Nick tardó una hora en hablar
con Paul Simmons. Estaba seguro que la sociedad que acababa de realizar con el
decorador iba a procurarle nuevos réditos. Pero si debía ser honesto, eso no
era lo que buscaba. Había visto el gran potencial que Paul tenía y cuán
desaprovechado estaba en una empresa como Jacobs
y asociados. Por esa razón, en el transcurso de la fiesta, ideó un plan
para poder salvar el problema de la decoración de las cabañas del resort
caribeño, y además hacerle un favor a ese joven que tan desinteresadamente ayudara
a Miley. No le pareció descabellado que Simmons saltara de la butaca cuando le
propuso hacerse cargo del emprendimiento, de manera independiente de Jacobs, y
le alegrara su patrocinio para comenzar su propia compañía de decoración y
diseño.
Cruzó el salón. La casa estaba
silenciosa. Atrás quedaban el bullicio y las risas de todos los invitados. Todo
había resultado como esperaba: la presentación en sociedad de su esposa y la
fiesta, a pesar de que para Nick todo lamentablemente era una parodia. La representación
o puesta en escena había funcionado a la perfección, a pesar de algunos
inconvenientes insospechados, como la llegada de Nicole y el mismísimo demonio
de Liam Hermsworth… Ni siquiera esos cabos sueltos habían sido un problema
imposible de solucionar.
Subió la escalera despacio,
cumpliendo casi el mismo ritual que cumpliera la primera vez que la tuviera
entre sus brazos, después de la fiesta de Halloween. Le daba tiempo, la dejaba
prepararse para lo que vendría. Ahora tenía una ventaja… no tendría que luchar
con lo que lo esperaba en la planta alta. Esta vez tenía a Miley dispuesta, y
toda para él. Mientras arrastraba parsimoniosamente los pies sobre los
escalones de piedra, Nick pensaba en las palabras que ella le dijera durante el
baile en el salón. Aquellas que se filtraron entre el bullicio de tanta gente
alrededor. Esas palabras que le imploraban ternura y amor a la hora de la
entrega, y no solo sexo. ¿Podría ser que ella le estuviera pidiendo, de manera
velada, que la amara? Sacudió su cabeza en forma negativa. Por más que deseara
fervorosamente que esa pregunta fuera afirmativa, no era tan tonto para hacerse
ilusiones al respecto; porque sabía que no era cierto. Ella no lo quería Se
inclinaba a pensar que para Miley, Nick cumplía el mismo papel que Nicole tenía
en su vida pasada. El estaba en su vida para la diversión, para el sexo, el
quitarse las ganas. Se angustió de repente deteniendo la marcha en el descanso
de la escalera, con una duda asaltándole la mente. "¿Y si en algún momento ella
se cansa de mi? ¿Hará lo mismo que yo le hice a Nicole? ¿Me abandonará ella sin
contemplaciones? No", pensó. "Eso no sucederá nunca, porque
no voy a convertirme en un juguete que se usa y luego se tira. No voy a darle
todo lo que quiere… No voy a brindarle ni una oportunidad para que se canse de
mi." Sacudió la cabeza
para quitarse los malos pensamientos. Ese no era momento para vacilaciones. Era
el momento de actuar y disfrutar. Terminar la noche como lo había imaginado
durante todo el día.
Con el saco de su Smoking al
hombro, continuó su marcha subiendo los escalones, de a uno por vez con
lentitud y la mirada puesta en el piso superior. Ya no tenía la imperiosa
necesidad de poseerla, que asaltara sus sentidos durante la fiesta. Sonrió al
recordar la escena en el pequeño e incómodo automóvil de Miley. Sus ojos
azules encendidos, brillantes, demostrándole el mismo deseó que él le
demostraba con caricias; sus besos húmedos y esa manera tan sensual de morderse
el labio inferior que Miley tenía cada vez que él le acariciaba el pezón con la
punta de su lengua. Tragó en seco. Un recuerdo… Bastaba sólo un recuerdo, y sus
instintos ya estaban despiertos nuevamente. Al llegar al pasillo del primer
piso, divisó la puerta de la habitación de su mujer, mientras iba quitándose
con parsimonia los gemelos en forma de snitch. Cerca de su objetivo, bajó la
mirada para guardarlos con cuidado en uno de los bolsillos de su saco, y al
levantarla, frente a la puerta, una nota pegada a ella, a la altura de sus
ojos, lo descolocó.
"Puerta
equivocada.
Piensa
bien y elige con cuidado…
Solo
tienes una oportunidad…"
G.
Maldijo al mismísimo demonio,
pero al instante sonrió con malicia. "Bien
ratita, ¿quieres jugar? Juguemos entonces…" miró hacia el resto de las puertas.
Casi todas estaban cerradas, excepto una que sospechosamente estaba
entreabierta. La sonrisa socarrona que mostraba se borró de su cara
súbitamente, al darse cuenta que era la puerta de la única habitación donde
ella no tenía permitido entrar… La suya. Emprendió el camino hacia su destino,
tenso e irritado, sintiendo en sus entrañas un fuego intenso, pensando que
Miley estaba tirando demasiado de la cuerda. Primero, la escena pugilística en
la terraza; luego esas extrañas peticiones de sexo sin protección… bueno, no
era que se quejara de esto ultimo. De hecho, ya había sido resarcido
placenteramente por las demandas de su mujer. Pero su cuarto no. En eso no
claudicaría nunca. Su cuarto era su refugio, aquel donde ella no dominaba, "ni dominará nunca." El único lugar en el cual no podía
dañarlo. "No pequeña, en
mi habitación no. Fue un error muy grave el que cometiste ratita… en esto no
podré complacerte"Apuró el paso. "Yo voy a enseñarte que hay
cosas y espacios que se respetan. Mi cuarto es mío y ni tu ni nadie tiene
derecho a violar mi intimidad, y…" abrió
la puerta, "…y…" Toda la replica pensada, y aquel
monólogo tan efusivamente ensayado respeto a la propiedad privada, se fueron al
diablo cuando sus ojos se enfocaran en el interior del cuarto y los abrió mas
al ver su cama. Sus adoradas y sensuales sábanas negras habían sido cambiadas y
reemplazadas por unas de satén verde oscuro, que le daban al lecho un aspecto
aterciopelado. La iluminación constaba de unas pocas velas, de diferentes
formas y tamaños, blancas y doradas colocadas en las mesas de noche, y otras
pocas mas, ubicadas estratégicamente alrededor y en la chimenea, brindando una
atmósfera cálida, afrodisíaca y adecuada para lo que iba a suceder allí. Pero
sobre todo, el aire estaba contaminado de ese perfume, tan embriagador como la
persona que lo usaba: jazmines, que dispararon los sentidos de Nick hasta la
estratosfera. Recorrió lentamente, con la vista cada uno de los rincones,
cuando su cuerpo se tensó de repente, al girar y observar al objeto de sus
deseos: la pequeña y esbelta figura femenina estaba descalza, inclinada
sugerentemente sobre una pequeña mesita cerca del ventanal, y encendía una de
las velas, con una sensualidad innata. Ya no vestía el sofisticado y atractivo
vestido verde esmeralda… ya no llevaba las opulentas joyas, ni maquillaje.
Miley estaba al natural, tal como a él le gustaba. Su cuerpo lucía un atrevido
camisón de seda, de color negro que no le llegaba ni a la mitad de los muslos,
revelando sus piernas blancas, suaves, delgadas. Nick jadeó al subir la mirada
y observar detenidamente la parte superior de la prenda, que tenía un sugerente
encaje rojo, cuya transparencia permitía vislumbrar sus senos. Su cabello
estaba suelto y caía hacia un costado… parecía bailar al compás de la titilante
llama de la vela recién encendida.
Miley sonrió. Habría logrado lo
que quería, dejarlo sin palabras. Sabía que trasladarse hacia sus dominios sin
permiso, sería el detonante para una eterna discusión, pero también sabía que,
si lograba llamar la atención de Nick y desviarla hacia sus propósitos, tendría
ganada esa pequeña batalla. ¡Y vaya que lo habia logrado! Ahí estaba él, mudo,
con los ojos casi saliéndose por las orbitas, y babeando.
"Lo único que te falta
es que babees" pensó
Nick, al ver la manera en que ella sonreía. Miley sonreía y toda lógica para
Nick carecía de sentido. Y se convenció que por el momento no iba a sacarla de
allí. Esa noche no. Mañana tendría tiempo para reprocharle su actitud. Esta
noche gozaría de esa mujer como si fuera la última noche de su vida. Cerró los
ojos para serenarse un poco. No era bueno para su salud mental desearla como lo
hacía. Sentir esa manera enfermiza de arrancarle con violencia la ropa, bueno,
la poca ropa que llevaba puesta, y arrojarla con demencia a la cama para… No,
lo mejor era serenarse y dejar que ella le mostrara lo que tenía preparado para
ofrecerle. Abrió los ojos. Ella aun estaba en la misma posición, observando el
suave danzar de la llama. Fue al levantar la cara, ver sus ojos azules y
cruzar las miradas, cuando Nick se convenció de que existía Dios. Y le
agradeció en silencio el darle la vida a ese ángel que lo miraba con el deseo
prendido en esos ojos azules , que con la luz de la vela se tornaban dorados,
hipnotizantes. Miley volvió a sonreír y se enderezó, para juntar sus labios y
soplar sensualmente el cerillo que tenía en una de sus manos. Nick en ese
momento, se preguntó que carajo hacía aún vestido. Ella se acercó despacio,
logrando que Nick se sintiera un indefenso ratoncito a punto de ser devorado
por una salvaje gata… no, era un pantera, tan hermosa y peligrosa a la vez.
Luego se preguntó si en verdad era sensación o el deseo de que así fuera.
Suspiró. Ella lo estaba volviendo loco.
Creí que no ibas a saber
resolver el enigma de la puerta. – dijo Miley, mientras dejaba la caja de
cerillos y se acercaba.
No es una de tus grandes obras…
- dijo en un tono de voz cargado de lujuria. Ella sonrió.
Llegas tarde – Agregó Miley,
mientras acomodaba su cabello detrás de la oreja, dejando al descubierto su delgado
y blanco cuello. Nick no respondió. Tenía la sensación de que la lengua se le
pegaba al paladar, cada vez que miraba la parte de adelante de su ropa de
dormir – dijiste que solo tardarías un minuto…
Eh… - solo pudo responder
después de carraspear nerviosamente.
Más de una hora… - dijo en tono
de reproche. Nick arqueó una ceja expresando sorpresa- mmm... – suspiró- creo
que tendré que castigarte… - sonrió mostrando sus dientes, y Nick abrió los
ojos anonadado. Cuando iba a argumentar una defensa, ella le puso un dedo entre
los labios – los zapatos…
Los… - la miró confundido –
¿los zapatos?
Si, los zapatos – dijo ella
divertida – quítatelos… ¡Ahora! - Nick no esperó que se lo dijera dos veces. El
par de zapatos voló de sus pies en solo dos movimientos- Me gusta que seas tan
obediente… - Nick sintió una gota de sudor bajar desde su cabello por el
costado del rostro. Ella le secó el sudor delicadamente con sus dedos, para
luego rodear su cuello con sus brazos y besarlo, suave, pero tan intensamente,
que hizo a Nick gemir. Cuando él abrió los ojos, al sentir que ella se separaba
levemente, vio que entre sus dedos tenia un pañuelo de seda roja.
Miley… - suspiró.
Silencio señor Jonas… - dijo
ella divertida – hoy no dirás nada… no moverás un dedo – sonrió – solo te
limitarás a hacer lo que yo quiera… - le mostró la prenda que tenía en la mano
– ¿estás de acuerdo? – él asintió – bien… no quiero que hables, si hablas me
distraes…
¿Puedo tocar? – dijo en un
susurro, y tratando de acariciar su cara – ella se separó rápidamente y negó
con la cabeza.
Solo si yo te lo permito…
¡No se vale! – dijo simulando
enojo.
Es mi juego, señor Jonas, - lo
miró – o lo juegas con mis reglas, o puedo retirarme a mi cuarto.
Ni si quieras lo pienses… –
Bramó. Ella sonrió
Entonces, estamos de acuerdo… -
lo besó, y él, aprovechando la pequeña distracción de su mujer, la acercó a su
cuerpo para intensificar el beso. A pesar de las protestas de Miley, su mano se
disparó hacia la nuca, evitando que ella se apartara, y se hundió en su boca. Ella
le permitió un instante de rebeldía, pero luego se separó. Nick protestó con un
gruñido.- los pantalones… - dijo, desbrochándole el cinturón. Nick no supo en
que momento sus pantalones salieron de su cuerpo, yendo a parar cerca de la
puerta.- siéntate en la cama… - él se acercó al borde del colchón y obedeció
con entusiasmo. Ella se subió a la cama y lo rodeó quedando detrás de él. Besó
con suavidad su cuello erizando su piel, y con cuidado, deslizó el pañuelo rojo
entre sus manos y lo ató alrededor de su cabeza tapándole los ojos. "Estoy perdido", pensó Nick, al sentir que la suave
tela lo envolvía en una apasionante oscuridad. Pero aun con la excitación
nublándole los sentidos, una pequeña vocecita de alarma sonaba en su
subconsciente, obligándolo a decir lo que surgió de sus labios, mientras las
manos de Miley lo acariciaban por debajo de la camisa.
¿Vas a matarme verdad? – dijo
jadeando. Ella rió débilmente, y se acercó a su espalda, y casi rozando el
lóbulo de su oreja izquierda con sus labios contesto.
No… - sonrió y sus dientes
apresaron la delicada piel, haciéndolo gemir – pero te gustaría? – él no hizo
ningún movimiento, ni respondió completamente ebrio de placer.-
Definitivamente, no me servirías muerto en este momento Jonas – Susurró, tan
cerca de su oído que Nick sintió un cosquilleo que le calentó furiosamente el
cuerpo. Luego Nick sintió como sus manos, desabotonaban delicadamente la
camisa, y sus dedos de seda, lo acariciaban mientras la deslizaba por sus
brazos, quitándosela, y dejándolo sólo con la ropa interior. Nick tragó en
seco, cuando ella recorrió su pecho desnudo rasguñándolo suavemente, haciéndole
erizar la piel. Instantes después, su boca, seguía el mismo recorrido que antes
hicieran sus manos. Suspiró, al tiempo que Miley lo jalaba del cabello hacia
atrás, y fundía sus labios con los de Nick. Era un beso cargado de deseo, furia
y lujuria. Nick deslizó su lengua desesperado, deseando poseerla de esa manera,
queriendo tomar el control en algún punto, pero estaba completamente seguro que
por el momento se encontraba a merced de esa pequeña y sensual arpía. Y así,
sin siquiera advertirlo, Miley se separó. Nick gruñó en protesta, y ella rió-
deslízate por la cama… - él tanteó la suave sábana y escuchando la dócil risa,
atinó a apenas moverse hacia atrás. Ella lo jaló suavemente del pelo una vez
más, dejándolo de espaldas sobre la suave tela.
Miley… quiero verte – solo pudo
decir.
No… - sonrió. – ese será tu
castigo… no puedes ver nada, solo utilizar tus otros sentidos.
Entonces, - agregó con una
picara sonrisa - puedo tocar…
Solo cuando yo lo permita… -
respondió al tiempo que se sentaba a horcajadas, y apretaba con sus piernas el
cuerpo masculino. Nick jadeó bruscamente cuando la sintió refregarse en su zona
más sensible.
Maldita… me estás volviendo
loco.
Esa es la idea señor Jonas… –
Nick estaba entregado. Sus manos eran retenidas por las manos de Miley sobre su
cabeza, mientras ella se dedicaba a besarlo. Su boca abandonó los labios
masculinos para comenzar a bajar. Se detuvieron en el cuello, y la garganta,
mordisqueando, lamiendo, haciendo que Nick solo pudiera maldecir por lo bajo y
suspirar, a medida que ella se dirigía hacia su torso. Su lengua siguió el
recorrido hacia el sur, y en un instante Nick se tensó nervioso, al sentir sus
dedos jugar con el elástico de su ropa interior. Las manos de Nick quedaron sin
reacción sobre la cama, con su cabeza ligeramente levantada, tratando de
atisbar algún sonido, y deseando que en ese preciso instante tuviera la fuerza
suficiente para quitarse el maldito pañuelo y mirar; mientras ella bajaba
lentamente la prenda. Sintió el movimiento del colchón cuando ella volvió a la
cama, y también sus piernas cuando se acomodó sobre su cuerpo, aunque no había
contacto íntimo. Nick estaba ahí, casi sin poder moverse, queriendo quitarse la
venda, pero también gozando de la sensación de sentir sus caricias, los tersos
muslos femeninos apretando los duros músculos de sus piernas; queriendo más.
Miley retomó el camino de los besos hacia el sur. Nick tragó en seco y perdió
toda noción, cuando sintió su mano alrededor de…
No… no lo hagas…- solo pudo
decir. Miley puso su dedo índice sobre su boca, y él lo lamió desesperado – no
tienes por que hacerlo, Miley en verdad… - ella rió, y él solo pudo sentir su
movimiento descendiente - ¡mierda!!! – únicamente pudo expresar cuando sintió
la lengua húmeda sobre su parte mas sensible. Todo lo demás quedó en la nada.
Solo la sensación de completo abandono, de estar a merced de sus manos, sus
caricias, sus besos. Su mente le decía que tenía que frenar a Miley, que no
debía dejarla tomar posesión de su cuerpo como lo estaba haciendo, pero también
quería disfrutarla, dejar que ella tuviera la iniciativa, que tomara el control
esa noche... quería dejar que ella fuera la que hiciera el gasto, que ella lo
sedujera… y lo estaba haciendo tan bien. su razón le ganó a sus emociones,
cuando un movimiento de Miley casi logró que se corriera. Se quitó la venda
para mirarla, y la amó. - suficiente… - dijo entre jadeos. Ella alzó la mirada,
y sonrió. Solo le tomó un segundo cambiar de posición, ahora ella estaba a su
merced. Ahora, él sería el encargado de llevarla hasta las nubes. Con un solo
movimiento le quitó el camisón, y con sus dientes le bajó las bragas... no
había tiempo para juegos, ya tendrían la oportunidad de jugar durante la noche.
Su lengua recorrió ávidamente la suavidad de su cuerpo, mientras Miley gemía
completamente perdida en sus caricias…
Nick…
No digas una sola palabra… -
solo pudo decirle antes de entrar en su cuerpo. En cada uno de sus movimientos,
parecía querer hundirse mas en ella, fundirse con su cuerpo. Sentía esa
opresión en el cuerpo de desear mas, querer que esa mujer diera todo de si. La
incorporó sentándola en sus piernas, y ella solo enroscó las suyas alrededor de
su cintura. El sonrió al sentir el profundo gemido que Miley emitió al sentirlo
tan adentro. Sus piernas resbalaban al contacto de su sudor, pero aun así no
podía detenerse. Nick la miró, y sin decirle una palabra tomó el pañuelo, y le
tapo los ojos. Miley experimentó en un solo movimiento estar en el infierno y
en el paraíso a la vez…
El reloj de la chimenea dio
cinco suaves campanadas. Miley se encontraba completamente relajada y abrazada
a Nick. El estaba fumando un cigarrillo, y le acariciaba suavemente un brazo.
En la habitación solo se escuchaba el reloj y el crepitar de las llamas. En un
momento Miley levantó la cabeza y lo miró detenidamente. Nick se encontraba
mirando hacia el techo como perdido en sus propios pensamientos. De repente
ella sintió una opresión en el pecho y una necesidad inmensa de decir algo.
Carraspeó lentamente, mientras observaba a Nick llevarse nuevamente el
cigarrillo a la boca.
Nick… - él no movió ni un
músculo – Hacia tiempo que no te veía fumar…
Solo lo hago cuando estoy
relajado – y sonrió mientras una bocanada de humo salía de su boca – Se que no
te gusta, pero…
No importa… - dijo ella y se
abrazó más a él. Y nuevamente esa necesidad de decirle algo, de romper el
silencio, apareció, acompañada de unas inmensas ganas de llorar – Nick… -
agregó con su voz casi quebrada. Nick la miró preocupado – Nick… lo siento… - y
las lágrimas cayeron por sus mejillas. Nick en un momento se sobresaltó,
pensando que podría haberla lastimado
Miley… - dijo apagando el
cigarrillo – está bien – la abrazó – si tanto te molesta que fume frente de ti,
no lo haré mas…
No… no es eso - dijo y los
espasmos del llanto eran mas evidentes – perdóname… yo no sé por que te traté
tanto tiempo…
Miley... – dijo tomándole la
cara y obligándola a mirarlo – No entiendo que te sucede…
Yo… - abrió los ojos – yo
quiero pedirte perdón por haberte alejado de mi familia… - y volvió a sollozar
– realmente… no tengo ninguna… - Nick se separó de sus brazos y se quedó
sentado en la cama, como queriendo escapar de esa conversación, y dándole la
espalda. Había deseado tanto tiempo que ella le dijera las razones de su odio,
y ahora que ella estaba a punto de decirle alguna cosa referente a ese tema,
tenía miedo de escucharla. Miedo que el dolor y la rabia que se había obligado
a olvidar aparecieran nuevamente y arruinaran todo. Miley se secó las lágrimas
como pudo y envolviendo su cuerpo desnudo en la sábana se arrodilló a su lado.
El la miró y le sonrió, pero fue una sonrisa vacía. Ella bajó la mirada, y sólo
la levantó cuando la mano de Nick le tomó el mentón y con un gesto suave, le
acarició la punta de la nariz enrojecida.- Entiendo…
No… - Suspiró – no puedo… -
carraspeó – no podría perdonarte, porque nunca entendí… - la miró a los ojos –
solo quiero saber por qué…
Porque fui una estúpida… - y se
quedó quieta, porque deseaba abrazarlo y rogarle, pero no sabía si iba a ser
aceptada. – porque tu tenías razón… - y sollozó- Si yo no hubiera estado con
Liam, mis padres no estarían en las condiciones que están, y Percy no hubiera
muerto… Percy…. – no pudo aguantar mas y se tapó la cara, quería chillar,
patalear y decirle que lo amaba, pero sabía que cuando esas palabras salieran
de sus labios todo lo que viviera con Nick desaparecería… y prefería mil veces
tenerlo así, que no tenerlo mas. El llanto la consumía pero mas el dolor y la
pena de no tener las agallas para terminar lo que había querido decirle en ese
momento. Fue cuando el brazo de Nick la rodeó, y le permitió desahogarse. Ella
escondió la cara en su cuello y lloró, un largo rato, mientras Nick le
susurraba palabras de consuelo y le acariciaba la cabellera. Después de unos
minutos, ella levantó la cabeza y él la miró con ternura. Le besó los ojos.
¿Mejor? – preguntó y ella
asintió – no necesito que…
Pero yo necesito decírtelo… - agregó
– necesito que me perdones…
Miley, de verdad…
Por favor… - él asintió –
recuerdas que yo… te culpe…
No es necesario…
Si… - dijo terca – te culpé, y
tu siempre tuviste razón…. Es decir tu nunca tuviste responsabilidad por lo que
les pasó a mis padres y a Percy… pero yo tuve la necesidad de culparte porque,
en verdad la culpable de todo… la culpable de todo, fui yo – Nick dejó de
acariciarla y se separó de ella para mirarla mejor. Ella agradeció que la
penumbra del cuarto, la escondiera de esa mirada acusadora. Intuía cada uno de
los pensamientos que se arremolinaban en la cabeza de Nick – y lo hice por
egoísmo… y por miedo…
¿miedo? – dijo incrédulo –
¿Miedo a qué?
¿Puedo decírtelo?
Habla… - dijo en un tono
autoritario. Ella sabía que él no la perdonaría, pero suspiró una vez más y
comenzó a relatarle.
Ese día… yo estaba en casa de
Liam… - él tensó la boca, molesto – no estábamos haciendo nada… solo estábamos
allí porque él finalmente iba a presentarme a sus padres…
¿Todavía no sabían de tu
relación con él?
No… habíamos decidido ser
reservados ante esto porque – se movió incómoda y sostuvo la sabana alrededor
de su cuerpo – pues debido a mi condición de…
Traidora a la sangre.
Si… - miró hacia el fuego,
esperando que le diera un poco de calor a su cuerpo. La temperatura en la
habitación había bajado considerablemente – bien… En ese tiempo, la condición
de los Hermsworth ante la sociedad mágica estaba bastante deteriorada.
Si ya lo sé… es mas, el
ministerio ya había librado una orden de captura para Lucius y su mujer, y
estábamos a punto de ir a la mansión Hermsworth a detenerlos, porque además de
su adhesión a los mortífagos, teníamos la sospecha de que encubrían a Bellatrix
Lestrange.
Y tenías razón…. – sollozó –
estábamos esperando a sus padres, cuando se apareció esa maldita bruja e
increpó a Liam por estar ensuciando la casa de sus padres con una basura como
yo. Luego aparecieron los padres de Liam y me insultaron y trataron de hacerme
daño…. Liam me defendió, pero no es tan fácil teniendo a Lucius y a Bellatrix enfrente…El
pobre recibió dos maleficios crucciatus. Entonces, fue cuando su padre se
acercó con la mayor cara de asco hacia su hijo y le exigió que eligiera entre
su familia y yo…
Y Liam que no era estúpido,
sabía la que se le venía, por eso te eligió a ti ¿no? – dijo en un tono áspero,
cargado de furia, y celos, aunque de esto ultimo Miley no tuvo noción.
Creo… creo que él, de algún
modo… me quería… – Nick Chasqueó la lengua.
¿Acaso tengo que volver a
explicarte las razones por las que andaba contigo? – dijo molesto – le eras
beneficiosa… si tan solo te hubiera querido un poco, ¿crees que te engañaría
con medio mundo mágico?
No lo sé…- dijo nerviosa- en
ese momento yo… yo pensaba que lo hacía por amor… - susurró – de todas maneras,
Lucius se encolerizó… y se acercó a mi y me amenazó… - sollozó otra vez –me
dijo que ya que su hijo había traicionado a su familia por mi, y dado que yo le
quitaba a su hijo, y arruinado a su familia, era lógico que él me quitara a la
mía. - Nick abrió los ojos horrorizado – él me juró que los mataría a todos…
Miley…
Y yo….- gimió- Y yo no le hice
caso porque pensé que era una amenaza nada mas… y me quedé con Liam para
curarle las heridas… y no pude… - chilló – no fui capaz de ir a avisarles, ni
protegerlos…. – Nick la abrazó - y cuando llegué a casa…. – no pudo decir mas,
las lágrimas y el dolor le cerraban la garganta. Se aferró a Nick con el alma.
Nick, a pesar de todo el desconsuelo y la soledad que ella le causara, no era
capaz de reprocharle su actitud. No podía emitir una palabra hiriente, nada;
solo tenía tantos deseos de abrazarla y protegerla y alejarla del dolor. – Lo
siento… se que te hice daño, y que no me vas a perdonar nunca el sufrimiento
que te causé… no solo a ti, sino también a Joe y a Demi…
Shhh… - dijo y acarició su
espalda. Lentamente la acomodó en la cama y se acostó a su lado aun
abrazándola.
Lo siento… - lo miró con sus
ojos cargados de lagrimas- necesitaba decirte la verdad, y pedirte perdón,
aunque tu… - él le tomó la cara suavemente.
Miley… por qué lo hiciste… -
ella lo miró – por qué me culpaste, entonces.
Ya te lo dije, fue por miedo…
Miedo a qué…
A que mi familia me echaran la
culpa y fuera a mí a quien abandonaran… - susurró. El midió las palabras que
iba a decir. Suspiró.
No sabes cuanto sufrí, cuando lentamente
me fueron cerrando las puertas de tu familia…
Nick…
Y lo que terminó de arrancarme
el corazón fue que… -se calló. No iba a decirle que sus palabras lo mataron en
vida. No iba a revelarle el amor incondicional que le tenía, y que a pesar de
los años y de la crueldad de su mirada esa tarde, nunca pudo dejar de amarla.
Cerró los ojos tratando de serenarse, y recordó las crueles palabras… "¡Todo esto es por tu culpa!!
¡Maldigo el día que entraste en esta casa, Nick Jonas!! !! ¡Te odio por todo lo
que vivimos y por lo que vivirás!! ¡Ojala Voldemort te hubiera asesinado… no
sufriríamos tanto con él al poder!!!" suspiró profundamente - no tengo nada
que perdonarte…
Nick…
Por favor Miley – dijo tratando
de tranquilizarla – Yo no he sido tan bueno contigo últimamente…
Pero…
Yo te hice un daño mayor… y a
pesar de los años y todo lo que sucedió, yo logré volver a estar con Joe y
Demi, y tú, - sonrió con tristeza- tú solamente tienes que soportarme este año…
No Nick…
Si Miley – dijo sonriendo –
solo un año, menos a decir verdad… - Le besó la frente – seis meses y te
desharás de mí – ella se apretó a su cuerpo deseando porder gritarle que nunca
iba a irse de su lado, pero decidió callar.
¿Vas a perdonarme alguna vez?
No tengo nada que perdonarte…
Pero fue mi culpa y yo te culpe
a ti….
No fue culpa de nadie… - tragó
saliva – me dolió en el alma llegar a tu casa y ver esa escena… me dolió que me
hayas culpado, pero lo entiendo…
No tengo excusas…
Si las tienes… el dolor de ver
a tus padres, la falta de tu hermano…
¡Pero fue mi culpa!
No Miley, no te equivoques… -
le dijo seriamente y tomándole el mentón obligándola a mirarlo – tu no tienes
nada de culpa en eso. Tu no tenías idea de la locura de Hermsworth y lo que
pudiera llegar a hacer… solo fuiste algo dura con respecto a mi. Pero a pesar
de todo, no soy quien para perdonarte.- Le dio un beso en la punta de la nariz
y la miró a los ojos – yo… preferiría que lo olvidáramos.
¡Pero te hice sufrir!! – dijo
ella obstinada.
Si… pero eso fue el pasado –
sonrió – como te dije, tu sufriste mas este tiempo que yo… no tuviste a tus
padres, y la muerte de Percy fue tan violenta… Yo, no voy a negarte que me
dolió tu actitud y la de los demás… pero ahora que… - iba a decirle "ahora que estás conmigo no me
importa mas nada que tenerte así, en mis brazos, disfrutándote," pero no se atrevió – será mejor que
duermas. Han pasado muchas cosas esta noche, y mañana debo levantarme temprano.
Pero, ¿no me perdonarás verdad?
Ya te dije que no tengo nada
que perdonar… - rió – sé que te presioné para que aceptaras ser mis esposa con
ese fin, pero…
¿Pero qué? – dijo curiosa. como
él no respondió rápidamente, se separó un poco de su cuerpo y levantó la cabeza
para mirarlo atentamente, mientras su corazón latía con fuerzas. Por alguna
tonta razón, imaginaba que Nick podría decirle que la quería, y se sintió
estupida al escuchar su respuesta.
No tiene sentido tener algún
resquemor por algo que pertenece al pasado – ella se dejó caer sobre la
almohada y él volvió a abrazarla – si todo sigue como lo planeado, tendrás a
tus padres nuevamente…
Nick – dijo besándolo en el
pecho.
Lo de Percy, es algo que no
puedo remediar – la abrazó mientras tragaba saliva – pero te aseguro que si de
mi dependiera, lo traería de vuelta, solo para...- carraspeó – para que no te sientas
mal. – Ella ahogó un gemido – no llores tontita… venga, vamos a dormir que
mañana para ti será un día relajante, pero yo tengo que arreglar las cagadas de
Hermsworth…
¿Nick, puedo quedarme aquí… a
dormir? – él no respondió a la brevedad – sé que consideras a esta habitación
tu santuario, que no permites que nadie entre, pero me gustaría quedarme aquí,
contigo…
Has lo que desees… - dijo
sereno. Miley se acomodó al costado del cuerpo masculino.
Gracias por todo lo de esta
noche… Gracias por todo. - Nick solo se quedo ahí, mirando al techo, mientras
Miley se dormía en sus brazos. Pensaba en todo lo ocurrido esa noche. Si todo
fuese así de perfecto. Ella sonriéndole, como en la fiesta, deseando estar bien
con él, aceptando su rol en su vida, siendo su esposa. Entregándose con esa
pasión, seduciéndolo hasta los huesos… si él fuera demasiado optimista, podría
decirse que vivía un matrimonio perfecto. Lamentablemente, no lo era, y tenía
que aceptar que todo era casi perfecto y que no podría nunca ser feliz… porque
ella no lo amaba. Podría sentirse obnubilada, viviendo una vida que nunca,
siendo como era, podría vivir, pero no existía para su esposo ese sentimiento
que él anhelaba, y que Nick sentía por ella con desesperación. La amaba, la
veneraba… incluso había aceptado que a pesar del dolor por la ausencia, por el
abandono, no podía estar enojado con ella un minuto mas. Hubiera rogado ser el
maldito desgraciado que fuera meses antes. Hubiera deseado que ella le
confesara lo que había dicho minutos antes, que ella se sentía responsable y
que lo culpó por miedo… ah, que satisfacción hubiera sido arrastrarla hasta el
mismísimo infierno, regodeándose con su humillación y disfrutando de su
situación. Pero no podía ser tonto, a pesar de la promesa inquebrantable que le
hiciera a Ron, ahora no podía sentir más que ternura por sus palabras. Sonrió.
Era una nueva faceta en su relación con ella. Sentía que ya la etapa del
descubrimiento sexual tenía que darle lugar a otra clase de relación, y que si
quería mantenerla con él, toda la vida, debía al menos darle y darse la
oportunidad de conocerse como personas, de que cada uno se descubriera como
parte de una pareja. Quizás si hacía las cosas bien… Se refregó los ojos cuando
el reloj dió la sexta campanada. Mejor se dormía porque mañana nadie iba a
poder levantarlo para su reunión con Bradsford.
La mañana siguiente, Miley se
levantó apenas media hora después de Nick, se dio una ducha rápida en su
habitación y se vistió de jeans y suéter de cuello alto, y bajó corriendo las
escaleras. Los elfos contratados ya habían hecho toda la limpieza y arreglado
la sala. Cuando entró al comedor, solo estaba Nick, leyendo algunos mails en su
computador portátil, mientras bebía un aromático café y bostezaba. Ella se
acercó sonriendo por la espalda, lo abrazó y le dio un ruidoso beso en la
mejilla.
Buenos días – y le dio otro
beso en el cuello. Nick tiró hacia atrás la cabeza para que ella accediera
mejor a esa zona del cuerpo. Ella entendió la invitación, y le dedico unos
momentos mas a la tarea – veo que ya estás trabajando.
Apenas tengo ganas de hacerlo…
- murmuró – pero el trabajo es el trabajo.
No deberías tomártelo tan a la
tremenda… - dijo ella mirando el ordenador - cualquiera diría que tienes
necesidades económicas…
El trabajo es una de mis
drogas.
¿Y cual es otra?
Las mujeres… - dijo en un tono
socarrón. Ella arqueó una ceja.
¿En plural?
Bueno…- la miró y le dio un
beso en la boca – desde hace un tiempito, solo es singular.
¿Solo un tiempito, eh? – Nick
rió. Ella volvió a enfocar su interés en el ordenador. – ¡Ey!! ¡Yo aprendí a
mandar mails!!
Bueno, se puede decir que el
que aprendieras a mandar e-mails puede compararse como hito histórico sólo al
descubrimiento de América… - ella le dio un coscorrón- Apuesto a que cuando
apretaste la tecla enviar, te sentiste como Colón cuando logró parar un huevo…
¿Estás tomándome el pelo? –
dijo ella sonriendo.
No… - dijo con sarcasmo – solo
estoy valorando tus logros personales…
Ríete lo que quieras… - dijo
seria – de todas maneras Colón, no logró parar un huevo!! – le robó una tostada
- ¿a quién estás mandándole un e-mail?
A Neville… - ella se irguió
seria – le agradezco el saludo de navidad que me envió, y le pido que en lo
posible acelere los pasos a seguir con tus padres…
Nick…
Ya el tiempo que había
estipulado ha pasado, aunque comprendo que por motivos personales, se haya
tomado unas mini vacaciones…
¿Que te ha escrito?
Dice que han tenido problemas
con sus padres y que ha pospuesto la investigación… hasta después de año nuevo.
¿Qué tipo problemas? – dijo
asustada – ¿no son efectos secundarios por el tratamiento, verdad? Es decir…
Cariño, tranquilízate… se por
donde va tu angustia, pero solo se trata de una simple gripe, y teniendo en
cuenta lo especiales que son sus padres, ha decidido dedicarles un poco de su
tiempo.
Entiendo… - dijo algo triste –
pero… - él la sentó en su falda y le dio un beso en la mejilla. Ella apoyó su
cabeza en su hombro y suspiró.
De todas maneras, por lo que me
dice, no falta mucho para que el tratamiento comience…
Si… entiendo – sonrió y lo miró
a los ojos – de todas maneras, es mucho menos tiempo que los dos años que
Neville había estipulado con el trato anterior no? – dijo esperanzada – ¿que
son un mes mas, o menos? – El acarició su cabellera y sonrió.
¿Que vas a hacer durante todo
el día? – ella se levantó y le pidió a Dobby que acercara una silla cerca de su
esposo. Se sentó y rápidamente le fue servido el desayuno.
¿Desayunas sólo café?
Si…- dijo sonriendo – tengo que
despertarme con algo… Anoche estabas demasiado activa… y entusiasmada.
Como si no te gustara mi
actitud.
¿Me ves quejarme? – dijo
esbozando una sonrisa socarrona.
Solo te pregunto porque me
parece que debes desayunar bien… anoche hiciste demasiado gasto de energía –
dijo devolviéndole la sonrisa. – no se vería bien que cayeras exhausto en
frente de tus socios… - lo miró mientras le daba un enérgico mordisco a su
tostada – ¿que pueden pensar de mi? – él no pudo aguantar la risa.
Bien pensado… - Le pidió a
Dobby una doble ración de huevos y tocino.- no me has contestado…
Quiero ir a ver a mis padres…
Bien… - solo dijo.
Demi vendrá para acompañarme…
dijo que Joe …
Joe vendrá conmigo – dijo
atragantándose con un trozo de tocino – Quiere saber en qué va a invertir sus
ahorros… - Miley lo miró algo seria.
¿Crees que sea bueno para él
poner en riesgo su capital? Digo, ha ahorrado bastante para comprar una casa
aquí en Londres. Está decidido a dejar la madriguera, una vez que mis padres…
Miley – dijo limpiándose la
boca con la servilleta – si no arriesgas no ganas – cerró la computadora – Joe está haciendo milagros con las cuentas de las tiendas de Quiddicht – sonrió –
ni yo hubiera augurado tanto éxito. ha aumentado las ganancias un 30% - Ella
abrió los ojos sorprendida – es muy bueno en lo que hace. De todas maneras – Se
acercó para darle un suave beso – no estoy tan loco para dejarlo invertir todo
su dinero.
¿En serio?
¡Ey, confía en mí!! – rió –
Solo dejaré que invierta el bono de navidad… lo cual es una suma importante.
Será un socio minoritario, pero viendo las proyecciones del proyecto, creo que
tu hermano se llevará una importante tajada del negocio, y así podría seguir
invirtiendo y acumulando su fortuna…
Y también podrá comprarse la
casa con su salario como presidente de las tiendas, ¿no?…
Y todos felices – la besó otra
vez.
Si… - carraspeó, mirándolo,
perdida en ese mar esmeralda - si confío en ti… - dijo. El le acarició la
mejilla.
¿Vendrá Demi aquí?
Si… pero no le dije aun que
tengo nuevo auto… - sonrió.
Bien, solo trata de no
estrellarte en algún sitio.
¡No soy como tu! – dijo dándole
un golpe en el brazo.
No lo hago cuando estoy sobrio
– ella se puso seria de repente.
Nick…
Es una broma… - recogió el
ordenador – Diviértete. ¿Puedes llevarle algunas cosas a tus padres por mi? –
Ella asintió – le diré a Dobby que las acomode en el automóvil.
¿Escuché automóvil? – dijo
alguien entrando al comedor.
¡Demi! – dijo Nick y la abrazó
– ¿tu hombre está despierto?
Si, y esperándote en la sala… -
se acercó a su cuñada y le dio un efusivo abrazo – ¿estás lista?
¡Demi… tengo auto!! – dijo
sonriente mientras Nick se marchaba – Nick me regaló uno anoche…
Un auto… - dijo seria – que
más…
¡Nada más!! – dijo ofuscada –
¡y no me mires así, porque gracias a mi regalo, podremos esquivar el maldito
invierno inglés y llegaremos calentitas al hospital!!
Eso es lo único que me
reconforta, porque si tengo que aguantar que tu manejes…
¡Ey, iba a dejar que tú
manejaras cuando te lleve a tu casa!!
¡De eso nada!! – dijo sonriente
–Pasaremos unos días hasta después de fin de año en Londres…
¿En serio? – dijo ella dándole
un sorbo a su taza de té – ¿tienes que ver a tus padres?
¿No te dijo Nick?
¿Qué?
Como él y Joe estarán de arriba
a abajo con reuniones por ese dichoso proyecto en el Caribe, nos invitó a
quedarnos aquí.
¿Aquí? – dijo mas que intrigada
– no me dijo nada…
¡Si!! – dijo contenta –
podremos ir de compras, pasear, visitar a nuestras amigas, ir al cine… Y lo
mejor, que el elfo cocine y limpie por ti… - suspiró.
¿En que quedó eso de la
igualdad de las criaturas mágicas?
No dije como esclavos, ¡puedes
tener un servicio bien remunerado!! Joe y yo pensamos que sería de ayuda tener
uno.
¿Vas a contratar un elfo?
Puede que estemos contemplando
esa opción…
Bien,- dijo mirándola seria-
dime que te pasa…
Nada Miley – dijo tomándole la
mano – algunas personas pueden cambiar, ¿sabes? – sonrió – ¿nos vamos?
Solo le dejaré a Dobby una
tarea muy especial y luego voy por mi bolso…
No fue difícil darle las
directivas al elfo aunque este no estaba tan seguro de llevarlas a cabo.
Después de todo, tenía el permiso de Nick para llevarlo a cabo. La cuestión era
sencilla. Mientras ellos estuvieran ausentes, Dobby y Winky trasladarían las
cosas de Miley y acomodarlas como pudieran en los muebles de guardado del
cuarto de su esposo. Nick tenía un amplio armario, pero si aun no cabía todo su
vestuario, podría trasladar el suyo, lo mismo que su tocador; aunque no quedara
bien armonizado el ambiente. Si bien los muebles de Nick eran oscuros y
masculinos y los de ella blancos y demasiado femeninos, podrían arreglárselas
hasta que ella cambiara el decorado de la habitación. Lo primordial era que
compartieran la cama y convivieran como un matrimonio normal. A pesar de lo
buenas que eran las noches de intimidad, Nick la había sorprendido la noche
anterior, con esa expresión de ternura, y comprensión… Hubiera esperado el peor
huracán, una horda de insultos y reproches, pero no, él solo se dedicó a
escucharla y calmarla, y aceptar que todos podemos cometer errores… suspiró, a
la vez que una punzada de angustia le hizo doler el pecho. Había dicho toda su
verdad, pero faltaba una declaración…y eso era lo que mas le dolía, la
incertidumbre de saber como reaccionaría Nick si ella le confesara su amor. ¿Lo
aceptaría como aceptó que ella lo alejara por motivos egoístas? ¿O cumpliría su
promesa de alejarse? Con pesar, recordó el diálogo…
"¡Yo me estoy cobrando
una afrenta!!
¡Pues ya lo hiciste!!
¡No!! ¡Lo haré cuando
supliques… cuando me ruegues que no te deje!!"
Esas palabras retumbaban en su
mente cada vez que de sus labios querían escaparse esas dos simples palabras.
Tan simples y tan difíciles para ella. Porque sabia que el día que las dijera,
su vida cambiaria para mal. Era raro para ella pensar que un "te amo"
pudiera ser una frase tan peligrosa en su vocabulario… pero era su realidad.
Nick le había prometido una tregua de siete meses, tiempo que faltaba para que
el contrato se cumpliera. Quizás si era lo bastante buena, podría hacer que él
revirtiera su actitud y le rogara que se quede para siempre a su lado. "ay, si la vida fuera mas
sencilla para ti Ginevra" pensó.
Llevas un largo rato callada –
dijo Demi – ¿puedo preguntarte que sucede?
Ya me lo has preguntado…
-sonrieron - las cosas están cambiando en mi vida, Demi. – suspiró – son
diferentes a como yo me las había imaginado.
Que quieres decir…
A pesar de todo… -la miró
sonriente – puede decirse que soy feliz… - Demi le palmeó la mano- Nick está
diferente conmigo…
Bueno después de la que se
mandó…
No me refiero a eso en
particular… - bajó la radio para poder hablar tranquilas – es decir, anoche
después de la fiesta…
¡No tengas la desgraciada idea
de contarme tus preludios e interludios amorosos!! – dijo Demi con asco y Miley
largó una carcajada.
No tenía intención… - dijo
luego de un par de segundos de calma – anoche le pedí perdón…
¿Perdón? – dijo ella arqueando
una ceja – ¿por que?
Por lo que les hice a todos
hace cuatro años…
Miley…
Anoche, quería decirle cuanto
lo amaba… sentía esa presión en mi corazón, esas ganas de gritarle que no me
odiara, que sea mas…
No…
Espera, déjame terminar – Demi
asintió – y solo pude decirle la verdad… confesarle por qué esa noche lo acusé
injustamente.
Es un paso… - Miley la miró –
el que aceptes que Nick no tuvo responsabilidad en lo de tus padres…
Porque fue mi culpa –Demi la
miró sin comprender. Miley frenó el automóvil en un semáforo y mientras
esperaba la luz verde, cerró los ojos. No iba a ser tan difícil como con Nick.
Y cuando las bocinas de los automóviles la instaron a seguir, ella fue capaz de
contarle los hechos a su amiga, de la que solo tenía por respuesta leves
movimientos de cabeza y suspiros. Una vez que brotara todo de su interior
respiró aliviada – Y le pedí perdón…
Y él… – dijo Demi al cabo de
unos segundos.
¡El me dijo que no tenía nada
que perdonarme!! – y lanzó un sollozo. Estacionó el automóvil cerca de la
entrada del hospital, apagó el motor y se tapó la cara con las manos. – Nick me
dijo que no tenia por qué perdonarme, y a pesar de que sufrió nuestra ausencia,
ahora estaba todo bien… que comprendía que yo dijera eso y lo acusara, porque
estaba movida por el dolor y el miedo de que ustedes me culparan. Yo durante
todo este tiempo, me comporté con él como una perra egoísta, y él sólo dijo que
no tenía que culparme porque ¡el único culpable de todo era Lucius Hermsworth y
su locura!! – Demi esperó a que se desahogara y luego le pasó la mano por la
espalda – ¡fui una mierda con él y después de todo lo que lo hice sufrir… ¡él
estuvo todo el tiempo consolándome!!
Nick tiene razón… - Miley la
miró azorada - tu no tuviste nada que ver, eso lo sabes. Nunca hubieras
imaginado que esas amenazas podrían ser tan ciertas; y estoy de acuerdo con
Nick que revolver el pasado es una perdida de tiempo- sonrió- acepta lo que la
vida te da y vuelve a empezar…
Tengo miedo…
¿De qué?
De que cumpla su promesa…
¿La de abandonarte cuando
decidas confesarle cuanto lo adoras? – Ella asintió – bueno, deberías tener en
mente una de sus frases favoritas…
¿Cuál?
La frase que dice Nick cuando
habla de sus negocios – Miley encogió sus hombros como no entendiendo – "querida… - dijo imitando muy mal a Nick, y
haciendo que Miley sonriera -si no arriesgas, no ganas…"
Es verdad…
Al menos con eso me hizo callar
la boca anoche, mientras le ofrecía el negocio a Ron… - rieron – acepta el
desafío de quererlo… si no quieres decírselo aun, al menos trata de
demostrárselo, y que él vea un cambio en ti… quizás si todo va bien… no todo se
termine cuando el contrato se acabe.
¿Tú crees? – dijo esperanzada
Todo depende de lo que tú
quieras…
Quiero estar con él – dijo
segura.
Entonces Ginevra Jonas, que
nada ni nadie te lo impida… - se abrazaron.
Será mejor que vayamos a ver a
mis padres… después te invito a almorzar, en ese restaurante cerca del
ministerio… ¿y si estás de humor vamos a ver una película?
¡Vaya, una tarde de mujeres!!
¿Te quedas desde esta noche en
casa? Porque también mientras Nick y Joe juegan al ajedrez o hablan de
negocios, podríamos ver algunas películas… veras, Paul me insistió en tener una
sala de cine y televisión y…
¡Wow!! ¿Todo eso? – rió – ¡voy
a querer quedarme a vivir en tu casa!
Si quieres… - dijo no cayéndole
mal la idea – de todas maneras, ¿te quedas desde esta noche?
No… esta mañana al llegar a tu
casa, Joe me dio la noticia. Por lo que tengo que regresar a casa a ordenar mi
ropa y la de mi esposo y luego enviarlas a tu casa por la noche. Mañana después
del trabajo estaremos incomodándolos hasta año nuevo.
Para mi es un placer tenerte en
mi casa… - dijo abriendo la puerta y saliendo del coche- vamos, quiero ver a
mis padres.
Miley regreso a su casa después
de "una tarde de mujeres" con Demi. La visita a sus padres, fue, a
pesar de las noticias, positiva. Encontrarlos de tan buen humor, y sus sonrisas
al recibir los regalos le alegró el espíritu. Miley sentía cada vez que su vida
se iba encausando. Tenía la sensación que alguien había dado vuelta el reloj de
arena, y que este era su tiempo, su momento; y por ese motivo la vida le
sonreía. Nick ya no era el ogro maldito con el que se había casado. Sus padres,
a pesar de aun no recuperarse por completo, pronto estarían con ella. Demi y su
hermano de alguna manera tenían sus vidas encausadas; y ella a pesar de que aun
no podía disfrutar del todo su relación con Nick, estaba tranquila. Solo una
cosa la sobresaltó al finalizar la visita. El doctor que desde un principio
había atendido a sus padres, le comunicó que probablemente, tendrían que
reducir las visitas, puesto que Neville había ya impartido la orden de comenzar
a quitarle las drogas a sus padres, para que sus organismos se encontraran
limpios de cualquier poción, y así empezar a suministrar, cuando estuviera
lista, la poción milagrosa, que los devolvería al mundo con la única secuela
del paso del tiempo. Miley, en un principio, se enojó al escucharlo, porque
ella no estaba de acuerdo con dejar de ver a sus padres, pero el sanador le
respondió que entendiera que, una vez que sus padres dejaran de tomar las
pociones, entrarían en un estado de inconciencia, y que no seria prudente para
ella verlos así. Suspirando y aceptando las explicaciones aunque con tristeza,
salió del hospital, y almorzó con Demi, que en todo momento le daba ánimos.
Sonrió. Demi siempre estaba allí, a su lado.
Nick había regresado de su
intensa reunión de negocios, apenas con tiempo para la cena, por lo que Joe y
Demi fueron invitados. La comida estuvo entretenida, con los relatos de Joe ,
sobre la mirada felina que le hiciera Nick a Liam, cada vez que abría la boca
para hacer un comentario sobre el resort. El joven Cyrus estaba demasiado
entusiasmado con la idea de invertir en semejante emprendimiento, y le prometió
a Demi que cuando todo pasara, tendrían unas vacaciones en el Caribe. Miley
arqueó una ceja al notar la mirada cómplice y brillante que intercambiaron, y
luego miró a Nick, que observaba a sus amigos como si tuviera envidia de su
relación, y mas tarde cruzaba la mirada con su mujer. Miley se ponía colorada y
bajaba la cabeza, con un anhelo que revoloteaba en su interior. Si tan solo una vez Nick tuviera
esos gestos conmigo.
Una vez que las visitas se
marcharan, se quedaron unos momentos en el sofá, disfrutando de una taza de
chocolate. Miley estaba como ausente, y Nick la miraba tratando de adivinar el
motivo de su reciente mutismo. Era como si con la partida de su familia, se
hubiera marchado toda su energía y alegría. No le gustó en absoluto, sentir que
él no podía hacerla sonreír como lo hiciera durante la cena. Y Deseó tener la
capacidad de entretenerla y divertirla. Hubiera dado todo el oro de sus cámaras
para verla tan solo sonreír. Se golpeó la cabeza mentalmente. Una vez que
saliera de su casa, de camino a su reunión, había recordado cada instante de la
noche anterior. La intimidad de las caricias, la charla, la confesión, el
consuelo que le brindó. Se estaba convirtiendo en un condenado blando con ella.
Y a pesar de que había jurado no golpearla o lastimarla, aun reverberaba en su
interior el impulso de hacerla sufrir, decirle alguna palabra hiriente. Al fin
y al cabo, el juramento no decía que no debía herirla con palabras, ¿no? Creía
que Joe había sido tonto al no especificar el tipo de daño, porque en ese
momento su compañero solo esperaba que el episodio de violencia física no se
repitiera más. Pero aun si no pudiera decirle nada, estaban los hechos… ¿podría
herirla con la indiferencia? ¿Podría lastimarla su actitud fría y desdeñosa? A
pesar de todas estas cavilaciones, y en vista de que no tenía ganas de hacerle
ningún tipo de daño, se prometió que de ahora en mas, si bien no iba a ser el
maldito hijo de perra de meses atrás, al menos tendría que volver a ser algo
severo con algunos puntos de su contrato. La debilidad que mostrara anoche en
su cuarto, no tenía que volver a ocurrir. Sonrió. Pero que diablos, le había
subido la libido hacia los confines del espacio, verla allí, toda para él. Pero
no iba a suceder de nuevo.
¿Te sientes bien? – dijo
mirándola seriamente. Miley al estar tan distraída, dio un respingo.- ¿Donde
estabas?
¿Notaste a Demi rara? – dijo
ella, observando la chimenea.
No – dijo dejando la taza de
chocolate en la mesita – ¿por qué lo preguntas?
No lo sé… - dijo pensativa,
mirando una de las hadas del árbol de Navidad que revoloteaba por la chimenea-
Es que… la noto distinta.
Debe estar feliz… - dijo
encogiendo los hombros – tu sabes como son… se aman.
Si es cierto… – dijo con un
dejo de tristeza.
Pero… - agregó él.
Hasta Joe está algo raro – él
se acercó. Ella se relajó y se dejó caer hacia el respaldo del sofá. Hasta ese
momento en que la abrazó, no había notado lo tensa que había estado desde que
sus amigos se despidieran.
¡Tu estás rara! – dijo Nick
dándole pequeños masajes en sus hombros – ¿te sucedió algo hoy? - Ella hizo con
su cabeza un movimiento negativo – Pues, no creo que tu tensión muscular se
deba al comportamiento de Demi.
No quieren que vaya a verlos
tan seguido… – susurró. Nick dejó los dedos inmóviles en la base del cuello de
Miley.
¿Que? – ella se removió en su
asiento, logrando despertar los dedos de Nick que continuaron con su masaje.
Te dije que hoy iría a ver a
mis padres… - suspiró.
¿Pero eso que tiene que ver?
Nick – dijo moviendo para que
dejara de tocarla – el doctor me dijo que no tenia que ir a verlos tan seguido…
- y unas lágrimas amenazaron por salir de sus ojos azules
Entiendo… - dijo suspirando.
No, no lo entiendes…
¿Te dijo el motivo de que se
redujeran las visitas?
Tu lo sabias, ¿Verdad? – él
asintió – ¿por qué no me lo dijiste?
No pensé que iba a ser tan
pronto…
¿Le darán la poción?
No… - dijo suavemente, y le
acarició el mentón. Ella cerró los ojos disfrutando de la caricia – solo
quieren desintoxicar el organismo de tus padres, para que el cuerpo no tenga
ningún residuo de las pociones que les han estado dando durante estos años –
ella gimió – Miley – dijo acercándose mas y abrazándola – entiende que esto es
normal.
¡Pero yo quiero verlos!
¿Que quieres ver? – dijo serio
– acaso quieres ir a ver el estado de inconciencia en que se sumirán? ¿Quieres
ir a sufrir, y lamentarte por algo que paso hace años?
No entiendes…
Claro que lo entiendo…
perfectamente diría yo – dijo ofuscado- Te lo dije, ¿lo recuerdas? – ella lo
miró asustada – te dije hace tiempo que tus visitas no eran para ellos, sino
para ti misma.
¡No me digas eso! – chilló –
Sabes que, es porque tengo la necesidad de estar con ellos…
¿Acaso crees que ellos sabrán
que estarás ahí?
¡Pero yo lo necesito!
Si, lo se… solo quieres estar
allí para hacerte la victima… - dijo enfatizando las ultimas palabras.
¡Nick!! – dijo dándole un
golpe. El le asió la mano y la abrazó. Ella se dejo abrazar – Por que eres tan
cruel conmigo… - el cerro los ojos. Aspiro el perfume de su cabello, y
reprendiéndose por decir esas palabras.
No es necesaria tu presencia en
ese lugar, Miley- acaricio su cabello - míralo como un paso mas hacia la
recuperación de tus padres
Pero yo…
No me obligues a exigirle a tus
hermanos que te prohíban la entrada – dijo ya fastidiado por su actitud. Ella
dio un respingo.
¿Serias capaz? – pregunto
abriendo sorprendida, sus enormes ojos azules .
Sabes que si – se levantó –
será mejor que dejes esa actitud de victima – se fue hacia la escalera – no va
con tu nuevo estilo – y subió dando zancadas. Miley no lo podía creer. Ella
esperaba palabras de ánimo y aliento, como las que dijera anoche, pero en vez
de eso, había recibido las más duras palabras de su parte. No entendería a Nick
nunca. Suspiró. De todas maneras, iba a hacerle ver que no tenía intenciones de
hacerse la victima como dijera, sino que su actitud era solamente por ansiedad…
la ansiedad de tener a sus padres de vuelta como antes. Y dando un bostezo, se
levantó y se encaminó hacia su nueva habitación.
Nick iba resoplando como un
maldito toro a punto de entrar al ruedo. Sabía que había reaccionado mal, que
sus palabras la habían del alguna manera herido, pero al menos comprobó algo… a
pesar de hacerla sufrir con sus palabras, él no había estirado la pata. Sabía que
la promesa, tenía un punto flojo, y era que solo se refería a castigos o
heridas físicas. Batalló con esto en su cabeza. Aunque había querido ser igual
que antes con ella, cuando sus dichos salieron de su boca se sintió un maldito
hijo de puta. Y se prometió, ya llegando a su cuarto que no iba a hacerlo
nuevamente. Dobby lo saludó raudamente y se perdió por el pasillo bajando la
escalera. Winky dos segundos después, salía de su cuarto, y al mirarlo, solo
bajó la cabeza y con un suave plin,
desapareció sin siquiera saludarlo. Dio los pasos que lo separaban de su
habitación, y cuando abrió la puerta.
La puta madre… - solo pudo
decir cuando al encender las luces, su eterno y masculino cuarto, era un
perturbante collage de texturas y colores. A los sobrios y muy varoniles
muebles de roble lustrado, se le sumaban unos blancos, demasiado femeninos y
decorados con florcitas blancas. Reconoció de inmediato el tocador de Miley, y
palideció. Sobre este estaban todas sus cosas. Su perfume, el cepillo de plata,
y todas las cremas que pudiera buscar. Miró la cama a través del espejo. Las
malditas y condenadas sábanas oscuras, sus favoritas, le daban paso a unas
blancas de seda, con unos bordados de avecitas doradas, y su acolchado… ¿acaso
se había vuelto loco y su acolchado azul de terciopelo, se había convertido en
uno de gasa con flores? – Estas vez cruzaste la línea, pecosa… - dijo apretando
los dientes. Se apresuró a ver sus muebles de guardado. Con pavor, descubrió
que los primeros cajones de su chifonier, habían sido vaciados. Su ropa
interior había ido a parar vaya saber donde y en su lugar… - Esto debe ser una,
maldita pesadilla – agregó, cuando con sus dedos sacó delicadamente unas bragas
rojas – sexy, pero pesadilla al fin - Largó la prenda al cajón y fue al armario.
Todos sus trajes y ropa había sido amontonada hacia un costado, para darle
lugar a un sin fin de polleras, blusas y vestidos, y mas allá, desparramados
por el suelo, una decena de zapatos de tacón. El tomó uno de ellos de color
rojo y con el taco aguja y lo observó sin poder creer. Sin saber que hacer, se
sentó en la cama, aun con el zapato en la mano. Así lo encontró Miley, cuando
entró, vestida con su camisón de algodón. Sin decir nada, se sentó en el
tocador y sin mirarlo, comenzó a cepillarse el pelo. Nick la miro sin poder
creer semejante descaro. Miley se ató el pelo en una coleta, mirándolo a través
del espejo.
No lo hago por sentirme una
asquerosa víctima – él arqueó una ceja – lo de querer ver a mis padres – no
respondió. Ella dejó el cepillo y sin dejar la banqueta, se dio vuelta y lo
encaró – solo es… ansiedad – él la miró arqueando una ceja - quiero que
entiendas que no quiero ver a mis padres para hacerme la victima… yo solo -
bufó – ¡solo que no aguanto las ganas de tenerlos otra vez! – lo miro esperando
una respuesta. – Nick… ¿estas despierto, verdad?
¿Que significa esto? – dijo una
vez que entendió que le estaba diciendo. Ella sonrió divertida y se levantó de
la banqueta. Le pareció tan divertido viéndolo esgrimir su zapato de tacón rojo.
¿Te gusta?
¿Que diablos se te pasó por la
cabeza? - ella dejó de sonreír – ¿que significa esta invasión Ginevra?
¿Invasión? – dijo ella sin
entender.
¡Tus cosas, en mi habitación!
Pero…
Dame una buena explicación de
esto… - dijo severo.
¡Tu lo dijiste!
¿Que? – dijo levantándose y
yendo hacia el chifonier – ¡dime cuando exactamente te dije que podías invadir
mi privacidad con esto!! – y abriendo el cajón de golpe, saco una de las bragas
guardadas
¡A… anoche!! – dijo ella
corriendo con las mejillas coloradas hacia Nick y quitándole su prenda – ¿por
que te comportas así?
¿Anoche? – chilló – ¡anoche no
pude haberte dicho nada porque esencialmente anoche te estaba echando un
polvo!! ¡Y no suelo ser coherente cuando lo hago!!
¡Pero no fue cuando estábamos
haciéndolo!! - dijo a punto de llorar – ¡fue después, cuando íbamos a dormir!
te pregunté si podía quedarme aquí a dormir y tu me dijiste que hiciera lo que
quisiera!!
Escúchame bien… quiero todo
esto fuera de mi cuarto… ¡ahora!
Pero si tu me dijiste…
¿No entiendes…. No entiendes
nada? – chilló y se fue a sentar en su cama – ¡lo que te dije anoche fue que te
podías quedar a dormir, solo a dormir anoche!! – ella palideció – ¿crees que
quiero tenerte aquí, desordenando mi espacio, mi intimidad? – tiró el zapato hacia
el suelo - estás muy equivocada si piensas que vas a invadir el único espacio
en el que puedo descansar de ti… ¿Crees que por una noche de sexo genial, voy a
tratar de llevar este matrimonio como el común de la gente, con convivencia y
todo lo demás? ¿Aun crees en el cuento de la casita feliz Ginevra? – Rió. ella
bajó la cabeza – mira, será mejor que de una vez por todas entiendas que esto
no… - la miró otra vez – quiero que te quede bien claro que no quiero que
vuelvas a entrar a este cuarto. Te prohíbo venir y meter alguna de tus cosas…
este cuarto es mío, ¿lo entendiste bien? ¡Mío, y tú no tienes espacio en él! –
resopló – es hora de que te des cuenta que unos cuantos cambios en el
testamento, no aligeran tu posición en esta casa… ¡entiéndelo bien, es mi casa,
mi cuarto y tu no eres bienvenida aquí! Lamento que hayas malinterpretado mis
palabras, y entiende que si te lo digo de esta manera es porque…
Porque es la única manera que
tienes de tratarme…. Gracias por el consejo. – dijo duramente.
No quiero que…
¡Dobby!! – dijo
interrumpiéndolo – ¡Winky!! – no lo miraba, dándose la vuelta con los puños
cerrados de impotencia, se fue al baño. Nick la miró sin decir nada. Al poco
rato aparecieron los elfos y se quedaron mirando hacia el mismo lugar donde
miraba su amo. En el baño se escuchaban ruidos de frascos caer, e instantes
después, Miley apareció con la bata de baño, con el rostro rojo, y todos sus
frascos en una pequeña cesta – Winky, por favor, lleva esto y colócalo en mi
habitación. - la elfina miró a su ama, y con una leve inclinación tomó la cesta
y salió por la puerta – cuando la dejes, ordena todos los frascos y el jabón en
mi baño, por favor…. – Nick seguía sin pestañear – Dobby – dijo ella mirando al
elfo – necesito que… – abrió el armario sacando todas sus prendas con las
perchas en un solo movimiento – lleves esto por favor - Nick solo pudo
contemplar como el elfo doblaba las rodillas para soportar el peso de toda su
ropa. Con un movimiento de varita, todos sus zapatos siguieron al elfo hasta
desaparecer por la puerta. tranquilamente y aun sin mirarlo, se acercó a la
cama y tendió la bata. Nick la miró, pero no había en ella atisbo de rabia; es
más, no había en ella emoción alguna. Rápidamente, fue hacia la cajonera y sacó
el primer cajón, y lo dio vuelta, haciendo que toda su ropa interior cayera
sobre la bata. Hizo lo mismo con el segundo cajón, y después, acomodó la bata y
atándola a modo de bolsa con el cinturón, para que ninguna prenda se perdiera
en el traslado. Acto seguido fue hacia el tocador, tomó el cepillo y solo
después que recogiera ese objeto, se dio la vuelta y lo miró.
Lamento el malentendido – dijo
en un tono glacial que a Nick se le congeló el corazón – no volverá a suceder…
Miley… - tragó en seco – no… no
había necesidad de que hicieras esto ahora – suspiró.
Creo que si… -abrió la puerta,
y lo miró una vez, más. Nick pudo ver en ellos la rabia que no podía expresar
con palabras o con actos, pero también vio en ellos, algo mas, que no supo
explicar – entenderás que no pueda recibirte esta noche en mi cuarto – El abrió
los ojos – Como puedes ver, estaré demasiado ocupada ordenando mis cosas –
acomodó el cepillo en el bolsillo de la bata de dormir – buenas noches Nick – y
sin siquiera esperar una contestación, cerró la puerta violentamente, dejando a
Nick con una sensación de vació en el pecho.
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