Remus se paseaba nervioso de un
lado al otro de su sala. Tonks, estaba sentada en una butaca cerca del fuego,
miraba a su esposo… él estaba rojo y murmuraba cosas sin sentido. La mujer se
preguntó que le habría sucedido cuando se comunico con Nick. Sin poder
elucubrar una posible respuesta, vio como la chimenea se iluminaba con el verde
de los polvos flu, y que Nick salía, descalzo, sin camisa y con el pantalón
prendido pero con el cinto desabrochado. El joven miró a Tonks, que aun tenía
los ojos bien abiertos por la sorpresa, y luego a Remus, que le esquivaba la
mirada, y sin más, rió aparatosamente. Remus se acercó, diciéndole algo, pero
como Nick no paraba de reír, le dio una colleja en la nuca. Nick dejó de reír y
lo miró.
- ¿Y ahora por qué me pegas? –
preguntó, sobándose la parte de atrás de la cabeza.
- ¿No era que tenías un
perfecto plan de venganza? – él asintió - ¿así te tomas revancha de tus
enemigos? – él sonrió – ¡Merlín, estás perdido!! – dijo golpeándose la frente…
- ¡No te enojes¡Yo tendría que
estar furioso! Me cortaste la inspiración… ella estaba mas que dispuesta a
seguir, cuando tu…
- ¡Basta!!
- ¿Bien, qué ha sucedido? –
dijo Tonks, que dejaba el libro y los miraba, tratando de que alguno de los dos
le explicara, el por qué de esa conversación.
- Verás Tonks… - comenzó Nick y
se acomodó el pelo – Estaba "intimando" con mi mujer cuando Remus
llegó… al menos fue después de que me vini…
- ¡Basta Nick, eres un
degenerado! – dijo Remus colorado. Su mujer reía – ¿no tienes un cuarto para
realizar tus porquerías?
- ¡No te quejes… ya habíamos
terminado!! – rió burlón.
- ¿Dónde los pillaste Remus? –
dijo Tonks divertida.
- ¡No voy a decírtelo!!
- ¡Ah… mojigato! – dijo ella y
rió junto con Nick. - ¿Dónde te encontró?
- En la alfombra, frente a la
chimenea…. en el salón.
- ¡Por lo menos hubieras tenido
la decencia de bloquear la chimenea!! – dijo Remus.
- ¡No estaba en mis planes
hacerlo en ese lugar!! – dijo y se sentó, abrochándose al descuido el cinturón.
Luego levantó la vista, e hizo una mirada inocente a su amigo – ¡Solo se dio!!
Estaba alterado y ella… bueno… ¡uno no es de piedra!
- ¡Pero en la sala!!
- Vamos, Remus – dijo cruzando
los brazos – ¿acaso no has tenido un sitio poco convencional para tener
relaciones con tu mujer?
- No…
- Remus… – dijo Tonks – creo
que Nick tiene razón – y esbozó a su marido una sonrisa cómplice.
- No te pongas de su parte –
dijo colorado. Nick miró al viejo merodeador y sonrió.
- Dónde es que has….
- Son estupideces de Tonks… ya
sabes como se pone con el embarazo… - miró a su mujer con reproche - ¡comienza
a imaginar cosas!!
- Así que imagino cosas, Remus
– dijo ella colorada. Luego se dirigió a Nick – cuando tomó la poción que le
quitaba la maldición de la licantropía… y estando absolutamente seguro de que
no tendría nunca mas transformaciones…
- ¡No te atrevas Nimphadora! –
dijo Remus mas rojo que nunca.
- ¡Ahora si!! – dijo ella mas
furiosa, al escuchar en boca de su esposo su nombre completo – Remus tuvo la
idea... que la primera noche de luna llena… tuviéramos sexo en el banco del
jardín…
- Que romántico – dijo riendo Nick
– a la luz de la luna… ¡Auuuuu! – e imitó a un lobo.
- Mira….- dijo acercándose – Te
llamé para otra cosa.
- Dímelo entonces… aun no he
concluido mi noche – dijo divertido.
- Se trata de la compra de
sortilegios Weasley… - Nick borró la sonrisa socarrona, y miró a su amigo como
para matarlo.
- ¿Para eso me
interrumpiste¿Para hablar de un estupido negocio¿No podías esperar hasta el
lunes para decírmelo… o en una hora más decente?
- Dijiste que eso era
prioridad… que querías saber rápidamente cada una de las novedades que se…
- ¡Pero eso no significa que me
interrumpas en mis ratos libres!
- ¿Desde cuando tienes ratos
libres? Siempre pensaste que el trabajo era prioridad!
- ¡Pero ahora me importa u
carajo el trabajo!! Y si quiero tener ratos libres, y pasarlos como se me de la
gana, creo haberme ganado el derecho¿no? – Remus asintió – ¿bien, qué diablos
paso?
- ¡Ellos se enteraron quien
quiere comprar el negocio! – dijo exasperado.
- Seguro fue Miley… tuvimos una
discusión acerca de las lealtades de su familia… y se me salió lo de mi
intención de comprar la tienda de sus hermanos y así… tenerlos en un puño.
- No fue Miley… - Nick se
asombró – ellos se enteraron de otra manera… la cuestión es que no quieren
saber nada contigo.
- Ya no me interesa comprar …
- ¿Qué?
- ¡Lo que oíste! Ya no quiero
ese negocio.
- ¿Esperarás a que se arruinen?
Ellos siempre fueron buenos contigo…
- Mira, diles que quiero
verlos. Necesito reunirme con ellos… ¿qué te parece un almuerzo de negocios?
Que ellos escojan el lugar… corre por mi cuenta.
- ¿Que tienes en mente?
- Por ahora nada. Ellos
decidieron no vender, pero puedo ofrecerles algo mejor… - se levantó, y tomo
polvos flu. – no te olvides de hacerlo Remus… y... – lo miró, mientras echaba
los polvos en la chimenea – no vuelvas a interrumpirme por una estupidez como esta,
en mi casa… hoy me lo tome divertido, pero mañana quizás no – entró a la
chimenea y desapareció.
- ¿Está completamente perdido
por ella no? – preguntó Tonks.
- Siempre fue así, Nimph – dijo
él acariciando el cabello rosa chicle de su mujer. – solo espero que algo bueno
surja de esto… aunque a veces, tengo la sensación de que esta relación no
terminará bien.
- ¿Por qué lo dices Remus? – El
trató de buscar las palabras exactas. Miró a su mujer, que le devolvía una
mirada de preocupación. Qué podría hacer, contarle sus temores, seria
angustiarla más. Remus sabía que Tonks apreciaba demasiado a Miley, y si
supiera la vida que ella tenía al lado de su amigo, no dudaría en ponerse de su
parte. Suspiró, y se acercó para darle un suave beso en la frente.
- Es sólo una sensación que
tengo. El la ama, pero ella… no creo que el sentimiento sea mutuo. Y Nick está
empeñado en hacerle pagar el abandono de sus amigos.
- Nunca supo por qué ella lo
culpa de el ataque a sus padres¿no?
- No, cariño… Solo esperemos
que esto no se convierta en tragedia…
- Remus, me asustas… - dijo
ella abrazándolo.
- Lo siento, no te angusties…
- Ojala su relación tenga un
final feliz…
- Si, - dijo Remus – ojalá…
Nick apareció en la chimenea de
la sala en Grimmauld Place. Echó un vistazo a la alfombra y un escalofrío le
recorrió el cuerpo desde la nuca hasta los pies. Hubiera deseado que ella lo
esperara en el sofá, dispuesta a seguir la noche, pero ella no lo esperaba.
Para ser sincero a si mismo, tuvo que aceptar que el deseo ya se había cortado.
"Maldito Remus y su interrupción" Pensó, mientras recogía el
tapado de piel. "Comadreja ecologista!" sonrió. Sabía de su incursión en
contra del uso de abrigos de piel. Comprar esa prenda, supuso un reto… reto, el
cual Miley perdió, y del que él ya había cosechado su recompensa. Tiró el
tapado, dentro de la caja, y buscó su ropa. Los zapatos estaban ahí… el suéter
también, pero no tenía idea donde había ido a parar la camisa. Decidió dejar
todo tirado. Ya mañana recogería sus cosas el elfo. Se encaminó hacia la
escalera. Cuando subió dos escalones y levantó la vista, se sintió en el
paraíso. Parada, al final de las escaleras, estaba Miley, con su larga
cabellera roja, suelta, que caía hacia un costado contrastando con el blanco de
la camisa que traía puesta, que por cierto era la prenda perdida. Solo la
camisa y su sonrisa. Nick sintió que la excitación florecía nuevamente, y un
chorro de sangre caliente, le quito el sentido y la capacidad para razonar. No
supo en qué momento llegó hasta la castaña , quedando algunos escalones abajo.
Y sin pedir permiso, acarició delicadamente los muslos desnudos, sin perder el
contacto visual… hipnotizado por aquellos ojos de color azul, que lo hacían
sentir tan vivo. Ella colocó sus tibias manos en los hombros desnudos de su
esposo y después de mirar esos ojos cafes , tan penetrantes, cerró los suyos
para dedicarse a disfrutar de esas caricias. Nick, mientras una mano se perdía
por la parte interna de los muslos, la otra desabotonaba con impaciencia la
camisa. Cuando terminó, vio sus pezones erectos… sin duda alguna estaba
excitada. Levantó la vista para ver su rostro. Estaba roja. Movió la mano
masajeando sus pechos violentamente. Luego su lengua insaciable la hizo gemir.
El subió dos escalones y su sexo rozó las piernas de la chica. Con su boca
pegada en el cuello de Miley susurraba palabras cargadas de deseo.
- Creo que te dije que me
esperaras en la cama – su lengua recorría lentamente desde la base del cuello
hasta el mentón, introduciéndose sedienta en la boca de la chica.
- Nick… – sólo pudo articular
esa palabra. Nick la recostó sobre la escalera. Cuando estuvo a punto de
penetrarla, recordó que tenía que tomar precauciones… de su pantalón sacó un
condón y lo colocó. Los movimientos eran acompasados. No tenía prisa… tener
sexo en la escalera de su casa, con la mujer que deseaba era algo para
retenerlo en la memoria cuadro por cuadro… y no dejar nada en el olvido.
- Creo que yo necesitaba esto
mas que tu… - le susurró al oído. Miley sintió su piel erizarse por completo,
ante esta confesión – Sé que no te soy indiferente… ¿verdad ratita? dime que te
gusta esto tanto como a mi…
- Si… - dijo ella, perdida en
sus ojos. Nick sintió que toda su estabilidad emocional se iba por un caño al
escuchar esa confesión.- me gusta.
- Te lo dije… te volverás
adicta a mi cuerpo… no habrá un segundo del día en que no pienses en estar
conmigo… - Ella le tomó la cara, y lo obligó a mirarla a los ojos.
- Por favor… cállate… ¿No
puedes solo dedicarte a follar? - él sonrió. A medida que se excitaba más, los
movimientos fueron acrecentando su intensidad, hasta que Nick la escuchó
quejarse de dolor.
- ¿Te lastimé? – dijo mirándola
a los ojos, preocupado – iré mas lento si quieres… - ella lo miró. Estaba tan
sexy con su cabello negro mojado, y la cicatriz de su frente brillaba a causa
del sudor.
- No – dijo – es que me duele
la espalda…- él sonrió – el escalón me está lastimando…
- Bien – dijo y la besó –
entonces… será mejor que arreglemos ese pequeño detalle – sin dejar de mantener
el contacto íntimo, la levantó y cambió de posición. Ahora era Nick quien
estaba sentado en el escalón, y Miley sobre él. El gemido de la chica al
sentirlo tan dentro de su ser, lo hizo esbozar una amplia sonrisa. – Bien… -
besó su cuello – ya te enseñé el movimiento preciso…- la jaló de su larga
cabellera para que lo mirara – quiero ver como lo haces pequeña.- Ella comenzó
a moverse torpemente, hasta que pudo encontrar el ritmo adecuado. El estaba al
parecer complacido, porque esa posición le dejaba libre las manos, que se
dedicaron a acariciar cada milímetro de piel de su mujer – aprendes rápido
comadreja… – dijo en un hilo de voz cuando el orgasmo era algo irrefrenable. Se
mantuvieron unidos así, por unos minutos. Ella estaba toda sudada, su pelo
pegado a la espalda y a la cara. La beso. Necesitaba hacerlo….sentir el aliento
calido de su mujer.- Estuviste perfecta. – Ella no abría los ojos… sentía que
se había comportado como una zorra, pero tampoco podía dejar de sentirse
satisfecha por haber respondido de esa manera a las caricias de su esposo. Una
vez que se serenara un poco, y sintiendo como él le quitaba delicadamente el
cabello de la cara, abrió los ojos, y lo miró con intensidad. Nick se sintió
completamente vulnerable, ante esa mirada tan intensa.
- Pensé que no vendrías… – dijo
ella. Nick la miró sin saber que responder. ¡Ella lo confundía tanto!! Primero
le decía que lo odiaba… y luego se entregaba a él como hacía unos instantes…
como si no hubiera mañana. Bufó – Se que me ordenaste que te esperara en la
cama, pero… - él la calló con un beso.
- Me desobedeciste… – dijo y
con un movimiento rompió el contacto físico. Se quitó el condón, y, lo hizo
desaparecer – Tendré que castigarte – ella lo miró con los ojos abiertos. El
sonrió. La alzó a horcajadas y sin decirle mas, la llevó a la habitación.
Un mes… un mes desde la pelea
del tapado de piel. Un mes de lujuria. Un mes donde Miley descubrió que le
encantaba el sexo con Nick… y un mes donde se sintió satisfecha de haber
esperado con Liam. Porque el sexo con su ahora esposo era de antología… Tenía
que darse por vencida, cada vez que él la buscaba. El sabía como hacerlo, y
ella caía rendida a sus pies.
No había noche que no
estuvieran juntos, literalmente fundiendo sus cuerpos en uno solo. En la
habitación de Miley. Nunca lo hicieron en el cuarto de Nick. Eso estaba
prohibido para ella, y Nick nunca se quedaba a dormir con ella… eso estaba
prohibido para él. Claro que Miley no se lo había prohibido. Nick se había
impuesto esa regla a si mismo, porque suponía que quedarse a dormir, le daba la
pauta a la castaña de que él la quería… y eso nunca lo iba a decir… nunca.
Tenía que convencerse de mala
manera, y recordarse que ella estaba en su vida, por venganza… todos los días
lo recordaba, pero desgraciadamente para él, una vez que cerraba la puerta y
entraba a su casa, la venganza quedaba en el más recóndito de sus pensamientos…
siempre sucedía cuando percibía el perfume a jazmines del cuerpo de su mujer…
La adoraba.
Miley también tenía que estar
alerta… pendiente de los arranques de su marido, aunque en ese último mes, los
arranques de furia, habían sido suplantados por noches de ardiente pasión. Sus
besos dolían más que las palabras hirientes del pasado, y sus caricias, eran
dagas venenosas para su piel… pero era tan adictivo. Ese perfume tan masculino,
su lengua ávida, todo él… Ya no tenía otro pensamiento en su mente que hacer el
amor con Nick, desearlo, probar mil y un maneras de amarlo… convertirse en su
mejor alumna. No podía entender como ese ser que le dijera mil y un palabras
para herirla, podía curarla de la manera en que lo hacía en la cama… con frases
cargadas de pasión, dulces, empalagosas, que la hacían perderse en ese
torbellino que era su esposo. No tenía dudas… no lo amaba, pero lo deseaba de
una manera que ella nunca soñó desear… ni siquiera a Liam.
Nick se pasaba las mañanas en
su oficina, recordando cada momento de la noche anterior. Debía darle la razón
a Remus cuando le decía que quizás él saldría herido de esta relación… Porque
la amaba. Y eso era algo con lo que no podía luchar. El amor que le tenía era
mucho más grande que el odio que le profesaba…
Recostado en el sofá,
descansando lo encontró una mañana su amigo.
- Disculpa que no haya
golpeado… – dijo Remus, mirando unas carpetas, y dirigiéndose hacia el
escritorio. Nick que mantenía sus ojos cerrados y sumido en una sensación de
estar entre despierto y dormido, ni siquiera le contestó – Pero creo que
deberías ver estos papeles del Resort antes de realizar la cita con… - levantó
la mirada y vio su sillón vacío – ¿Nick?
- ¿Hmmm? – dijo adormilado.
Remus miró hacia el sofá y abrió los ojos extrañado. Nick no tenía el saco de
su traje puesto, se había aflojado la corbata y estaba acostado, sin los
zapatos puestos, con los brazos cruzados en su pecho.
- ¿Nick? – se acercó temeroso –
¿te encuentras bien? – ni una respuesta – ¡Nick!!
- ¿Que? – dijo malhumorado –
maldición ¿qué te pasa Remus? – dijo sentándose y frotándose los ojos.
- ¿Qué me pasa? – bufó – ¿que
te pasa a ti¡Mírate, pareces un andrajoso!!
- ¿Qué quieres? – dijo mas
malhumorado. Los ojos estaban rojos, y renegaba porque no podía ponerse los
zapatos – ¡ni descansar un rato se puede!! – se puso de pie y se acomodó la
ropa.
- Nick… - Remus se sentó en una
silla. Nick recorrió la oficina y se fue su baño privado. Al rato salió con la
cara lavada, y el cabello algo peinado.
- Bien… -se sentó en su lugar –
que querías…
- ¿Qué te sucede?
- Nada... – dijo sereno – ¿un
trago? Aunque en verdad me haría falta un café... –dijo sonriendo – ¡me duermo
parado!!
- ¿Qué te sucede muchacho?
- Nada… – dijo riendo.
- Vamos… creí que me tenias
confianza.
- Mujeres… - dijo bajando la
vista y Remus pudo ver algún rastro de sonrojo en sus mejillas.
- ¿Mujeres en plural… – dijo el
viejo merodeador, tanteando la situación – o en singular?
- Bien… - lo miró – una en
particular… - Remus meneó la cabeza y torció los ojos.
- No lo creo…
- Créelo – dijo, largando un
soplido de satisfacción. – ¡va a matarme!!
- ¡Cállate Nick!! – dijo Remus
– te dije que no me contaras detalles…
- No lo haré… pero me dijiste
que te contara lo que me pasaba. – rió – Ella me pasa… ¡todo el tiempo!!
- Basta… no deberías
acostumbrarte… – Nick lo miró sin entender – recuerda que me dijiste que cuando
ella se enamorara, tu la dejarías… - El miró el vaso de Whisky, como absorto en
sus pensamientos, luego suspiró, y miro a su amigo, con un extraño brillo en
los ojos. Brillo que Remus, no habia visto en esos ojos cafes, desde hacía
años.
- Remus… - solo dijo y dejó el
vaso.
- ¿Cambiaste de opinión?
- Eso… no sé – Acomodó los
papeles nervioso – ¿de qué querías hablarme?
- Esto puede esperar… - dijo
quitándole los papeles. Nick nervioso, tomó otra vez el vaso de Whisky y apuró
un trago.
- No…
- Vamos… ¿no me tienes
confianza? – lo miró – ¿cambiaste de opinión respecto a dejarla?
- Es que… es difícil – dijo y
se levantó para servirse otro trago de Whisky. – Es… tan… - miró hacia la
ventana, quedándose callado unos segundos – no puedes imaginar las sensaciones
que me despierta Remus… - dijo sereno – Ella puede… hacerme olvidar mil cosas
con solo mirarme… con esa mirada tan especial que tiene una vez que hacemos el
amor…
- ¿No la follas más? - él lo
miró.
- Si… bueno, tú me entiendes…
- Hay una diferencia muy grande
entre follar y hacer el amor…
- Para mi no. – dijo terco.
Remus lo miró, incrédulo.
- Bien… me dices que te provoca
sensaciones distintas, que te hace olvidar el mundo… ¿hasta cuando?
- ¿Hasta cuando qué?
- Hasta cuando te ilusionarás
con esto…
- No lo entiendes… - bajó la
mirada – Es… ella no me lo pide… ella no me pide que lo hagamos… porque yo soy
el que toma las decisiones en cuanto al sexo… Pero por la forma en que
reacciona, parece que lo estuviera esperando… ¿entiendes lo que digo?
- ¿Nunca te pidió estar contigo
en la intimidad?
- No…
- Pero… aun así, ella no se
siente presionada para hacerlo cuando tú se lo exiges….
- Yo no le exijo nada – dijo
mirándolo serio – el sexo es solo parte del contrato, y ella tiene que
aceptarlo. Pero últimamente es como si deseara que yo haya hecho ese contrato…
que yo le haga cumplir en especial esa cláusula. Y bueno… - sonrió con
picardía.
- Explícate mejor - él resopló.
Le costaba horrores hablar de Miley con Remus, pero necesitaba desahogarse con
alguien, y quien mejor que su amigo, su confidente para hacerlo.
- Vive el sexo de una manera
que ninguna mujer con la que he estado lo vive y a la vez, me hace vivir una
experiencia increíble, que nunca he vivido con nadie… ni siquiera en mi primera
vez… Además… Yo fui el primero…
- ¿Que?
- Que yo fui el…
- Si te entendí… lo que me
sorprende es que con tantos años de novia con… tu sabes, no…
- No – dijo sonriendo. – es
toda mía…
- Y... déjame bajarte de esa
nube en la que estás a causa de lo novedoso que es para ti estar con Miley. – Nick
miró a Remus sin entender a donde quería llegar - ¿qué sucederá cuando ella vea
nuevamente a Liam?
- ¿Que? – dijo serio. Eso no se
le había pasado por la cabeza. Miley había probado las delicias del sexo…él le
había enseñado muchas cosas… ¿qué sucedería cuando ellos se vieran nuevamente¿Miley
se entregaría a la pasión y al amor que le provocara su antiguo novio?
- ¿Qué puede suceder cuando lo
vea? Recuerda que ella lo ama… por mas que tu le des vuelta la cabeza cuando
están en la intimidad… él es el hombre de…
- ¡Cállate!!– dijo tirando el
vaso de Whisky que se estrelló en la pared – ¡No te atrevas a… ¡él nunca la
tendrá¿y sabes por qué? Porque antes de que sea de otro… ¡la mato!! – se sentó
respirando entrecortado…
- Nick – dijo alarmado – lo
dices por decir… - él meneó la cabeza. Remus abrió los ojos sorprendido y
alarmado.
- Ella es mía… y nadie mas
podrá tocarla… de eso me encargo yo - lo miró – Bien… ¿qué papeles debemos
revisar?
- ¿Serías capaz de matarla?
- Si – dijo seguro – la mato, y
lo mato… al que se atreva a tocarla… Solo yo soy dueño de esa mujer Remus…
nadie, tiene derecho mas que yo sobre ella…
- Ten mucho cuidado con lo que
dices… puedo entender que estés ofuscado, y que el fragor de los celos te hagan
decir la estupidez que acabas de decir, pero…
- No es una estupidez… si yo no la tengo… no la tiene nadie… Ella
es mía… yo la hice mujer… mi mujer… solo mía… de nadie mas… el que se atreva
siquiera a mirarla… que se atenga a las consecuencias… - respiró profundamente
– ahora si, déjame ver qué arreglos hay que hacer a esos papeles. – Remus lo
miró alarmado. Esa faceta de Nick era desconocida para él. Se imaginó el mismo
temperamento a la hora de matar a Voldemort… mientras le entregaba los
documentos, rogó al cielo porque la actitud de su amigo cambiara… o que ella se
enamorara de Nick. Si alguna de las dos cosas no sucedía, la castaña tendría
los días contados.
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