraba la palidez de su torso, e insinuaba
la sensual curva de sus senos debajo de la tela. Todo el escote y debajo del
busto, estaban marcados por un galón de color dorado, y se prendía al cuello
dejando al descubierto su espalda y los delgados hombros. La tela caía con
fluidez, y marcaba las curvas de la cintura y las caderas, bajando
vaporosamente por sus piernas y rozando los tobillos. En sus pies, unas altas
sandalias de tacón dorado que hacían juego con el detalle del vestido. El pelo
castaño y tirante caía por la blanca espalda en una larga cola de caballo que le
llegaba hasta la cintura. Miley bajó lentamente los escalones que la separaban
de su marido. Le fue fácil, después de escucharlo. Se sintió en su elemento, y
grácilmente se acercó, dejando que él la abrazara… se miraron un segundo y sin
planearlo, le dió un corto y suave beso en los labios. Se miraron una vez mas,
para sonreír y bajar juntos, entrelazados en un abrazo, para recibir las
felicitaciones de cada uno de los presentes. Al llegar, los primeros en
acercarse fueron los Bradsford, que aun no salían de su estupor. Miley y Nick
recibieron las felicitaciones de la pareja.
- Si el que nos la hubieras
presentado como tu prometida, nos dejó estupefactos… - dijo Sam palmeándole la
espalda – ahora simplemente nos has dejado apabullados - tomó la mano de Miley
y le dio una suave beso - realmente te felicito Nick, es la muchacha mas
hermosa… - Miley sonrió, cuando Nick le acarició sensualmente, la desnuda
espalda.
- ¡Miley, que estupendo juego
de aros que llevas!! – dijo Mildred. Miley miró a Nick, quien le hizo una
sugestiva mirada, diciéndole "¿Acaso no te lo advertí?", a lo que
ella solo lanzó una risita cómplice.
- Nick me los regaló para
Navidad…
- Sencillamente son perfectos
para ti… - dijo la mujer mirando atentamente el juego de joyería y
deteniéndose, en la enorme esmeralda que llevaba en su dedo. – ¿Colombianas, no?
- No… esmeraldas – Nick no pudo
aguantar la risa, ante la cara de estupefacción de Mildred Bradsford - eh… -
dijo ella, levantando la mirada y observando que Demi le hacia unas señas – si
me disculpan, voy a saludar a mi familia… - le dio un beso a Nick y al llegar,
se abrazo a su amiga, que estaba radiante. – ¡Demi! – dijo mirándola de arriba
a abajo – simplemente estás...
- ¡Mira lo que me regalo Joe! –
dijo mostrándole un delicado collar de zafiros y diamantes – Crees que mi
atuendo es apropiado para la mujer del presidente de las Tiendas para artículos
deportivos del Quidditch?
- Si… ¡estás increíble! – Demi
dio una vueltecita y rieron – aparte tienes algo especial… no sé, algo distinto
en tu mirada… - Su amiga se ruborizó.
- No es nada especial – miró a Joe
– ¿Que tal el presidente? – Joe bufó – está algo molesto por venir… ¡y más
porque tiene que usar traje! – le dio un beso – yo le dije que era la
oportunidad de encontrar a otros empresarios y realizar contactos para seguir
superándose en la empresa…
- ¿Vas a estar en el club, eh?
– dijo Miley sonriendo.
- ¿Qué club? – Preguntó Demi.
- En el club de "esposas
abandonadas por maridos ávidos por los negocios" – rió divertida ante la
cara de estupor de su cuñada.- ¡Solo es una broma! – explicó – ¡De seguro es lo
que te dirán estas mujeres cuanto te presente! Es la primera advertencia que me
dieron cuando Nick me presentó en sociedad…
- ¿Y qué te pasa a ti que estás
tan efusiva? – dijo su hermano, que la miraba ceñudo.
- Es Navidad Joe – dijo ella en
un tono de voz triste.- Yo creo que hoy hay que dejar de lado todo lo que…
- ¿Navidad, eh? – dijo molesto
– ¿Quieres fingir tener una Navidad feliz? – Miley se puso pálida - Parece que
no te acordaras a quien tienes de esposo… ¿Acaso ya te olvidaste todo lo
ocurrido hace unos días? Que poca memoria tienes hermanita… - le soltó casi sin
mover los labios. Miley sintió el peso de las lágrimas en sus parpados cuando
los cerró para evitar llorar.
- Joe – dijo una voz grave,
detrás del pelinegro. Este se dio vuelta para ver de frente a Nick, que lo
miraba sin pestañear y con el rostro serio. – ¿Podemos hablar, por favor?
- Yo no creo… - Miró a Miley
que con sus enormes ojos aguados le suplicaba que aceptara.
- Solo será un momento… -
Insistió Nick. Joe, no teniendo otra opción, asintió ante la mirada inquisidora
de su mujer – si nos disculpan. – Nick se acercó y le dio un suave beso a Miley
en la frente, haciéndola suspirar.- no nos tardaremos. ¿Podrías…?
- Si… yo creo que sería
apropiado que guíe a los invitados al salón. – terció Miley.
- Buena idea… – dijo Nick
sonriéndole - Me uniré contigo lo más pronto posible. - miró a su compañero de
escuela - Joe, por favor – El pelinegro sólo frunció el labio superior y siguió
a Nick hacia la biblioteca. Entró y sin pedir permiso se sentó en una butaca.-
¿Quieres algo de beber? – preguntó mas para romper el hielo, que para otra
cosa.
- No suelo andar de borracho –
dijo lacónico.
- Bien… - suspiró y se acercó
hacia su sillón frente al escritorio – es hora de que vayas quitando esa cara
de vinagre… - dijo serio. Joe se enderezó en el asiento, no creyendo lo que
escuchaba. Miró a Nick, que tenía una expresión fría – no estoy dispuesto a que
le digas a Miley nada que la incomode esta noche, ¿entendiste?
- Cómo te atreves… – dijo
cerrando los puños.
- Escucha, Joe – dijo Nick
endureciendo la voz – a mi puedes decirme lo que quieras… ¡pero no voy a
permitirte que a Miley le reproches nada!
- ¡Es mi hermana! – dijo
levantándose furioso.
- ¡Es mi mujer! – dijo él haciendo
lo mismo – y no voy a permitir…
- Que malo que no lo recordaste
cuando le apretaste el cuello… - dijo con desprecio – ¿ahora te haces el buen
esposo?
- Sé que tienes toda la razón
respecto a ese tema… - suspiró- no puedo negar la bajeza que cometí… y no se si
algún día podré ser un buen esposo… el esposo ideal que toda mujer merece tener
- dijo dando la vuelta y quedando frente a frente a su cuñado. Joe era mas alto
que él, y seguramente mas fuerte, pero aun así, le hizo lo enfrentó - Pero si
ella me da la oportunidad voy a serlo, ¡y mierda que voy a dejar que alguien le
llene la cabeza para alejarla de mi! ¡Seas tú, o cualquier idiota que se
interponga en mi camino! Espero que te quede bien en claro esto, en nuestro
matrimonio no te inmiscuyas… se perfectamente que cuando el contrato termine, Miley
será la que decida nuestro futuro, pero mientras ella esté casada conmigo, no
te aconsejo que te metas en mi camino…
- ¿Y tienes el descaro, después
de todo lo que hiciste y dijiste de mi hermana, de amenazarme? – dijo Joe que
ya tenía su rostro tan cerca de Nick que podía ver el fondo de sus pupilas. Nick
no pestañeo un segundo.
- No es una amenaza, es una
advertencia… no voy a permitir que te metas donde no te importa…
- ¡Mi hermana me importa!
- ¡A mi también, y mucho mas de
lo que te imaginas!- Rugió – y mientras sea mi mujer, no permitiré que nadie la
aleje de mi…
- ¿Y qué pasará cuando seas tú
quien la aleje de tu vida? – Nick lo miró no entendiendo sus palabras – ¿qué
sucederá cuando logres tu objetivo; cuando logres verla rendida a tus pies y la
abandones con el único propósito de hacerle pagar todas y cada una de las que
te hizo hace años? – Nick bajó la mirada – ¡dímelo! – gritó Joe. – ¿Acaso no
armaste esto del matrimonio con el único propósito de vengarte de ella?
- Yo… te dije que no iba a
vengarme de ella… yo jure no vengarme de ella, por todo lo que pasó hace años…
¡te lo jure! – gritó. – tu sabes perfectamente lo que siento por ella…
- Y por qué diablos no se lo
dices… - dijo Joe. Nick lo miró a los ojos, y el pelinegro vió en ellos miedo,
angustia… dolor.
- Porque no voy a ser el mismo
imbécil de hace años… no voy a ser el Nick bueno que se aguanta cada uno de los
cachetazos que le da la vida… porque no quiero ser débil… - bajó la mirada - no
quiero que ella vuelva a hacerme lo mismo… cuando me corrió de su casa. - se
alejó de su amigo, para poder restregarse los ojos y secarse las lágrimas que
amenazaban por salir, y se apoyó cerca de la chimenea – Yo… la amo demasiado
para dejar que ella me arruine la vida una vez mas… - de pronto sintió una mano
en su hombro. – no quiero que ella vuelva a matarme en vida, Joe. Si ella lo
hiciera no sabría que hacer… Creo que como estamos, vamos bien… no voy a
esperar nada mas, y estoy completamente seguro que ella no espera nada mas de
mi… mas de lo que le doy…
- Nick, me parece que estás
tomando la decisión mas tonta… al igual que la otra vez… - Nick se dio vuelta –
te estás alejando de todo, finges algo que al final te matará… podrías dejar de
ser el estúpido cojonudo que eres, para volver a ser Nick Jonas – bajó la
mirada – mi amigo Nick…
- Joe… - dijo al ver la sonrisa
triste de su amigo.
- Mira Nick – Joe suspiró – no
puedo olvidar lo que le hiciste a mi hermana. Pero tampoco puedo olvidar que…
nosotros fuimos demasiado duros contigo. Debí ser el amigo que esperabas y
tratar por todos los medios de que Miley cambie de opinión, pero no. Me sumí en
el dolor y dejé que los demás tomaran la decisión por mi… y a pesar de todo lo
que ella te hizo y de todo lo que te quitó, tu defendiste su honor ante ese
infeliz… hiciste lo que yo no hice…
- Joe…
- Espera… - dijo cerrando los
ojos y respirando profundamente.- Yo… no puedo olvidar, pero tampoco puedo ser
como tu… fingir un odio hacia ti que no tengo… me hiciste mucha falta en estos
cuatro años amigo – Nick sonrió tímidamente - y sé que las cosas no volverán a
ser lo mismo que antes… se que no será fácil, después de todo lo pasado… pero
al menos podríamos intentarlo…
- Estás…
- Estoy diciéndote que por mi
hermana y por Demi, voy a darte una oportunidad para que vuelvas a ser el mismo
de antes.
- No puedo ser el mismo de
antes, Joe… - dijo abatido - ya no puedo…
- Bien… nadie es el de antes…
algunos maduramos – sonrieron – ¡Aunque a unos les sienta mejor la madurez que
a otros! – dijo pasando su mano por el pelo.
- Si, claro…
- Será mejor que vayamos a esa
dichosa fiesta… - dijo y estiró la mano – ¿amigos Jonas?
- ¡Siempre Cyrus! – dijo y le
dio la mano, pero no pudiendo aguantar, lo abrazo – Tu también me hiciste mucha
falta…
- Cyrus equivocado, Jonas –
dijo riendo.
--
El salón estaba lleno de
personas que en su vida había visto. Tenía la sensación de que todos los ojos
estaban posados en ella. Si no hubiera sido por los ánimos que le brindara Demi,
con ese simple apretón de manos, hubiera dado la vuelta y salido corriendo a
buscar a Nick para que la salve de esa jauría… "Maldito Paul y su alegoría de
la alta sociedad"Bajó los cuatro peldaños que la separaban y moviendo
levemente la cabeza, fue saludando a los que salían a su paso. La mayoría de
los invitados la miraban de arriba abajo, a ella y a Demi, que la tomaba del
brazo con fuerza, denotando su nerviosismo. Fue hacia un rincón, donde estaban
sus hermanos Fred y George y allí decidió esperar a Nick. La orquesta, ubicada
al final del salón, tocaba una alegre melodía navideña. Conversó con los
gemelos hasta que miró hacia la puerta de entrada del salón y lo vio entrar,
con una radiante sonrisa acompañado de Joe. Sonrió inconscientemente al verlos
juntos y Demi pareció pensar lo mismo, por el suave suspiro que emitió. Se
acercó rápidamente y la tomó del brazo.
- Hola a todos y Feliz Navidad
– dijo efusivo. Los demás lo saludaron – si me disculpan, tengo que llevarse a
su hermana… hay varias personas que desean saludarnos.- Caminaron lentamente, Nick
en el trayecto le pasó un brazo por la cintura y la acercó a su cuerpo.
- ¿Todo bien con Joe? – dijo
ella sonriente.
- Si… - dijo él, moviendo la
cabeza saludando a unos empresarios al parecer franceses – Creo que Fleur iría
bien en ese grupo ¿no? – sonrieron – iremos un rato a charlar con los
Bradsford.
- Ya hablamos con ellos…
- Pero solo estaremos unos
segundos… también está Marcus…
- ¿Y su odiosa mujer?
- ¿Celosa? – dijo, deteniendo
la marcha y mirándola a los ojos. Miley se ruborizó, pero Nick no lo notó
debido al efecto de las luces del salón.
- No te exaltes… – El rió –
¿esa es la mujer que te tiraste la noche en que nos peleamos?
- No… - dijo y continuó la
marcha – nunca estaría con esa mujer… me enferma su absoluta falta de
escrúpulos..
- Y sin embargo te revuelcas
con Nicole Anderson… - dijo ella despectivamente – que de escrúpulos no sabe ni
el significado de la palabra… - él rió.
- Algún día me dirás por que la
odias tanto – "Porque me
aleja de ti," surgió en
su mente, pero no dijo nada. Caminaron hasta un lugar, donde divisaron al
matrimonio Bradsford. Junto a ellos estaban, el tal Marcus y su mujer, un par
de personas de origen japonés a los cuales Miley no conocía, y Marian, quien
charlaba animadamente con…
- Dime que no es cierto…- dijo Miley
deteniéndose bruscamente. Nick la miró, y se preocupó al ver el semblante
pálido de su esposa. Giró la cabeza para observar al grupo, y vió la causa de
su indisposición momentánea. Junto al grupo de Bradsford, había otra persona,
quien reía y prestaba atención a la única hija de su socio y amigo… Alli estaba
nada más y nada menos que Liam Hemsworth , con el cinismo que lo caracterizaba y
sonreía a Sam Bradsford como si lo que sucediera en la oficina de Nick nunca
hubiera ocurrido.
- Maldito hijo de perra…- siseó
Nick, y sus puños se cerraron de golpe.-
- Nick… por favor – dijo ella
angustiada.
- Parece que no le bastó con la
que le di… le dije que no se atreviera a estar cerca de ti...
- Nick…
- Déjame… ¡voy a reventarle el
culo a patadas!
- ¡No! – dijo ella enérgica. Nick
la miró con tanta rabia que ella retrocedió un paso.
- ¿No? – dijo acercándose –
¿no, qué?
- ¡No harás nada! – dijo ella.
A pesar de que el verlo la había perturbado, se sorprendió de ser ella quien
calmara a Nick y no al revés.
- Pero…
- Por favor Nick, no quiero que
hagas nada de lo que puedas arrepentirte…
- Parece que no recuerdas lo
que dijo de ti, e hizo ese maldito bastardo…- dijo entre dientes y sonriendo
con cínicamente a un grupo de inversores que pasaba.
- Claro que lo sé… y déjame
decirte que también lo sufrí, pero creo que no es el lugar para…
- No me pidas que no le rompa
la cara… - ella lo tomó delicadamente del brazo.
- ¿Recuerdas con quién está? –
dijo mirando hacia el grupo – Con tu socio... tu amigo – Nick miró a Sam -
¡Imagina el escándalo que armarás si te agarras a golpes con un simple
empleado! – Nick la miró sorprendido de sus palabras.
- Miley…
- ¡Si! – dijo enérgica – tu me
dijiste hace tiempo que debería aprender a interpretar bien mi rol en esta
sociedad – dijo pasándose suavemente la mano por el vestido y alisando las
inexistentes arrugas de la falda, solo para tener ocupadas las manos – Y te
juro que yo misma tengo ganas de sacarle los ojos, pero no será hoy… ¡y no voy
a dejar que arruines la fiesta que tanto trabajo me llevo organizar!
- Pero… - ella se acercó y le
dio un beso en los labios.
- Interpreta bien tu papel… se
lo mas cínico que puedas… y dale donde mas le duela – sonrió – ¡en su orgulloso
trasero Slytherin! – él sonrió complacido de escucharla y le ofreció el brazo,
al que ella entrelazó su delgado brazo, y caminaron resueltos hacia los
invitados.
- Buenas noches a todos – dijo Nick
sonriente. – ¿Están disfrutando el momento?
- Nick – dijo Mildred – ¡Que
maravillosa casa que tienes! – dijo mirando alrededor – y la decoración es
impresionante! Nada típico de Navidad… Marfil y dorado… con el verde de las
flores y los colores calidos de los centros de mesa… - dijo sonriente – Helena
y yo, creemos que es una casa magnifica!
- Esta casa perteneció a la
noble y ancestral familia Black… - dijo Nick sonriendo.
- ¿Black? – dijo Helena, la
mujer del tal Marcus – ¿tiene que ver con Sirius Black, el asesino?
- No... – dijo Miley sonriente
– Tiene que ver con Sirius Black, el hombre que fue acusado injustamente de
homicidio….y que era padrino de Nick… - El la miró y le dio delicadamente un
beso en los nudillos – Sirius le dejó en herencia esta casa…
- Una casa ancestral… pero
parece moderna.
- Eso, Mildred, es obra de mi
esposa… - dijo Nick – Miley recientemente la redecoró y esta fiesta es obra
únicamente de ella.
- Cariño, no olvides a Paul… -
los demás los miraron sin entender – es mi decorador personal, y de las
empresas de Nick.
- Hablando de decorar – Dijo
Sam – Liam me ha dicho que aun no se han comunicado los representantes de la
empresa local de decoración en el Caribe, Nick... – Nick miró al rubio que
observaba obnubilado a Miley. Sonrió, viendo la oportunidad de seguir los
consejos de su linda esposa.
- ¡
Hemsworth ! – dijo en un tono
glacial – parece que no te he presentado a mi esposa.
- Oh, - dijo Miley – recuerda
que ya nos conocemos cariño – dijo Miley – ¿como está señor
Hemsworth ?
- Bi… bien – dijo tratando de
tomar su mano. Miley estiró la mano derecha mostrando el imponente anillo de
esmeralda. Liam la miró a los ojos y ella sonrió. – ¿y tu?
- Nunca mejor… - dijo mirando a
Nick y guiñándole un ojo.
- ¡Wow! – dijo Mildred tomando
la mano de Miley – ¡Cada vez que la veo, me convenzo de que esa esmeralda es la
mas impresionante que he visto en mi vida!!
- Todo lo que lleva Miley es
impresionante – dijo Nick abrazando a su esposa y dándole un beso en los labios
– ella sonrió – porque tiene que hacer juego con la impresionante mujer que
tengo a mi lado… - Liam se puso rojo – ¿
Hemsworth , te sientes bien?
- Yo… si… de verdad estás linda
Miley.
- Señora Jonas para ti,
Hemsworth – dijo sonriente Nick – que nunca se te olvide… - miró a Sam – ¿Y qué me decías
de la decoración?
- La empresa del Caribe no me
gusta…
- Disculpa, pero dijiste que la
empresa de decoración era del Caribe?
- Si, Nick, pensé que… ¿No te
lo había comentado? – él negó con la cabeza, y su semblante calido cambió
rápidamente.
- ¿Quién la contrato? ¿Y con la
autorización de quien?
- Eh… - dijo Sam.
- Sam, ya habíamos quedado en
aprobar los bocetos de decoración que te mostré… ¿por qué cambiaste de opinión
sin consultarme?
- Nick… de verdad, lo lamento,
pero esta empresa cobraba mas barato, y como tenía mano de obra del lugar…
- Sam – dijo Nick serio – el
resort caribeño no es un emprendimiento para tomarlo a la ligera… - suspiró –
si tienes el plan de venderlo lo mejor que puedas y obtener las mayores
ganancias, tienes que invertir en algo mas que en palos y palmeras… - Miley sonrió.
– Esto no es un alocado sueño de adolescente. ¡Es algo que bien organizado como
estaba, nos beneficiaria mas de lo pensado! ¡Y tú queriendo abaratar costos!
Sabes perfectamente que lo barato sale caro… ¿Que opinión tomaste en cuenta
para cambiar nuestro trato?
- Fui yo quien le sugirió al
señor Bradsford el cambio, y también fui yo quien se tomó la atribución de
contratarla… - dijo Liam envalentonado – porque pensé que sería lo más
provechoso para el grupo…
- Cuando hables de grupo, -
dijo Nick mirándolo con asco – trata de no referirte a mi… Un
Hemsworth nunca
cuidaría de algo que me pertenece como Yo lo haría. – acaricio la mejilla de Miley.
- Nick – dijo Sam, para bajar
los ánimos, pero no lo logró.
- Dime
Hemsworth , ¿quien eres tú
para tomarte esas atribuciones que no te corresponden? – dijo alterado.- Si mal
no recuerdo, tu no eres mas que el que administra la obra… un simple empleado,
alguien que no tiene atribuciones de jefe para tomar decisiones sin consultar a
sus superiores – le dijo sin asco. Miley lo miró burlona.
- Pensé que el señor Bradsford,
estaría de acuerdo con la decisión, porque eso nos abarataría costos de
traslado, infraestructura, alojamiento de los empleados… en fin los números
eran altamente favorables para... – Nick levantó la mano y Liam dejó de
farfullar.
- Muy mal… - dijo Nick – Sam,
estas son las consecuencias de dejarle el trabajo a gente incompetente – Liam
se puso rojo – no dudo que
Hemsworth tenga aptitudes para algunas cosas, pero se
ve que para lo único que sirve en el Caribe, es para correr detrás de la
arquitecta… - Miley rió divertida.
- ¡Que ocurrente eres, cariño!
- dijo
- Yo no… - trató de defenderse Hemsworth
- Ahora que lo recuerdo… no sé
que haces tu en esta fiesta – dijo serio – sólo invité a gente importante, y tu
– lo miró de arriba abajo – no creo que califiques para esa denominación… - Liam
se puso serio y frunció el labio.
- El señor Bradsford me invito…
- dijo a punto de estallar.
- Si, veras Nick, el chico
estaba solo…
- Ay, Sam, tu y tus obras de
caridad… - dijo palmeándolo en la espalda – con respecto a la decoración, yo te
dije que tenía a los indicados. Y creo que si mi estupenda esposa, lo invitó,
está en esta fiesta el responsable de la renovación de mi casa, y que,
seguramente, es el que nos salve de este desastre…
- Claro… - dijo Miley sonriente
– ¡y estará encantado de colaborar en semejante emprendimiento! Tu sabes que
trabaja para Jacobs y asociados – Nick asintió – pero tiene ganas de comenzar
su propia empresa de decoración.
- Bien, asunto solucionado –
Dijo abrazando a Miley – Ahora, si nos disculpan, mi esposa y yo queremos
disfrutar un rato de esta agradable noche… y Sam, no te preocupes… mañana iré a
tu casa a arreglar este pequeño inconveniente. – dejaron al grupo y cuando
estuvieron seguros de que estaban lejos, comenzaron a reír.- ¡Merlín, que
grandísimo de idiota!
- Creo que se te fue la mano… -
dijo ella, tratando de controlar la risa.
- Pero – dijo sorprendido –
¿quien dijo que le diera en su precioso y orgulloso trasero Slytherin?
- Yo sólo dije orgulloso – dijo
Miley riendo – ¡no dije nada de hermoso trasero!
- Bueno… - dijo acercándose a
la mesa de la familia – creo que por ahora, dejaremos los saludos…
- ¡Al fin! – resopló – ya
estaba cansada de escuchar lo bonitos que son mis aros, lo precioso de mi
vestido… de negocios… ¡tengo un hambre que me muero! – A medida que avanzaban
hacia la mesa de la familia, Miley observó algo que la incomodó. Sentada a la
derecha de Fleur se encontraba su odiosa y muy francesa hermana, a quien Miley
solo había cruzado en alguna fiesta familiar en casa de su hermano Bill.
Gabrielle Delacour, sin duda había heredado la belleza de su abuela veela. Era
alta, rubia casi platinada y llevaba puesto un estupendo vestido color rosa
claro, que delineaba su perfecta figura. Miley observó luego a Nick, que miraba
hacia donde estaba la inesperada visita. Ella desplegando su larga cabellera,
(en clara posición de seducción) se levantó rápidamente y se acercó a ellos con
una sonrisa tan asquerosamente cautivante que a Miley le revolvió el estómago.
- ¡Buenas noches, Haggy!! –
dijo en una vocecita, melosa y apartando a Miley, abrazó a un sorprendido Nick.
- Gabrielle – dijo soltando el
aire, - que... sorpresa- y miró de reojo a Miley, que se quedó mirándolos con
la boca abierta.
- Te dije que volveríamos a
vernos pronto… - respondió con ese asqueroso acento, y cambiando la r, por la
g.
- Ah… ¿si? – preguntó Miley
arqueando una ceja y mirando a Nick. Este solo sonrió y se encogió de hombros -
¿Y se puede saber dónde le dijiste eso a "mi marido"? - agregó
marcando territorio.
- Bueno… - dijo Gabrielle
haciendo una ensayada sonrisa de complicidad – cuando nos encontramos en Paris…
hace unos días.
- Paris… - murmuró Miley, con
rabia y sintiéndose una estúpida por creer en la palabra de Nick, de que había
ido a ese viaje solo.
- Si… veras cariño - dijo Nick
tomándola de la mano- me encontré con Gabrielle, por casualidad en un
restaurante de Paris. Yo no soy muy bueno con el idioma y ella me ayudó
bastante…
- Así es… - dijo una sonriente
Gabrielle – y es por eso que, desde ese día, decidimos hacernos mutuamente
compañía – Miley lo miró con ganas de matarlo y Nick, conociéndola, cerró los
ojos viéndose venir el huracán mas terrible.
- Me imagino lo bien que se
acompañaron… – dijo soltándose del brazo de su esposo, y sentándose entre Joe y
Demi. Nick se quedó mirándola un instante y luego miró a Joe, quien sin esperar
el pedido, y guiñándole un ojo, se levantó de su asiento, y ocupó el lugar al
otro lado de su esposa, dejándole el sitio a su recientemente recuperado amigo.
Nick le sonrió y se sentó al lado de la castaña , evadiendo a una muy exaltada
Gabrielle que hacía lo imposible por captar su atención. Miley no volvió a
dirigirle la palabra en toda la cena y hasta evitó cruzar una mirada con él. Nick
al principio estuvo un tanto molesto, mas que nada por las burlas de los
gemelos, acerca de "las doce maneras de domar a un Cyrus", aunque la
actitud celosa de su esposa le pareció divertida; y a pesar de que tenía ganas
de seguir arengando sus "celos", se dijo que era prudente no jugar
con el malhumor de la señora Jonas. "Tonta",
pensó "Gabrielle ni
siquiera puede competir contigo…. Tu estás en las ligas mayores…"
- Miley … - dijo acercándose
para que solo ella lo escuchara.
- ¿Si? – dijo ella indiferente.
No lo miraba y jugueteaba con la ensalada de camarones.
- ¿Te dije que eras la mujer
más hermosa de la fiesta? – ella dejó caer el camarón del tenedor y lo miró. Nick
pudo notar entonces el leve sonrojo de sus mejillas.
- No – respondió tímidamente.
- Lo siento… – y luego agregó
susurrándole al oído, y causando en ella un leve cosquilleo que le recorrió el
cuerpo – Eres la mujer mas hermosa de la fiesta – Sonrió – no hay nadie mas
hermosa que tu… nadie mas que tú.
- Si… seguro – dijo ella, con
sarcasmo – ¿a cuantas más le dijiste eso?
- ¿no acabo de decirte que a
nadie mas?
- Claro… - miró a Gabrielle -
por qué no me dijiste que…
- Porque para mi no fue
importante… encontrarme con esa niña, no fue tan interesante como para
comentártelo… no valía la pena ni si quiera el comentario.
- Si, seguro – dijo chasqueando
la lengua. – pero podrías al menos habérmelo dicho…
- No ahora, ¿si? – ella abrió
la boca para discutir, pero el la cerro de un beso – después hablaremos… pero
ahora, por favor, estamos con tus hermanos.
- Si, - dijo una vez que le
paso el calor de la acción pasada - luego hablaremos…
Pero la actitud de Nick, de
absoluta atención para con ella, la hizo olvidar de cualquier reproche que
pudiera tener sobre su encuentro con Gabrielle. A pesar de que compartían
conversación y risas con todos los de la mesa, Nick estaba mas que pendiente de
todo lo que necesitara Miley; desde servirle los mejores manjares, ver que no
le faltara vino a su copa, y sobre todo, compartir una secreta conversación,
que la hacia reír y en algunas ocasiones ruborizarse, mas cuando Nick terminaba
una frase, con un beso en el lóbulo de la oreja. A Miley le daba algo de
vergüenza ese tipo de demostraciones entre ellos, estando frente a sus hermanos,
pero una sola sonrisa de Nick, la hacía olvidar que estaban rodeados por
cientos de personas…
La velada, mas entrada la
noche, permitió a casi todos los presentes levantarse de sus mesas y entablar
conversaciones a lo largo del salón. Nick y Miley no fueron la excepción, así
que disculpándose con todos los Cyrus, se dispusieron a saludar a aquellos a
quienes no habían tenido la oportunidad de ver, al principio de la velada. Uno
de ellos era socio de Nick de uno de sus tantos hoteles. El señor Hellmand, era
un hombre de aproximadamente cincuenta años, algo pasado de peso, y con una
incipiente calva. Estaba acompañado por una mujer, de cabello negro y hermosa
figura, que estaba de espaldas, y que a juzgar por sus movimientos y ademanes,
se le había ido la mano con la bebida. Cuando esta se dio vuelta al oír el
saludo de Nick hacia su socio, Miley sintió que hasta ese momento, su hermoso
mundo encantado caía a pedazos. Frente a ella estaba Nicole Anderson, con su
cara de zorra, vestido de zorra, maquillaje y peinado haciendo juego. Toda una
perfecta zorra que la miraba con sorna y se dirigía luego a Nick, quien
sostenía la mirada a su ex-amante, mientras ella se acercaba contoneándose y lo
abrazaba dándole un beso muy cerca del labio, dejándole la zona color carmín.
El señor Hellmand, solo se quedó allí observando la escena, sin decir nada.
- ¡Feliz Navidad! – dijo la
mujer, alargando las silabas.
- ¿Quién diablos te invitó? –
solo pudo decir Miley, apretando los dientes.
- ¿Quien me invitó? – rió – Nick…
¿quien más? – Miley lo miró, sintiendo sus lágrimas salir, completamente
desilusionada. Nick tensó el labio y le apretó la mano, cuando adivinó que ella
iba a soltarlo.
- Eso es mentira – dijo serio -
¿Quién te invito?
- Tu… - dijo acercándose – niégalo
– Miley se soltó al fin, y se alejó de ellos, mientras Nicole lanzaba una
carcajada, y se abrazaba a Nick. – Parece que a tu mujercita no le ha agradado
mi sorpresa de Navidad… - Nick miró a su socio, que no podía estar mas
desubicado.
- Discúlpame Tom, pero tu
acompañante y yo, debemos aclarar una situación.
- ¿Se conocen? – preguntó el
señor Hellmand.
- Oh… si – dijo ella en tono de
lujuria.
- Desafortunadamente… - dijo Nick
– Ven conmigo – Nick se alejó siendo seguido muy de cerca por Nicole. Casi al
final del salón, la tomó fuertemente del brazo y la dirigió hacia una antesala
que estaba vacía. Nicole sonrió y quiso abalanzarse al cuello de Nick.
- ¿Vamos a hacerlo aquí,
corazón? – e intentó besarlo. Nick se apartó con asco.
- ¿Que demonios haces en mi
casa?
- Pensé que te alegraría verme…
- Nick hizo rechinar los dientes.
- Te lo advierto…
- ¡No me amenaces! - Chilló –
tengo que soportar a ese viejo asqueroso solo por verte, y tu…
- Entiendelo bien – se acercó –
¡lo nuestro se termino! – dijo serio - Te lo dije bien, Miley es mi única mujer
ahora y ya no necesito a una puta como tu para satisfacerme.
- Claro – dijo dolida – ¿tu
puta oficial lo hace bien, no?
- No mi puta… ¡Mi esposa! –
rugió – La denominación de puta solo le cabe a mujeres como tu.
- Maldito…
- ¿Te molesta la verdad?
-Sonrió - ella nunca se compararía a ti… ella es una mujer decente... ¡mi
mujer!
- Pero se casó contigo por tu
dinero…
- Si… pero cumple con su
palabra y me es fiel.
- Seguro – dijo con sarcasmo y
acariciándole la cara. Nick alcanzó a esquivarla cuando una de sus uñas intentó
clavarse en su mejilla. – ¿acaso tu fiel mujercita no invitó a Liam
Hemsworth ? – Nick
se puso rojo de la rabia – Creo haberlo visto en tu casa, ¡babeándose por ella!
- Lo que ese bastardo haga, me
importa poco. – siseó – Sé que Miley es mía – le apretó el brazo – ¡Deja de
estar tratando de fastidiarme la noche!
- ¡Suéltame animal! – dijo
histérica.
- Mira – se acercó – no puedo
hacer nada porque Hellmand te trajo, pero será mejor que te comportes y no
molestes a Miley – se acercó mas a su cara – porque será lo ultimo que hagas…
- ¿Es una amenaza?
- Tómalo como quieras – la
soltó – no te acerques a ella – dejándola apoyada contra la pared se alejó.
Ella viendo la oportunidad que estaba buscando, tomó aire y lo llamó.
- Nick… si no quieres que la
moleste – Nick se dio vuelta– vuelve conmigo – Nick la miró de arriba abajo
como quien ve una bolsa de basura en estado de descomposición, y luego sonrió
burlonamente.
- ¿Crees que estando en el
paraíso con ella, volvería al basurero que tú me ofreces? – rió – ¡olvídalo!
- Yo soy más mujer que ella…
- El que asegure eso, es un
maldito mentiroso… Yo doy fé de que no es cierto. – Nicole, lo miro con rabia.
- Volverás a mi – sentenció.
- Solo si perdiera la razón…
- Ella sabrá de lo que soy
capaz… - dijo en un tono amenazante- El se detuvo y volvió sobre sus pasos, con
una sonrisa cínica.
- Dime Nicole… ¿te gusta donde
vives, los exquisitos platos que comes, la ropa que vistes? – ella lo miró
alarmada.
- Nick – dijo temerosa.
- Si, claro que te gusta… te
encanta la vida que llevas, y harías cualquier cosa por no perder tu status
económico… - dijo tocándole las joyas que tenía en su cuerpo – solo déjame
darte un pequeño consejo: haz lo que te digo si quieres continuar así… De lo
contrario, debajo de uno de los tantos puentes de Londres será tu próxima
morada. ¡No me jodas, ni la jodas, porque tu sabes que te haré la vida
miserable si te entrometes en mi vida o en la de mi esposa. He sido demasiado
bueno contigo… te he seguido manteniendo, porque de verdad me das lástima; pero
te aconsejo que no juegues con tu suerte… podrías salir mal parada – se alejó
caminando rápidamente, para llegar al salón y tratar de arreglar las cosas con Miley.
A lo lejos divisó a Demi, que cuando lo vió acercarse a ella, adquirió una
expresión sombría que le dio a Nick la certeza de que ella sabia donde
encontrar a la castaña.
- Demi…
- No me hables – dijo
duramente.
- Pues… lo haré – Ella bufó –
¿Y Joe?
- Está por allá, hablando con
un directivo de la marca Saeta de fuego porque no sé que convenio quiere
realizar con las escobas… - resopló – muy aburrido para mí.
- ¿Y Miley? – agregó como no
dándole importancia a lo que Demi le acabara de decir.
- No sé… – dijo ella dura.
- Vamos Demi, dime si la viste…
- Puede que la haya visto por
ahí – lo miró – ¿Vas a humillarla con la presencia de otra de "tus
conquistas"?
- Nunca tuve la intención de
hacerlo…
- No lo parece…
- Y bien, ¿la viste?
- Está en la terraza – lo miró
– pero yo que tu, no me acercaría… a menos que debajo de ese Smoking tengas una
muy gruesa y protectora armadura….
- Muy graciosa – dijo bufando –
¿está muy enojada? – agregó algo afligido.
- Pues… ella siente que tú
trajiste a esa zorra de Nicole con el único objetivo de humillarla en frente de
todos tus nuevos amigos.
- ¡Pero si yo estaba igualmente
sorprendido y molesto de verla! – se excusó con malhumor. – aparte no sé por
qué se molesta.
- Si, ahora hazte el ofendido…
- dijo ella casi burlona- Si tu no sabías de la presencia de esa mujer en tu
casa, será mejor que busques las palabras correctas para explicárselo a Miley.
Sabes que ella a veces no es la mas comprensiva, cuando está segura de que lo
que piensa es lo que es
- Si, lo sé – resopló. Ella sonrió
con ternura, pero luego le dió un suave golpe en el brazo.
- Y por favor, Nick… cuando la
veas, no seas tan…
- No voy a ser violento…
- Iba a decir cabeza dura, e
intolerante… – dijo ella – nunca pensé que lo fueras – él le sonrió.
- Solo quiero que entienda que
yo… - dijo en un tono de voz apagada.
- ¿Quieres seguir teniendo los
beneficios que el estar casado con ella te confiere, no? –preguntó con picardía
– Nick no aguantó y sonrió.
- Siempre fuiste demasiado
inteligente Demi…
- Querrás decir que te conozco
lo suficiente – y con una sonrisa en los labios, la dejó.
--
Quizás si hubiera estado en el
mismísimo polo norte, el frío de la noche podría haber calmado el calor que la
rabia y el dolor de ver a esa mujer en su casa. Pero no, estaba en la terraza
que daba al salón, en frente de un inmenso jardín nevado. No podía quedarse
quieta… Nick habia cometido la osadía de traerla a su casa. "Maldito mentiroso",
decía mientras iba de un lado al otro de la terraza. Desde el gran ventanal los
demás invitados se divertían… las risas se escuchaban amortiguadas, lejanas a
esa desazón que le provocaba la actitud de Nick… Traerla refregársela en su
propia nariz, y con eso humillarla… Presentarla como su esposa y toda esa
pantomima surgida después, fue parte de un plan… un simple ardid, para dejarla
en el mejor de los ridículos; ella sabía que aunque la presentara como la
mismísima reina de Inglaterra, para él no era más que una de sus tontas
mujeres… "su puta oficial".La selecta lista podría
simplificarse en ese momento en Nicole, esa mujer casada con la que pasara una
noche y quien sabe cuantas noches mas; se agregaba a su harén la reciente
adquisición francesa, la estúpida de Gabrielle y por supuesto ella tenía que
contarse en la lista. Si, señores… Miley Cyrus, la más estupida de todas, y
la mas crédula. Esa lista paseaba por su mente y se preguntaba con angustia
cuántas mujeres mas habría, que ella desconociera.
El ruido del ventanal al
cerrarse la hizo mirar de reojo. Nick estaba parado, erguido en toda su
estatura y dándose calor en las manos, refregándolas entre si. La imágen que
tuvo de Miley en esa terraza, podría asemejarse a un pequeño animal salvaje
enjaulado, y sabiendo lo que podría esperarle, se acercó lentamente
deteniéndose a una distancia prudencial. Vio el brillo de sus ojos, y las
esmeraldas centellaron, cuando Miley giró la cabeza y lo miró a los ojos. Nick
solo pudo abrir la boca, pero no pudo decir nada porque la pequeña mano de su
esposa se estampó con fuerza en su mejilla, dándole vuelta la cara.
- Que demo… - Trató de hablar
pero Miley lo interrumpió mostrándole el puño cerrado.
- No te atrevas a decir ni una
sola palabra – El la miró a los ojos - ¿Cómo pudiste traer a esa zorra a mi
casa? – chilló furiosa.
- Pero…
- ¡Pero qué, grandísimo
imbecil!
- Yo no sabía que…
- No me vengas con esa mentira
de que no lo sabías, porque no te creo nada, maldito…- El le tomó la mano antes
de que lo golpeara otra vez.
- ¿Puedes dejar que te
explique?
- ¿Explicarme qué? – dijo
soltándose – ¿Ya tuviste tiempo de inventar una excusa, no?
- Miley por favor… - dijo
suspirando.
- ¿Y encima te la llevaste para
hablar en privado?
- Creo que…
- le echaste un polvo demasiado
rápido, por lo que veo… - expresó dolida. Nick solo pudo mirarla sorprendido y
acto seguido comenzó a reír – ¿te parece gracioso?
- Si… - dijo y la abrazó-
porque me encanta cuando te pones tan furiosa… te hace ver más sexy… - agregó
casi acercándose al oído. Miley sintió una llamarada de rabia, porque creía que
él trataba de seducirla para evitar el escándalo… pero lo que mas rabia le daba
es que él, con esa sola acción, tan simple y tonta, estaba logrando su
cometido. Antes de sucumbir, se dió valor y se soltó.
- ¡No me toques! – lo miró – si
estás acostumbrado a hacer lo que quieras con tus locas amantes, ya te lo dije
hace tiempo… ¡yo no soy una mas de tus perras! – Nick bufó.
- Yo no la invite, ¿ok? – dijo
exasperado.
- ¡Mentiroso! – Gritó, y le dio
otra bofetada, que al parecer fue mas fuerte que la anterior porque le hizo a Nick
crujir los dientes.
- ¡Deja de pegarme! - Rugió-
¡no es divertido después del tercer golpe!
- ¿Lo dices por experiencia? –
preguntó con sarcasmo. El bajó la mirada, aun sobándose la cara.
- Eso fue un golpe bajo…
- ¡Claro! – dijo – ¿e invitar a
Nicole, que es?
- ¡Ya te dije que yo no la
invité! – dijo bajando la voz – ella solo lo dijo para molestarte, e hicieras
un escándalo… y por lo que veo ha logrado su cometido- Miley se dio vuelta para
no mirarlo, se apoyó en el barandal de piedra, abrazándose a si misma. De
pronto fue conciente del frío que hacía allí en la terraza, y ella estaba
cubierta sólo por su vestido. No lo miró. Tenía los ojos aguados y las lágrimas
estaban a punto de salir. Pero no iba a darle el gusto de que la viera herida. Nick
se acercó, y le colocó su chaqueta sobre los hombros, abrazándola desde atrás
por la cintura, y apoyando su mentón sobre el hombro de su mujer. – lamento
que…
- No digas que lo lamentas… -
dijo con una voz casi nasal - te divierte demasiado que ellas me refrieguen su
relación contigo. – suspiró – Nicole, Gabrielle… ¿quien mas de la lista de tus
conquistas aparecerá esta noche?
- Nadie mas… nunca me vinculaba
con gente con la que interactuaba – le dio un cálido beso en el cuello, que
hizo a Miley erizar su piel – Gabrielle… - la abrazó mas fuerte – en realidad a
ella la encontré de casualidad – ella resopló incrédula. El sonrió – si, la
encontré de casualidad y no me la pude quitar de encima desde que la encontré,
en ese restorante de "Los campos Eliseos"…
- Si claro… - dijo todavía
reacia a creer una sola palabra que le dijera.
- Es la pura verdad… - dijo
tratando de poner su mejor voz de inocente - ¿Por que crees que regrese antes
de tiempo? – ella se dio vuelta – una hora hablando con ella, está bien –
sonrió – dos, es un completo fastidio.
- Se perfectamente que tu no te
acercarías a una chica como Gabrielle para "conversar" – dijo seria. Nick
sonrió de lado, de la manera más sexy que Miley podría recordar, y haciéndola
olvidar momentáneamente de su intención por soltarse.
- En otra ocasión, puede ser… -
la miró a los ojos – pero ahora…
- No trates de congraciarte
conmigo, porque te aseguro que no lograras nada! – gritó – ¡si bien puedo
creerte lo de Gabrielle, lo de esa puta de Nicole, no te lo perdonaré jamás!
- ¿Por qué te molesta que Nicole…
- No… es… - lo miró – tu
faltaste a tu palabra – bufó – te dije muy claramente que no la quería cerca de
ti y tu…
- Te juro que es la primera vez
que la veo desde que fue a la oficina y… - pero Miley hizo como si él no hubiera
hablado.
- … ¡Y la invitaste!
- No – terció – yo no la
invité… Tú sabes perfectamente que me he mantenido al margen de todo esto de la
fiesta de Navidad. - la tomó por los hombros – tu y Rowling, mi secretaria,
fueron las únicas que se encargarían de hacer las invitaciones y entregarlas a
sus destinatarios. ¿Tú agregaste a Nicole a la lista de invitados? – ella lo
miro airada.
- Por supuesto que no, pero…
- Y no creo que lo haya hecho
mi secretaria… ella sabe perfectamente que Nicole nunca estaría en mi casa, por
mi expreso pedido.
- Si, pero… -él le puso un dedo
en su boca para interrumpirla
- Pero, de seguro los de
seguridad, tienen en sus manos la lista de invitados que entrarían esgrimiendo
tu invitación… - la miró sonriente – lista que por supuesto, tu y mi secretaria
confeccionaron meticulosamente… ¿la viste agregada ahí? – ella negó con la
cabeza – bien… si crees aun que alguien mas tocaría esa lista, podríamos llamar
al jefe de seguridad, para que estés tranquila.
- Pero eso no quita que ella este
aquí – dijo con voz pausada.
- Mira… hable con ella – Miley
resoplo - la trajo ese tonto de Hellmand, de seguro que ella lo engatusó
para...
- Si, claro, engatusar a un
pobre hombre… - dijo – una excusa muy pobre pero muy buena para estas
ocasiones, ¿no?
- Merlín, mujer, que molesta te
pones…. ¿Por que Nicole no es santo de tu devoción?
- ¿Por que? Porque la odio… me
enferma y me enfermas tú que quieres sacar provecho de todo esto… Dando vuelta
las cosas a tu antojo con el firme propósito de salirte con la tuya.
- ¿Yo? – dijo haciéndose el
inocente
- si, tu… - lo miro – quien me
asegura que tu no le has pedido a ese tal hell… como se llame, que la trajera,
pero fingiendo que era su pareja?- Nick por primera vez desde que salió a la
terraza la miró fríamente. Tanto que Miley se estremeció.
- Me parece que estás haciendo
una tormenta en un vaso de agua – Sentenció – Creo que debes terminar con esta
tonta actitud… - dijo serio, y en tono imperativo - Será mejor que te serenes,
arréglate el maquillaje, y después volveremos a la fiesta como si no hubiera
pasado nada… - a ella le pareció que Nick estaba mandando a su perrito que
dejara de molestarlo, y la rabia la cegó. – ¿Está claro?
- ¡Y una mierda que voy a
volver a la fiesta como si no hubiera pasado nada! – gritó – te lo dije muy
claramente… ¡no voy a tolerar que me des órdenes y hagas conmigo tu voluntad!
¡Eso de que me mandonees y me obligues a hacer lo que se te antoje se acabó!
- Mira… - trató de decir,
moviendo el dedo índice de su mano derecha.
- ¡Baja ese dedo antes de que
te lo arranque de una mordida! – Rugió. Nick abrió los ojos sorprendido - Me
importa muy poco que quieras amenazarme con no pagar la recuperación de mis
padres – dijo envalentonada – al fin y al cabo, con lo que hay en la cámara que
tu me asignaste para mis gastos personales, me alcanza y sobra para….
- ¿Veo que ya no eres tan
tonta, eh?- Dijo divertido – Así que piensas hacer uso de tu derecho legal como
esposa…
- asi es... Ya no soy la tonta
que vas a manipular a tu antojo – dijo apretando los dientes – pero no soy tan
basura como piensas – suspiró - di mi palabra y pienso cumplirla… Solo que no
voy a dejar que seas tu el que decida mi fortuna o mi desgracia...
- ¿Y que pretendes entonces? –
dijo
- Sé que firmé un contrato
donde acepto que tú tienes el poder en este matrimonio… - lo miró segura de sus
palabras – pero quiero de ahora en más, tener también el poder de decidir que
hacer…
- Bien, Hablemos entonces de
modificar las clausulas de nuestro contrato matrimonial ¿que quieres?
- No te preocupes, no es mucho
lo que quiero - respiró profundamente antes de seguir. - Quiero que se me
consulte con todo aquello que me concierna en esta la casa y en el matrimonio,
y lo más importante, en mi vida…
- Bien… creo que ya te he dado
esa libertad…
- No cuando veo a esa perra
paseándose por mí casa.
- Yo veo a Liam y no digo nada
– dijo sereno.
- ¡Por mi puedes romperle la
cabeza a ese idiota que no me molestaría en lo absoluto! – aulló – mándalo de
una patada al mismo infierno si quieres, y te aseguro que yo puliré el zapato
con el que le des una patada en el….
- Buen punto – rió – y creo que
entendí el mensaje…
- Solo te detuve, porque lo
trajo Bradsford, tu amigo…
- Está bien... entonces, tu
tomarás el control de todo lo que concierna a la casa y tu vida… siempre y
cuando me consultes antes de hacerlo.
- Dije que…
- Mira, acepto estos aires de
independencia, pero darte libertad, no significa que lo conviertas en
libertinaje… Al menos avísame lo que quieras hacer – ella asintió - ¿Algo mas?
- Yo… - se puso colorada de
repente y se apretó las manos para darse valor. Nick la miró tratando de
adivinar que es lo que se le ocurriría ahora. – yo también quiero tener poder
de decisión en cuanto…. – el color de la cara se intensificó – en cuanto… al
sexo – agregó en un tono muy bajo que Nick no escuchó.
- Disculpa, no escuché lo
último que dijiste….
- Si, lo escuchaste – dijo
terca.
- No, no lo hice – dijo mas
terco.
- El sexo…
- ¿El sexo de quien? – dijo
perdido en la conversación.
- ¡Nuestro! – dijo exasperada
- ¿Que tiene "nuestro
sexo"? – dijo divertido. Ella resopló resignada. Si ya habia tenido el
valor de decirle lo anterior, podía hacer un esfuerzo mas y decirle todo lo que
quería… aunque eso significara que se muriera de vergüenza al decirlo.
- Que yo quiero decidir
también… - lo miró – que yo quiero decidir también, cuando, donde, como y
cuantas veces… hacerlo… no quiero que sea solo tu decisión – Nick sonrió aun
mas y sin decir nada, la abrazó, mirándola a los ojos; se acercó y la beso con
dulzura. Miley suspiró y olvidando la vergüenza pasada, lo abrazó con fuerza e
intensificó el beso, introduciendo su inquieta lengua en la boca de Nick, que
lo hizo gemir. Rápidamente ella se separó, pero él aun la mantenía apretada a
su cuerpo.
- Estoy… muy de acuerdo con eso
– dijo entusiasmado.
- Pero si yo no quiero hacerlo,
tú tienes que aceptar mi negativa.
- Bien… pero… - la besó en el
cuello – exijo el derecho de seducirte, y con ello hacerte cambiar de actitud.
- Bien – dijo ella apoyando sus
manos en los anchos y masculinos hombros, en un intento de separarlo, aunque
fue en vano.
- ¿Algo más? – le susurró
sensualmente. – o quieres que sellemos nuestro nuevo contrato de otra manera… -
la invitación era excitante, pero Miley no se iba a dejar arrastrar por la
lujuria, y aunque hubiera asentido entusiastamente, se obligó a seguir con esa
actitud, de "Harás todo
lo que yo te diga esta noche, o te daré calabazas"
- Si – se separó bruscamente –
quiero que en este momento, saques a patadas a esa zorra de Nicole Anderson de
mi casa y de tu vida...
- Miley… - dijo suspirando.
- No hay ninguna concesión
sobre ese punto – se abrazo a él y acercó sus labios a los de Nick, pero no le
besó – te lo dije bien claro – lo miró – no quiero ser tu perra favorita.
- No lo… - dijo
- Cállate- él la miró y sus
ojos cafes , adquirieron un tono oscuro, debido a su excitación – No quiero ser
tu perra favorita… – le dio un beso brusco y caliente, que lo desestabilizó,
antes de separarse, lo mordió delicadamente en su labio inferior, como
marcándolo. Nick sintió en ese momento que perdía toda la racionalidad – quiero
ser tu única perra. – y volvió a besarlo, para que no le quedaran dudas, de lo
que decía. - ¿Está claro?
- Okay – dijo ciego de deseo. –
claro... como el cristal…
- Bien… - le acarició la nariz
con la suya, y luego ronroneó - si quieres que la cláusula pequeña del contrato
se cumpla esta noche, serás mejor que te apresures en hacer lo que te exijo –
él la miro sin entender - Te daré cinco minutos, de los cuales utilizarás los
dos primeros para correr a esa puta, y yo utilizaré los minutos restantes para
tranquilizarme y volver a la fiesta, como tu quieres… - lo besó fugazmente -
como si aquí no hubiera pasado nada – El se quedó mirándola un segundo – el
tiempo corre…. Y ya te quedan cuatro minutos y medio… - sonrió – yo que tu no
los desperdiciaría en quedarte como un estupido mirándome – Le devolvió la
chaqueta, se dio vuelta, y se apoyó en la baranda – a menos que no quieras
terminar la noche en mi cuarto. – el sonido amortiguado de la música en el
salón fue lo único que se escuchó en los siguientes diez segundos. Luego Nick
se acercó a su oído con la respiración entrecortada.
- Solo dame un minuto… - Miley
no dijo nada, y escuchó el fuerte ruido de la puerta al cerrarse. Sonrió
satisfecha. Al menos esa noche, iba a salirse con la suya. Exactamente un
minuto y medio después de que Nick se marchara, Miley vio que por el jardín,
una muy ofuscada Nicole se marchaba, amablemente acompañada por dos guardias de
seguridad que le cerraron las rejas en su nariz. Dos minutos después, Demi la
encontró aun en la terraza con una gran sonrisa en los labios.
- ¿Todo bien? – pregunto Demi.
- Si… - la miró- ahora está
todo en orden.
- ¿Y antes?
- Antes… - sonrió - solo tuve
que poner algunos puntos sobre las ies – rió...
- Veo que ya se te pasó el
enojo… - dijo divertida.
- No era enojo – dijo tomándola
del brazo – solo es darme mi lugar – miró hacia la puerta– ¿has visto a Nick?
- Bueno… luego de discutir,
discretamente con tu amiga… - rieron - dejó que los guardias la escoltaran a la
salida y segundos después, se unió al grupo de "peces gordos".
- ¿Peces gordos?
- Si… tu sabes, los socios del
resort – bufó – Joe estaba charlando con ellos porque cree que es una buena
idea invertir algo de lo que gana como presidente de la tienda de artículos de
calidad para el Quidditch.
- No es tan tonto entonces…
¿eh?
- Pero yo le he dicho que tiene
que analizarlo con calma… no es poco el dinero que quiere arriesgar…
- Nick, ha invertido la mitad
de su fortuna y si él piensa que será una excelente inversión, que rendirá
frutos, no deberías poner objeciones con el dinero – Demi la miró sorprendida.
- Parece que confías mucho en Nick
últimamente. – dijo suspicaz.
- Bien – dijo al abrir la
puerta el calor y la música del salón las abrazó – digamos que últimamente Nick
está más que dispuesto a cumplir su palabra – sonrió con picardía y luego la
miró. Hacía tiempo que su cuñada tenía una actitud diferente, se veía mas
femenina, mas relajada respecto a la vida - ¿Vas a decirme por que estas tan
distinta últimamente?
- ¿Por qué lo dices? – dijo Demi
sin entender.
- No lo se – respondió dando
una fugaz mirada al salón – tienes la piel mas suave, la mirada brillante –
sonrió- tu pelo esta tan enmarañado… ¿que tienes para decirme?
- Nada… aun – susurró para si,
pero aun con la música y las risas, Miley pudo escucharla.
- ¿Pero hay algo para decirme?
– Preguntó preocupada – ¿Es Joe?
- Está todo bien entre tu
hermano y yo, no tienes nada de que preocuparte – Continuaron caminando,
charlando y riendo como en los viejos tiempos en Hogwarts, donde era todo
alegría y despreocupación, cuando encontró lo que en principio estaba buscando
desde que entró al salón. Nick estaba acompañado de un grupo de empresarios
cuando lo divisó a los lejos. Sonrió. Le encantaba verlo discutir sobre
negocios. Era imposible de creer que ese niño tímido y escuálido, que no quería
ser el centro de atención en el pasado, se hubiera convertido en el hombre que
estaba frente a ella; tan extrovertido, vehemente y completamente seguro de si
mismo. Tan avasallante y sexy cuando gesticulaba, movía las manos… segundos
después se acomodaba los lentes y sonreía… ¡Merlín, esa sonrisa…! Miley estaba
convencida que con esa sonrisa podía detener la guerra, hacer desaparecer el
hambre y curar el hombre. La manera en que sus labios se tensaban y sus
mejillas se contraían… suspiró. Lo amaba tanto, que estaba segura que besaría
al mismísimo demonio y aceptaría de vivir en el más sofocante infierno si él se
acercaba sonriente y se lo pedía. Se arrimó cautelosamente, y sin importarle
que Nick estuviera rodeado de hombres de negocios, le pasó la mano suavemente
por la espalda. Ese efímero contacto hizo a Nick tensarse por completo y cuando
giro para encontrarse con ella, y esa mirada que eclipsaba hasta el mismísimo
sol; se aproximó a su rostro y le dio un suave beso en los labios. Nick se
sorprendió al principio por la actitud de su mujer, pero al instante la atrapó
por la cintura, acercándola a su cuerpo e intensificó el beso. Se separaron y
se miraron a los ojos fijamente.
- ¿Entonces... tenemos ahora
otro trato? – dijo perdido en esa mirada azul. Ella sonrió y le dio corto
beso.
Si… ahora tenemos otr
contrato... – se abrazaron quedándose así por un largo rato, hasta que un
carraspeo los hizo separarse y recordar que no estaban solos. Miley sonrió
mirando a los allí presentes.
- Espero que estén pasando una
agradable velada, caballeros – dijo aun abrazada a su esposo.
- Cariño – dijo Nick acariciando
su espalda desnuda – tu sabes como somos… – rieron.
- Cuando hablamos de negocios -
dijo Bradsford- siempre pasamos una velada agradable.
- Pues… creo que eso no está
bien señores – dijo en tono de reproche. Ellos la miraron sin entender –Pienso
que no es de caballeros dejar en una velada tan importante a sus mujeres
solas... – sonrió – yo, por ejemplo, tengo muchísimas ganas de bailar, y mi
querido esposo, que siempre me da con todos los gustos… - le acarició la
mejilla con la punta de su pecosa nariz, que hizo a Nick reír.
- Miley… - dijo divertido –
estamos hablando de algo importante – ella se puso seria - es sobre el negocio
que tenemos en el Caribe...
- No dudo que sea importante,
como todo lo que haces... – él sonrió - pero creo que tienen demasiados días en
el año para hablar de trabajo… dudo que los negocios fracasen por divertirse al
menos uno o dos días…- suspiró - vamos caballeros, hoy es Navidad… y yo quiero
bailar.
- Miley … - dijo Nick serio.
- Nick… por favor…
- No puedo complacerte en este
momento – le acarició el rostro – estamos a punto de llegar a un acuerdo muy
importante y..
- Pero… - rezongo ella.
- Si me disculpan…. – dijo una
voz siseante y gélida que los hizo girar abruptamente hacia donde estaba parado
Liam – Como bien lo dijo el señor Jonas, yo soy un simple empleado que no tiene
que tomar decisiones con respecto al tema del que están hablando – Miró a Miley
- Seria un honor para mi, si la señora aceptara bailar conmigo… - miró a Nick
desafiante y con la cara tensa – Claro… si su esposo me lo permite… - Nick
sintió que todo el odio del mundo se concentraba en su puño derecho y lo
obligaba a romperle la cara a ese idiota.
- Yo creo que…
- Por supuesto que acepto,
señor
Hemsworth – dijo Miley sonriente – Mi esposo no pondrá ninguna objeción – lo
miró – ¿Verdad, cariño? – si hubiera podido, Nick habría chillado como un niño
caprichoso negándose rotundamente, y jurándole que en el momento que ese hurón
moviera un pie, le cortaría con sus dientes, la garganta, pero solo pudo
asentir.
- Solo una pieza musical… -
dijo cortante. Ella lo besó en la mejilla.
- Solo hasta que tu decidas que
esta noche la diversión es mas importante que el trabajo. – Liam lo miró
sobradoramente y Nick cerró los puños dispuesto a comérselo vivo en cuanto
hiciera algo indebido en frente de todos, con su mujer. Bradsford pareció
adivinar lo que Nick pensaba, porque tomó abruptamente del brazo a Liam y este
lo miró interrogante.
- Mucho cuidado, muchacho… - Liam
arqueó una ceja – No saldrás vivo de esta casa, si te pasas de la raya – Liam
sonrió.
- No se preocupe – dijo y
Bradsford lo soltó – y tendré en cuenta su consejo – Y, haciéndole una breve
reverencia a Miley, le indicó el camino hacia la pista, dispuesto a jugarse con
ella la ultima carta.
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