Capitulo
34
Fiel a
su estilo, Nick no fue a buscarla. Deambuló solo durante todo el día por toda
la casa, buscando en cada rincón algún recuerdo que compartiera con Miley y que
lo hiciera creer que aun tenía esperanzas. Se alejo rápidamente de la sala…
allí no había nada bueno que rememorar… Después de convencerse que los
recuerdos no hacían más que deprimirlo, se arrellanó en un sillón en la
biblioteca, cerca de la chimenea y allí permaneció durante al menos toda la
jornada. El teléfono sonaba estridentemente dentro de la habitación, pero Nick
no tenía ganas de ver a nadie y mucho menos hablar con nadie… solo a Miley,
pero ella no quería saber nada de él. Al menos con su huida había dado a
entender que no aceptaba su amor, y con ello, una vida futura junto a él como
familia. Estuvo a punto de romper toda la casa. Todas las reformas que ella
realizó y mas que nada su cuarto, donde habían compartido momentos inolvidables.
Trató de imaginarse una realidad solo, y la visión no le gustaba para nada. Mas
que nada, imaginarse sin su hijo… Miley no podía hacerle eso. La garganta se le
secó de repente al acordarse de su pequeño hijo, que aun no conocía. ¿Miley
sería tan cruel como para alejarlo de él? No lo creía, pero tampoco hubiera
creído que ella se marchara… y ahora Nick estaba solo, sin ella, y sin su hijo.
Con ganas hubiera querido abrazar su anterior vida otra vez… aquella rodeada de
frialdad, de no importarle nada, de no tener conmiseración por nada, ni nadie…
de ser cruel, seco, indolente sobre todo lo que aconteciera a su alrededor.
Pero ya no podía hacerlo. Miley había calentado su alma, y su corazón otra vez,
y aunque ya roto, este aun latía… y cada vez que pensaba en ella y en su bebé,
el desgraciado latía mas fuerte, y hacía sentir aun mas la ausencia.
Remus lo
encontró repantigado en el mismo sillón, tres días después que Miley se
marchara. Había estado preocupado, y ante la falta de noticias, aun sabiendo que
si se acercaba Nick, de acuerdo a su falta de humor, podría morderlo, no se
atemorizó y decidió acercarse. Nick estaba mirando ausente hacia la chimenea,
perdido en sus pensamientos. Remus sintió pena por el hijo de uno de sus
mejores amigos. Prefería un Nick colérico a este pobre muchacho que se notaba
de lejos cuanto sufría. Se sentó en un sillón junto a Nick y esperó a que este
rompiera el silencio. Estuvieron callados al menos diez minutos, hasta que Nick
se llevó las manos a los ojos y los restregó, por cansancio o quizás tratando
de alejar alguna lágrima rebelde que pudiera escaparse. Suspiró lentamente, y
miró a Remus.
- No
estoy muerto… - dijo roncamente. Estuvo tanto tiempo callado que esas solas
palabras le hicieron doler la garganta. Carraspeó.
- Me
alegro… – dijo Remus sereno – no teníamos noticias de ti, y pensé…
- No hay
nada que pensar Remus… - dijo apoyando la cabeza en el respaldo del sillón –
¿está todo bien en la empresa?
- ¿Estás
bien tú? – contraatacó.
- Si –
dijo secamente. – y si la memoria no me falla, te he preguntado sobre la
empresa, no sobre mi…
- Nick,
no es necesario… - levantó la mano interrumpiendo lo que suponía el sermón
característico de Remus.
- Estoy
bien... –dijo levantándose – necesito que me traigas los datos del funcionamiento
resort… y quiero saber si se han adelantado las obras del resort muggle…. Esa
demora, deja nerviosos a mis socios, Remus… Y no quiero tener problemas de
dinero por la ineptitud de los responsables del proyecto.
- ¿Es
necesario que te preocupes por ese bendito resort justo en este momento? – Nick
no soportó más el cuestionario.
- ¡SI,
MIERDA QUE SI ES NECESARIO! – dijo golpeando el escritorio con su puño – o me
ocupo de mis negocios, o me hundo en el alcohol... – lo miró – como están las
cosas, me parece mas sano ocuparme de mi trabajo… ebrio no estaría en mis
cabales y podría hacer cualquier cosa…
- ¿Como
qué…?
- Como
rogar, humillarme a mi mismo… - dijo bajando la voz – y no voy a hacerlo… ya
no.
- ¿Vas a
ser el mismo estúpido de siempre? – Nick lo miró ofendido – perdóname que te
diga esto muchacho, pero creo que tratar de evitar la situación no te servirá
de nada, al menos trata de recomponer la relación con…
- Yo no
fui el que escapó Remus… no soy yo el que tiene que bajar la cabeza y soportar…
- cerro los ojos y suspiró profundamente, para tratar de serenarse un poco,
luego los abrió y sonrió apenas moviendo un lado del labio - está bien lo
haría, pero ella decidió marcharse de la casa, y por lo que puedo deducir de
esa acción, de mi vida… si ella quiere estar sola, bien, no le daré problemas…
-
¿Quieres que inicie los trámites de divorcio?
- No
dije eso… no quiero… aun… - lo miró con tristeza – ¿la has visto?
- Si… -
Remus lo miró – está en su casa, en la madriguera… – Nick suspiró aliviado.
- Pensé
que…
- No
tiene otro lugar donde ir al menos por ahora, Nick… y con lo sucedido entre
ustedes, agradezco que haya tenido el sentido común de refugiarse en lo de sus
padres.
-
Tampoco es que nos matamos a golpes o nos insultamos mal, Remus… solo discutimos
y pusimos algunas cosas en claro. – Lo miró –bueno al menos yo le dije todo lo
que tenía que decirle y le pedí por favor que… - suspiró - ya no importa.
- Bueno…
pero con los antecedentes de ambos… - Nick sonrió resignado.
-
Entiendo… "hazte la fama y
échate a dormir," ¿no es
cierto Remus? - sonrió- Tu aun crees que podría ser violento otra vez con ella…
- Remus trató de explicarse pero Nick no le dio la oportunidad – no trates de
disculparte, no necesito de tus explicaciones… se lo que piensas, de todas
maneras ya no importa. - cerró los ojos - ¿y… cómo está?
- Bien…
tan bien como puede estar en esas circunstancias.
- ¿Ella
te pidió que iniciaras el…?
- No…
aun no.
- Bien…
- suspiró – ¿puedes traerme los últimos sondeos del resort? Estoy pensando que sería
conveniente que alguno de nosotros volviera al Caribe, para vigilar
personalmente la realización de las obras del resort muggle.
- Yo
podría...
- No –
dijo sereno – Yo soy el principal responsable de este emprendimiento… - se
sentó en su silla – creo que sería bueno alejarme un poco de aquí.
-
¿Piensas abandonar todo? ¿Qué hay de Miley y de tu hijo?
- No
pienso abandonar nada… – dijo seguro – solo quiero darle el espacio suficiente
para que ella decida. No quiero cometer la locura de ir a buscarla y exigirle
que vuelva, o traerla de los pelos o rogarle, suplicarle, lo mejor es alejarse…
te lo aseguro…
- Serías
capaz…
- Tú más
que nadie sabes lo que siento por ella. Lo que tuve que hacer para que ella
viniera a mi, Remus… Cuan bajo he caído solo por tener una mirada suya, una
sonrisa, una caricia – suspiró nuevamente tratando de no recordar todo lo
vivido con su esposa, pero era casi imposible, olvidar la única vez que en su
existencia se había sentido realmente vivo… vivo y feliz - … y realmente estoy
conteniendo como puedo el temperamento mas primitivo que albergo en mi interior
y que me exige ir a buscarla como el peor de los cavernícolas para traerla y
obligarla a vivir conmigo y… - suspiró – no soy tan fuerte como crees.
- Has
estado en ese sillón más de 24 hs…
- Era
eso, o desesperarme y beber, y ahogarme en mi propia desgracia y miseria… he
estado meditando… en silencio, tratando de que la casa trajera un sonido que me
haga dar cuenta que ella había vuelto… y tratando de encontrar aunque sea una
sola manera para que ella decida seguir a mi lado. Pero hasta ahora, por mas
que quiera todo lo contrario, creo que la única solución posible es alejarme…
ella tiene la respuesta Remus, ella tiene la decisión.
- Nick…
- Si
tienes la posibilidad de llegarte hasta la casa de sus padres, por favor dile
que no la molestaré… que respeto la decisión que ha tomado - Remus se acercó y
le palmeó la espalda – pero que no detendré mi vida por ella. Ya lo hice una
vez, y no sirvió de nada. También intenté ser otra persona, mirar la vida como
si no me importara nada, pero ahora voy a tener un hijo, no puedo seguir
fingiendo algo que no puedo ser y… la verdad es que ya no tengo ni ganas de
hacerlo.
-
¿Cuando te irás?
- En
cuanto vuelva a la empresa y me cerciore de tener todos los datos que te estoy
pidiendo – levantó la mirada y le sonrió, pero Remus se dio cuenta que su
sonrisa solo estaba a nivel de sus labios. En su mirada Nick solo mostraba
dolor – y eso será… ¿cuando?
- ¿No
cambias verdad? – Rieron – Tendrás ese informe mañana temprano.
- Bien,
en ese caso, sácame un pasaje para dentro de una semana.
- ¿Vuelo
en aerolínea muggle? – Preguntó Remus. Él asintió – entonces dame una semana y
media, tengo que poner en orden tus papeles, tu pasaporte…
- Okay,
pero no más de ese plazo Remus… estando solo en esta casa… siento que me ahogo…
- Puedes
ir a casa. Sabes que Dora estará encantada de que, al menos unos días, te
acuerdes que tienes un ahijado.
- Lo
siento… pero no, mejor me quedo aquí. Teddy me hace acordar que pronto… - bajó
la mirada para evitar que su amigo viera sus ojos a punto de explotar. Su hijo…
¿Volvería a verlo? ¿Aceptaría Miley dejarle formar parte de la vida de su hijo,
si lo que le diría a su amigo se concretara?
-
Entiendo- dijo Remus - ¿Cuando volverás…? – Nick suspiró. Sabía que a Remus no
iba a gustarle nada la respuesta, pero no tenía intenciones de que lo
comprendiera.
- Solo
quiero un pasaje de ida Remus… - lo miró - no tengo pensado volver, en un
futuro concreto. Si Miley decide apostar a una familia conmigo, sabe donde
encontrarme…
- Nick,
piensa bien lo que vas a hacer… - dijo un tanto molesto - ¿Que hay de tu hijo…
a él también vas a dejarlo atrás? – Maldijo a Remus en silencio. Su hijo no era
tema de discusión… su hijo era lo único que le quedaba, lo mas preciado…
- No… -
carraspeó para que la emoción de hablar de su hijo no se notara - no voy a
discutir ese tema contigo. Mi hijo es lo más preciado… Volveré cuando nazca.
Quizás cuando lo tenga en mis brazos por primera vez, cambie de idea y me
quede… o quizás Miley lo deje fuera de nuestro enfrentamiento personal y no lo
mantenga como botín de guerra, dejándolo que pase un tiempo conmigo en el
Caribe… es un hermoso lugar para que un niño crezca… las olas no son tan
grandes… el mar es cálido… la gente es muy servicial…
- Y con
sus padres separados y sin comunicación entre ellos, seguramente tu hijo será
plenamente feliz – dijo Remus sarcástico.
- Yo
crecí sin padres… y creo que a pesar de los tratos de mis tíos, lo hice bien. A
pesar de que no quiero hacer futurología con mi hijo, es la vida que le tocara…
o no. Ella tiene el poder de que sea así o no…
- Crees
que ella querrá…
- No lo
sé… lo único que diré es que puedo quedarme solo una larga temporada, o para
siempre… - Remus se intranquilizó por esta respuesta – Sabes, he pasado los
mejores momentos de mi vida en ese lugar… Breves, pero inolvidables. Si ella
decide separarse, me quedaré a vivir en el Caribe… y lo de mi hijo lo
resolveremos cuando sea conveniente.
- Nick…
- … Y se
que tu te ocuparías de todos mis otros negocios como si fuera yo mismo, así
que…- lo miró – consígueme por favor el informe y el pasaje. Y dile a Miley que
cualquier cosa que necesite se comunique contigo…
- Solo
tú sabes lo que haces…
- Si,
solo yo se… y sé que lo mejor por el momento es alejarme…
El otoño
había atacado con fuerza los verdes campos que rodeaban la Madriguera. Los
pájaros que usualmente despertaban a la casa durante las épocas estivales se
preparaban para alejarse hacia el sur, en busca de lugares más cálidos. Los
tonos cobres de las copas de los árboles y el tono amarillento de la gramilla,
le daban un toque de calidez al parque que solo se rompía por el susurrar del
viento frío que parecía vaticinar un invierno triste y desolado. Así se sentía
Miley mirando ese paisaje otoñal desde su ventana, triste y desolada desde que
se alejara de la única persona en la que pensaba desde que llegó a refugiarse
en la casa de sus padres. La idea de alejarse de Grimmauld Place y más
precisamente de Nick, no había resultado tan beneficiosa como pensara, y dos
días después ya estaba arrepentido de haber huido sin una explicación. Pero la
tristeza que la embargaba era peor, cuando se daba cuenta que Nick no había
hecho nada por buscarla.
Recordando
el momento en que tomó la iniciativa de irse, había pensado cuando se levantó
esa mañana en su cuarto de la casa que compartía con su esposo, que estar allí
no la ayudaría a decidirse correctamente. Cada mísero centímetro de esa
habitación, y la casa misma, tenían reminiscencias de su vida con Nick… su
perfume varonil aun impregnaba las sábanas, su calor y la forma de su cabeza
yacían sobre la almohada… y cada recuerdo la arrastraba irremediablemente hacia
él. Por esas razones, mas su cabezonería, fue que pensó luego de una noche de
sueño intranquilo, que lo mejor en la situación en la que se encontraba era
alejarse, para que la decisión tomada fuera la correcta y fructífera para
ambos. Y así lo hizo… Hoy estaba totalmente arrepentida. Quizás si se hubiera
quedado, las cosas si bien no se arreglarían del todo, habría una pequeña
posibilidad para ambos. Tal vez habría una puerta abierta hacia una vida,
esperaba ella, feliz al lado del hombre que amaba y de su hijito tanto
esperado. Suspiró mientras un sollozo se escapó de su boca. Había sido una
completa tonta pensando que Nick correría a su lado. El no iba a hacerlo. Ella
lo había alejado y si ella lo conocía tan bien, sabía que a pesar de que él
dijera que la amaba, no iba a rogar… no estaba en la naturaleza orgullosa de su
esposo suplicar… y ella ya le había hecho demasiado daño. Aun así, tenía
esperanza. Esperanza que con el correr de los días, se iba convirtiendo en una
absoluta desolación, al igual que los alrededores de la casa. La esperanza se
fue perdiendo al cabo de una semana cuando Remus le comunicó la decisión de
Nick. Fueron exactamente cinco palabras, que le quitaron el aliento. "Nick se marcha para
siempre," y con eso no
hubo más que decir… y nada más que escuchar. El, a pesar de las palabras de
amor, no había venido a buscarla… ni a ella ni a… se obligó a no completar la
oración. Su hijo no entraba en la decisión de Nick. Solo ella era la
abandonada.
El tibio
sol la obligó a salir de la habitación en que se había recluido desde la
aparición de Remus con las nefastas noticias. Su madre la miraba con ternura, a
la hora del desayuno, y trataba de sacarle alguna palabra. Pero ella no podía
hablar, tenía un nudo en la garganta y un dolor tan grande en el pecho que le
evitaban emitir alguna palabra. Nuevamente había tomado la decisión incorrecta…
una vez mas había alejado a Nick, pero la diferencia es que ahora no habría
nunca un contrato que la atara a él. Esta vez Nick no iba a hacer lo que fuera
para volver y estar a su lado… ya no más. Comprendía a Nick completamente… pero
eso no quitaba el dolor inmenso que tenía porque ya no volvería a verlo. Sin
contestar una palabra a su madre, se levantó y se dirigió hacia el patio de
atrás de la casa. Esquivó a un par de gallinas que le salieron al paso,
pensando qué haría de ahora en más. Se sentó en su lugar favorito especialmente
adornado con flores, que Demi y ella habían acondicionado, a la orilla del
estanque. Pensó con tristeza que el paseo perdería su color cuando llegara el
invierno. Ahora Demi y su hermano pronto tendrían su casa… y si las cosas
seguían así en su vida, Miley no tendría tiempo ni ganas de acondicionar el
lugar en la próxima primavera. Lentamente las lágrimas comenzaron a surgir.
Estaba sola. No tenía idea que iba a ser de ella una vez que naciera el bebé…
dónde iba a trabajar… dónde viviría, porque sus padres estaban recuperándose de
una inconciencia de años y necesitaban adaptarse nuevamente a la realidad, y
ella con sus problemas no iba a ser beneficiosa para su salud. Una vez que
naciera su hijo, tendría que abandonar la casa paterna. Los sollozos comenzaron
sin que ella pudiera detenerlos… y de la misma manera fueron haciéndose cada
vez más continuos, hasta que cayó de rodillas en la grama. Apoyó las manos
hechas un puño aferrándose a la tierra, y dejó que sus lágrimas regaran el
pasto casi seco… ¡Merlín, que sola se sentía! Si Nick estuviera a su lado, como
en el Caribe, estaría abrazándola, consolándola, al igual que lo hiciera cuando
se enteraron de la desgracia de Demi. Ahora no tenía quien la reconfortara y le
dijera cosas para hacer la reír y amarla… ya no tendría unos brazos fuertes y
cálidos que la protegieran... cerró los ojos con fuerza.
- Tu
madre me dijo que te encontraría aquí – la voz grave y profunda de Arthur Cyrus,
la volvió a la realidad. ¡Su padre! Había olvidado completamente que Arthur
estaba en el cuarto donde guardaba todas sus porquerías muggles. Se secó
rápidamente la cara y mirándolo trató de sonreír – nunca tuviste suerte en
esconder tus lágrimas, Miley. – dijo sonriéndole. Hincó una rodilla en el suelo
y la abrazó. Ella se aferró a ese abrazo tan necesitado. – Cuando eras una
niña, y Joe te hacía una de sus travesuras, llorabas tanto, que la nariz se te
hinchada y se ponía bien colorada y brillante, tal como ahora – dijo sonriendo y
tocándole la nariz – y las mejillas estaban a punto de ebullición… por lo que
veo, eso no ha cambiado aunque te hicieras mayor...
- No
puedo evitarlo… -Sonrió para disimular – soy una Cyrus...
- Si –
dijo abrazándola más – Y vives tus emociones al máximo como toda una Cyrus.
- No soy
como tu…
- Vamos
– rió – ¿acaso no te hemos contado tu madre y yo miles de veces la historia de
cómo terminamos casados?
- Se
fugaron... – dijo ella en un susurro - por la guerra.
- Esa es
la una verdad a medias… - dijo riendo. Miley se reconfortó un poco al escuchar
la sonora voz de su padre. La había añorado tanto tiempo, y ahora que la
escuchaba era como un bálsamo en sus heridas.
- ¿Qué
parte es la que no nos contaron?
- La
parte más emocionante… la parte en que yo no iba a dejar que nadie se
interpusiera entre el amor de tu madre y yo…
- Papá…
- Para
los Prewet… bueno, ellos eran magos excepcionales. Y los Cyrus si bien somos
buenos de corazón… no teníamos más que bondad. Los padres de Molly no estaban
de acuerdo con nuestra relación, y sus hermanos Gideon y Fabián, me lo
recordaban con amenazas todo el tiempo.
- No
sabía eso papá…
- Pues
entérate – dijo mirándola y acomodándole el mechón rojizo que descansaba en la
frente de Miley – fue entonces que le propuse a Molly fugarnos…
- Y lo
hicieron.
- Ella
no respondió afirmativamente a la primera… Molly estaba un tanto nerviosa por
mi pedido… pero aunque estaba desesperado porque ella dijera que si, nunca la
obligué a que aceptara…dejé que ella fuera la que lo hiciera. Y ya ves… ella
luego de varias semanas de hacerme sufrir aceptó, y nos fugamos.
- Wao…
- Si, y
a pesar de todas las penurias económicas y todo las cosas tristes… - suspiró,
Miley estaba segura que su padre recordaba a Percy, y la forma violenta en que
murió. – estamos bien… y no nos hemos arrepentido de nuestra fuga.
- Mi
vida con Nick no es igual a la tuya con mamá, papá.
- Yo
creo que en cierta medida si… pueden cambiar los hechos, pero lo esencial está
ahí…
- Papá…
- dijo un tanto incrédula- Tu sabes la razón de mi matrimonio con Nick… no hubo
amor desde el principio, al menos de mi parte… y no hubo pedido o toma de
desiciones para bien…
- Lo sé…
pero sigo pensando igual- dijo sereno.
- Sabes
que Nick me obligó a casarme con él para que ustedes se recuperasen…
- No
creo que obligar sea la palabra…
- ¿Y
cual es según tu?
- Tu
tomaste solita esa decisión, Miley.
-
¡Porque no tenía otra opción!
- Si, la
tenías… - Ella lo miró sin entender –tu podías no aceptarlo…
- Pero…
- Tu
escuchaste, aun sabiendo que tus hermanos no querían que lo hicieras… decidiste
esconderte y escuchar, sin que nadie te viera, lo que Nick quería…
- Si,
pero…
- Y
también, sin decirle a tus hermanos, fuiste a verlo…
- Si…
Porque quería ver que tenía para decirme… quería pedirle por ustedes…
- Nadie
te obligó a verlo… y aun así fuiste, y lo viste… y hablaste con él y escuchaste
la propuesta que te hizo.
- Papá…
- dijo lanzando un bufido - ¡El me obligó a casarme con él, para que ustedes
volvieran a estar bien!
- No
creo que pueda llamarse obligación… él te dio una opción… tu decidiste que era
lo mejor para ese momento – Ella iba a decir algo pero no tenía un argumento
realmente fuerte para refutar esas palabras -
- Aun a
costa de nuestra recuperación, tú pudiste haber dicho no.
- No
entiendo…
- No
entiendes… – dijo pellizcándole la nariz- Yo creo que si. Nick te dio una
opción, que podía ser positiva o negativa para él. Y tú la convertiste en
positiva cuando aceptaste. Fue tu decisión y no la de Nick la que te llevó a
vivir la vida que viviste desde que te has casado. Has tenido momentos lindos y
feos, como todo matrimonio, pero fuiste tu la que dijo que sí…
- Porque
no había otra opción – dijo tercamente.
- Si la
había… podrías haber pedido perdón, y quizás Nick hubiera vuelto a ser el
muchacho que conocimos hace años… y nos hubiera ayudado.
- ¡Lo
hice!
-
¿Realmente lo hiciste Miley? – como un fogonazo volvieron los recuerdos de
aquel primer encuentro con Nick en su oficina. Sus ojos fríos, su sonrisa
ladina, orgullosos de su suficiencia, y las palabras terribles, dolorosas… y
recordó como ella había reaccionado ante esa imagen…
- "Qué
haces Cyrus… ¿Sabe tu novio que estás aquí?
- El
no… no metas a Liam en esto – lo miró a los ojos.- Y como si no supieras a qué
vengo.
-
Bien… vas directo al punto… eso me gusta."
- Si,
esa escena estaba a flor de piel… el momento del encuentro y las palabras
crueles por parte de ambos aun retumbaban en su cabeza.
- "Bien…
dime que quieres…
-
¡Wow! ¡Cyrus! ¿Tanto te molesta mi presencia?
-
¿Para que negarlo? – lo miró – me enfermas… aún sigo pensando lo mismo de ti…
así que…
-
¿Tienes el descaro de llegarte hasta aquí y decirme eso? ¡Mal chiquita,
empezaste muy mal tu discursito!
-
¿Por qué no? El hecho de que me vea obligada a venir…
-
¡Nadie te obligó! – dijo cortante.
-
Sabías muy bien que vendría… que haría cualquier cosa por ver a mis padres como
antes…
-
¿Cualquier cosa? – ella se tensó. – Que tal si te pido un fin de semana de
lujuria… ¿Lo aceptarías?"
Si
hubiera aceptado… ¿qué sería de su vida ahora? Un fin de semana de lujuria…
seguramente con Nick hubiera sido insuficiente. Nick era un hombre para
disfrutar la vida entera y mas si se podía. Miró a su padre.
- No le
pedí perdón esa vez… - suspiró – para ser honesta, le dije lo que no pude
decirle cuando murió Percy y más… fui cruel y él solo…
- Nick
solo reaccionó a tus ataques… ¿Verdad?
- Si. –
dijo con tristeza - Tal vez si le hubiera pedido perdón... Nick me ha
demostrado en este año juntos, que a pesar de estar dolido por mi actitud…
sigue siendo aquel chico bueno… A pesar de todo lo que vivimos, lo bueno y lo
malo, Nick…
- Sigue
siendo el mismo Nick de siempre.
- Si –
dijo desanimada.
-
Entiendo lo que te ha pasado Miley- Dijo sonriéndole – Tu has tratado de
esconder tu error desde el principio. Pusiste a Nick en el lugar del villano
por miedo a tus hermanos, y después quisiste ocultar todas las sensaciones que
comenzaron a surgir en ti desde que estas a su lado. El amor que sientes por
él, tratas de ocultarlo por sobre todas las cosas, pero no te das cuenta que
con tu comportamiento, no haces mas que hacerlo evidente…
- Me
enamoré… y a pesar de todo lo malo. Los insultos… la violencia…
- Se lo
que sucedió entre tu y Nick…
- ¿Quien
te lo dijo?
- Nick
mismo me lo dijo… aun no se perdona ese rapto de irracionalidad que tuvo
contigo… y yo le creí.
- Yo
también creí en su arrepentimiento…
- Y te
quedaste a su lado… por amor.
- Porque
no tenía otra opción.
-
¿Volvemos a lo mismo? Opciones… opciones… hija ¿acaso él te obligo a volver? –
ella lo negó – Exacto… aceptaste sus disculpas no por obligación Miley,
quisiste hacerlo. El te dio la opción ese día nefasto, y tú tomaste la que
querías… la que te convenía, la que deseabas, llámalo como quieras.
- ¡No
puedo vivir sin Nick papá! – dijo con los ojos llorosos.
- Lo sé…
- la tranquilizó con un abrazo.
- Y
ahora estoy sola… voy a tener un bebé… y él se ha marchado… no va a esperarme
otra vez…
- Ese es
otra cuestión que debes tener en cuenta a la hora de tomar decisiones... Vas a
tener un hijo. Un hijo que Nick nunca te pidió…
- Pero
que yo quise tener…
-
Exacto… aun a sabiendas que Nick no quería tener un hijo, debido a su situación
sentimental tan endeble, tu te empeñaste y lo lograste…
- Pero
él se va…
- Solo
se irá, cuando tú decidas que se va, Miley.
- No
entiendo.
- Aun
tienes una oportunidad… aun no se ha marchado.
- Pero
Nick quiere algo de mí que no puedo darle…
- ¿Que
es Miley?
- Nick…
quiere mi amor… quiere saber lo que siento por él.
- ¿Y aun
con todo lo que me has dicho, y la manera lastimosa en que te desplazas por la
casa, como perdida desde que abandonaste a tu marido, quieres hacerme creer que
no lo amas?
- No es
eso…
- ¿Crees
que Nick aun no sabe lo que sientes por él?
- Nunca
se lo dije… tengo miedo – su padre la miró sin comprender. Suspiró – hace algún
tiempo, en uno de nuestros encontronazos, Nick me juró que cuando dijera que lo
amaba, me dejaría… - las lágrimas cayeron – y yo me juré a mí misma nunca
revelárselo…
- ¿Y tú
creíste esas palabras?
- ¡Claro
que si! ¡Lo dijo en serio!
-
¿Cuando lo dijo?
- Luego
de que… yo le dijera que nunca… ¡lo dijo luego de una discusión!
- Y
crees que él no lo sabe… digo, Nick piensa o cree que no lo amas.
- No sé
qué cree, o qué piensa… solo sé que esas palabras nunca saldrán de mi boca…
- Ese
hijo que te has empeñado en conseguir es una manera de decirle que lo amas
Miley…
- Aun
así…
- Nunca
se lo dirás… -ella lo abrazó – ¡que obstinada te has vuelto con el paso de los
años! – sonrió – aunque siempre fuiste testaruda y terca… y siempre te saliste
con la tuya…
- No puedo
decírselo papá… ¡ya no quiero darle una arma para que me lastime!
- Lo que
tienes con Nick es una relación, hija, no una guerra… no debes hablar de armas…
estás equivocándote otra vez…
- Papá…
realmente no…
- Creo
que nos estamos yendo por las ramas… ¿qué vas a hacer? – él la miró seriamente
– ¿vas a dejar que Nick se vaya?
- ¿Qué
puedo hacer…?
-
¡Decirle que no quieres que se vaya! Decirle que a pesar de todo quieres darle
una oportunidad… que lo quieres…
- No voy
a decirle eso…
- Bueno…
no le digas que lo amas… ¡pero dile algo! ¿Prefieres vivir toda la vida lejos
del hombre que amas porque se te ha puesto en la cabeza que no quieres decirle
lo que sientes por él?
- Papá –
él se separó.
- No te
entiendo Miley… – dijo algo cansado - creí que en este tiempo habías madurado
un poco… Recuerdo cuando te emperraste en traer a ese chico Hemsworth aun a
costa de cualquiera de nuestras opiniones…
- Papá…
- Déjame
terminar – ella abrió los ojos. Su padre nunca le había hablado de esa manera –
lo aceptamos aun sabiendo que no era el chico indicado… Te casaste con Nick,
por la razón que quieras darle a ese matrimonio, vas a tener un hijo con el
hombre que amas… ¿y ahora, que tienes la oportunidad de ser feliz,
verdaderamente feliz, te niegas por una conversación salida de un momento de
discusión y rabia? Realmente te creí mas sensata… - se alejaba.
- Papá,
no puedo…
- Dime
una cosa Miley… ¿realmente crees que vas a ser infeliz si vuelves con tu
esposo?
- Yo… en
verdad, no lo sé…
- Vas a
tener un hijo, la única manera que comprenda tu comportamiento es que la causa
sea que Nick no te quiere.
- El me
dijo que me amaba… Me pidió que me quedara… que apostara por nuestro futuro
juntos, que si yo no lo amaba, él tendría amor para dar… por los dos.
- El te
ama, tu lo amas… van a tener un hijo fruto de ese amor… - se sacó los anteojos
y los limpió parsimoniosamente como solía hacer cuando algo lo contrariaba.
Luego los colocó en su lugar, acomodándolos con el dedo índice, y la miró
suspirando – no puedo hallar una explicación coherente a tu obstinación por ser
infeliz, y con ello hacer infeliz a Nick si tienes todo en tus manos para ser
lo completamente opuesto.
- No
entiendes, papá…
- Si
entiendo – dijo sonriendo – entiendo que tienes en tus manos o en tu decisión,
la llave de tu felicidad… y definitivamente estás empecinada en hacer algo
completamente diferente. No se cual es la razón. – la miró – ¿por qué te
empeñas en sufrir?
- Yo…
-
Piénsalo Miley, solo de ti depende… Nick espera que te acerques y lo aceptes… y
él aceptará lo que decidas…pero solo tú tienes la respuesta. Nadie puede
ayudarte en esto.
- Lo se,
pero aun así… no puedo…
- Solo
contéstame una cosa… -la miró serio – ¿a quien le echarás la culpa, cuando tu
hijo te pregunte por qué eres infeliz? ¿A Nick nuevamente? – y sin decir una
palabra mas, la dejó sumida en la mas profunda desazón.
Había
maldecido la decisión de volar por la línea aérea muggle, desde que había
llegado al aeropuerto de Heathrow, en Londres. Todas las veces que optaba por
ese tipo de transporte muggle nunca había tenido problemas. Hoy por el
contrario, pareciera ser lo opuesto. Desde que se había levantado de su cama,
solo, había sido una cadena de desafortunados hechos, que comenzaron con la
falta de agua caliente para su baño (lo cual le hizo sonreír pensando que Dobby
quizás podría estarse golpeándose por no satisfacer a su amo). Luego el maldito
coche no arrancaba… la compañía de taxis, estaba de huelga, y todavía podía
escuchar a Remus reírse cuando lo llamara para pedirle que lo acercara con su
equipaje al aeropuerto. "Alguien
no quiere que te vayas, Nick… ¿has pensado que toda esta serie de hechos se
suscitan porque quizás, no es tu destino alejarte de Inglaterra?" El "vete a la mierda" que le
susurró, al subir a su camioneta, pareció no surtir efecto… mas cuando vio que
en el asiento del acompañante estaba Tonks. Bien, la cosa no podría ser mejor,
pensó. Antes de pasar al aeropuerto, debían llevar a Tonks con Teddy al doctor…
y Remus no quería perderse la visita al pediatra. Nick le dijo que se fuera al
diablo… Al final, decidieron que la visita al pediatra podía hacerla Tonks
sola, no sin antes aguantar todos los improperios de Remus hacia su persona. Y bien, jódete… siempre he estado sacrificándome
por tu maldito culo… haz algo de sacrificio por mi, pensó en decirle, pero
no dijo nada. Estaba seguro de que si fuera la situación al revés, a él nadie
le haría desistir de acompañar a su hijito a su visita medica. Suspiró. No
debía encausar por ahí sus pensamientos. Si pensaba en su hijo, mandaba todo al
diablo, sacaba el cavernícola del interior de su cuerpo y arrastraba a Miley
hasta Grimmauld Place y no la dejaría salir de allí. Pero no podía hacerlo.
Miley no había dado señales de arrepentimiento ni de querer volver… y eso dolía
como la mierda.
Al
llegar al aeropuerto casi se agarra a golpes con un empleado de seguridad…
Comenzó a llover, y las pizarras de anuncios del vuelo que debía abordar le
anunciaban en letras de colores brillantes, como burlándose de él, que los
vuelos se habían cancelado hasta que el temporal pasara.
- La
puta madre…
- Si, yo
pienso lo mismo que tú… - dijo Remus – ¿quieres un café?
- Quiero
cicuta…
- Bien,
no se si puedo comprarla en las maquinas expendedoras de café… - sonrió ante el
bufido de rabia de su amigo – sigo pensando lo mismo, Nick.
- ¿A
cual de todas las estupideces que me has dicho desde que me has recogido en
casa te refieres?
-
Alguien no quiere que te vayas… deberías hacerle caso al destino…
- Mira…
tengo que aguantar estar en este aeropuerto no se hasta cuando, al menos
evítame estar escuchando las idioteces que dices…
- Es
solo una visión sobre los hechos Nick…
- Y una
mierda…
- ¿Has
hablado con ella?
- No.
- ¿Le
has dicho a alguien que te vas?
- No, no
vale la pena… bueno se lo dije a Demi, y al señor Cyrus…
- ¿Un
hijo no vale la pena?
- Solo a
mi se me ocurre en vez de irme en traslador usar la línea aérea…
-
Piénsalo Nick… aun puedes echarte atrás.
- No voy
a hacerlo…
- ¿Y si
lo pierdes todo?
-
¿Alguna vez lo tuve Remus? – dijo sonriendo con melancolía.
- Pero
es perder…
- No
puedes perder algo que nunca tuviste…
- Te
ama, tu la amas… dale tiempo.
- Le
estoy dando todo el tiempo que ella quiera…
- Pero
te vas…
- Es lo
mejor… me estoy muriendo solo es esa casa.
- Pídele
que vuelva.
- No lo
haré… yo no la obligué a marcharse…
- Ella
puede interpretarlo como que no te importa ni ella ni tu hijo – Lo tomó con
fuerza de las solapas de su abrigo.
- ¡No
vuelvas a decir una estupidez como esa! – respiró con fuerza – no vuelvas a
decir que mi hijo no me importa… lo amo... la amo. Solo me voy porque no quiero
que ella vuelva y luego sienta que ha sido obligada por mí… ¡y me odie por eso!
Me voy, y si ella cree que tenemos la oportunidad, sabe donde encontrarme…
-
Suéltame… - Nick lo soltó.
- Lo
siento... yo…
- Está
bien… - el panel de anuncios les informó que el vuelo saldría en diez minutos.
Nick miró a su amigo.
-
Cuídala por favor…- dijo abrazándolo- y mantenme informado de cómo va todo…
- Estoy
convencido que te veré dentro de poco tiempo amigo…
- Yo lo
deseo más que tú, créeme.
- Adiós
Nick, avísame cuando llegues.
-
Tendrás un mail con todas mis directivas… mantén la maldita computadora en
línea…
- Nick…
- Adiós
Remus… nos veremos pronto – dijo alejándose y moviendo la mano… - o nunca…
Maldita
lluvia… el minicouper de Miley prácticamente volaba por las calles hacia el
aeropuerto. Heathrow estaba lejos y deseaba con todas sus fuerzas llegar a
tiempo.
Maldito
sueño, maldito destino… Hoy Nick se marchaba y desde que Demi se lo dijera vía
polvos flú, la sensación de vacío le iba ocupando todo el cuerpo. Nick se iba…
Solo atinó a tirar mas polvos flú y por la chimenea de la cocina, y sin que su
madre pudiera advertirle que no podía usar ese tipo de transporte estando
embarazada, se lanzó a las llamas verdes, gritando la dirección de su casa.
Porque era suya. Suya y de Nick. La chimenea del salón de la casa de los Black
se iluminó y a pesar de las prisas salió de pie, aunque tambaleó un poco para
caer sentada en el sofá. La casa estaba oscura, y se sentía tan fría. Gritó el
nombre de su esposo con todas sus fuerzas, tantas veces, que se quedó casi sin
voz cuando un sorprendido y emocionado Dobby se postraba a sus pies, loco de
contento por volver a verla. Ella que nunca había obligado al elfo a hacer
nada, le ordenó que le dijera donde estaba Nick, a lo que el pobre elfo solo
atinó a bajar las orejas lastimosamente y comenzar a chillar como un poseso, y
entre los chillidos y acongojados suspiros, el sirviente le reveló que su amo,
había salido llevándose unas enormes maletas, y que se había despedido con un "hasta siempre Dobby." Miley sintió sus piernas aflojarse,
mientras el elfo se sumía en la desesperación nuevamente. Había llegado tarde…
Nick ya no estaba allí. Trató de obtener más información a Dobby pero no hubo
caso. Viendo que insistir con el elfo era imposible, llamó a Winky quien le
informó que su amo, se había marchado con Remus hacia el aeropuerto.
Entonces
ella, sin pensar en nada mas que en evitar que Nick se alejara de su lado,
había tomado su automóvil y aun con esa lluvia tan copiosa, apretó el
acelerador para llegar a tiempo. Rogaba que esa lluvia siguiera cayendo… su
padre le había comentado, cuando era niña, que los aeropuertos cuando había
problemas meteorológicos suspendían los vuelos hasta que la tormenta amaine…
aun con el peligro de manejar con este tiempo, ella rogaba que se cayera el
cielo… para así llegar a tiempo y detener a Nick. Las palabras de su padre, le
habían hecho pensar varias veces… Y ese sueño. Había estado un tanto intranquila
desde la conversación con su padre y lo atribuía a la sugestión. Pero era un
sueño demasiado vivido para ser dejado de lado…
"Una
tarde de sol, con la madriguera tan verde como recordaba que estaba en los
veranos de su niñez, Miley salió a pasear… caminó lentamente mirando hacia el
cielo. Ninguna nube aparecía en el horizonte. Caminó distraída mirando hacia la
arboleda cuando al llegar hacia un árbol en particular, donde su padre de niña
había colgado una hamaca… una niebla inesperada cubrió el bosquecillo volviendo
la tarde soleada, en una fría y gris… y así como la niebla surgiera de la nada,
de la nada también apareció un pequeño niño hamacándose. El niño era una
réplica exacta de Nick cuando lo conociera en la estación King Cross… era
demasiado delgado, vestía ropas amplias y oscuras, y tenía las rodillas
nudosas. El cabello negro alborotado en el mismo lugar que Nick, lo único que
lo diferenciaba con el mago mas famoso, era que sus hermosos ojos cafes no
llevaban anteojos y no tenía la legendaria cicatriz en la frente… lo mas
curioso es que el niño tenía, mientras se hamacaba, la misma expresión de
ausencia que Nick solía tener en algunas ocasiones durante las vacaciones en el
Caribe. Se aferraba con fuerza con sus manitos en la cuerda y se abalanzaba hacia
delante y hacia atrás, indolente, impasible… Miley supo enseguida de quien se
trataba… su hijo se materializaba frente a ella, y su corazón comenzó a
palpitar de emoción… pero después de unos momentos de observarlo, se dio cuenta
de que ese niño no tenía la alegría que todo niño cuando juega suele expresar…
parecía un niño triste… aburrido… moviéndose con cautela se acercó y el niño al
verla, detuvo la hamaca súbitamente.
-
Hola – dijo nerviosa- ¿cómo te llamas?
- Tu
me diste el nombre… - dijo él con una voz que no tenía nada de la inocencia de
un niño, no era cálida, ni se podía vislumbrar la picardía en ella… era fría,
acompañado de un gesto adusto… - ¿acaso aun no sabes como me llamo?
- Yo…
esperaba que… tu padre y yo eligiéramos tu nombre…
- Tu
elegiste mi nombre… no conozco a mi padre…
- Yo…
Nick, su nombre es Nick…
- No
conozco a mi padre… y no puedo creer lo que me digas…
- No
lo conoces… porque se marchó…
- Tú
lo alejaste…
- No,
él se fue... no quiso buscarme… - dijo con un tono que comenzaba a vislumbrar
desesperación.
- No
mientas… tu te marchaste… tu no quisiste que mi padre y yo estuviéramos juntos…
y ahora lo culpas otra vez…
- No
es cierto… - trató de acercarse para poder acariciarlo. Se veía tan desvalido,
y la miraba con la rabia que Nick solía verla en un principio de su relación…
pero él esquivo la caricia.
-
¿Vas decirme que tú no huiste de su casa?
- No…
no es eso…- dijo algo perturbada – las cosas no son tan simples… tu no
entenderías.
-
¡Explícamelo! – dijo molesto.
- Ya
te lo dije… las cosas no son tan simples…
- Si
lo son… es solo aceptarlo… - y la niebla comenzó a cubrir el lugar nuevamente,
y el niño lentamente fue desapareciendo
-
¡Espera! ¡No te vayas… por favor no me dejes tu también!
-
Solo tienes que aceptarlo… aceptarlo… aceptarlo… aceptarlo…"
Ella
sabía al despertarse lo que debía hacer. Sólo que no contaba con la partida de
Nick tan rápido. Es mas no contaba con que Nick se marchara. Y cuando Demi
dijera esas pocas palabras, sabía que lo único que podía hacer era detenerlo…
las palabras del niño del sueño le habían repercutido desde el momento en que
se despertó, como un martilleo contínuo en su cabeza, y que aumentaba el
volumen a medida que encontraba un obstáculo que la imposibilitaba lograr su
cometido. Al llegar a la entrada del aeropuerto, no le importó el grito del
guardia, y dejó su auto encendido, en un lugar donde estaba prohibido
estacionar… Recorrió con la vista el lugar. Miró la pizarra de informes de
vuelos y sus ojos se llenaron de lágrimas… al parecer había llegado varios
minutos tarde.
-
¿Miley? – dijo una voz a sus espaldas. Ella se limpió con brusquedad las
lágrimas y se dio vuelta. – ¿Qué haces aquí?
- Por
favor Remus… - dijo a punto de chillar – por favor…
- Miley…
– Remus se acercó y la tomó de los hombros. Ella le devolvió una mirada acuosa.
- Dime
que sucedió lo que generalmente pasa en las películas cursis y románticas… -
Remus la miró con compasión.
- Miley,
yo…
- Dime
que sigue aquí... – sollozó- que se arrepintió... dime que no se fue… que
decidió a ultimo momento ir buscarme… dime que está aquí… por favor Remus…
- Lo
siento Miley… - dijo – Lamento no poder decirte lo que deseas… Nick se marchó
hace veinte minutos… y de acuerdo a lo que me dijo al despedirse… - suspiró –
creo que no volverá al menos por un buen tiempo…
Dos
meses… Al principio trató de mantenerse ocupado si era posible las veinticuatro
horas del día. Los problemas que aparecían día tras día en el trabajo alejaban
los recuerdos o pensamientos de cualquier cosa o persona que se encontrara del
otro lado del océano. El resort muggle parecía que, jornada tras jornada,
inventara un nuevo problema para que Nick no se derrumbara. Agradecía el
trabajo, porque sabía que al primer momento donde tuviera un ratito para
pensar, sucumbiría. Lo más duro aparecía a la hora de volver a su cabaña.
Tantas vivencias y nadie con quien compartirlas. No era que no tuviera
oportunidades. La noticia de su separación parecía haber avivado las
intenciones de cualquier mujer en edad de merecer, pero ninguna era la que él
quería a su lado.
Los
informes desde Inglaterra al menos no eran malos. Joe y Demi ya vivían en su
casa, y se encontraban en óptimas condiciones de salud, al igual que los
señores Cyrus. Joe se comunicaba con él casi todas las semanas, y entendiendo
las razones de su amigo, nunca le preguntaba acerca de Miley; aun así, Joe siempre le comentaba, muy veladamente, cómo estaba ella. Remus, en cambio, era
su vocero oficial. Miley estaba bien… su hijo crecía sin complicaciones y el
sanador que controlaba su embarazo, decía que todo estaba de acuerdo a los
parámetros normales. Si normal se contaba con que el padre del futuro niño
nunca tendría la oportunidad de verlo crecer dentro del seno materno… no
compartiría con su esposa los temores y las alegrías que sucedieran a lo largo
de los nueve meses… no estaría en el momento del parto… no sería parte de esa
familia…
El golpe
en la puerta de su despacho lo sacó de ese pozo depresivo en donde con
seguridad saltaría si seguía en ese plan de enumerar todas las cosas que se
estaba perdiendo y que se perdería de aquí hasta siempre… o hasta cuando Miley
quisiera… otro golpe lo volvió a la realidad. Miró la cantidad de papeles que
estaban a punto de caer del escritorio. Un sonido frío y bajo salió de su
garganta y le dio la pauta al que golpeaba del otro lado de la puerta para
ingresar. Nick levantó la mirada para ver a Paul Simmons, su decorador de
interiores y arquitecto que entraba en su primorosa oficina, y se sentaba en un
coqueto silloncito cerca del escritorio.
- Se que
no te gusta que interrumpan tus momentos de eterna melancolía Nick, pero
necesito hablarte de un problema que tengo y que deseo quitarme lo mas rápido
posible de encima… - lo miró con rabia – De Hemsworth para ser mas preciso…
- ¿Y
ahora qué sucede? – dijo en un tono cansino, sentándose y frotándose los ojos
con la palma de la mano – Estaba seguro que había quedado claro que no quería
más encontronazos entre tú y ese asno…
- Lo sé
– resopló – pero te aseguro que si sigue poniéndole peros a todo lo que
decidimos Teddy y yo, me largo…
- Ya
hablé con él Paul, y te aseguro que si tengo que optar entre ese imbécil y tu…
Sam ya sabe cual sería mi decisión.
- Bien –
dijo mas tranquilo y luego lo miró – ¿estás más delgado?
- No… -
sonrió – estoy bien…
- ¡Con
esas ojeras que tienes, me convences tan bien! – dijo en un tono cargado de
ironía. Nick que ya conocía el humor de su decorador, lo miró serio.
- Bueno,
estoy como debe estar alguien que cada dos segundos tiene problemas en su
trabajo. – resopló – tengo decenas de personas en cada cargo importante y sigo
siendo yo el que debe tomar desiciones – lo miró – dime, para que diablos tengo
un decorador, un administrador, una arquitecta, y quien sabe que mas, para que
termine siendo yo el que diga la ultima palabra… ¡DIMELO! - agregó un tanto
exasperado
- ¡Por
Merlín, chico! – dijo Paul levantando las manos como tratando de defenderse –
¡cálmate un segundo o vas a colapsar! – Nick resopló y lanzó al suelo la
cantidad de papeles.
- Ya no
puedo mas… - dijo apesadumbrado, y se dirigió a la ventana de su oficina. Desde
allí se podía observar el mar calmo. Varias veces el movimiento de las olas y
el suave bamboleo de las palmeras al compás del viento, ejercían un efecto
calmante en su mente, y podía pensar con mas calma lo próximo a hacer… hoy no
era ese el efecto que lograba en él… al contrario la imagen lo ponía mas
tenso…lo hacía recordar a… - no puedo…
- ¿Por
qué no te tomas unos días? – dijo Paul – sé que todo lo que te ha pasado en
estos últimos tiempos puede matar a cualquiera… tu eres un hombre excepcional…
nada te tira abajo…
- Nada,
salvo…
- Si, es
cierto… - sonrió con picardía –bueno, es difícil que una mujer como ella no
logre el efecto que te causa… –Nick lo miró si entender sus palabras – Hemsworth
aun la llora cuando se emborracha, según la arquitecta – y rió más. Nick lo
miró serio.
- ¿Esa
es tu manera de levantarme el ánimo?
- No,
pero se que aumentará tu rabia por ese rubio platinado y lo correrás… ¡y yo
estaré feliz! – terminó de hablar agudizando mas su tono de voz, que a Nick
hizo sonreír…
- ¿Sabes
que? – dijo volviendo a su escritorio y cerrando la computadora – es hora que
tu tengas mas trabajo… – lo miró sonriendo – desde hoy te haces cargo de que
todo este perfecto para la inauguración – Paul tosió.
- ¡Pero
eso no puede ser! – dijo levantándose nervioso – no me puedo hacer cargo de
estas cuestiones… Terry quizás…
- ¿Terry
es bueno en administración de empresas?
- Tiene
un master… al menos él iba a hacerse cargo de todo lo relativo a los números,
mientras yo soñaba con los decorados, si teníamos la posibilidad de armar
nuestra propia empresa de decoraciones…
- Bien –
dijo mas sonriente – entonces dile a Terry que hará algo productivo… yo me
voy...
-
¿Vuelves a Inglaterra?
- No…
solo me voy… - suspiró – me voy donde pueda estar algo mas tranquilo…
-
¿Quieres que te consiga compañía femenina? – dijo Paul con una sonrisa
cómplice. – puedo entender que un ejemplar como tu camine por las paredes
debido a la falta de "actividad." – concluyó.
- No,
gracias… no quiero problemas. Esa es otra de las razones por la que pretendo
largarme urgentemente de aquí…
- No te
entiendo…
- Al
parecer, la arquitecta está un tanto cansada de escuchar los llantitos de Hemsworth…
y sin que me haya dado cuenta, ha decidido desviar su atención nuevamente…
-
...Hacia ti.
- Si –
dijo ofuscado – no le he dado motivos, y aun así… - se encaminó hacia la salida
– Eso, unido a que Sam acaba de comunicarme que su hijita, ha evidenciado un
interés particular por los negocios de su padre… y sabiendo que yo estaba aquí,
sin Miley, ha decidido que debe comenzar a interiorizarse mas precisamente en
el resort… y dentro de unos días deberás ir a recogerla al aeropuerto…
comprenderás que yo no voy a hacerlo.
-
Diablos… y esa chiquita, por lo que vi hace meses, no se detendrá ante nada…
- Exacto
y yo, como te dije, ya no quiero esa clase de problemas… ni de ese, ni de
ninguna otra clase que implique mujeres...
- ¡Muy
bien, jefe!- dijo Paul riendo – Si alguien… - Nick se detuvo y lo miró – si
alguien, particularmente una castaña , pregunta por ti…
- No
creo…
- ¿pero
si viniera a buscarte?
- Si por
alguna bendita razón, esa castaña a la que te refieres pregunta por mi –
sonrió- dile que ella sabe perfectamente donde encontrarme…
El
viento jugueteaba con un mechón rebelde de su cabello. Si alguien lo viera
parado allí, encima de esa histórica muralla, nadie que lo conociera podría
adivinar que se trataba del mismísimo Nick Jonas, salvador del mundo mágico. Si
bien la piel había tomado un color mas oscuro que el que solía tener en
Inglaterra, no era ese el cambio tan radical que se evidenciaba. Su semblante,
era más apacible… nada de aquel muchacho hosco, carente de sensibilidad hacia
las cosas de la vida, parecía sobrevivir en su cuerpo. Otro cambio importante
era su vestimenta. Antes, la predilección por los colores oscuros evidenciaba
que su vida era igual que la ropa, oscura, vacía… Ahora usaba colores mas
claros, preferiblemente los tonos beige, y crudos, que resaltaban no solo sus
rasgos tostados por ese sol caribeño, y por sobre todas las cosas sus ojos. La
templanza y la mesura en su actitud habían ido apareciendo lentamente a lo
largo de esas tres semanas desde que dejara su trabajo. Los problemas que día a
día aparecían en el resort junto a los de su vida personal, que prácticamente
lo asfixiaban, ya no estaban, al menos los primeros no, así que tenía casi todo
el tiempo para reflexionar sobre lo que haría con su vida una vez que naciera
su hijo. Remus le pasaba información a diario. El embarazo en su mujer ya se
evidenciaba a simple vista y sin tomarle ninguna participación se había
trasladado a Grimmauld Place. Nick no sabía como tomar esa iniciativa en
particular de su esposa. Una de esas iniciativas, la más importante al menos
por ahora, era que Miley no había apurado a Remus con su divorcio. Esto le daba
esperanzas, pero aun así no quería hacerse ilusiones. Que Volviera a la casa,
era algo positivo también, pero si conocía algo a Miley, sabía que no debía
hacer ningún análisis de ese cambio de planes. Quizás era mas práctico para
ella trasladarse hacia las consultas del sanador o se le ocurrió que sería
bueno, o los elfos la tratarían como reina… aunque existía una razón que le
daba esperanzas, aun cuando no quería sentir eso particularmente… posiblemente
ella lo extrañara, y estar en casa era como estar un poquito con él. Podía
entenderlo porque Nick había pensado igual cuando se tomó este tiempo fuera del
trabajo. El se había trasladado a Cartagena, donde por unos pocos meses había
compartido su tiempo con Miley, y habían disfrutado juntos una verdadera y
satisfactoria vida de pareja… habían reído, se habían maravillado de cada una
de las cosas que habían descubierto… se habían amado… Suspiró profundamente,
mientras el viento suave volvía a hacer travesuras con su larga cabellera. Cada
lugar tenía un recuerdo… aquí sobre la muralla habían fantaseado sobre
doncellas y piratas… recordaba la silueta femenina que brillaba con el sol de
la tarde, su cabello olor a manzanas… su cálido aliento en su oreja… sus besos,
su risa contagiosa… y todo el calor invadía su cuerpo al rememorar cada una de
las veces que hicieron el amor, sin importar el mañana…
Recordaba
aquella inolvidable noche de San Valentín, el principio del final del idilio, y
se le encogía el corazón por todo lo que significó para él…
-
"… eres mi prisionera
esta noche – dijo terminando la tarea. bajó lentamente, para besarle la frente,
y acariciar cada centímetro de piel que encontraba – vas a ser mía… - la miró a
los ojos – ¿quieres ser mía Miley? – esa pregunta encerraba miles de deseos.
Deseos de ser amado, deseos de compartir la vida con esa mujer a la que amaba
con todo su ser. Ella se contoneaba bajo el cuerpo masculino deseando acción.
- Si…
- jadeó – quiero ser tuya…
-
Tengo algo para ti – dijo separándose y alejándose de la cama. Aprovechó para
quitarse el resto de la ropa. Miley lo vio tomar el saco abandonado en el
sillón y sacar algo del bolsillo. Volvió a la cama, mostrándole un pequeño
estuche.
-
Nick…
- Me
negaba a comprarte una esclava… - dijo mientras abría el estuche y le mostraba
una delicada pulsera de esmeraldas y diamantes.
- Es
muy hermosa – dijo algo incómoda por la posición de las manos – pero será algo
difícil que la pongas en la muñeca – dijo sonriendo – desátame... – suplicó.
- No
mi pequeña ratita… - dijo riendo – eres mi prisionera… - tomó la pulsera entre
los dedos – de todas maneras no es para la muñeca… es para el tobillo. – Miley
no supo que decir – el joyero me dijo que es una tobillera, y que la mayoría de
los hombres en la antigüedad, la obsequiaban a sus mujeres para anclar sus
almas y unirlas. – Miley jadeó – por supuesto yo no creo en eso… – mintió –
pero, me gustó la idea de anclarte a mi vida…"
La risa
de una pareja que paseaba por la muralla, dándose besos y abrazándose con
exaltación, lo hizo volver a la realidad. Había olvidado que ese lugar en
particular, según el guía que contratara los primeros días de su escapada, le
había comentado que esa hora en especial de la tarde, los enamorados se
adueñaban del lugar y lo transformaban en un santuario romántico… El bufó
asqueado… aunque si Miley estuviera con él, echaría a todos esos idiotas que
llevaban a sus novias con el único fin de robarles un beso, enmarcados en un
paisaje afrodisíaco… "¡consíganse
un cuarto de hotel!", les habría gritado, pero no tenía derecho…
ninguno de esos pobres idiotas tenían la culpa de la tristeza que lo embargaba
cada vez que veía a una pareja feliz… y él, infeliz, estaba solo…
Volviendo
a aquellos días, que parecían no haber sucedido y solo formar parte de sus
secretas fantasías, recordó la cara de Miley al decirle que su regalo solo
tenía un único fin… follarla… qué estúpido había sido. Le había quitado
importancia al momento, cuando en verdad lo único que tenía en mente eran las palabras
del joyero y su historia sobre la unión de las almas, al colocar la tobillera a
la mujer… Y él la había comprado para ella, sin importar el precio, deseando
fervientemente que la leyenda se hiciera realidad…
Nuevamente
las risas de los enamorados… Miró alrededor. El sol prácticamente se estaba
zambullendo en el mar, dejándole a la inmensa extensión de agua un tono
brillante de fuego, brillante como su mirada, de fuego como su cabello. Toda
Miley era brillo, fuego y pasión… Volvió a perderse en ese paisaje. Pronto la
noche le ganaría al día y la misma oscuridad que se apoderaba de esa parte del
mundo se apoderaría de su cuerpo y de su alma… solo Miley volvería a traerle
claridad a su vida… solo ella. Suspiró. Ella estaba tan lejos… Fijó la vista en
el mar, mientras algunas lágrimas estaban a punto de romper el equilibrio
emocional de Nick. Trató de abstraerse de ese entorno tan romántico cerrando
los ojos, los pasos, las corridas de la gente y los murmullos al igual que las
risas se fueron apagando en su mente… estaba solo, sumido en sus recuerdos…
tratando de sobrevivir con lo poco bueno que había vivido con su esposa…
- Sabia
que podría encontrarte aquí… - Nick abrió los ojos sin atreverse a mirar hacia
donde escuchó esa voz. Tenía temor que su mente le jugara una mala pasada como
solía ocurrirle desde que llegara a la ciudad. No iba a ilusionarse como lo
hacía al principio. La realidad podía ser dolorosa… "es solo mi imaginación…
pensó. No esta aquí… es solo
mi mente… no está… solo es una ilusión, un deseo…"
- Un
deseo… una ilusión… – susurró.
- Paul
no tenía idea de donde te encontrabas… - volvió a decir la voz más dulce y
añorada en esos momentos… Volvió a repetirse que solo era una ilusión –
entonces me dijo que yo sabría… - pero parecía tan real – y entonces me decidí
a buscarte aquí… - Abrió los ojos cuando una mano cálida, le acarició la
espalda. Trató de que su respiración que se había acelerado desde que la
escuchara, se apaciguara un poco – y acerté… - se dio la vuelta para ver a la
mujer que había extrañado tanto tiempo… mirarla le quitó el aliento… estaba tan
hermosa. Tenía el cabello atado en una coleta, y un vestido con tiritas
floreado. La piel estaba un tanto tostada, pero no tanto como la suya. Sus ojos
azules abiertos por la sorpresa… el embarazo apenas le marcaba una ondulación
en el vestido, pero se evidenciaba en toda ella, en sus ojos, en su cabello, en
toda su completa humanidad. Volvió a cerrar los ojos con fuerzas y los abrió
inmediatamente. No era un espejismo. Ella estaba a su lado y le sonreía – Hola
Nick… - concluyó con suavidad.
- Bueno,
no era la bienvenida que Miley esperaba… tampoco era tan ilusa de pensar que
con sólo verla Nick se abalanzaría sobre ella, la abrazaría, como ella deseaba
que él la abrazara en esos momentos, y le diría con la voz quebrada por el
alivio y la angustia cuánto la había extrañado. Bien, no fue así. Nick estaba
allí, mirándola sin decir una palabra.
- Yo… -
Miley suspiró. Estaba tan cambiado. Tenía el rostro apacible, aunque se notaba
que estaba un tanto delgado – pensé que estabas en el resort…
- No… -
carraspeó – no estaba tan enchufado como para trabajar…
- Si –
dijo –Paul me dijo que estabas enfermo.
-
¿Enfermo? – dijo frunciendo las cejas.
- Si...
– dijo con un tono preocupado y mirándolo a los ojos, como tratando de
comprobar su estado de salud. Esa mirada insistente hizo poner nervioso a Nick.
Miley, en cambio, lo miraba y se maravillada de verlo tan diferente a como
estaba cuando se separaran. Aunque la última vez que lo había visto, había amor
en sus ojos, había esperanza en sus palabras cuando le hablara de amor, e
ilusión cuando le propusiera seguir con el matrimonio. Miley se preguntó si aun
esa declaración estaba en pie. Sin darse cuenta se acercó a Nick y sin querer
le rozó la frente con su mano. Nick cerró los ojos para no perder el control.
Era todo demasiado irreal para creérselo. Pero el toque suave de la mano cálida
de Miley le hacía darse cuenta que ella estaba ahí, aunque aun no había dicho
para qué. – No tienes fiebre…
- Estoy
bien… - dijo mirándola a los ojos – yo… solo era estrés… mucho trabajo… -
sonrió- Paul ha exagerado completamente mi decisión de tomarme unos días de
vacaciones…
- Pero…
- ¿Que
haces aquí? – Bien, la pregunta fue brusca, pero los sentimientos afloraban así
desde su interior y no podía controlarlos. Tenía que saber de inmediato el por
qué de su aparición, y por sobre todo, saber qué iba a hacer de su vida a
partir de este momento. Ella abrió los ojos sorprendida por el tono brusco – lo
siento… - suavizó la voz – es que tienes que entender que después de mas de
tres meses te apareces y…
- Fui a
buscarte…
- ¿Que?
- Yo… -
se acercó – yo fui a buscarte cuando me enteré que te alejabas de m… - iba a
decir "de mi", pero se corrigió a tiempo - de
Inglaterra – Estaba tan cerca que Nick podía sentir su respiración fresca en su
mentón. La recordaba exactamente así, pequeña, mirándolo con expectación, como
lo miraba cada vez que estaban juntos. Maldijo en silencio. – y no logré llegar
a tiempo… te habías marchado cuando llegué al aeropuerto.
-
¿Fuiste a buscarme? – dijo incrédulo...
- Si… -
dijo solamente y después hizo algo que a Nick lo sorprendió mas, rodeó la
cintura de Nick con sus brazos, y soltando un hondo suspiro apoyó su cabeza en
su pecho, absorbiendo todo el calor y el perfume del cuerpo masculino. – y
hubiera venido inmediatamente, si Remus no me hubiera detenido cuando estaba en
la estación de trasladores internacionales…
- ¿Qué?
- Si -
rió nerviosa, y el cuerpo de Nick acusó recibo de esa vibración, sintiendo que
la sangre lentamente comenzaba a calentarse y a recorrer cada rincón de su
cuerpo. – me ligué un sermón de mis padres… y bueno, después me enfermé…
- ¿Que?
– dijo alterado, y casi sin proponérselo levantó la mano para acariciar su
cabello. El olor a manzanas inundó los sentidos cuando en un arranque le soltó
la coleta, dejando que la manta suave y rojiza de su pelo comenzara a bailar al
compás de la brisa que venía del mar. – Remus me dijo que todo estaba bien… que
tu estabas bien… por qué…
- No es
culpa de Remus que no lo supieras… Yo le pedí que no te dijera nada, Nick. No
quería que tomaras una decisión obligado por las circunstancias…
- ¿De
qué carajo me hablas? – dijo separándose un poco y rompiendo la hermosa burbuja
que su aparición había logrado crear. Miley entrecerró sus ojos, Nick aflojó el
gesto para tranquilizarla. – ¿no es nada grave...?
- No –
dijo apoyando el mentón en su pecho para poder mirarlo a los ojos – solo fue
anemia perseverante… y el sanador creyó que era conveniente que me estabilizara,
para dejarme en paz - suspiró – yo quería venir a verte…
- Estás
aquí ahora – dijo mirándola – y aun no me has dicho…
- ¿Por
qué volviste aquí?
- ¿Por
qué crees? – ella sonrió, él también- si, este es en el único lugar donde hemos
estado bien… donde, al menos podíamos decir que éramos una pareja que la pasaba
bien…
- ¿Que
prácticamente éramos felices, no? – Nick tragó en seco. El no podría haberlo
dicho mejor.
- Si… -
susurró apoyando la mejilla en su pelo. La mano en la nuca se enredó en varios
mechones rojizos y fue bajando suavemente por la espalda. Necesitaba asegurarse
que no estaba soñando despierto. Había deseado tanto tenerla así, que hasta en
algún momento pensó que se volvería loco… loco de desesperación por desear
tanto lo que no tenía. Pero ahora ella estaba allí, y mierda si alguien iba
poder alejarlo de esa mínima posibilidad de ser feliz. Ni siquiera ella, podría
lograr lo contrario. Había esperado demasiado tiempo por su presencia, y no iba
a esperar más. - Era feliz contigo aquí… te tenía solo para mi… y… aquí
experimentaba la sensación de que me amabas, como te amo yo.
- Nick –
dijo tratando de separarse, pero él no lo permitió.
-
Dejemos de jugar Miley… – dijo serio mirándola a los ojos – estoy cansado de
buscar una pelea entre nosotros. Estoy harto de estar lejos de ti. No puedo
estar lejos de ti… te necesito tanto... Quiero tener la posibilidad de estar
contigo, acariciarte, acompañarte a donde sea… no me quites la posibilidad de
tener por fin una familia… te lo dije hace un tiempo, no quiero que mi hijo
crezca separado de mi...
- Nick…
-
Espera… -dijo alejándose y buscando la serenidad en el mar, que en esos
momentos comenzaba a oscurecer.
- No se
que es lo que esperas de mi.
- No
espero nada de ti… - se dio vuelta para mirarla – te lo he dicho miles de
veces, puedo amar por los dos. Nos llevamos bien… pasamos momentos felices,
hace tiempo que no tenemos encontronazos como al principio de nuestro
matrimonio. ¡TE AMO! ¿Acaso eso no importa?
- Si, lo
se… pero…
- Se que
me amas... – dijo tranquilo - en estos momentos que he permanecido alejado, he
tratado de analizar cada una de tus actitudes conmigo en este último tiempo que
vivimos juntos… y solo puedo sacar en conclusión…- la miró con ternura – tu me
amas…
- No…-
dijo abrazándose a si misma. La brisa fresca del mar, mas las palabras de Nick
la hacían sentir escalofríos. Fue ese movimiento involuntario que le mostró con
real evidencia a Nick cuanto había crecido su hijo dentro de su madre. Su
mirada se quedó prendida de esa parte de la anatomía de Miley, sorprendido, y
luego le dirigió a ella una mirada de suplica… ¡Diablos!, se había jurado a si
mismo nunca suplicarle a esa mujer, pero ahora se veía en la obligación de
hacerlo… Merlín, se tiraría al mar y nadaría hasta Inglaterra si con ello, lo
aceptaba nuevamente en su vida.
- ¿Por
que te fuiste? – solo atinó a preguntar - esa noche, dejé que te serenaras para
que tomaras la decisión correcta… cuando fui a buscarte… nunca imaginé que
fueras a marcharte sin decirme nada…
-
Lamento haber tomado esa desición… - respondió – Pero no podía quedarme allí y
darte una respuesta beneficiosa para ambos, Nick. – dijo serena –yo… cada
rincón de esa habitación me recordaba… no iba a darte una respuesta coherente
si me quedaba… - suspiró- no creí necesario comunicártelo… después, realmente
me sentí mal por hacerlo de esa manera…
- Cuando
fui a buscarte me sentí desolado.
- Yo…
fui una tonta… - se acercó – pensé que inmediatamente me irías a buscar… - bajó
la cabeza – y me equivoqué…
- Oh…
esa fue mi primera opción, créeme… ir, buscarte y traerte como el mas vil de
los trogloditas… -ella rió y su risa le hizo saltar el corazón de anhelo – pero
después de tres días de estar ahí, en la casa, como un zombi, me dije que sería
justo contigo si me comportaba como un pelmazo… y pensé que si tu habías
decidido marcharte, tu sola tenías que volver, si algo te importaba nuestro
futuro.
- ¡Y ME
IMPORTA, CABEZA HUECA! – dijo enojada, dandole un pequeño golpe en el brazo –
¡Merlín, acabo de decirte que corrí como una posesa, bajo la lluvia con mi
coche, solo para evitar que te alejaras de mi!
- No me
basta con que estés aquí… también necesito que me digas unas pocas palabras…
- ¡Nunca
lograras que te diga que te amo! – dijo y las lágrimas comenzaron a caer. – No
me obligues, Nick… porque no voy a decírtelo.
- ¿Por
que? –
-
Porque… - hipó angustiada. Nick se rebanaba los sesos tratando de buscar la
manera de refutar cualquier cosa que ella le dijera- porque… tu me dijiste que
una vez que lograras enamorarme, me dejarías… ¿acaso no te acuerdas?
- ¡Dios…
Miley! – dijo abrazándola y riendo como un idiota. Ella se apoyó en su cuerpo y
sollozó. Había añorado tanto sentirse protegida en los brazos de Nick, que
ahora que estaba así no quería abrir los ojos y darse cuenta que como siempre,
solo era un sueño – ¡He dicho tantas estupideces, a lo largo de nuestro
matrimonio, que no se por qué diablos me tomas en cuenta! – la besó en la
frente – Te amo… te he confesado hace meses, contra todo lo que creo en esta
vida, que te he amado desde el momento en que me di cuenta que eras la mujer
mas hermosa de la tierra… y nunca, a pesar de cualquier cosa que he vivido, he
sufrido, he odiado, y me he vuelto loco por cualquier situación, nunca he
dejado de amarte… ¿y tu solo recuerdas una conversación estúpida, de seguro
alimentada por una discusión, y solo con el propósito de hacerte enojar?
- Aunque
me digas que no es cierto… aunque me digas, que solo fue una tonta reacción a
mis hirientes palabras… no escucharás de mis labios decirte que te amo... – lo
miró con anhelo, de la misma manera que lo miraba cuando deseaba caricias,
amor. Nick no sabía como responder a esa confesión, y tampoco quería
aventurarse a decir algo por miedo a deshacer el clima esperanzador que lo
estaba envolviendo. Ella lo sorprendió, y lo obligó a no decir nada, cuando
rodeó su cuello con sus brazos y con una leve caricia de sus dedos a su negra
cabellera, lo obligó a bajar la cabeza, y a cerrar los ojos, mientras ella se
ponía en puntas de pie, y acercaba sus labios a los suyos. Nick dejó de
respirar, solo para dedicarse a disfrutar ese beso que le sabía a felicidad, a
ilusión y por sobre a todo a futuro. Cuando se miraron a los ojos, la atmósfera
había cambiado a su alrededor. Las luces de la muralla estaban encendidas y la
fresca brisa marina los obligaba a mantenerse abrazados. No podían dejar de
mirarse. – no me pidas eso, por favor…
- Está
bien – dijo acariciando suavemente su cuerpo, logrando que Miley contuviera una
exhalación. Pronto llegó a esa parte de su anatomía que había deseado ver
crecer, y sin que Miley lograra adivinar su próximo movimiento, se arrodilló y
posó sus labios en donde se anidaba su futuro hijo. – no exigiré las palabras…
- le dio un suave beso allí donde la barriga, se elevaba más, y luego otro y
otro más pequeño. Miley cerró los ojos un momento disfrutando esa caricia, y
luego lo miró, sin lograr contener el reflejo de acariciar su desordenada
cabellera – Porque esto, nuestro hijo, es una prueba de que no necesito las
palabras para darme cuenta de tu amor por mi… no necesito confesiones
obligadas, Miley – le acarició las manos – solo te necesito a ti y a nuestro
hijo… solo eso, y te prometo que desde hoy…
- No
quiero promesas, Nick – dijo ella sonriendo y acariciándole la mejilla y
deteniéndose en la curvatura de sus labios – solo te necesito a ti, conmigo a
nuestro lado. Lo que viene a nuestras vidas puede ser incierto… y no quiero
sentirme defraudada por promesas sin cumplir de parte de cualquiera de
nosotros. solo quiero vivir contigo y darnos una oportunidad.
- Está
bien, nada de promesas… oportunidades… - Sonrió - viviremos el día a día.- se
abrazó a su cuerpo apoyando la oreja en el vientre materno- solo déjame estar
un ratito así… te he extrañado tanto… - la miró – los he extrañado tanto… - se
levantó, y atacó los labios de Miley con todas las ganas de besarla que
acumulara durante esos meses sin tenerla a su lado. Un gemido bastante
sugerente de su esposa, unidos a unos fervorosos aplausos de distintos
transeúntes que paseaban por la muralla, los hizo volver a la realidad y
separarse, aunque no muy convencidos – será mejor que nos vayamos… estamos
dando un espectáculo… y gratuito.
- Si,
tienes razón – dijo ella risueña, mientras recorrían con prisa, la distancia
que los separaba de los distintos carruajes que esperaban por los turistas –
además me muero de hambre… - al llegar al lugar donde aparcaban los cocheros,
la ayudó a apearse, y dándole la dirección de uno de sus restaurantes
favoritos, se acomodó en el asiento, con el único propósito de abrazarla y a
mantenerla cerca. Le parecía increíble, que, horas antes a que ella apareciera,
estaba sumido en la mas asquerosa desesperación por esa mujer, y ahora la
tuviera así, sonriendo, acurrucada en sus brazos y haciéndolo sentir las mas
bonitas sensaciones. – ¿No pierde su encanto verdad? – dijo ella mirando los
distintos edificios de la ciudad. A Nick siempre le encantó esa mezcla entre lo
histórico y lo moderno que la ciudad les ofrecía.
- Miley…
– ella lo miró con atención – no quiero volver…
- ¿Que?
- No
quiero volver a Inglaterra…
- Pero…
- No,
escucha… - dijo tomando su mano y dándole un beso – Aquí hemos sido sólo tu y
yo… - miró su estómago – bueno ahora somos tres – sonrieron – pero me gustaría
que permanezcamos un tiempo por aquí… hay tanto para ver… y quiero compartirlo
contigo. – ella miro alrededor, la ciudad podía ofrecerles el santuario que
ellos necesitaban para consolidar su pareja. Estaban las románticas playas, su
arquitectura española, sus calles adoquinadas, y sus carruajes antiguos, unido
a la música tan alegre y contagiosa. Sonrió.
- Está
bien… - dijo volviendo al calor de sus brazos – quiero quedarme contigo donde
sea. Entiendo por qué me deseas permanecer aquí…
- Solo
quiero consolidar un poco esto que tenemos, antes de enfrentarme a la realidad.
-
Tendremos que buscar una casa… - Nick sonrió y le besó la cabeza
- Vamos
a pasarla bien, te lo… - Miley le puso la mano en la boca.
- Nada
de promesas… - le dijo haciéndole cosquillas con su aliento en la garganta,
para luego atacar esa parte del cuerpo masculino con suaves besos que hicieron
temblar a Nick.- ¡Y una casa en la playa!
- Okay,
nada de promesas… casa en la playa… lo que tú quieras… – la miró y le dio un
beso en los labios, un beso caliente y demasiado efusivo, que hizo gemir
inconcientemente a Nick. Luego al separarse, miro a su esposa con deseo, y
suspiró agregando – esto se siente tan bien… pero, si tienes muchas ganas de
comer, te ruego por favor que no mas de esa clase de besos –ella rió – he
estado añorándote por meses, y el poco autocontrol que tengo en este instante,
pende de un hilo… - Miley lo miró con asombro, para luego comenzar a reír a
carcajadas, contagiando a Nick. El cochero los miró un poco extrañado, pero
nada podía sorprenderlo de estos "raros
turistas," como solía
decir entre los compañeros de rubro. El traqueteo del carruaje continuó por las
pintorescas calles, cuyos balcones rebosaban de flores. La música tan alegre de
los distintos artistas inundaba poco a poco los distintos rincones de
Cartagena. Nick observaba este paisaje tan distinto a la fría Inglaterra.
Quizás la ciudad o la región era mágica, y lograba estos milagros, pensó
mientras apretaba más su cuerpo a Miley. Sonrió. No iba a perder el tiempo
buscando explicaciones para ese milagro en particular. El carruaje se fue
perdiendo entre las distintas callecitas del centro histórico de Cartagena.
- ¿Esto
es maravilloso, verdad Nick? – dijo ella mirándolo con ilusión.
- Ahora
si – dijo respirando profundamente – porque tu estás a mi lado.
Finite incantátem
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