-Al
principio, estabas muy enferma, luego, cuando saliste del coma, no recordabas
nada -le recordó Robin-. Nuestra hija no tenía ninguna marca de nacimiento que
nos ayudara a asegurarnos. En aquel momento, no había nada que desentonara. Te
habías hecho mayor y naturalmente habías madurado y habías cambiado.
Nick observó
el desconcierto en el rostro de Miley y le dijo murmurando:
-Lo
que están tratando de decirte es que ellos no son tus padres.
-No
son mis padres -repitió Miley como un niño obediente. No podía creerlo,
simplemente no podía creerlo-. Eso es una locura... ¿por qué me decís algo así?
-Hemos
llegado a quererte mucho -le explicó su padre, que, según Nick , no era su
padre-. De hecho, al darnos cuenta de la persona tan maravillosa en la que se
había convertido nuestra hija, nos sentimos tremendamente felices.
-Pero
con el tiempo empezamos a descubrir cosas sobre ti que no encajaban y que no
podíamos pasar por alto, pero que tampoco podíamos explicar. Tú cantas muy
bien, mientras que nuestra hija era incapaz de entonar siquiera. Hablas francés
casi como un nativo... nuestra hija no pudo ni aprobar el francés del
instituto, era un desastre con los idiomas.
Repentinamente
encerrada en su propio mundo, Miley recordó la noche en la que su padre
llevó a cenar a un cliente francés. En el momento en que aquel hombre dijo una
frase en francés, sin darse cuenta, ella le contestó en el mismo idioma sin
titubear un segundo. Ahora se acordaba de los sorprendidos que se quedaron sus
padres. Entonces, no se dio cuenta. Todo lo contrario, estaba encantada porque
aquel señor le dijo que hablaba muy bien francés. Por aquel entonces tenía la
sensación de no poseer ningún talento que le pudiera ser de alguna utilidad,
así que fue muy agradable descubrir que no era así.
-Todas
las cosas que no concordaban ya las que al principio no prestamos atención,
empezaron a venírsenos encima. Tu letra es muy diferente -dijo Robin Jennings
con un suspiro-. Te encantan los gatos,Miley era alérgica. Desesperados,
empezamos a intentar encontrar cosas de ti que nos recordaran a nuestra hija,
pero no había ninguna.
-Pero,
la pulsera... yo llevaba la pulsera de la abuela.
-Nuestra
hija debió venderla. Es cierto que se la llevó cuando se marchó de casa, pero
en realidad no le gustaba demasiado. Quizás tú la compraste, o te la regaló
alguien. Fuimos unos tontos en fiarnos tanto de una simple joya -admitió Davina
apesadumbrada.
-No
es posible -dijo Miley muy despacio. De pronto la pulsera que ella había
tenido como un talismán acababa de perder toda su importancia.
Nick le
hizo un gesto tranquilizador
-A nosotros nos
encantaría que no quisiera creerlo -anunció Davina Jennings a la vez que
lanzaba a Nick una amarga mirada de desprecio-. Para todos los efectos
ella es nuestra hija, la queremos y no queremos perderla. Ni Robin ni yo
queremos que nada cambie, ya se lo dijimos anoche.
-Y
yo les pregunté qué pensaban hacer si aparecía la verdadera Miley -le
recordó Nick sin titubear.
Davina
se puso a la defensiva.
-No
es muy probable que eso ocurra después de diez años.
-No
me puedo creer que esto esté sucediendo de verdad -intervino Rob después
de un tiempo-. Me estáis diciendo que no soy vuestra hija, que nunca lo he
sido... que la vida que vivo en realidad pertenece a otra mujer.
-Tu
nombre es Destiny Hope Henner y tienes veinticuatro años -le informó
Nick -. Y mientras yo esté aquí, no tienes nada que temer.
«Destiny»,
pensó aturdida. Me llamo Destiny . Intentó con gran esfuerzo concentrarse en
algunos pensamientos que se cruzaban por su mente como relámpagos. Observó con
dolor y total desorientación a las dos personas que había creído sus padres.
-¿Cuánto
tiempo hace que sabéis que no soy vuestra hija?
El
silencio era ensordecedor. Parecía que ninguno de los dos quería contestar.
Pero a Nick no le ocurría lo mismo.
-Hace
unos dieciocho meses que lo saben, solo entonces se admitieron el uno al otro
lo que los dos por separado sospechaban.
-Estuvimos
toda la noche hablando -interrumpió de golpe Robin Jennings-. Pero no sabíamos
qué hacer. Tú nos habías aceptado y nosotros os queríamos mucho a Lucas y
a ti. Para todo el mundo tú eras nuestra hija.
-Era
preferible guardar el secreto antes de tener que hacer frente a la vergüenza de
admitir que habíais cometido un error tan atroz -los acusó Destiny , que deseaba
desesperadamente seguir siendo Miley y que, en ese momento, odiaba a
todos los que se encontraban en la habitación. Todos ellos sabían quiénes eran
y cuál era su sitio, sin embargo ella era una intrusa incluso para sí misma.
-Éramos
felices con las cosas tal y como estaban -explicó Davina con vehemencia-.
¡Seguimos creyendo que nada tiene por qué cambiar!
Destiny los
observó sintiéndose cada vez más cansada.
-Yo
voy a hacer todo lo que esté en mi mano para encontrar a su verdadera hija -les
prometió Nick -. Pero
Destiny no se puede quedar aquí por más tiempo.
-Claro
que puede si ella quiere -afirmó Robin Jennings tajantemente.
-Podrá
mantener el contacto con ustedes, incluso visitarlos. ¡Pero lo hará como la
persona que realmente es y no como la que a ustedes les gustaría que fuera!
-
Nick tenía la atención puesta en el rostro de
Destiny y en sus ojos
horrorizados-. Ella tiene otra vida y tiene que conocer esa otra vida antes de
tomar ninguna decisión.
-¡Por
amor de Dios, pero si está prometida... se va a casar dentro de nada! --exclamó
Davina.
-¿Y
cómo crees que va a reaccionar Jason ante este engaño? -gruñó su
marido-. Yo me encargaré de eso, quedaré con él y se lo explicaré todo.
Destiny estudió
la situación en medio de una terrible sensación de irrealidad.
Nick se mantenía
de pie apartado de los demás, con su característica autodisciplina. Sus
brillantes ojos la miraban sin poder ocultar la compasión que hacía
que
Destiny solo deseara morir. Se puso en pie y salió de la habitación.Cuando
Davina se levantó dispuesta a seguirla,
Nick la detuvo agarrándola por el
brazo.
-Señora
Jennings, en esto no puede ayudarla. Al menos, no ahora. Se siente traicionada
por las dos personas en las que más confiaba. Necesita tiempo para asimilarlo.
-¿Y
cuáles son sus planes para ella, señor Uckermann? -le preguntó Davina con
amargura.
Nick miró
a la pareja con hostilidad. Quizás quisieran a
Destiny , pero le habían hecho
mucho daño. Tres años antes le habían negado la ayuda profesional que
necesitaba; no hicieron nada para ayudarla a recuperar la memoria. Y, lo que
era totalmente imperdonable, cuando se dieron cuenta del error que habían
cometido, fueron demasiado egoístas como para resolverlo. Prefirieron no
considerar el hecho de que la desconocida que habían identificado como su hija
debía de tener otra vida en algún lugar.
Destiny estudió su imagen en el
espejo de su dormitorio.
«¿Quién
soy? ¿Quién es
Destiny Hope Henner?»
Esa
no era su casa, allí no era donde ella había crecido. Esas personas que estaban
abajo no eran sus padres. Nada de lo que creía suyo lo era realmente.Al sentir
que el mundo que ella había creído real con tanta inocencia se venía
abajo,
Destiny experimentó una ráfaga de auténtico terror.
-
Destiny ...
vuelve al hotel conmigo.
Se
dio la vuelta y miró a
Nick . El más profundo odio recorrió su cuerpo. Él
había provocado todo aquello, le había destrozado la vida.
-Te
odio... -consiguió decir temblando.
-Lo
superarás -le prometió
Nick sin atisbo de duda.
-Yo
quiero a Jason -admitió ella mirando hacia otro lado.
-También
eso lo superarás -afirmó ásperamente.
-¡No
puedes quitármelo! -exclamó
Destiny con repentina violencia-. ¡Me puedes
quitar todo lo demás, pero a Jason no!
-No
es posible que lo ames -la mirada de
Nick era oscura como una noche sin
luna y su tono de auténtico desdén-. Es imposible. ¡Él no es nadie, no es nada!
Destiny apretó
los dientes con fuerza.
-¡Es
el hombre al que quiero!
Nick respiró
hondo, sus ojos dorados tenían un brillo amenazador.
-¡No
es posible que estés enamorada de un tipo calculador como ese!
-¡Lo
mío con Jason no es asunto tuyo! ¿Es que no has causado ya bastante daño?
Él
la observó un instante y luego, sin previo aviso, se acercó a ella, la rodeó
con sus brazos y la besó. De pronto, ella se dio cuenta de que su cuerpo ardía
en cada punto que se encontraba en contacto con el de él. El ardiente ataque de
aquella boca grande y sensual fue como una revelación. Nunca nada le había
parecido tan necesario. Un ansia irreprimible se estaba apoderando de ella con
tal fuerza que la cabeza le daba vueltas. Arrastrada por la más poderosa
excitación, se pegó a su masculino cuerpo a la vez que sus labios expulsaban un
gemido que expresaba su rendicion.
-¡Miley !
-interrumpió Davina alarmada.
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